martes, 5 de mayo de 2020

En las letras, desde Puerto Rico. Serie De los archivos: de cómo pude cubrir un evento literario

por Carlos Esteban Cana

En una de las entregas recientes de este boletín hice referencia a algunos reportajes y entrevistas que tuve el gusto de redactar jugando con la estructura o exigiéndome nuevas maneras de cómo conseguir la información, y de igual manera cómo contar lo narrado. A continuación, comparto uno de esos escritos.  Este se titula Entre poetas, cuenteros y menciones… hasta donde se pudo, y en el mismo eché mano del recurso del diálogo (que está en formato de italic o bastardilla).  Eso me permitió intercalar de manera más fluida las reflexiones de las diferentes personalidades que me concedieron unos minutos.  En cambio, mis comentarios, a modo de breves soliloquios, fueron intercalados entre uno y otro de los diálogos.  Comencé esa tarea cuando concluyó una entrega de premios en el Ateneo Puertorriqueño. Esto ocurrió en noviembre de 2005 y al mes siguiente fue publicado en el periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico. 

Aunque por diferencias entre el diseñador (que trabajaba por servicios profesionales) y la gerencia del medio, el reportaje salió distorsionado e incompleto.  Sin embargo, por ser un escrito que tiene como base el proceso creativo aún conserva su valor y se deja leer.  Y aún más cuando los entrevistados fueron l@s poetas Rosa Vanessa Otero, Etnairis Ribera y Mario Antonio Rosa, el músico y compositor Javier de la Torre (que fue galardonado por una obra basada en la poesía de Zoé Jiménez Corretjer), el dramaturgo Carlos Canales, y l@s narradores Antonio Aguado Charneco y María Gisela Rosado.  Es decir, que 15 años después usted puede acceder a la versión íntegra, sin distorsión alguna.  Vale destacar que algunos de los manuscritos mencionados fueron publicados posteriormente por el tesón de los propios escritores en diferentes editoriales.


ENTRE POETAS, CUENTEROS Y MENCIONES... HASTA DONDE SE PUDO

Había esperado el último aplauso para comenzar a abordar, con grabadora en mano, a la mayor cantidad de ellos.  Se comenzaban a desparramar como manada sin control cuando dijeron que en el primer piso había vinos y picaderas para agasajarlos.  Había que actuar pronto, si quería obtener comentarios de varios de ellos para redactar esta nota.

Haciendo malabares entre los que se felicitaban llegué hasta Rosa Vanessa Otero.

-Háblame del poemario premiado, "Encarnaciones".

-"Encarnaciones viene siendo la segunda parte o un desarrollo del poemario que fue premiado en el 2000, que se titula "La vocal en cinta"; por tal motivo espero publicarlos juntos, porque forman, de algún modo, una unidad.  "La vocal encinta" era un esfuerzo para acercarme la palabra como cosa sagrada, y desde ese absoluto me acercaba a ella.  En "Encarnaciones" se da una fractura de aquel concepto original porque me enfrento al fracaso de aquellos intentos, pero creando del fracaso una cierta belleza...

-Que es la encarnación del poema.

-Correcto.  Se titula "Encarnaciones" porque vivía todo en carne viva, en aquel momento a nivel personal, pero también porque los poemas desean de un modo ser criaturas, ser cosas vivas que surgen de un intento anterior.  El resultado son esas "encarnaciones" porque no les puedo llamar personas.  No son seres pero está mi carne en ellos.

Precisamente cuando decía eso, el padre de Rosa Vanessa le llevó un platito con los diversos "piscolabis" disponibles.  Le agradecí a la poeta sus comentarios, y bajé las escaleras para cazar otras entrevistas.  No terminaba de pisar el último escalón cuando me topé con el compositor Javier de la Torre.  De la Torre se ha destacado en el panorama musical del País.  Compone óperas, musicaliza piezas literarias, enseñó en el Departamento de Música de la Universidad de Puerto Rico, en fin, que cuando nos cruzamos ya le tenía la grabadora en "on" cerca.

-Recibes este premio por "Poemanaciones", composición que está basada en el poemario de Zoé Jiménez Corretjer.

-Realmente la escribí para la presentación del poemario de Zoé, amiga mía del alma desde que estábamos en intermedia.  Lo que hice fue que escogí nueve de los poemas que más me impactaron, y que más posibilidades musicales les vi, y los musicalicé con cuarteto de cuerdas.  Me acuerdo que contratamos al cuarteto Quintón y la estrenamos en aquel momento, y después se tocó una segunda vez cuando fue seleccionada para el Festival Casals del 95.  Ya entonces la reedité para adecuarla a las circunstancias del festival.

Cuando le mencioné que yo había sido su estudiante en un curso del Departamento de música su rostro se puso sombrío.  No lo culpo, fui de los que nunca pudo identificar si era un “Do” o un “Si” la nota que marcaba en el piano. Me di cuenta de que ya era hora de buscar otro entrevistado.


A ver “Encarnaciones”...  “Poemanaciones”, ya me intrigaba lo próximo que me iba a encontrar... ¿cuentonaciones?... jmm.  Y llegué a la sala donde todos degustaban sus copas de vinos, ingerían frutas... pastelillitos, y en una esquina de aquel salón rodeado de anaqueles de libros vi a Carlos Canales.  Este dramaturgo había ganado una mención honorífica, pero no en teatro, sino en cuento.  La pieza "La esquina caliente"...

-¿Es difícil pasar de la dramaturgia a la narración?

-Pienso que no, por lo menos en mi caso.  Yo siempre quise escribir cuentos, antes que teatro, pero la mayoría de los cuentos salían en diálogos.  Y cuando conocí al dramaturgo Francisco Arriví y le expliqué lo que sucedía, me dijo que yo no era narrador sino dramaturgo.  Fue entonces cuando comencé a escribir teatro.

-Y sin embargo, la mención que acabas de recibir es por un cuento.

-Sí. Siempre me quedé con esa pendiente, la de hacer cuentos.  Me creí eso que me dijo Arriví. Aunque en realidad, esa pieza "La esquina caliente" era un monólogo que convertí en cuento. Trata de un joven que está en una esquina.  Él baila salsa; dice verdades, se desdobla.  Yo me crié en un barrio, que ahora veo como fuente de material literario.  Había empezado a escribir esas historias del barrio, y ahí estaban fluyendo cuando resolví el problema que era el lenguaje; entonces comencé a escribir los cuentos como ellos, la gente de la esquina, me los contarían.  La gente en el barrio te habla con refranes, te habla con salsa y hasta con plenas adaptadas.

Nos despedimos sin que le hubiera preguntado si el barrio del que hablaba pertenecía a Cataño. Eso de “La esquina caliente” me trajo a la memoria mi patria chica.

Cuando llegué a Mario Antonio Rosa, éste había tenido la gentileza de guardarme una copa de vino. A Mario Antonio se le otorgó una mención de honor por su poemario "Duelo de la transparencia".  Mientras degustaba el vino tinto le pregunté acerca del proceso creativo.

-El proceso creativo, por lo menos en mi caso comienza con la idea de un título.  Proceso que implica observación, pero no la observación usando el planteamiento racional, sino la observación interior del tema, de lo que se va a escribir, y entonces es que fluye todo.  Recuerda que es el poeta el que logra un acercamiento mayor a la espiritualidad aunque no la busque.

-Pero hay poetas y hay poetas...

-Claro, pero tú puedes ser un poeta de lo terrenal y, sin embargo, esa contemplación terráquea es espiritual porque intenta alcanzar un todo. Carlos Esteban, yo pienso al poeta como un caminante de la espiritualidad; ya sea desde la poesía de la denuncia o desde la poesía amorosa.  Por más carnal que sea, siempre aflora la espiritualidad.



Esas palabras, espiritualidad por un lado... y el sabor de la última gota de vino... me recordaron tiempos en los que bebía, aún niño, pequeños sorbos de vino ''divino'' en lugares tan sacros y escondidos como un confesionario... pero Antonio Aguado Charneco devolvió mi pensamiento al Ateneo.

Cuentista, novelista, hasta inventor de juegos, este arecibeño recibió de manos del licenciado Morales Coll un certificado que lo acreditaba como mención de honor en el género de ensayo.  De ese momento hablamos.

-Antonio, cuando recibiste tu "premio" hiciste unas manifestaciones que le dieron un toque de humor al evento.


-¡Qué bueno que lo veas así!  Cuando me tocó hablar tuve que hacer alusión a un individuo que se denominaba como el Tío Nobel -imagino que tus referencias no llegan a tanto-.  Él tenía un espacio televisivo infantil, y en ese programa hacía competencias entre los niños, y había ganadores.  Entonces para no desanimar a los que no ganaban les decía "los casi ganadores del Tío Nobel".  A eso fue a lo que hice referencia porque ya es la tercera ocasión que participo en ensayo literario; declaran vacantes los premios y obtengo un único diploma de honor o mención honorífica. Y entonces me pareció hacer hincapié en ese detalle.  ¡Qué chévere que todo el mundo lo encontrara divertido!

Aguado Charneco había recibido la mención este año por su ensayo "Los biblos dentro de los libros", en el 2000 por "Los paquetes de Paco", y en 1998 con "Anacahuita".  Espero que en la próxima edición tenga más suerte.


En las escalinatas de salida no pierdo la oportunidad de conversar con María Gisela Rosado. Autora de cuentos como "Una taza de café cargado, por favor", “La gorda” y otros que han sido publicados en periódicos y revistas, María Gisela también recibió una mención de honor. El cuento seleccionado se titula "Las  sonrisas de las arañas", un texto en el que integra al Caribe con elementos de Puerto Rico, Cuba y Haití.




-Es una historia sobre una pareja de puertorriqueños, ambos profesores universitarios.  Ella planifica seguirlo a un congreso que se va a presentar en Cuba, para ver si allí, en otro ambiente, se da una relación sentimental entre ellos. El, por su parte, fue quien le puso la información de que había ese congreso, pero realmente el responsable de que llegaran a Cuba es un haitiano brujo.  Así que hasta la magia y la brujería están en el cuento.

-Tú has competido en otros certámenes... cómo comparas esta edición con las pasadas.


-Me ha asombrado la cantidad de premios desiertos que quedaron en esta ocasión.  Yo sé que el Ateneo vela por la calidad...  Pero al ser cada dos o tres años, por lo menos deberían considerar dar un segundo y tercer premio, porque dan un premio y las menciones.  Es una crítica constructiva que hago, porque ante tanto talento, tal vez esas menciones puedan ser premios. Como se daban antes, segundo y tercer premio de literatura.

Casi no puedo despedirme de Rosado porque me aborda Etnairis Rivera.  La autora de poemarios como "Pachamama Takin" o "Intervenidos" recibió también mención de honor por "Los pájaros del trópico".  Me explicaba que ese poemario, en realidad, conformaba un capítulo de su libro, aún inédito, "Los pájaros de la diosa".  Hasta aquí fue que pude grabar.



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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como ConfesionesSólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

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