lunes, 30 de septiembre de 2013

Perspectivas generalizadas


por  Caronte Campos Elíseos



Estando yo en uno de mis peores días, esos en que las voces que escucho constantemente se multiplican, me fui a pasear por el Viejo San Juan.  Animado por una de esas voces, me senté en la orilla de una de las murallas de la Puerta de San Juan.  Entre los gritos y sollozos de unas y los vítores y porras de otras para que saltara, escuché una voz sobresalir como un rugido diciendo: “Mira las cosas desde otra perspectiva”.   Me contuve al instante de zumbarme al vacío y sin entender el mensaje detrás de esas palabras, me puse a observar la vista que tenia de frente.  El mar bravío y el cielo azul claro, lucían espectaculares (por el vértigo tuve que bajarme de mi elevado asiento).  Me senté en un banco del paseo La Princesa a ver caminar los parroquianos.  Pensaba en aquellas palabras que escuché estando en la cúspide de aquella muralla, y trataba de descifrar algún sentido en ellas.  Escudriñando el término, “perspectiva”, vienen a mi mente varias cosas.  Entre ellas, uno de los religiosos más prominente de este país.  Ese que eleva su clamor al cielo cada año y que se opone, precisamente, a la política pública del gobierno de querer incluir en su currículo de enseñanza una perspectiva de género.

Yo no entiendo mucho sobre este asunto de la perspectiva de género (ni de otros tantos tampoco).  Lo poco que he escuchado de los expertos (trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras, orientadores, entre otros), es que esta estrategia va dirigida a cambiar la educación que reciben los niños en materias de comportamiento social.  En una sociedad en decadencia y miseria intelectual (de lo cual yo soy una estadística), hace falta voluntad para implementar medidas que atajen, no los problemas sociales en concreto, sino más bien la raíz y las causas que los originan.  Vivimos una perenne pretensión de desarrollo y de avanzada que nos lleva a ignorar la realidad de nuestros días.  Actuamos como país de primer mundo, como cuna de democracia, como símbolo de igualdad y justicia y como el segundo pueblo elegido por el mismísimo Dios.  Pero en el fondo, en lo más profundo de nuestros corazones (si es que tiene profundidad tal), somos la antítesis de todos esos “ideales”.  Para muestra, basta con que los medios mencionen la palabra “género” para que todos los neoconservadores, fundamentalistas, cristianos, y alguno que otro miembro de la falange boricua o del Opus Dei, salgan de las catacumbas a defender a la “iglesia perseguida”.  Utilizan como lanzas envenenadas con sus dogmas religiosos y posturas retrogradas, la familia tradicional, los valores cristianos, y la utopía social.  Nos confunden con su interpretación sobre el significado del término en cuestión.  Y es que para estos especialistas en distorsión semántica, hablar de este asunto es dar paso a la aceptación de las conductas lésbicas-homosexuales. 

Nada más lejos de la realidad.  Independientemente de los anacrónicos berrinches frente a las cámaras de televisión y a los micrófonos de la radio y los altares, la comunidad LGBT ha demostrado ser un constructo social donde sus miembros (de membresía o participación) exhiben mayor grado de respeto hacia la inmensa mayoría de los estatutos sociales establecidos.  Pero con una población tendenciosamente machista (incluso del lado femenino), con diferencias abismales entre hombres y mujeres, hace falta un nuevo enfoque educativo al respecto.  Más allá de continuar con las perspectivas generalizadas en las que vivimos, debemos hacer un análisis exhaustivo sobre la cotidianeidad de nuestro entorno.  Gran parte de estas visiones añejas y rezagadas son, en la mayoría de los casos, falacias institucionalizadas (por los gobiernos, por la religión, por las corporaciones, o por todas las anteriores).  Nos han criado y hemos crecido con el pensamiento y la apariencia democrática de igualdad entre hombres y mujeres.  Nos han adiestrado para que pensemos que el feminismo logró su objetivo principal, equipararse en condiciones, trato, derechos, y en beneficios con el “sexo fuerte”.  Ha funcionado a tal magnitud este sistema doctrinal, que el propio “sexo débil” (y el más capaz e intelectual, si me utilizo yo mismo como barómetro), no se ha percatado que ser mayor en número o cantidad no necesariamente significa obtener avances o  ganar ventajas.  Tan es así, que ellas mismas se oponen a que se eduquen sus  hijos con énfasis en la equidad y justicia para todos.

Aunque los gobiernos de turno (cabe señalar que este problemas es de varias décadas), intenten solapar el escenario real con políticas públicas, leyes, reglamentos y hasta con procuradurías maniatadas, la verdad aflora en cada instancia de la propia vida.  Ciertamente, una mujer puertorriqueña puede cargar tantos estigmas como Jesucristo en su Cruz.  Mujer, negra o jincha, gorda o esquelética, de baja estatura, pelo malo, senos pequeños o excesivamente grandes, son solo algunos de los signos del discrimen por género, que genera nuestra sociedad enferma.  Habrá quien diga que “los hombres machos cabríos” tienen sus propios  sellos.  Pero, y aunque cualquier modalidad de discrimen es inmoral, estos no comparan con el detrimento que ocasiona en nuestra sociedad, las marcas puestas en las damas.  No por el solo hecho de que son “mujeres”, sino porque sobre ellas recae en gran medida la crianza de los futuros ciudadanos y las riendas de llevar, mantener y dirigir un hogar.


Toda esta sintomatología ha provocado que tengamos una población femenina con baja autoestima, creencias machistas y tendencias de sometimiento masculino.  Es decir, que un gran porcentaje de las mujeres boricuas, ven como normal y bueno su lugar en la sociedad; y dan por sobreentendido y como correcto la inequidad entre los géneros.  Por ejemplo, desde la perspectiva laboral, existen mujeres que aceptan trabajar en igualdad de condiciones y funciones que los hombres.  Esto, aunque no generen lo mismo en materia de compensación salarial y beneficios marginales.  Simple y llanamente por ocupar un puesto con un título que antes ostentaba u ostenta un hombre.  Sin mencionar que todavía existen personas que piensan que la mujer salió de la costilla del hombre para criarle los hijos, limpiarle la casa y cocinarle los antojitos.  Y que el llamado a llevar el pan de cada día al hogar es el que salió del barro (y de paso, si ve oportunidad se come la manzana fuera de la casa).  Desde la perspectiva salubrista, ¿cuantas veces no hemos escuchado a un macho decir: “mi mujer tiene que buscar una ginecóloga mujer”? (expresión redundante, creo yo).  Pero mucho peor es escuchar, y lo he escuchado: “mi marido quiere que busque una ginecóloga mujer” (patética expresión, creo yo).  Desde la perspectiva social, basta con buscar cuantos hogares y refugios existen para mujeres maltratadas; a cuánto asciende la cifra de casos reportados por violencia doméstica; a cuántos ascienden los no reportados a las autoridades; cuántos de estos terminan en la muerte de una madre o jefe de familia. 

Las perspectivas generalizadas nos han llevado a mirar erróneamente los resultados de estrategias mal enfocadas.  Esfuerzos dirigidos a espabilar las mujeres, en lugar de desarrollar controles emocionales en los hombres (yo no tengo ningunos).  Años perdidos educando mujeres para que se protejan, para que se cuiden y se defiendan.  En lugar de educar hombres para que respeten la igualdad entre ambos géneros.  Educamos mujeres para que se sometan sumisas a la voluntad de sus respectivos esposos, y a estos para que se den a respetar, aunque sea utilizando la “fuerza bruta” (en algunos casos, como el mío propio, lo relacionado a la brutalidad es literalmente hablando).  Solo imagínese, usted amigo lector, yo sentado en esa banqueta bajo este sol caribeño con sus 110º de intenso calor.  Entre la locura tropical ya diagnosticada, el delirio y la deshidratación causada por la exposición solar, vuelve el pensamiento del “gran hombre de dios”.  Este señor, y otros que pertenecen a distintas facciones del cristianismo insular, han tergiversado los propósitos de la educación con enfoque en la perspectiva de género.  Con su odio visceral hacia la comunidad LGBT, han confundido a todos los incautos creyentes que les siguen.  Han esparcido como virus contagioso, el pensamiento homofóbico de que esta perspectiva de género es sinónimo de consentimiento a conductas anti-cristianas.  Estos oportunistas de los atriles, han relacionado el término sociológico con sus principales discursos de miedo y sometimiento de sus feligresías.  Predicar y vociferar a los cuatro vientos que la aceptación de este nuevo enfoque educativo seria institucionalizar el aborto, las relaciones homosexuales, atacar la familia tradicional, atentar contra el matrimonio en su forma clásica (sí, acepte de una vez que hay diversas clases de matrimonios), destruir la niñez e inocencia de nuestros hijos, y como signo de los últimos tiempos. . . es una ingente bestialidad (esta vez, aunque aplica,  no hablo de mí mismo).  Cualquiera puede pensar que para estos personajes pseudo divinos, son mucho más importantes sus intereses personales y sus fuentes de ingresos, que el bienestar general.

Sé que no es relevante para este tema, pero no aplica el mismo concepto demonizado para los escándalos recientes de la propia iglesia.  Pornografía infantil,  el delito atroz de la pederastia, relaciones sexuales entre seminaristas, monjas corruptas y estafadoras, y los esquemas concebidos para ocultarlos.  Sumado a las acciones tomadas para evadir la responsabilidad social de cada ofensor, ocultándolos bajo las sotanas de Roma.  Sin mencionar los hijos no reconocidos y las esposas abandonadas a su suerte, de algunos pastores prominentes y siervos de dios.  No creo que sea por bestias o ignorantes (aunque puedo equivocarme, como siempre), que estos apóstoles modernos mantengan un estatus y calidad de vida muy superior a la de sus fieles ovejas.  Más bien me parece que el poder de palabra de estos cruzados tardíos, ha logrado cautivar las mentes de sus asiduos oyentes.  A tal grado dominan su apalabrado poderío, que tantos inocentes consagran sus vidas a las mentiras destiladas desde el pódium.  No se percatan las devotas audiencias que más allá de las esperanzas apocalípticas que ventilan dentro de los templos, tenemos urgencia de resolver y paliar nuestra destrucción social.  No podemos sentarnos a esperar que Cristo regrese a llevarse a unos cuantos bendecidos.  Al ritmo que vamos, cuando llegue la segunda venida (lo dice la biblia, no lo digo yo), no va a quedar nadie para ser arrebatado.

La estructura social se ha transformado.  Ha evolucionado junto con nuestras costumbres, cultura y vida colectiva.  El curso que ha tomado se ha distanciado de lo establecido por decenios.  La familia actual no es la conocida como la tradicional.  El matrimonio se ha convertido en una experiencia de convivencia (para mí, ni lo uno ni lo otro).  El Estado no es como lo concibió San Agustín y el Gobierno no es como lo describió Tomás Moro.  Incluso la Iglesia, no es como la dirigió el llamado Mesías.  Sin mencionar al Padre Antonio y su monaguillo Andrés y a Martin Lutero, que murieron con unas expectativas sobre su fe y sus creencias.  Si vieran en lo que se ha convertido todo por lo que entregaron vida y sangre, pudiera sobrevenir el arrepentimiento.  Sobre la marcha el ser humano ha desvirtuado su existencia.  De lo que se trata esta perspectiva de género es, de darle a nuestros niños herramientas para distinguir entre los roles que cada uno debe asumir, en su momento, como ciudadanos de una nación.  Desarrollar en ellos los valores de la justicia, igualdad, entendimiento y tolerancia.  Al fin y al cabo, estos son valores cristianos igualmente bíblicos.  Inspirar el respeto al prójimo sin distinción de personas, sin discrimen ni estereotipos.  Sembrar en sus corazones la creencia de una humanidad creada en igualdad de condiciones.  Con diferentes igualdades, pero con un sentido de hermandad y cordialidad.  Colocar la equidad como punta de lanza para el futuro.  Dejando atrás todos los discursos y predicas divisorias que fomentan las disputas y exacerban los males sociales.  La esperanza (si es que a usted le queda alguna) debería ser que los dirigentes que se saben influyentes en las vidas de tantos puertorriqueños asuman una postura ecléctica que fomente la convergencia de puntos de vistas y la búsqueda de soluciones reales y factibles.

Justo en el momento cuando llega a mi mente este pensamiento positivo de ilusión poética, escucho la voz tosca gritar nuevamente: ¡Despierta ya!.  Abrí mis ojos y me encontraba acostado en la banca del afamado paseo.  Mareado, sudado y con un aroma a ron de la tierra (como siempre) me levanté, recogí algunas monedas y periódicos que habían dejado varios transeúntes, y seguí mi camino.  Al final del día, mientras no tengamos voluntad, valor y firmeza para dar pasos hacia al frente en nuestra lucha con nosotros mismos; mientras no dejemos atrás el miedo a los cambios y apartemos de nuestro pensamiento las perspectivas generalizadas. . . seguiremos viviendo de falsas expectativas.

¡Levántate y anda!   


martes, 24 de septiembre de 2013

POETAS DE 15 PAISES EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK

por Carlos Esteban Cana
Servicios de Prensa Cultural


La Gran Manzana se viste de gala en el mes de octubre con la celebración del Festival de Poesía en la Ciudad de Nueva York. En esta ocasión, Poetas de 15 países fueron invitados para figurar en la efeméride que organiza Latino Poets de New York.
  
Para esta segunda edición del Festival, los escritores compartirán su poesía con la comunidad niuyorquina en diversos espacios culturales y cívicos como la Librería Barco de Papel, The New School University, El Consulado de El Salvador o Columbia Secondary School. La inauguración del evento se efectuará el 9 de octubre, en la sede del Festival, el City College For Worker Education, a las 6:00 pm.

Karla Coreas
Acerca de la importancia del evento, Karla Coreas, poeta salvadoreña, fundadora de Urpi Editores y directora del Festival, manifestó: “Queremos que crear un evento que integre la escritura hispana en los Estados Unidos con sus pares latinoamericanos. Nuestro esfuerzo este año es consolidar el Festival Latinoamericano de Poesía en la Ciudad de Nueva York, dentro del circuito de festivales y encuentros literarios más importantes del continente y de la lengua Española en general”

A continuación, Servicios de Prensa Cultural comparte con los lectores del editor Caronte Campos Elíseos, la lista de escritores invitados. No quiero concluir sin dejar de agradecer por este medio el privilegio que me otorgan los organizadores del evento, al incluirme en un grupo tan selecto de escritores. Honrado. Larga vida a la poesía. Larga vida a la creación.


POETAS INVITADOS:

  • Alejandro Urizar -Guatemala
  • Amir Or -Israel
  • Aurora Arias -República Dominicana
  • Basilio Belliard -República Dominicana
  • Carlos Esteban Cana -Puerto Rico
  • Carlos Velásquez -Colombia
  • Carmen Molina Tamacas -El Salvador
  • Diego Rivelino -Colombia
  • Enrique Winter -Chile
  • Graciela Rincón -Colombia
  • Isabel Cadenas -España
  • Isabel Zapata -México
  • Jacqueline Herranz Brooks -Cuba
  • Jeremías Marquines -México
  • Jesús Bottaro -Venezuela
  • Juan Sobalvarro -Nicaragua
  • Kenny Rodríguez -El Salvador
  • Leticia Luna -México
  • Lilia Gutiérrez Riveros -Colombia
  • Mairym Cruz Bernal -Puerto Rico
  • Mariela Dreyfus -Perú
  • Marta Leonor Gonzáles -Nicaragua
  • Miguel Falquez-Certain -Colombia
  • Otoniel Guevara -El Salvador
  • Ramón Javier Ayala -México
  • Ricardo Ballón -Bolivia
  • Sergio Andruccioli-Argentina
  • Xanath Caraza –México




Para más información:
Twitter: @latinopoetsny
Email: latinopoets@gmail.com 
Phone: 347-481-1452
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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.  

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

viernes, 20 de septiembre de 2013

!!DESPIERTA YA!!

por Jean D. Pagán Dávila


El mundo siempre ha sido un lugar peligroso, pero no sé por qué siento que ahora es que estamos corriendo peligro. ¿Será porque a la nación de la "libertad" y la "seguridad" se le está cayendo el teatro y la farsa de que "no hay nada de qué preocuparnos"? ¿Qué más allá de estar preocupados por tener el ultimo “Smartphone” o bajar la última canción de nuestra banda favorita no hay nada que tener en mente; ni nuestras propias vidas, ni las de los seres que amamos?  No estamos preparados para nada porque estamos muy ocupados viendo películas fantasiosas que nos hacen pensar que en el mundo real no existe el peligro, que el peligro solo existe en cuentos y por allá lejos por el medio oriente donde vive esa gente que "no nos importa".  El cuento es en el que vivimos todos pensando que somos intocables.  No estamos seguros del resto del mundo, porque nosotros SOMOS parte de ese mundo.

No es cuestión de entrar en pánico y salir corriendo como gallinas locas sin control alguno.  Es cuestión de estar preparados; de saber realmente en la clase de mundo en la que vivimos.  De saber quiénes son la clase de gente que nos "gobierna".  De dejar ese estado de zombi en el que nos tienen, negando y negando todo lo que tememos que puede ser real, negando que hay cosas horribles pasando.  Negar no va a salvar tu vida ni la de los tuyos.  Es tiempo de velar por los que nos rodean, de ayudar a quien nos necesita SIN interés alguno, armarnos de valor, aceptar que como humanidad hemos metido la pata y tratar de enmendar nuestros errores.  Dejar la indiferencia, el egoísmo, discriminación, separatismo, ignorancia, inmadurez, codicia y todos esos males que dominan a nuestra raza.  Es tiempo de cambiar, pero esta vez, para BIEN, y así, ¿quién sabe?... Tal vez sí quede esperanza para nosotros.


Tal vez surjan MEDICOS que se enfoquen en sanar, ayudar y buscar las curas a esas EPIDEMIAS que arrasan con tanta gente hoy día en lugar de lucrarse a cuestas de la vida de otros.  Tal vez surjan POLITICOS que solo quieran el bienestar del pueblo; hombres y mujeres incorruptibles en cuyos corazones reine la paz y así acabar con estas GUERRAS que inundan con tanta sangre nuestra Tierra.  Tal vez surjan VISIONARIOS que se dediquen a innovar para el bien de las personas y la Tierra.  Que creen formas de compartir nuestros bienes globalmente y así combatir la HAMBRUNA que cobra incontables vidas, mientras otros se hartan demás.

!!DESPIERTA YA!!  No es una fantasía que vivimos en un mundo lleno de MUERTE y PELIGRO.  Pero tampoco es una fantasía que aún hay ESPERANZA.  Hay que saber sobrevivir en este mundo y mientras lo hacemos hay que aprender a hacer no de este mundo, sino de nuestra raza (humana), una mejor.

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Jean D. Pagán Dávila – Nacido en el pueblo de Bayamón y criado en Cataño desde entonces. Amante de las artes, especialmente la ilustración, música y escritura.  Estudió en Atlantic University College donde se especializó en las artes gráficas.  A parte de sus estudios, se ha empeñado en aprender por cuenta propia todo aquello que más le apasiona.  Participó en el grupo de jóvenes de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en Cataño donde sirvió a la comunidad y juventud del pueblo por varios años.  Fiel partidario de la justicia social y la paz mundial; dos de las principales inspiraciones de sus escritos.

martes, 17 de septiembre de 2013

Con la audiencia cautivada: Carol Moldaw y Diane Raptosh en el Reading Room del Parque Bryant

por Carlos Esteban Cana
Servicios de Prensa Cultural

Las poetas Carol Moldaw y Diane Raptosh fueron las escritoras invitadas en la más reciente edición de Word  for Word Poetry, serie de recitales al aire libre que se ofrece en el Parque Bryant de la Ciudad de Nueva York. El evento sucedió el pasado 10 de septiembre.

Diane Raptosh
Ante una audiencia inmersa en cada poema, Carol Moldaw leyó poesía incluida en So late, so soonantología que reúne lo más representativo de una obra desplegada por más de dos décadas, en cuatro poemarios. También compartió poesía inédita, piezas motivadas por viajes o por su experiencia como educadora universitaria.

Carol Moldaw
Por su parte, Diane Raptosh compartió poesía de su libro más reciente American Amnesiacobra que nutre sus versos con cierto hilo conductor narrativo; poemario con personajes que ofrecen un daguerrotipo diferente acerca de acontecimientos históricos de la sociedad estadounidense. Raptosh comenzó a publicar su poesía en 1992 con la editorial canadiense Guernica.  El recital estuvo auspiciado por Etruscan Press,  editorial especializada en promover el diálogo en tópicos de género, cultura y nuevas voces. 

En ediciones futuras de Servicios de Prensa Cultural compartiremos con nuestros lectores entrevistas con Moldaw y Raptosh.  La serie Word for Word continuará el próximo 19 de septiembre, con la participación del poeta macedonio Nicola Madzirov y autores pertenecientes al catálogo de la agencia literaria BlueFlower Art.  

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.  

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Perdidos en el espacio

por  Caronte Campos Elíseos


Luego de unas merecidas vacaciones en los aposentos de Sigmund Freud y de caminar por varias horas, llegué a mi frío y oscuro hogar.  A pocas horas de estar en la casa recibo una llamada de alguna creyente en la fuerza de algún dios, realizando una encuesta para alguna iglesia.  Tratando de indagar sobre mi pensamiento acerca de la vida actual, la felicidad y la espiritualidad.  La joven que llamó cuestionaba si tenía yo, alguna sensación de mejoría en la calidad de vida y si tenía confianza en que alguna fuerza sobrenatural me salvaría de toda esta destrucción y caos creados y esparcidos por el ser humano.  Yo le indicaba que nosotros escogemos nuestros gobernantes y que el mundo y la vida cambian en la medida que nosotros mismos cambiamos nuestra forma inducida de pensar como otros quieren que pensemos.  La niña me comentaba: “Mire, Sr. Campos, llegará el tiempo en que los gobiernos serán aniquilados y solo reinará el poder del cielo y de la gloria.  Solo los buenos seremos salvados.”  De más está decir que en ese preciso instante, sin pensarlo dos veces y sin mediar palabras, corté la llamada.  Acto seguido, desconecté el teléfono, lo guardé en una bolsa plástica de supermercado (con la esperanza de que se asfixiara), y lo tiré en el sótano abandonado de la casa.

Ya más tranquilo decidí dormir una siesta.  Durante mi estancia no descansé gran cosa y regresé algo adolorido (seguramente por el ajetreo y las emociones del “resort”).  Me recosté, tengo que admitir, coqueteando con la idea de la joven cristiana sobre el aniquilamiento de los gobiernos.  A fin de cuentas, yo también tengo la misma fantasía recurrentemente.  Agarré uno de los periódicos atrasados que tenía guardados, con el propósito de conciliar el sueño mientras me entero de los sucesos del país (tarde como siempre).  Leyendo una nota muy amena sobre la creación y estreno de una campaña publicitaria para mercadear el país a nivel internacional y fomentar la inversión extranjera.  Una iniciativa, según las agencias gubernamentales encargadas, para inyectar y agilizar la economía local.  Así las cosas, ahora todos somos parte de “La Isla Estrella”.  Adentrado ya en ese viaje estelar, cerré los ojos y me dormí.

Entre planetas, galaxias, cielos abiertos, nubes bajando, caballos alados y trompetas sonando, desperté abruptamente.  Miro el reloj y apenas han pasado diez minutos.  Son casi las doce del mediodía. Las voces en mi cabeza (esas que nunca me abandonan), continúan con sus estrepitosos alaridos.  Decido ignorarlas y ver un poco de televisión.  ¡Sorpresa!  El gobernador presente en el Único noticiero, en un intento de preconizar la más reciente cruzada mediática.  Haciendo énfasis, con tal seguridad y confianza, en los logros obtenidos por su gestión y administración de gobierno.  Reducciones en el costo de la energía y el agua “potable”, disminución del desempleo y la criminalidad, aumento de la fuerza trabajadora y la eliminación de medidas impositivas a la clase media, baja en los costos de transporte; son algunos de los tópicos acariciados (información ofrecida sin datos específicos)  por el honorable.  Amén de la oportunidad de presentar la isla como la meca para las empresas foráneas, con la mano de obra puertorriqueña especializada y las ventajas en materia de exenciones contributivas corporativas.  Todo lo que propicia el escenario perfecto para convertirnos en el “Non Plus Ultra” de los paraísos capitalistas.

Llega a mi mente una pregunta ingenua: ¿De verdad están el gobernador y todo su equipo de trabajo, tan perdidos en el espacio?  Por experiencia personal, sé que es posible semejante enajenación de la realidad.  Pero mis viajes por esos linderos son causados por todos los químicos legales y desregulados de la industria de la salud.  Pero esas voces vuelven a mi cabeza. Traen consigo recuerdos, datos e información perturbadora.  Las escucho clamar y reclamar por el atrevimiento del gobernador.  Las escucho llorar y gemir por los efectos de las políticas de ese mismo gobernador.  Las escucho susurrar cada uno de las promesas todavía incumplidas y las decisiones tomadas que han trastocado nuestra calidad de vida y nuestro bolsillo.  Y es que contrario a lo expuesto por el gobernador en televisión nacional, los cambios que están ocurriendo actúan en detrimento de la estabilidad de la ciudadanía general.

Al menos en mi caso, no ha disminuido el costo de energía.  Lo que sí ha disminuido es el consumo de la misma.  Incluso he tenido que pasar noches sin abanico que disminuya el calor del verano.  Como alternativa decidí utilizar uno de esos ventiladores de baterías (creo que he gastado casi lo mismo).  Similar es el caso con el agua.  Mi factura ha aumentado cerca de veinte dólares mensuales.  Esto a pesar de que compro el agua embotellada y utilizo el agua de lluvia para los quehaceres de la casa.  En cuanto a la gasolina, no me preocupa en lo absoluto.  Desde que el combustible subió a los bajos ochenta centavos y quitaron el descuento por utilizar el auto-expreso, desistí de utilizar el carro.  Puede usted imaginarse ahora que el litro sobrepasa el dólar completo.  He optado por realizar todas mis diligencias a pie, o en su defecto, en bicicleta (algunos vecinos me gritan cosas como si yo pienso que estoy en Cuba).

En lo que al empleo y desempleo respecta, sin el nuevo método que utiliza el Departamento del Trabajo de ajuste estacional, la tasa de desempleo aumenta de 13.8% en el mes de junio a 14.7% en julio de 2013, lo que suma 12,000 desempleados nuevos. (Estos son los últimos datos del DT).  Mientras la tasa de participación laboral también aumenta de 40.7% en junio a 41.0% en julio de 2013.  Esto se traduce en un aumento de 8,000 empleados en dicho mes.  Me parece curioso que la población apta para trabajar no tuvo variación entre junio y julio.  Pero como yo soy un lego en estadísticas y no entiendo absolutamente nada de interpretación de datos, lo dejo para los expertos.  Lo que sí puedo decir, y que a todas luces es una práctica institucionalizada, es que los empleos creados son de bajo perfil, de línea o “entry level”.  Es decir, son empleos para personas con poca o ninguna preparación académica, devengando el salario mínimo federal ($7.25 por hora), a tiempo parcial (20 a 30 horas semanales) y sin ningún tipo de beneficio marginal (ni vacaciones, ni enfermedad, ni plan médico).  No obstante, no han podido cumplir con la promesa de crear cincuenta mil (50,000)  de estos empleos para los “ilotas”.  Por tal motivo hay baterías de profesionales con bachilleratos, maestrías e incluso doctorados, sin empleo o en el mejor de los escenarios, ejerciendo funciones de meseros o mensajeros.  Es decir, que nuestra clase letrada y preparada académicamente, como los ingenieros, arquitectos, psicólogos, entre otras profesiones costosas se cuentan en las filas del desempleo.  Aun así, deben continuar realizando los pagos de los préstamos estudiantiles que tomaron para terminar su educación.  No es mi caso, porque con mi Maestría en Artes Oscuras y mi Doctorado en Ciencias Ocultas, puedo obtener el empleo que quiera y cuando quiera.

En cuanto a la criminalidad, aparentemente para el honorable gobernador el hecho de que la cifra de asesinatos en la isla ronde a penas los 600 hasta la fecha, es un logro extraordinario.  Igual olvidó mencionar el primer ejecutivo que, según el Boletín de Puerto Rico, la cifra de quiebras personales hasta la fecha alcanza las 7,270.  Esta tendencia podría llevar esta cifra hasta aproximadamente 11,000 quiebras radicadas al concluir el año.  También dejó de lado las miles de hipotecas ejecutadas hasta ahora.  Una propensión clara a superar las 3,814 viviendas ejecutadas en el 2012.  Traducido en arroz y habichuelas, son 3,814 familias sin hogar.  Pasó por alto, el distinguido gobernante en su entrevista televisada, el hacinamiento en los hospitales del país donde aceptan la tarjeta del gobierno.  Especialmente las Salas de Emergencias, donde la espera por un cuarto para hospitalización promedia los cinco días calendario.  Sin mencionar las vicisitudes que tiene que superar un paciente para que le atiendan la condición correcta con tiempo suficiente para sobrevivir a la misma. Obvió claramente, las condiciones precarias de las carreteras, de los edificios públicos donde el ciudadano promedio va a recibir los servicios que necesita, y los problemas recientes en el sistema educativo del país.  Pasó por alto el aumento en el costo de sobrevivir en un país donde todos los productos de consumo diario suben desmedidamente, reflejado en el índice de precios al consumidor más reciente.  El aumento del café, la leche, el pan, y todo lo que incluye la dieta diaria de la gente humilde.  Añádale a esta lista de aumentos astronómicos, el IVU a las compras que realizamos por la Internet.  Esto sin mencionar su cara de satisfacción y convencimiento al decir que su gestión está resolviendo la vida de miles de puertorriqueños.  Pareciera que no tiene noción de lo que a corto, mediano y largo plazo significan para nosotros todas las decisiones que tome bajo su mandato.

Mientras tanto, su equipo de publicidad y relaciones públicas se dedica a promocionar el slogan de la Isla Estrella.  Inundan las redes sociales con datos que resaltan nuestra calidad de isla de la fantasía.  Han querido vender, incluso a nosotros, una representación alegórica sobre nuestra triste y burda realidad.  Pero este tétrico panorama nuestro de cada día, no se circunscribe sólo a este gobierno inexperto e improvisado.  Es el resultado galáctico de un esquema inexorable del bipartidismo ceñido a nuestra cultura política por más de cinco décadas.  Todos los gobernantes que han ostentado el poder de gobernar se han convertido al final de su jornada, en canallas que traicionaron los mejores intereses del pueblo (Incluyendo, pero sin limitarse a los gobiernos populares y pene-pes).  La conjunción de este astral sistema con nuestra astronómica disposición a acatar ciegamente los dictámenes de las tribus politiqueras, nos mantiene aherrojados a la calamidad presente.  Somos cómplices en la medida que nos préstamos para perpetuar en el poder a los personeros que pretenden hacernos creer que se interesan por nuestro “Statu Quo”.  Somos cómplices cuando buscamos excusas providenciales y justificamos el estado actual con subterfugios apocalípticos de arrebatamientos.  Somos cómplices desde el momento en que nos resignamos a vivir el día a día, con la esperanza puesta en el próximo cuatrienio para dar nuevamente el voto de confianza al charlatán de turno.

Más que poseer delirios de grandeza cósmica, tenemos proyección cómica internacional que raya en tragicomedia.  Basta con ver cada ocurrencia sobre la isla estrellá o estrellada.  Hasta que no tomemos el control de nuestra nave, hasta que no capitaneemos hacia futuros siderales (pero con los pies sobre la tierra), y hasta que no saquemos de órbita los polizontes que quieren sabotear nuestro destino, no brillaremos con luz propia.  Sólo seremos una estrella fugaz sin poder lumínico, sin cumplir nuestros más intrínsecos deseos, y mucho menos los sueños colectivos de un futuro radiante.  Claramente, seguiremos todos perdidos en el espacio.  Esta actitud de indiferencia por las altas esferas administrativas causa en mí un ataque de ansiedad en pleno apogeo.  Decido bajar al sótano oscuro en busca del teléfono para llamar a la predicadora telefónica.  En esos momentos necesitaba de alguien que todavía tuviera algo de fe.  La penumbra era tal que nunca apareció el aparato de comunicación.  Así que, me refugio nuevamente en la caja que ocasionó el episodio lunático, la televisión.  Pero esta vez busco canales americanos donde pueda alejarme de esta locura tropical generalizada.  Detengo la desesperada búsqueda de algo diferente y refrescante en un noticiero en inglés (recordé que tengo que practicar mi segundo idioma natural).  ¡Surprise!  Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, dando un discurso sobre algo llamado Siria y la posibilidad de una acción militar unilateral. 

¡Levántate y anda!

domingo, 1 de septiembre de 2013

El “Statu Quo”

por  Caronte Campos Elíseos


Pido disculpas, primero que todo, a los miles de asiduos lectores de Sólo Disparates (esto es una hipérbole... o tal vez, aspiraciones frustradas), por mi ausencia aparente en las últimas semanas.  Como ya había comentado estaba por salir de viaje, pero mi “amigo” y terapeuta pasmaron esos deseos.  No obstante, me sugirió que tomara unos días de vacaciones.  A tales efectos me recomendó un hotel, según él, muy conocido en Puerto Rico y que es el mejor para liberar tensiones, distraerse y alejarse de todos los acontecimientos perturbadores que nos acechan.  Así que, tomó su libreta de recetas y me prescribió la dirección, junto con el nombre de sus contactos en el afamado hotel.  Llegué puntual a la hora del registro, y como me habían anticipado, la atención y el servicio desde la entrada fueron de primera. 

Ya en la entrada me despojaron de gran parte de mis pertenencias (celular, computadora, tableta y demás tecnologías).  Me indicaron que era parte del paquete especial de la estadía recomendada por la persona que me refirió.  Enseguida me escoltaron a mi habitación, algo pequeña pero acogedora, con una cama sencilla pero cómoda.  Ambientada por una luz tenue y las paredes todas forradas con cojines cuadrados de color blanco.  Me indicaron que la seguridad del lugar era algo extrema para la tranquilidad de los huéspedes, y me entregaron un opúsculo con todas las normas a seguir durante la estancia.  Nada de visitas, cero comunicación con el “mundo” exterior, y total desconexión de los eventos diarios del país, es decir, sin noticieros ni periódicos con reportajes desconcertantes.  Entre los documentos recibidos estaba el itinerario a seguir, con horarios para los alimentos, las sesiones relajantes, y los periodos destinados para el esparcimiento mental.

Lo único que pude “colar” del otro lado fue un viejo libro que había guardado en la maleta entre mis paños menores (o sea, entre mi ropa interior).  Tal vez por eso en el “front desk” no se percataron que lo traía conmigo.  Un libro que ya cuenta con varios años (del 1997) y algunas páginas amarillentas, de un autor que ni siquiera conocía, José María Mardones.  ¿Su título? “Utopía en la sociedad neoliberal”.  Lo peor que hice durante mi aislamiento fue leer ese libro.  Atrajo, cual imán, a través de las alambradas murallas y de las paredes acojinadas, todas las “pendejaces” sociales que me aturden constantemente y que son la causa principal de mis delirios y de mis desórdenes mentales.  Liberó dentro de mi habitación (con aroma agradable a lavanda), la podredumbre del sistema que me atormenta cada día al despertar y que me mantiene tantas noches consecutivas sin poder dormir (mi insomnio es diagnosticado para el cual utilizo algún inductor de sueño).

De nada sirvieron los cuidados de tan amables meseras vestidas de trajes cortos blancos, que me servían los alimentos (pocos, pero buenos para una dieta balanceada).  Fueron en vano los cocteles de medicamentos que me ofrecían en cantidades exorbitantes para, “ayudar” con el proceso de relajación y enajenación de mis problemas y situaciones.  El libro y sus letras me adentraban cada vez más en esa realidad absurda que vivimos colectivamente.  Al punto que sentía que me señalaba y acusaba al decir que, nosotros asistimos (o sea, cooperamos) a una estrategia de justificación y legitimización de las realidades que actualmente conocemos.  Y que somos cómplices y a su vez victimas en ese “proceso de legitimización” que nos conduce a aceptar todo, tal y como nos lo presentan los que tienen el poder y los medios para crear, desarrollar e implementar procesos a su imagen y semejanzas, pero con falsas expectativas para los incautos soñadores (como yo).

No puedo negar que en algunas instancias decidía abandonar la lectura.  Incluso cruzó por mi mente la idea de quemar el bendito libro (pero recordaba que me habían incautado el encendedor con todo y cigarrillos improvisados en la entrada).  Pero el texto encuadernado me llamaba con sus poderosas palabras.  Como diría un gran amigo y hermano cartesiano, con su arte apalabrado me hipnotizaba.  Por eso para mí no era extraño, aunque sí lo era para los terapeutas voluntarios que no entendían, que a pesar de las terapias, los químicos, la ambientación tenue, la música suave y los aromas agradablemente asfixiantes, mi presión arterial y mis niveles de estrés continuaran en ascenso.

Mi persistencia peligrosa me inducía a continuar la lectura (total, ya no me dejaban salir de mi habitación).  Mientras, el autor seguía reiteradamente haciendo énfasis en nuestra disposición a consentir el esquema del mercado y el capitalismo desregulado. Esto independientemente de que la mayoría de nosotros no participe del mismo, ni manejemos ningún portfolio de acciones preferenciales ni de bonos asegurados (mi capital en este momento son, sólo dos centavos).  Haciendo hincapié en el hecho de que este sistema se mantiene inerte ante el canibalismo de los que poseen demasiado y quieren más, más y cada vez más; y en su neutralidad frente a la miseria de los que tienen poco y poseen menos, menos y cada vez menos.  Lo presenta como la culminación de nuestra estructura social, y como el final de la búsqueda de un estado de bienestar.  Ese estado donde todos supuestamente estamos bien.  Es decir, que después de la dominación del capitalismo, no solo en los mercados, sino también en todos los aspectos de la vida cotidiana y personal de cada uno de nosotros, no existe ninguna alternativa superior.  Mucho menos cuando ya todo lo que hacemos, decimos, y pensamos esta matizado con los signos de dólares y centavos, incluso en las relaciones personales y familiares.  Solo nos queda realizar nuestros mejores intentos de afinar y perfeccionar las formas en que este se conduce.  Sobre todo cuando en esta época, todos nosotros, incluyendo a los miserables (los que vivimos en la miseria) hemos elevado, hasta casi la santidad, el estado del momento actual de todas las cosas que conocemos. 

Admito que en este punto perdí el control sobre mis emociones y comencé a gritar y a darme de golpes contra las paredes del pequeño cuarto (ahora entiendo el motivo de  las paredes acojinadas).  De este episodio de histeria solo recuerdo hasta el momento justo cuando entró el personal de seguridad para evitar que me hiciera daño.  Luego de eso desperté un  poco mareado, con la sensación de que estuve en una especie de trance inducido por algunas de esas drogas ilícitas (de las que me despojaron en la entrada y las que me parece que allí no son tan ilegales).

Ya recuperado del “hang over” provocado, retomo la lectura (es que no recordaba lo que esto ocasionó la última vez).  El libro se adentra naturalmente en la globalización del “sistema único”.  Donde no solamente se apodera de nuestras vidas colectiva y privada, sino que se esparce como pandemia al mundo entero.  Logrando que países y naciones que antes habían obtenido éxito manteniendo un equilibrio entre sus ciudadanos, ahora ceden y se prostituyen ante el poder del capital mundializado.  De ahí, que estemos ante una nueva y estandarizada sociedad, y ante un hombre  nuevo recién nacido, adoctrinado y manipulado genéticamente para aceptar todo tal y como lo han establecido las elites dominantes.  Ciertamente, y como lo estipula el autor en sus líneas, son estos ricos y poderosos (algunas veces catalogados también como los más bellos) los que han establecido la norma y los modelos que el resto del orbe deben seguir, cual ovejas al buen pastor. 

Es que hasta la iglesia, también esparcida por todo el globo, envía el mensaje subliminal escondido constantemente en su homilía institucional, de que luches contra el mal.  Ese mal que te tienta a través de las imágenes difundidas por los medios masivos a querer tener, tener y tener.  A querer poseer aunque sea, una ínfima parte de lo que ostentan “Las 100 personas más influyentes del planeta”, según la revista de moda.  Su máxima cristiana es que resistas y venzas tu lado humano y débil,  que no caigas en la tentación  y tengas fe para que la fuerza de sus dioses, vírgenes y santos estén de tu parte (siempre que pagues el diezmo correspondiente).  Mientras tanto, su discurso santo, romano y apostólico está destinado a erradicar de nuestras mentes el pecado de la ambición, ya que su dios está con nosotros para proveer lo mínimo que cada persona necesita para una vida módica y digna.  Paralelamente, los olímpicos y los bendecidos por el sistema continúan acumulando riquezas a costa de los feligreses y del 93% de la población del mundo.  Esto, aunque de todos conocido es, que más cómodo pasara un camello por el ojo de una aguja que un millonario al reino que no es de este mundo (porque en este mundo el rico entra donde quiera).  Se desprende entonces del escrito de Mardones, que este discurso de las catacumbas, catequiza nuestras mentes para adoptar esta realidad inmutable.

El encuentro con tan providencial escenario me obligó a caer de rodillas, (no, no para orar), sino para recurrir a la apostasía y a la flagelación auto infligida.  En vista de que no había herramientas de tortura disponible para ello, opte por usar mis propias manos, cual látigos justicieros.  Dándome golpes en el pecho y espalda, incluso lanzando puños al pequeño acrílico por el cual sobrevenía una sensación de que en todo momento alguien del más allá me observaba.  Entonces entraron, esta vez el doble del personal, con armas en la cintura (les dije que la seguridad del lugar era muy buena), cual ángeles guardianes a evitar mi dantesco castigo.  Una vez más abro mis ojos con dificultad y con el mareo y el vértigo de aquel que despierta de una intervención quirúrgica.  Pero esta vez, despierto con una camisa blanca de mangas largas, muy bonita de hecho (aunque un poco incomoda, dado que mantenía mis brazos enredados).

Más tarde, en entrevista con una persona que dijo ser un gran amigo (al igual que aquel otro que me recomendó el lugar para el retiro), le confesé que estuve leyendo a escondidas.  Le entregué el libro y le pedí (casi le supliqué) que lo sacara de mi alcance, que lo alejara de mí.  Le expliqué a mi nuevo “amigo” que ese texto me hacía mucho daño, porque cada vez que leía sus letras despertaba con fuerte dolor corporal, hematomas y laceraciones, cual vía crucis expiatorio.  Tuve que resumirle todo su contenido para que entendiera el efecto que esto ha tenido en mi psiquis y en mi pensamiento.  Cómo ha contribuido a la introspección que realicé durante mi estancia, que me llevó a aceptar mi “Statu Quo”.  Ese que me mantiene sufriendo por  el estado actual de todas las cosas.  El mismo que no puedo cambiar porque no es solamente mío, sino de todos los que hemos seguido el juego, a conciencia o sin querer, de la realidad que nos han impuesto mediante sortilegios mediáticos, los millonarios de la Calle Pared y los de Madera Santa (Wall Street & Hollywood). 

Entendí finalmente con esta experiencia (al menos eso creo) que no puedo ir en contra de la corriente.  Que si no existe voluntad de nosotros todos y todas, y no surge una conciencia social de solidaridad ni una responsabilidad social colectiva basada en la ética y la moral, nuestro estado actual en desequilibrio será perpetuo.  Seguiremos siendo del sistema, los parias voluntarios sin resistencia alguna.  Condenando de esta forma, la esperanza, la justicia y la igualdad, a ser eternamente como lo son hasta el sol de hoy, representaciones alegóricas.


Afirmé en ese momento que no me voy a dejar vencer por las componendas de esta intriga institucional.  El anfitrión que me atendía se alegró mucho de mi avance y mejoría, e inmediatamente impartió instrucciones para que me escoltaran hasta la salida más cercana (ya terminaba mi paradisiaca estadía).  Al preguntar cuanto debía por sus magníficas atenciones, me indicaron que no adeudaba nada, ya que “Mi Tarjetita” cubrió todos los gastos.  Sólo me entregaron una correspondencia que dejó para mí alguien que dijo ser un gran amigo de la infancia católico-dogmática, y a quien negaron el paso al centro por no estar permitidas las personas extrañas a estos parajes vacacionales.  Se identificó como Angelo Negrón, un gran colaborador de Sólo Disparates, quien dejó para mí, Testamento, el último libro de otro gran colaborador de este espacio, Carlos Esteban Cana.  Agarré la funda de papel que guardaba el nuevo texto, con la certeza de que será para mí un oasis apalabrado.  Así las cosas, salí del lugar un poco más escuálido, con mi bultito lleno de recordatorios (me llevé la camisita blanca) y de provisiones dosificadas suficientes para mi supervivencia psicológica.  

Andando por allí, por el Camino Las Lomas de Rio Piedras, voy mirando y observando detenidamente todo hasta donde alcanzan mis ojos.  Pero más allá de ese punto, se pierde mi mente y retorna con el pensamiento taciturno de que, nada cambia y todo sigue igual; nadie cambia y todos seguimos igual.  Hasta que no logremos escapar de esa camisa de fuerza que nos mantiene con los brazos cruzados, atados a una zona cómoda, encerrados en cuartos oscuros de realidades impuestas y consentidas, éste que vivimos ahora será, nuestro “Statu Quo” eterno.  

¡Levántate y anda!