Desde hace
dos años o un poco más, el escritor Néstor Barreto ha puesto en segundo plano
su obra creativa para dedicarse de lleno a su labor como editor de la Colección
Maravilla. Sello Editorial que durante el 2011 dio a luz pública interesantes
títulos de Elizam Escobar, Chiara Merino, Neysa Jordán y Angel Luis
Méndez. El mismo Barreto publicó, La actual fantasía de nosotr@s y otros
poemas, libro en el que pulveriza entendidos superficiales sobre conceptos
que suenan cacofónicos en la retórica diaria y mediática que escuchamos cada
día. Ese poemario, junto al de, Segunda
Naturaleza, de Alberto Prieto, y Canto
al hermetismo, de Carlos López Dzur, además de la importante re-edición de, La otra puerta, de Esteban Valdéz,
representaron a la Colección Maravilla
en mi selección entre lo publicado en el género poético ese año.
Yo he tenido
la fortuna de conversar con Néstor, el poeta, acerca de sus nuevos horizontes
creativos en varias ocasiones. Lo singular de su propuesta tiene surco propio.
No he visto otro catálogo creativo similar. En pocos artistas he visto esa
visión de novedad y ruptura. Por todo lo anterior quiero compartir en la
bitácora de Caronte Campos Elíseos, unas breves reflexiones de Néstor Barreto
en torno a uno de sus libros más emblemáticos: Sí. Impresiones además que
permiten al lector vislumbrar cierta poética de un autor que trasciende
definiciones y términos simplistas, que transita constantemente en territorios
sinuosos.
Nestor Barreto: “Sí es como una
rueda de ocho rayas, posiblemente son ocho libros fundidos. Cada uno de esos
libros son iniciativas definidas, las define el propio cuaderno en el que
fueron compuestas y tiene ocho secciones. La metáfora dominante en Sí es la espesura, el matorral. Yo le
llamo la asimetría atrópica o también le digo anatropía, y su animal
emblemático, totémico es el ruiseñor.”
“El ruiseñor no tiene canto propio, de hecho el
ruiseñor se llama Poliglotas Orpheus que
quiere decir que el copia los sonidos de los animales que le rodean. Él habla
todos los idiomas porque es políglota, y es Orfeo que es el dios de la música.
Y esa atmósfera del Poliglotas Orpheus es
la que domina en Sí. No hay simetría, es totalmente asimétrico. El sentido se
deshilacha en el ruedo, el ruedo del sentido. Siempre atareado en trabajar esa
frontera donde parece que hay una lógica, pero que esa lógica es radicalmente
anárquica.”
“Yo venía con unas ideas que he estado trabajando.
Son reflexiones sobre varios conceptos. El primero es la espesura, estructura
conceptual que he trabajado en Sí;
experiencia estética de la lectura de mi poesía, que es una bien densa y bien
tupida. Son capas encima de capas, donde el sentido se pierde. Y entonces hice
una analogía entre esa experiencia de leer y la experiencia visual que más me
atrae, que es la experiencia del matorral, de la maleza, el matorral, la
espesura. ¿Por qué? Porque la espesura es asimétrica, es simultánea, es plural,
es bien diversa; es irracional, y, a la vez, tiene orden porque está ahí y no
tenía alternativa. Las cosas van, caprichosamente cogen para un lado, y se
mueren y viven. Esa misma simultaneidad es la metáfora constructiva que quiero
comunicar; es como una percepción de la pluralidad y lo diverso. Esa es la
espesura”.
“Y dentro de la espesura tengo la invisibilidad. Las
cosas son invisibles aunque están ahí, pero como hay tantas cosas hay que
buscarlas. Hay que tener un ojo. Hay que distinguir, discriminar, y sacar; eliminar
cosas para poder ver algo dentro de ellas o, sino, estarías viendo el todo. Entonces
cuando estás viendo todas las formas, se invisibilizan
algunas para ver la visibilidad de la espesura”.
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