lunes, 18 de abril de 2016

En las letras, desde Puerto Rico: (Serie Conversaciones fragmentadas)

El impacto brutal del psicoanálisis: conversación con Alfredo Carrasquillo-Ramírez (2da parte) 

por Carlos Esteban Cana

Alfredo Carrasquillo-Ramírez lleva 25 años ejerciendo el psicoanálisis en Puerto Rico. Como pocos ha impulsado de diversas maneras su difusión, ya sea a través de la docencia, ofreciendo conferencias o participando de los propios medios de comunicación. Por la importancia de su presencia en el panorama cultural boricua y por mi particular interés por el método fundado por Freud, he seguido la trayectoria de Carrasquillo. A través de los años este psicoanalista ha colaborado con académicos como Ramón Daubón, Silvia Álvarez Curbelo y Pedro Reina Pérez, entre otros. Algunos de los libros o antologías en los que ha participado como coautor son los siguientes: Periodismo y democracia (2000); Ética y retórica en la comunicación política (2001); Capital social (2002); Entre el crimen y el castigo: Seguridad ciudadana y control democrático en América Latina y el Caribe (2003); y Ciudadanía Activa: Diálogos sobre iniciativas ciudadanas para el fortalecimiento democrático en las Américas (2009).

A continuación presentamos la segunda parte de esta edición de “En las letras, desde Puerto Rico” dedicada al pensamiento de Alfredo Carrasquillo como parte de la serie Conversaciones fragmentadas. Agradecemos además al editor Caronte Campos Elíseos por reproducir la misma en su blog Buscando la luz al final del túnel.  En estas reflexiones Carrasquillo nos habla de la razón que le mueve a identificarse con la llamada Escuela Lacaniana. También examina el impacto que ha tenido el psicoanálisis en la cultura global durante los últimos dos siglos.

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Alfredo Carrasquillo-Ramírez:  Yo privilegio la Escuela Lacaniana porque es en la que yo me formé. Y de todas las que he estudiado me parece que tiene una propuesta sólida, más rigurosa, y la que más ha avanzado… pero ahí estoy yo prejuiciado en el sentido que es desde donde estoy inserto.  Sin embargo creo que el psicoanálisis en todas sus tradiciones ha tenido un impacto brutal en la cultura del último siglo.  Es decir, pensemos en el surrealismo, en todas las vanguardias de comienzo de siglo, en el cine, en Hitchcock, es decir, la cultura del siglo XX –incluso la cultura del siglo XXI- de muchas maneras no hubiesen sido posible como fueron sino es por el psicoanálisis.  No es posible plantear muchas de esas cosas sin esa contribución. Uno puede decir, la tradición Lacaniana es mucho más solida que la tradición norteamericana del psicoanálisis, de la psicología del yo.  Pero bueno, gracias al psicoanálisis norteamericano tenemos a Woody Allen y su cine.  Es decir, tiene su impacto de distintas maneras, lo que pasa es que yo creo que la riqueza de la Escuela Lacaniana y de la tradición francesa es que comunica con más disciplinas. El psicoanálisis francés es un retorno a Freud, el psicoanálisis Lacaniano es un retorno a Freud desde la lingüística estructural, en diálogo con la filosofía, en diálogo con la semiología, en diálogo con un montón de disciplinas. Lacan vivía en un momento de gran vitalidad cultural en la que había un diálogo con Levi Strauss, con Albert Camus, con los surrealistas, con los existencialistas por supuesto; la gente estudiaba a Hegel, a Alexandre Kojeve, también a Heidegger. Un momento importantísimo y en ese momento hay muchas intertextualidades con un montón de otras cosas que se estaban haciendo y pensando lo que le da una riqueza muy particular. Tal vez las primeras generaciones de psicoanalistas, posfreudianos estuvieron en el mundo anglosajón.  Ese mundo anglosajón uno podría decir que nunca entendió a Freud del todo. Hay como ciertas limitaciones culturales para entender el psicoanálisis.  Tal vez los países de origen más católico que protestante pudieron entender mucho mejor el psicoanálisis y lo que traía.  En la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, ¿qué lugares son de mucha vitalidad psicoanalítica? Francia y Argentina y obviamente hay mucha diversidad de psicoanalistas –sobre todo los psicoanalistas de la escuela francesa y Lacaniana van a cobrar una fuerza grandísima.  Y se han hecho un montón de contribuciones en otros sitios; sobre todo en los países latinoamericanos, hispanoparlantes y francófonos es tal vez donde esto ha cobrado una fuerza mayor.

Añadiría a lo que te menciono que Francia sigue siendo un lugar importante pero la capital del psicoanálisis es Argentina. En Argentina dicen que hasta los taxistas son psicoanalistas.  Está muy presente en su cine, en la literatura, en la cultura en general del argentino, yo dudo que tú encuentres un argentino que no reconozca la conciencia del inconsciente.  A la mitad de los puertorriqueños o más, les preguntas del inconsciente y a lo mejor lo que están pensando es en una cosa así media subterránea; por más que sea un concepto de la cultura general.  En la medicina en Argentina, un médico no descarta la dimensión inconsciente a la hora de pensar la clínica que trabaja.  Culturalmente tiene una presencia por todos lados.  La tiene.  Hay otros países donde esto empieza a tomar fuerza.  Colombia es un país donde el psicoanálisis tiene mucha vitalidad.  España es un país donde tiene mucha vitalidad. Francia la sigue teniendo. Yo diría que son los países… En Estados Unidos el psicoanálisis está más de capa caída en su práctica clínica pero hay un resurgimiento del psicoanálisis y también en Canadá que llega no desde la clínica sino desde los estudios culturales, de la literatura, de la teoría política y va entonces entrando al mundo de la clínica.  Así que yo vislumbro que en los próximos 10 o 20 años vamos a ver una mayor vitalidad o presencia del psicoanálisis nuevamente en Estados Unidos. En la medida en que los modelos médicos, psiquiátricos y psicológicos fracasan o siguen fracasando, el psicoanálisis vuelve aparecer como una alternativa que propone otra vía para manejar el malestar humano, el dolor de los seres humanos, y de esa manera va aparecer como una respuesta diferenciada.
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La primera parte de esta edición de En las letras, desde Puerto Rico dedicada al pensamiento del psicoanalista Alfredo Carrasquillo-Ramírez está disponible en el blog  Confesiones.


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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

viernes, 8 de abril de 2016

El despotismo de la mayoría

por  Caronte Campos Elíseos



Viendo escenas de la serie turca, Fatmagul, donde se muestra una casta social que oprime a otra con el poder del dinero, y cómo manipulan a su antojo el sistema de justicia para encubrir y limpiar las atrocidades cometidas por ricos y poderosos, hacen que me pregunte: ¿Qué culpa tienen, Pablito Casellas y Ana Cacho?  Con ese pensamiento positivo, quedé dormido casi inconsciente.  En el sueño me veía en medio de una gran fiesta acompañado por una hermosa mujer de impactante presencia, a la que todos llamaban...  La Catrina.  Hombres y mujeres la miraban y admiraban.  Su belleza llamaba la atención de los presentes.  Yo resulté ser la envidia de todos los que allí se encontraban.  Empero, la imagen que proyectaba la hermosa y sensual dama, contrastaba con las cosas que al oído me decía sin que otros pudieran escucharlas.  Así me hablaba la excéntrica mujer:

-    Por muchos años ustedes lo puertorriqueños han criticado la mal llamada dictadura cubana de los hermanos Castros.  Siempre orgullosos de su sistema democrático y su estrecha relación con el imperio más poderoso del mundo.  Haciendo galas de supremacía sobre el resto de la América Latina que según ustedes, estaban rezagadas en el tercer mundo.  Que Puerto Rico era el ejemplo a seguir, decían, para guiar al resto de los latinos por los caminos de los avances y la prosperidad.  ¡Nada más lejos de la realidad!  Puerto Rico yace bajo su propia dictadura criolla.  Hace 64 años ustedes viven bajo el dictamen de una mayoría políticamente esclavizada.  Unos pocos personeros de los intereses extranjeros y otros tantos más con intereses económicos personales, han conspirado para someter al silencio la voluntad del resto de la nación.  El alcance de la connivencia de estos sectores poderosos y pudientes se ha visto reflejada en la realidad de los incautos electores.  Mientras los primeros ejercen el poder despóticamente y acumulan riquezas en detrimento de las necesidades básicas de los segundos, se acerca el final de los  tiempos para la isla. 

Yo escuchaba asombrado.  Comenzaba a sentir angustia, depresión y vergüenza ajena.  Intenté ocultar mi estrés con tequila, sal y limón.  La mujer continuaba con su frio y hediondo aliento, susurrando sus penetrantes palabras:


 El fanatismo arraigado en las costumbres y tradiciones políticas de la masa ciega de votantes, consiente la tragedia nacional.  La indiferencia frente a los abusos, excesos y a las actuaciones burdas de los políticos ha investido de impunidad a los corruptos.  Antes ocultaban sus intenciones de lucro y medro personal; ahora saben que la ignorancia y el inmovilismo de los boricuas no acarrean consecuencias para sus actos.  Aprueban impuestos, firman leyes a la medida de los de su casta, ignoran las necesidades del pueblo y se roban los clavos de la cruz; y todo con la bendición de la idiotizada mayoría.  Aumentan la luz y el agua, y le cortan los servicios a los hospitales; privatizan las carreteras, y después de ocho horas de labores los trabajadores tienen que soportar tres horas de congestión en el tráfico; embargan los pequeños negocios, cuando son los megatiendas las grandes evasoras; las condiciones de la salud, la educación y la seguridad pública son paupérrimas, mientras los dineros del tesoro nacional son malversados.  Conducen el país a una quiebra financiera y moral, amenazan con cerrar el gobierno y sus instituciones de servicios para luego querer compensar con un puente entre dos islas.  ¿Y ustedes que hacen?

El Baile, botella y baraja continuaban.  La gente a mi alrededor parecían enajenadas de esta realidad.  El ambiente era carnavalesco.  Me sentía como si estuviera inmerso en una cripta fría y tétrica.  Mientras yo seguía tomando, entre ron y cervezas, veía el rostro hermoso de La Catrina, y escuchaba sus carcajadas infernales que calaban hasta mi alma.  Mientras danzábamos casi en un solo cuerpo, me abrazaba fuerte y expelía sus agrias palabras:

- ¿Qué hacen ustedes los puertorriqueños?  Viven sometidos al despotismo de la mayoría.  Subyugados a la tiranía de la masa de ignorantes, obtusos y cegatos que salen a votar cada cuatro años.  De esos que por puro fanatismo político eligen los mismos corruptos y fariseos que abusan del poder delegado en ellos para su propia conveniencia.  Esa caterva de incautos es la que, a través del tiempo, han silenciado a los que intentan salir del rebaño y pensar diferente.  Han consentido y encubierto hasta los más viles asesinatos de los disidentes.  Son ellos, los que como perros esperando las migajas de la mesa, han servido de lacayos y testaferros para los intereses de los gobernantes.  Al final, al pueblo no le llegan ni las sobras de tanta abundancia usurpada.  Esa mayoría, que dice que por ser mayoría manda, han condenado este pueblo a la ignominia del colonialismo, al narco-estado, a la pobreza, a la miseria y la crisis humanitaria más grande de su historia.  Han perpetuado un sistema que solo funciona para algunos y para otros es inexistente.  Esa mayoría insensata, es la responsable de instituir un régimen de libertinaje político; y lo que es peor, es la responsable de la ausencia de justicia e igualdad; son igual de responsables del arresto de la libertad de pensamiento y palabra, del razonamiento y el sentido común.  Hasta que no decidan utilizar estas últimas tres cualidades inherentes de todo ser humano libre, repito, ser humano libre, seguirán de rodillas ante la voluntad de la mayoría aplastante. 

Caí al piso, mareado de tanto baile y alcohol.  Entonces, abrí los ojos.  No había nadie a mi alrededor, estaba solo.  Entre latas y botellas, manteles sucios y bandejas vacías yacía mi cuerpo.  Mas lo que es peor, mi voluntad y mi espíritu destrozados por La Catrina. 


¡Levántate y anda!