sábado, 25 de abril de 2020

Breves en la cartografía cultural: Palabras atemporales de la teóloga uruguaya María Cristina Robaina (a raíz de una visita a Puerto Rico en el 2014)

por Carlos Esteban Cana

Por ello me duele tanto comprobar
cómo en algunas comunidades cristianas,
y aún entre personas consagradas,
consentimos diversas formas de odio,
divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas,
celos, deseos de imponer las propias ideas
a costa de cualquier cosa,
y hasta persecuciones que parecen
una implacable caza de brujas.
¿A quién vamos a evangelizar
con esos comportamientos?

Papa Francisco
Evangelii Gaudium, 100
 

Cuando el fraile dominico Yamil Samalot OP, se dirigió a los presentes sintetizó el sentir general de quienes escucharon atentamente a la teóloga uruguaya Maria Cristina Robaina stj. Por espacio de dos horas Robaina interactuó con la audiencia en una conferencia titulada La profecía del diálogo, germen de comunidades nuevas.

“A la verdad que ha sido un banquete de teología narrativa. Ella como buena Teresiana que es, nos ha hecho meternos en las profundidades de lo que es la misma vida de Dios, que es la vida de comunión, que es la vida de amor, que es la vida de unidad. Con estos mensajes del Evangelii Gaudium que María Cristina ha compartido esta noche nos da a entender que nuestro primer anuncio es la amistad entre nosotros y que en la medida que en nuestras comunidades vivamos la comunión el mundo va a creer.  Esas son las palabras de Jesucristo”, así lo manifestó Samalot, quien fungía como Director del Centro de Estudios de los Dominicos del Caribe (CEDOC) en aquel momento.

Ante la relevancia de tal conversatorio, que sucedió el 3 de septiembre de 2014 en el Aula Magna fr. Félix Struik, O.P. en la mencionada Escuela de Teología de la Universidad Central de Bayamón, comparto algunas de las reflexiones que María Cristina Robaina stj obsequió esa noche.  La teóloga uruguaya había sido invitada al País por la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Puerto Rico que efectuaba para esos días su asamblea anual.

*****
María Cristina Robaina: "El tema que me sugirieron es el de la Profecía del diálogo como germen de las comunidades nuevas, esta convicción está vinculada a La Conferencia Latinoamericana de Religiosos (LACLAR), que es desde donde yo quisiera compartir especialmente. La Conferencia LACLAR tiene como horizonte inspirador en este periodo 2012-2015, este lema: “Escuchemos a Dios donde la vida clama”.

Hago el planteamiento, desde la convicción profunda que tenemos, como religiosos y religiosas, que es en el diálogo y en la escucha donde se da el terreno fecundo para el surgimiento de esas comunidades nuevas que estamos necesitando ser y vivir.

Pensando en este encuentro me estaba acordando de la Era de los dinosaurios. Bueno, en aquella Era, en la mesozoica, los dinosaurios parecían que se comían el mundo, que ellos dominarían, que serían el futuro de la vida.  Sin embargo, los estudios paleontológicos han encontrado que antepasados de los marsupiales -esos pequeños roedorcitos con sangre caliente que eran el comienzo de lo que hoy son los mamíferos- andaban entre las patas de los dinosaurios viendo cómo hacían para que los dinosaurios no los aplastaran.  Y si hubiéramos visto aquella escena de hace 80 millones de años seguramente hubiéramos apostado que la vida continuaría con los dinosaurios gigantes, por su poder y potencia, su capacidad ofensiva y defensiva que los hacía aptos para dominar el planeta.  Y resulta que aquellos otros chiquititos que andaban medio escondidos, medio correteando, medio viendo cómo sobrevivir, desde una debilidad biológica real, esos fueron los que dieron continuidad a la vida.  Así nosotros tenemos muchas maneras de entrar en la realidad que tanto nos confronta.  Quizás tengamos que atender a donde están los marsupiales, donde está esa debilidad vital que, sin embargo, tiene la potencialidad y el futuro dentro de sí.

Se habla de cambio axial, sin embargo si le ponemos nombre a esa experiencia interior que vivimos, personalmente y como comunidades, como pueblos, verdaderamente lo que estamos viviendo es una transformación, una metamorfosis.

Hay una imagen semejante que es muy expresiva, en esas cuatro formas de este mismo ser vivo: el huevo, la larva, la crisálida y la mariposa. Si no hubiéramos observado el proceso de transformación, sería difícil asociarlas.  No será que vamos a tener que empezar a identificar entre nosotros y nosotras, larvas, crisálidas que parecen que estuvieran muertas, que están ahí quietitas, encerradas en una cáscara dura y parece que eso es algo vivo.  Y un día se produce aquel milagro de que la crisálida se rompe y sale volando una mariposa.  Realidad y transformación.  Aquí la primera pregunta es: ¿con qué mirada vamos a entrar en esa realidad?

En primer lugar, quizás necesitamos la toma de conciencia de que entramos en un Misterio.  Que lo que llamamos realidad con tanta naturalidad y con tanta insistencia y la aplicamos a tantas cosas es un Misterio, y más Misterio si es una realidad que está en permanente transformación, y más Misterio si la realidad tiene componentes tan diversos como nosotros y nosotras, que vivimos de manera asincrónica esas transformaciones.  Por lo tanto se hace muy difícil poder catalogar y decidir éste por acá y éste por allá y otro por allá.  Como que la realidad nos pide una entrada humilde, una entrada de quien está aprendiendo, con esa conciencia además sistémica de un mundo complejo en que todo se conecta con todo.

Raimon Pannikar que tiene un libro último que se titula  “La puerta estrecha del conocimiento”, cuando se refiere a la puerta estrecha del conocimiento está hablando de la que menciona Jesús: “Pocos son los que entrareis por ella”.  Y Pannikar nos dice que para acceder a la realidad, para conocerla, para poder entrar en ella necesitamos tres llaves: razón, fe y sensibilidad.

La razón solo nos ofrece una serie de explicaciones.  La fe nos traslada a algo que trasciende lo que nuestra pobre razón llega a poder captar, pero además necesitamos de la sensibilidad.  Dicho de otra manera, sólo la persona integrada, desde su sensibilidad, desde la racionalidad y desde la fe, y pudiendo integrar dentro de sí misma esas diversas miradas o experiencias de lo real, sólo así logramos ese ‘click’ que abre la puerta, que es la puerta de la sabiduría.  Es el verdadero contacto íntimo con lo real que no siempre es expresable pero ciertamente experimentable.

Ya no es ‘lo real’, es nuestra capacidad de poder tener empatía, sintonizar, tocar algo de lo que el otro percibe, y de lo que podemos construir juntos y juntas.  Esa es la Profecía del diálogo que genera comunión, que genera comunidades nuevas.

Pero el tema es: ¿Qué estamos y no estamos dispuestos a ver y no ver de la realidad? Percibimos lo que queremos percibir y no percibimos lo que rechazamos. Hay un Misterio allí en la percepción de lo real.  Vemos y no vemos. Bueno, podemos preguntarnos: ¿Qué tiendo a ver en la realidad? ¿Solamente los dinosaurios o solamente los marsupiales?  Y en ese ejercicio, cómo me siento ante lo que veo y, simultáneamente, qué dejo de ver.

De hecho, así, como tocando nuestro corazón y situándonos en esa transformación de lo real uno mira en perspectiva su propia vida, y somos otra persona pero también somos la misma.  En determinados momentos las cosas se ven así, de esta manera por acá.  Pero resulta que hoy somos conscientes de tantas experiencias y realidades humanas y humanizadoras que están más allá de nuestra compresión y de nuestras instituciones y que hablan al corazón del hombre y de la mujer; que conmueven el corazón de la gente, que movilizan a las personas.  En esa extrema diversidad del Espíritu está la imagen y semejanza de Dios en lo humano; en esa diversidad en todo.  Tan compleja, tan a veces difícil de vivir y de convivir; ahí es donde tenemos la puerta de la sabiduría, y ahí es donde tenemos que ver esta invitación:

Dejarnos fecundar por la diversidad del Espíritu, nos supera.

Y ahí hay una palabra que El Señor está pronunciando:

Para poder entrar en la realidad con sabiduría necesitamos una conversión profunda en dos claves: personal y pastoral. Y Aparecida (texto final de la V Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Aparecida, Brasil, del 13 al 31 de mayo de 2007) las describe, pero sobre todo también nos pide entrar sin excusas, entrar decididamente con todas las fuerzas en los procesos constantes de renovación misionera y abandonar estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe. Por lo tanto, previamente, entrar sin excusas y decididamente en la realidad con otra mirada, con otra actitud, con otra disposición en la macro realidad y en la micro realidad de mis diálogos con los cercanos, con aquellos con los que convivo, con los que comparto, con los que proyecto, con los que evalúo, con los que analizo.

Escuchar La Palabra, esa actitud de escucha, esa actitud de escuchar a Dios donde La Vida clama me abre el corazón para escuchar los susurros de La Palabra en medio de esas realidades humanas, ante las cuales me quedo en actitud contemplativa, mirando en profundidad, entrando en ellas por la puerta de la sabiduría.  No solamente por lo que entiende mi razón, sino por lo que intuye mi corazón y lo que me revela la fe de aquella situación.  Entonces sí que estamos en la Profecía del diálogo porque estamos viviendo la Profunda Escucha que es, no solamente la premisa de Diálogo sino el elemento constitutivo para que se genere La Comunión.

Hoy, (el Papa) Francisco habla mucho de la Escucha y habla mucho de la Cultura del Encuentro.  Es que el diálogo está bastante desprestigiado, porque a veces llamamos diálogo a cualquier cosa.  Uno tiene que percibir hasta qué punto esa instancia en que yo digo “dialogamos”, en que yo nombro “dialogamos”, genera, produce un encuentro; conmueve, transforma, es una Experiencia de Comunión.  Este es el ícono con el que LACLAR nos invita en este periodo, en este tiempo: a entrar en la comunidad de Betania como comunidad.

Betania nos ofrece una riquísima experiencia de comunidad.  Comunidad de amor, corazón de humanidad. Pero también entendamos que nuestras comunidades tienen algunos personajes más. ¿Cuántos personajes hay acá? Jesús, Marta, María y Lázaro. Bueno, resulta que nuestras comunidades son además de todo esto (‘Casa de Encuentro, Comunidad de Amor, Corazón de Humanidad’), como toda relación humana, nuestras comunidades también son lugares de conflicto.  Y el desafío es la Escucha del conflicto, a ver por dónde viene la cosa.  Antes de empezar a defenderse y decir ‘porque tú, porque yo, porque él’, captar qué es lo que está sucediendo…

Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.

Evangelii Gaudium, 20

Y a veces la periferia está dentro de casa, la periferia está en la casa del vecino, la periferia está… Porque reconozcamos, estos personajes los vemos como separados pero también nos habitan a cada uno de nosotros y de nosotras.  El conflicto también nace dentro de nosotros. Jesús es también Presencia en nuestro corazón.  Marta y María, Lázaro, son modos de Ser, modos de estar. Son sentimientos, son realidades: Lázaro la fragilidad ¿verdad?; Marta y María, la literatura las ha situado a veces de una manera contrapuesta, sin embargo son actitudes, protagonistas interiores que nos habitan; no solamente a nivel externo sino interno.  Todas y todos somos causa de conflicto para otros.  Ahí está donde se nos pide que pongamos nuestra energía en sumar y salir hacia las periferias de lo humano.  Y salir de la propia comodidad…

¿Por qué Jesús podía convivir con Judas? Porque veía en él un hijo de Dios confundido, en el que se había opacado la comunicación con el Padre; la experiencia de la bondad del Padre.  Era Jesús, el Maestro, que vive en nuestras comunidades, que acompaña y que nos sigue enseñando si lo dejamos, si escuchamos, si escuchamos el susurro de La Palabra de Dios en las palabras del otro que me genera conflicto porque sé que es un hijo a quien el Padre ama entrañablemente; desde ahí puede nacer la Profecía de la comunión, sino son palabras huecas.

Aprender a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, aprender a sufrir en un abrazo con Jesús crucificado cuando recibimos agresiones injustas e ingratitudes y dar el paso al perdón.

Redescubrir el gusto de estar juntos –muy bien las redes, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, la dirección espiritual por Skype, todo muy bien- pero qué lindo que estemos acá juntos, que compartamos, que celebremos, que nos lloremos juntos, que nos enojemos, que celebremos los cumpleaños, que compartamos incluso los mosquitos estos que nos andan picando…


Y otra vez, así en la inspiración de esta comunidad de Betania, que es una inspiración de La Palabra de Dios, teniendo en cuenta todas estas dimensiones que nos habitan y habitan nuestros vínculos interpersonales.

Una manera de conocer la calidad de nuestros vínculos es si conocemos cuáles son algunas de las heridas de nuestros hermanos y hermanas que consideramos compañeros de camino, compañeras de camino.  Si alguna vez les hemos escuchado de corazón, porque el corazón habla en eso que les duele, se escapa en los intersticios de las comunicaciones, los gestos.  Es importante tener presente cómo sentimos, cómo actuamos, cómo reaccionamos ante las heridas de nuestros hermanos, porque a veces las heridas de nuestros hermanos ponen en carne viva las propias… No es sólo que nos canse escucharlos, es que a veces no queremos escuchar porque no queremos acordarnos que a mí me pasó tal cosa…  Por eso acá la pregunta correlativa es qué hacemos con nuestras propias heridas, nuestras experiencias de vida; vamos a ponerles nombre. Las heridas que van siendo glorificadas y resucitadas como las de Jesús.  Las heridas de las que viene nuestra crucifixión y nuestra muerte, pero de las que renace la Gloria, la Resurrección y la Vida.

De lo que se trata es de vivir los vínculos que tenemos, esos mismos espacios de comunidad, desde una dimensión de profundidad, de contemplación, de escucha; de esa ascética, de ese acoger al otro… Lo importante es que le pidamos al Señor la Gracia de descubrir todos los marsupiales, los marsupialitos que andan por ahí entre nosotros; que no nos dejemos impresionar por los dinosaurios…

Lo importante es que descubramos lo mucho que el Señor hace entre nosotros, y que nosotros lo estamos haciendo para humanizar la vida y para que de verdad nuestras vidas sean una profecía viviente; que eso es nuestra comunión, la Primera Profecía.  La Profecía imprescindible que como cristianos tenemos que anunciar al mundo, que es posible amarnos y que es posible ser hijos de un mismo Padre".


Comunidades de Amor “en salida”
Powerpoint por
María Cristina Robaina stj
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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como ConfesionesSólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

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