miércoles, 6 de marzo de 2013

Universos de Carlos Esteban Cana


Entre mis lecturas recientes le he echado un ojo a varios clásicos.  El Discurso del Método, de Descartes; El Contrato Social, de Rousseau, y Antígona, de Sófocles.  Pero el último título fue más contemporáneo y definitivamente más refrescante.  Me refiero al libro, Universos, de Carlos Esteban Cana.  El mismo se compone de 31 microcuentos, en los cuales el autor retrata momentos e instancias, en las que cada lector puede identificarse o ubicar algún conocido, en algún momento de sus vidas.  Lo más interesante, según el propio Carlos Esteban, es que los relatos dejan espacio abierto para que cada lector pueda darle su propia interpretación y su propio escenario. 

Después de varias lecturas, he escogido uno de mis favoritos y con el cual me siento identificado. 
   

Cruzar

Mi amigo Ramón tuvo un traspié de salud.  Casi se nos va por un infarto.  Pero, afortunadamente, todo se solucionó a tiempo.  Después de quitar obstrucciones de arterias, colocar las mallitas correspondientes, todos estábamos más tranquilos.

Yo, por mi parte, a veces tengo que reconocer que hago unas bromas que no debería hacer.  Pero tengo que aclarar que, entre los amigos, no soy el único que tiene esa “buena” costumbre.  Recuerdo que en esa misma estadía hospitalaria de Ramón, un amigo común llamado Rodrigo le dijo que si en algún momento veía buitres volando, no perdiera un segundo para tirarse por la ventana.

Mi broma también se trataba de un comentario más o menos semejante.  Resulta que mientras esperábamos a que trasladaran a Ramón de sala de emergencia a un cuarto apropiado, se me ocurrió aconsejarle que si se acercaba un ser con capucha negra y una especie de báculo en la mano, saliera corriendo.

Lo que me dio cargo de conciencia fue que esa misma noche el pobre Ramón soñó con el personaje tal y como se lo había descrito.  Decía que aquello ocurrió como si de una película se tratara.  Primero vio acercarse al encapuchado personaje mientras él permanecía en un ataúd con una cubierta de cristal, “como el que utilizaron para el dictador Pinochet”, detalló.  La situación adquirió mayor complejidad cuando se contemplaba señalándole a la parca que no era a él a quien le tenía que cortar el pescuezo.  Argumentaba ansioso que el elegido, que estaba entre los asistentes, debía ser un vecino al que saludaba ocasionalmente durante las tardes.  Ahí acabo todo.  Despertó sudoroso, acordándose de mí y no de buena manera.

Días después dieron de alta a Ramón.  Su recuperación fue satisfactoria y eventualmente pudo darse su caminata diaria, salir con amistades, sacar a su perro por el vecindario.  Pero lo único que le ha extrañado en lo que ha sido siempre su cotidiano proceder, es que jamás, hasta el sol de hoy, se ha vuelto a cruzar con su vecino.


              *****Universos está disponible en la pagina de Isla Negra Editores*****

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Carlos Esteban Cana - Escritor y comunicador puertorriqueño. Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos. Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín "En las letras, desde Puerto Rico".

Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna "Breves en la cartografía cultural". En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores. Otros dos libros aparecerán durante el presente semestre. El primero titulado "Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia", ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento. "Testamento" es el segundo de los libros mencionados, poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: "Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete". Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico.

viernes, 1 de marzo de 2013

Falta Personal

por  Caronte Campos Elíseos


Recuerdo cuando era más joven, hace algún tiempo no muy lejano, como invertía mi tiempo.  No puedo recordar exactamente cuánto ha llovido, pero tengo presente todavía muchas cosas.  Entre estas, siempre pienso cuando esquivaba todo tipo de responsabilidad, por ir a una cancha a jugar baloncesto.  Posponía sesiones de enseñanzas (por no decir que cortaba clases), resumía o adelantaba reuniones de la iglesia, y a veces, solo a veces, suspendía las comidas.  Todo por ir con un grupo de buenos amigos a quemar la fiebre del “basket”. 

En ese equipo selecto de “panas”, había un sincretismo de habilidades.  Estaba el que le gustaba tirar desde la esquina y de espalda al canasto.  Siempre pensamos, y nunca entendimos, la razón para tirar de “espaldita”, si a duras penas encestaba de frente, y mirando al canasto. Estaba el que hacía muy buena pareja de juego conmigo. Éramos como el Michael Jordan y  Scottie Pippen del barrio.   Y estaba el que, cuando el otro equipo era casi tan bueno o mejor que nosotros, lo que era muy difícil por nuestras capacidades en desarrollo (valga decir que ahí quedaron y murieron, en desarrollo), se cambiaba de equipo sin ningún tipo de pudor ni cargo de conciencia. 

Pero todo era en un ambiente de cordialidad y hermandad.  Mucho respeto hacia los demás, y siempre con la mentalidad de divertirnos y pasar un buen rato.  Nunca jugamos a nivel profesional, pero en la medida de lo posible, intentábamos respetar las reglas del juego.  Claro, siempre había quien quería pasarse de listo, pero los fundamentos del deporte que tanto nos gustaba, estaban presentes.

En cambio, en los tiempos modernos eso ha variado.  En la actualidad, la fanaticada de las drogas se han apoderado de gran cantidad de canchas.  Las han evacuado, literalmente, y han expulsado a todo aquel que no pertenezca a su equipo.  Las que no, el gobierno las mantiene cerrada para eventos especiales y actividades políticas.   Si encuentras una disponible, tienes que jugar durante el día, a la luz del candente sol.  Esto, porque casi ninguna de las que están en “buenas condiciones”, tiene iluminación nocturna, y las que sí la tienen, se apagan automáticamente a determinada hora.  Una vez encuentras una que, si ha llovido, no esté llena de agua, aunque sea bajo techo, comienza el juego, si el dueño de la trapo 'e bola se reportó a tiempo para el brinco inicial. 

Como en antaño, hay que hacer turno para cada juego.  Los que ganan más, juegan más. Vienen jugadores de todos los barrios, caseríos, barriadas, y hasta de otros pueblos vecinos.  Se siguen sumando prospectos de atletas, y el tiempo de juego, cada vez es menos.  Demás está decir que las técnicas, trucos, y estilos de juegos de hogaño, han evolucionado con el tiempo.  Ahora todos tienen su “librito” con sus respectivas expectativas de lo que deben conseguir, al enfrentar a otros en un duelo en el centro de la cancha.   Con esto, el carácter, las actitudes, las emociones, y hasta los pensamientos de cada baloncestista son diferentes.  Ninguno de los equipos quiere perder, lo que es virtualmente imposible.  

Una vez comienza el juego, todos corren con la misma idea.  Todos tienen el mismo objetivo, y sudan el deseo de conseguirlo.  El reloj avanza y los ánimos de un partido reñido se exacerban.  Brincan los corazones por la tensión de cada rebote.  La sed de triunfo se apodera de cada oponente.  No hay tiradas libres porque no hay silbato que las otorgue.  El sentido de diversión y cordialidad se queda sentado en el banco.  La aversión a la derrota, pasa como el balón, de mano en mano.  La intensidad y la pasión sustituyen la buena fe y la ética de juego.  Llega el contacto físico, inevitable en el juego cuerpo a cuerpo.  El infractor se queda sin defensa y se duerme en los tres segundos.  El adversario, convertido ahora en su propio árbitro, asume la ofensiva aprovechando la “güirita”,  y le “donquea”  dos proyectiles de calibre mortal en la espalda.  Sacándolo de esta manera, del juego de la vida antes de su quinta falta personal. 

Suspendido el juego por la lluvia de sangre, se empaña lo que fue, en su día, un pasatiempo de muchos jóvenes.  Jóvenes que, como nosotros, en su tiempo libre encontraban diversión y esparcimiento en una cancha de baloncesto.  Y muchos otros que, por diferentes razones, buscaban refugio para escapar de sus diversas realidades.  Ya no se puede ir de cancha en cancha, buscando donde está la mejor liga.  La criminalidad ha invadido los complejos deportivos. La intolerancia se ha convertido en el uniforme de todos.  Los problemas sociales abandonaron las gradas, y  se metieron en el juego.  Y a la seguridad, se le confisca el mismo por ausencia injustificada.  

Los ciudadanos, las agencias, las instrumentalidades, y las autoridades encargadas de velar por el bien y el orden, tiran la toalla.  Se limitan a promover el deporte, regalando balones sin asegurar las instalaciones destinadas para ello.  Es menester que se reclame para los niños y jóvenes, las mismas y mejores oportunidades que tuvieron las generaciones anteriores. Donde puedan invertir su tiempo desarrollando habilidades para el futuro, tanto deportivas, como sociales. 

Es imperativo si queremos evitar, que en lugar de juegos, se pierdan más vidas.

¡Levántate y anda!


domingo, 24 de febrero de 2013

Ganando, en ocasiones se pierde

por  Caronte Campos Elíseos


Por un motivo, los legisladores están dentro del Capitolio, y los ministros, pastores y sacerdotes, están dentro de las iglesias.  La razón es simple, los primeros, son los escogidos por el pueblo para crear leyes. Los segundos, son los elegidos por Dios, para entre otras cosas, velar la justicia social y el bien común, en la aplicación de las mismas.  Demás está decir, que en ocasiones ninguno de los dos grupos cumple sus funciones cabalmente.  Pero ese es otro tema.  En este momento lo que ocupa parte del debate público, son las enmiendas a la Ley 54, y la marcha de los cristianos en defensa de la familia puertorriqueña.  Dichos cambios, que han encontrado oposición en ciertos sectores religiosos y sus respectivos líderes, van dirigidos a extender la protección de esta ley a las parejas de hecho.  Las parejas de hecho son aquellas personas naturales, independientemente de su orientación sexual, que se unen en una relación sentimental.

La iglesia, separada por años por diferencias en materias teológicas y dogmáticas, se unió para proclamar que, Puerto Rico se Levanta en defensa de la Familia”.  Algo similar a lo anterior, fue el nombre con el que bautizaron su junte masivo, donde participaron alrededor de 200,000 personas.  Masivo, por la gran cantidad de gente que asistió al evento, en comparación con otras causas que han convocado a este pueblo anteriormente. Y en las cuales la asistencia ha sido exigua.  Tal fue el caso de la marcha contra los despidos de la Ley 7, la marcha contra la venta del aeropuerto, entre otras.  No en balde los políticos sudan con semejante demostración, en un país donde las elecciones se ganan por  aproximadamente 11,000 votos.  El grupo, reclamó ser la voz y el sentir de todo el pueblo, cuando en realidad, y según los resultados del Censo 2010, la población sumó 3,725,789 en total.  Esto deja a los defensores de la familia en apenas, un 5% del universo puertorriqueño.


Comprobado está, que luego de que los nervios de los representantes, y la presión sanguínea de los senadores, vuelve a sus niveles saludables, estos saben muy bien sacar ventaja de toda situación atípica.  Con gran habilidad circense, hacen malabares para aparentar y dar la impresión de que complacen a todas las partes interesadas.  Unos opuestos, otros a favor, preparan su espectáculo para entretener las gradas, y de esta manera ninguno quedar mal parado en sus respectivas posiciones.  Juegan a ser los creadores de “LaDivina Justicia”.  Justicia muchas veces plagada de leyes y reglamentos repletos de iniquidades.        

Debo admitir, que poder ver las diferentes denominaciones cristianas unidas en algún momento, siempre ha sido el deseo genuino de muchos de los que hemos sido adoctrinados y criados bajo sus dogmas y preceptos.  Lo que no es muy genuino, es la causa que los ocupaba para tal gesta.  Basados en su singular interpretación de las Sagradas Escrituras, en su concepto de vivir en sociedad y en comunidad, y en su definición de lo que debe ser el modelo de una familia normal y típica, presentaron una tenaz oposición al mencionado proyecto de ley.  Utilizando su predominio providencial, hacen gala de su influencia en los procedimientos legales del Estado, y de su capacidad para manipular a los delegados del pueblo, con el fin de ralentizar los procesos legislativos, y en cierta medida, los avances sociales de tendencias globales. Cabe señalar que el proyecto de ley propuesto, no guarda relación con la discusión sobre la aceptación de los matrimonios de personas del mismo género.  Pero a través del discurso críptico de los religiosos, se hizo el llamado a los feligreses para marchar con el mensaje equivocado.  Muchos de los cuales, jamás entendieron las razones por las que estaban “protestando”.   

A todas luces, los cristianos contemporáneos han olvidado el origen de su iglesia como la conocen hoy.  Primitiva, perseguida, marginada, relegada, obligada a realizar sus rituales en catacumbas.  Una fe rechazada, unos fieles torturados y asesinados, una minoría acosada, son el origen de su imperio espiritual moderno.  Estos mismos cristianos que salieron de los túneles subterráneos para apoderarse de Roma, dan validez al viejo y conocido refrán: “El perseguido se convierte en perseguidor”.  Basta con mirar un poco la historia de su desarrollo y evolución, luego de Simón Pedro. 

Son ellos los que han servido como piedra de tropiezo para que las personas de un sector de la población, marginados y discriminados por sus preferencias de índole sexual, obtengan igualdad de derechos y protecciones, que el resto de los ciudadanos disfruta.  Dentro de su sinuoso afán de establecer políticas públicas que les favorezcan, promueven conductas antisociales, como la desigualdad, el discrimen, la intolerancia, la violencia, el odio, el rechazo, entre otros tantos desordenes que se suman como actitudes negativas y desviaciones mentales.  Obligando a los miembros de esa comunidad a vivir en el anonimato, ocultos y prisioneros en una especie renovadas catacumbas.


Todo esto ha puesto de manifiesto que, “Ganando, en ocasiones se pierde”.  Ciertamente, en mi opinión muy personal, que no es en nada experta en asuntos teológicos, han puesto en evidencia la aparente simonía de algunas facciones eclesiásticas que, en combinación con algunos gobernantes, han suprimido la ya alicaída, “Separación de Iglesia y Estado”.  Ambas instituciones han orquestado un sistema que establece lo que debe ser aceptado por la sociedad.  Esto incluye la definición de familia que todos conocemos, y que desde muy temprana edad nos han inyectado a través del suero de la educación.  Todos los libros y textos a nivel elemental por los pasados casi 50 años (que yo recuerde), han ido dirigidos a fomentar la creencia en ese modelo familiar.  Con todo, y aunque el “establishment” la ha establecido como la principal institución dentro de la vida ciudadana, esta ha demostrado que no ha sido lo suficientemente sólida para sobrevivir los embates de un mundo cambiante, donde los avances en todos los aspectos del diario vivir del ser humano, y la evolución personal de este, han hecho estragos en la constitución familiar. 

Una cosa es tener Fe, y otra muy distinta es, desconocer nuestra realidad.  El modelo tradicional no ha sido efectivo, como reclaman muchos, en evitar, disminuir, o prevenir los problemas sociales que en la actualidad padecemos.  Por el contrario, las estadísticas apuntan a que las tasas del detrimento social van, “in crescendo”, a velocidad supersónica.    Las familias contemporáneas se han transformado de tal manera, que sus componentes varían según la realidad de cada hogar puertorriqueño.  Empero, en su intento por mantener el orden fundamental, las religiones han optado por dar la espalda a estas nuevas tendencias y nuevos entornos familiares, pasando juicio sobre la forma y manera en la que se desenvuelve la cotidianidad estas personas.  Juzgando el interior de las relaciones y el modo en que interactúan unos con otros.

Esta actitud nociva para el bien común, ha provocado que los sectores fundamentalistas hayan caído en actuaciones contradictorias, que son mutuamente excluyentes con la cristiandad.  Dejando así al descubierto, lo alejados que están de los verdaderos principios, valores y enseñanzas de un Cristo, que con Su vida, obra, palabra, muerte y resurrección, estableció los nuevos caminos a seguir.  Caminos llenos de tolerancia, armonía, respeto, paz, pero sobre todo, mucho, mucho amor.  Amor y aceptación al prójimo, en especial a los desvalidos, desventajados, marginados, señalados, y rechazados por el “orden social establecido”.  Orden al que hay que hacer frente cuando se reviste de injusticia hacia uno o más de nuestros hermanos, o cuando se torna obsoleto en su esencia.

En la coyuntura histórica que se encuentra Puerto Rico, donde vivimos tiempos apocalípticos, es vital que todos los líderes, de todos los ámbitos y todos los entornos, asuman un rol participativo a favor de la conciliación y convergencia.  Todos tenemos el deber de crear conciencia, y de evitar ser factores activos en la hecatombe que nos arropa.  La responsabilidad es de todos, pero los que se jactan de ser dirigentes de agrupaciones o de masas de gente, el peso de esa responsabilidad es doble.  No pueden convertirse en entes promotores de separación, segregación, o elitismo. 

Con Su ejemplo, el Jesús que yo conozco, estableció para nosotros estilos de vida donde, sin importar nuestras vastas diferencias, todos somos reconocidos como hijos de un mismo Dios, nacidos en igualdad de condiciones.  Al menos, ante Sus ojos.  

¡Levántate y anda!

jueves, 21 de febrero de 2013

En las letras, desde Puerto Rico (Serie Libros encontrados en la espesura) Néstor Barreto hace breves comentarios sobre su libro, Sí

por Carlos Esteban Cana

Desde hace dos años o un poco más, el escritor Néstor Barreto ha puesto en segundo plano su obra creativa para dedicarse de lleno a su labor como editor de la Colección Maravilla. Sello Editorial que durante el 2011 dio a luz pública interesantes títulos de Elizam Escobar, Chiara Merino, Neysa Jordán y Angel Luis Méndez.  El mismo Barreto publicó, La actual fantasía de nosotr@s y otros poemas, libro en el que pulveriza entendidos superficiales sobre conceptos que suenan cacofónicos en la retórica diaria y mediática que escuchamos cada día.  Ese poemario, junto al de, Segunda Naturaleza, de Alberto Prieto, y Canto al hermetismo, de Carlos López Dzur, además de la importante re-edición de, La otra puerta, de Esteban Valdéz, representaron a la Colección Maravilla  en mi selección entre lo publicado en el género poético ese año.

Yo he tenido la fortuna de conversar con Néstor, el poeta, acerca de sus nuevos horizontes creativos en varias ocasiones. Lo singular de su propuesta tiene surco propio. No he visto otro catálogo creativo similar.  En pocos artistas he visto esa visión de novedad y ruptura.  Por todo lo anterior quiero compartir en la bitácora de Caronte Campos Elíseos, unas breves reflexiones de Néstor Barreto en torno a uno de sus libros más emblemáticos: Sí.  Impresiones además que permiten al lector vislumbrar cierta poética de un autor que trasciende definiciones y términos simplistas, que transita constantemente en territorios sinuosos.

Nestor Barreto: es como una rueda de ocho rayas, posiblemente son ocho libros fundidos. Cada uno de esos libros son iniciativas definidas, las define el propio cuaderno en el que fueron compuestas y tiene ocho secciones.  La metáfora dominante en es la espesura, el matorral.  Yo le llamo la asimetría atrópica o también le digo anatropía, y su animal emblemático, totémico es el ruiseñor.”

“El ruiseñor no tiene canto propio, de hecho el ruiseñor se llama Poliglotas Orpheus que quiere decir que el copia los sonidos de los animales que le rodean. Él habla todos los idiomas porque es políglota, y es Orfeo que es el dios de la música. Y esa atmósfera del Poliglotas Orpheus es la que domina en .  No hay simetría, es totalmente asimétrico.  El sentido se deshilacha en el ruedo, el ruedo del sentido. Siempre atareado en trabajar esa frontera donde parece que hay una lógica, pero que esa lógica es radicalmente anárquica.”

“Yo venía con unas ideas que he estado trabajando. Son reflexiones sobre varios conceptos. El primero es la espesura, estructura conceptual que he trabajado en ; experiencia estética de la lectura de mi poesía, que es una bien densa y bien tupida.  Son capas encima de capas, donde el sentido se pierde.  Y entonces hice una analogía entre esa experiencia de leer y la experiencia visual que más me atrae, que es la experiencia del matorral, de la maleza, el matorral, la espesura. ¿Por qué?  Porque la espesura es asimétrica, es simultánea, es plural, es bien diversa; es irracional, y, a la vez, tiene orden porque está ahí y no tenía alternativa.  Las cosas van, caprichosamente cogen para un lado, y se mueren y viven.  Esa misma simultaneidad es la metáfora constructiva que quiero comunicar; es como una percepción de la pluralidad y lo diverso.  Esa es la espesura”.

“Y dentro de la espesura tengo la invisibilidad.  Las cosas son invisibles aunque están ahí, pero como hay tantas cosas hay que buscarlas.  Hay que tener un ojo. Hay que distinguir, discriminar, y sacar; eliminar cosas para poder ver algo dentro de ellas o, sino, estarías viendo el todo.  Entonces cuando estás viendo todas las formas, se invisibilizan algunas para ver la visibilidad de la espesura”.

viernes, 15 de febrero de 2013

Once maneras de dominar un pueblo



Existen muchas formas y mecanismos para dominar un país, luego de invadirlo utilizando las fuerzas armadas.  He seleccionado algunas de estas para el siguiente escrito, ya que para los puertorriqueños están podrían ser ajenas, y estar alejadas de nuestra realidad e historia.  Pero ciertamente, muchos pueblos, algunos de ellos cercanos a nuestras costas, han sido víctima de varias, sino de todas ellas. 

Quizás al leerlas, podamos asociarlas y descubrir cual o cuales naciones vecinas, las ha padecido en algún momento:   


1. Invadir el objetivo y apoderarse de todos sus sistemas,   incluyendo el monetario, para adueñarse de todas sus riquezas. 

2. Implantar un gobierno militar para desarticular movimientos de sublevación.
  
3. Instaurar un gobierno civil, en el cual, todos los dirigentes sean nombrados desde la metrópolis.

4. Adoctrinar los naturales de la tierra invadida, para imponerles todas las responsabilidades de los colonos, sin otorgarles los mismos derechos de estos.
  
5. Utilizar todas las estrategias necesarias (espionaje, persecución, intimidación, torturas, asesinatos, y/o desapariciones), para reprimir cualquier intento de defensa o rescate nacional.  Puede aplicarse a los rebeldes o círculos más cercanos.

6. Otorgarles libertades aparentes para acallar las voces internacionales en contra del dominio extranjero absoluto.  Puede incluir una especie de gobierno propio, atado a las decisiones y mandatos ulteriores.
   
7. Dividir los nativos en varios grupos con diferencias ideológicas virtualmente irreconciliables, para evitar la unión y el resurgimiento del sentimiento nacional y el sentido patrio.

8. Mantener control absoluto sobre todas las áreas críticas para la permanencia de la ocupación (telecomunicaciones, puertos, administración de alimentos, correo, moneda, ejército, seguridad, recursos naturales, energía, agua, entre otras).

9. Subvencionar toda actividad dirigida a diseminar el dominio mental, cultural, y económico de los locales.  Incluyendo los medios de información convirtiéndolo de esta manera, en un País sin Prensa.

10. Subordinar su Estado de Derecho a la revisión y aprobación de los expertos.

11. Denegar y obstaculizar toda participación de los conquistados en los foros, asociaciones,  organizaciones, tratados o acuerdos entre países, ya sean regionales y/o internacionales.

Definitivamente al ser estas medidas leoninas, totalmente extrañas para nosotros y nuestra realidad, no hayamos podido identificar qué relación guardan con nuestra historia.  Es por eso que decidí dejar esta última como ñapa, para ser utilizada como referencia:   

12. Permitir presencia mínima de sus delegados o comisionados residentes, en los procesos y asuntos que sean de su interés.  Dicha representación debe ser indiscutiblemente, sin voz ni voto en las decisiones finales.

Tomando en consideración lo severo y perjudicial que puede ser la implementación de algunos de estos métodos para la idiosincrasia, identidad y autoestima de sus víctimas, espero que este pueblo esté preparado para resistirlas.

¡Levántate y anda!