jueves, 1 de agosto de 2013

Universos... su aniversario

En alguna entrada anterior les comentaba un poco acerca de mis aburridas lecturas. También les describía brevemente el contenido del libro, Universos de Carlos Esteban Cana, el cual había tenido la oportunidad de leer para aquellos días.  Lo que no mencioné en aquel momento fue, que el autor de dicho libro es un gran amigo (de los pocos que así considero) que se ha dedicado de lleno al periodismo cultural y que desde hace mucho tiempo esperaba la buena nueva de su primera publicación.    

En aquella ocasión fue algo complicado (a mi todo se me complica), escoger uno de los relatos para presentarles el libro compuesto por 31 microcuentos.  Entonces me decidí por uno de los micros con el que logré identificarme grandemente.  En estos días Universos cumple su primer aniversario, y con la aquiescencia de su autor, quisiera dedicar está entrada a uno de mis favoritos.  Esta vez no por el hecho de que me identifique con el mismo, sino porque considero que es un relato estremecedor.       
Cierto es que todos los cuentos son excelentes, y que tengo una gran selección como alternativa. Espero en algún momento tener la oportunidad de brindarles un poco más de esos Universos, y aunque estamos en un País sin prensa, hay muy buenos periodistas a los cuáles les dejo por el momento, este micro-obsequio.


Con su bola roja

Quise tomar la foto inmediatamente que lo vi.  Aquel niño, de tez morena, pelo rizado, con ojos negros llenos de brillo y entusiasmo, no pasaba de los tres o cuatro años. Mientras jugaba con una bola roja en lo que podríamos llamar el patio de su casa (un suelo árido que habían cubierto con gravilla) me obsequió una espléndida sonrisa. Eso me hizo olvidar las razones que me llevaron al lugar.  Con un sí sonoro accedió a que le fotografiara y casi por señas le hice entender -apenas hablaba su idioma- que se la obsequiaría.

Comenzaba a sacar la cámara cuando recibí una llamada del periódico.  Tuve que alejarme para poder recibir la señal adecuada.  Intentaba escuchar lo mejor que podía cuando un estruendo detonó.

Después del aturdimiento un intenso zumbido permanecía en mis tímpanos.  La bola aún rebotaba cuando se detuvo en mis pies.  Se me ocurrió colocarla cerca del niño en el momento que colocaba el lente adecuado para cumplir, con el medio, con aquel angelito, conmigo mismo.

Así, con un calce que hacía referencia al conflicto bélico, salió reproducida en periódicos del planeta, la oquedad vacía de unos ojos infantes y ausentes en la foto que había titulado "Promesa".


                    
 *****Universos está disponible en la pagina de Isla Negra Editores*****

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Carlos Esteban Cana - Escritor y comunicador puertorriqueño. Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos. Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín "En las letras, desde Puerto Rico".

Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna "Breves en la cartografía cultural". En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores. Otros dos libros aparecerán durante el presente semestre. El primero titulado "Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia", ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento. "Testamento" es el segundo de los libros mencionados, poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: "Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete". Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico.

miércoles, 24 de julio de 2013

Capa sobre capa

por  Caronte Campos Elíseos


Estos meses de verano son muy festivos en Puerto Rico.  En especial el mes de julio ya que hay muchas fechas y conmemoraciones importantes.  Empezando por el 4 de julio que es la más emblemática, porque es la más burda muestra de lo que es un pueblo colonizado.  Festejamos la lucha y consecución de la independencia del país que hasta el sol de hoy, nos mantiene privados de ejercer nuestro derecho a la libre determinación, y a emular su ejemplo de superación (Eso dicen los verdes).  Recordemos que la primera república de América, en su momento fue una colonia similar a la nuestra.  Mientras en el territorio continental se llevan a cabo eventos militares, políticos, sociales y de recordación, en el territorio colonial nos vamos de playa.  No sabemos (ni nos interesa) qué se festeja, no sabemos qué se conmemora, ni siquiera sabemos la historia detrás del día feriado (tal parece que no figura en los libros del sistema educativo criollo).  Lo único que nos interesa es que es un día libre sin trabajo y hay que aprovechar la oportunidad para broncearse (yo también aprovecho la coyuntura histórica para nadar, tomar un poco de sol y algo de ron).

Luego llega el 25 de julio (obviando los próceres nativos con sus natalicios y conmemoraciones, que son los menos que nos importan) con su tripleta carnavalesca.  Como si se tratara de un artilugio del destino para burlarse de nosotros (o para complacernos), este día marca en nuestro calendario histórico tres eventos significativos.  Debe ser alguna especie de intervención providencial (maléfica tal vez), que llevemos décadas divididos en tres tribus partidistas y, por suerte para sus máximos dirigentes, cada una de estas tiene un episodio épico para rendir pleitesías de acuerdo a su convicción política.  Cada uno de estos hechos provoca (en mi opinión) grandes cambios en nuestra vida colectiva, y marcan (como Hansel y Gretel) el camino que debe recorrer la memoria si queremos entender nuestro presente.  Voy a discutir cada uno someramente, porque como lego que soy en la materia (y en casi todas…bueno, en todas), tengo que admitir que la historia no es mi fuerte.  No porque no me agrade, sino porque apenas puedo retener lo que me ha sucedido en días recientes.

El primero de estos eventos que celebramos con un día de playa, sol y arena (cualquiera diría que no vivimos en una isla, y que no vemos el mar como sucede en Mongolia), es la invasión de la isla por parte de la marina norteamericana durante la Guerra Hispanoamericana (inicialmente, Guerra Hispano-cubana).  Demás está decir la razón por la que cambió el nombre del conflicto, lo que sí es un hecho es que ese 25 de julio de 1898, las tropas norteamericanas desembarcaron en Puerto Rico.  Para esta fecha y después de largas luchas (incluso armadas), la isla había obtenido de España una Carta Autonómica.  La misma otorgaba a la colonia ciertos poderes que le permitían algunas libertades, como por ejemplo tener su propia moneda y participación en algunas decisiones insulares.  Quiero aclarar que la opinión local está dividida (como en la mayoría de las cosas) en la interpretación de este suceso.  Algunos creen que lo sucedido fue una invasión militar que violentó el acuerdo antes mencionado, entre la isla y el gobierno español.  Otros están estáticamente convencidos de que los americanos llegaron para rescatar a los ciudadanos del yugo hispánico y traer libertades y democracia (eso dicen los azules), e incluso para curar a los criollos de la epidemia de piojos que invadía sus cabezas (aparentemente llegaron tarde porque las liendres afectaron y/o sustituyeron las neuronas de muchas generaciones, al menos las mías propias).  Sea cual sea su punto de vista sobre este arribo ultramarino, debe estar de acuerdo en que los acontecimientos posteriores al mismo, han servido como agente catalizador de nuestra condición actual.  No en vano han transcurrido 115 años sin ningún plan de retirada, ni para una completa y/o verdadera anexión.



El segundo hito histórico, acontecido 54 años más tarde al desembarco gringo, es la proclamación de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (tan largo el nombre como la falacia que lo arropa).  El 25 de julio de 1952, el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, toma una de las decisiones de más influencia y más relevancia para todo el cosmos jurídico, político, social y económico de la, desde entonces, consentida colonia.  El “Commonwealth” o Mancomunidad de bienes, como es su nombre entendido por los yanquis, es lo que viene a ser la base de todo el Estado de Derecho como hoy lo conocemos.  Este acuerdo común entre las partes interesadas, en teoría es para conseguir mayor y mejores beneficios, garantizar los bienes, asegurar la obtención de logros en común y colaborar de manera recíproca y en igualdad de condiciones (eso dicen los rojos).  Lo mejor de dos mundos dirían algunos jibaros.  Con su defensa común, moneda común, sus dos banderas y dos himnos, han entretenido a muchos incautos.  A todas luces, nuestro primer gobernador electo de manera popular (vaya ironía, como termina maleándose un término global de pluralidad), se las ingenió para encontrar un punto de convergencia entre las tres tendencias ideológicas y plasmarlo de manera tal que se mostrara complaciente con todos.  Juzgue usted mismo si el convenio entre gringos y criollos ha resultado de provecho para nuestros mejores intereses, considerando los resultados actuales. 

El tercero y último acontecimiento que nos ocupa, es también el más penoso.  Es secuela de la división sembrada por el primero e institucionalizada por el segundo.  Este marca con sangre la profunda disociación entre los puetorriqueños como pueblo.  El 25 de julio de 1978, ochenta años después de la invasión, y a 26 años de la aquiescencia cesionista, dos jóvenes son asesinados en un entrampamiento perpetrado por las autoridades.  Este es uno de los asesinatos por motivaciones políticas más notorios en nuestra historia reciente.  En una época marcada por la represión y criminalización del pensamiento separatista, que buscaba la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, no era bien vista por las autoridades la disidencia política.  Sin entrar en los detalles de los sucesos,  estos dos jóvenes fueron etiquetados como terroristas por su fuerte oposición al régimen estatutario establecido con el mal llamado, Estado Libre Asociado.  La ponderación de estos filicidios va a depender en gran medida, de los valores, creencias, sensibilidad, y del nivel de ética y moral que cada uno posea individualmente (en mi caso muy particular, es nulo en todas las anteriores, junto con los llamados valores cristianos).  Lo cierto es que, aunque hay muchos paisanos que concurren con el Estado y sus gobernantes en ese momento lúgubre para nuestra historia, y con su clasificación de terrorismos para la lucha por la emancipación patria, muchos otros los recuerdan como mártires de esa misma causa.  Amén del halo de emblemática y encomiable que rodea su gesta en el Cerro Maravilla (eso dicen los melones).


Ya hoy en el 2013, este próximo 25 de julio cada facción o grupúsculo de puertorriqueños escogerá a donde llevar sus creencias, sus ideales, sus esperanzas (hartos de fanatismo excesivo).  El otro noventa por ciento (90%) se quedará en casa, se irá para la playa o el rio, tal vez para el cine, enajenados o ignorantes (en mi caso todas las anteriores) de lo acontecido en nuestra historia y los efectos en la forma y manera que vivimos actualmente.  Mientras tanto, los mal llamados líderes políticos aprovechan las emociones exacerbadas de sus huestes para fomentar y profundizar en estas fechas, las divisiones que nos mantienen en una eterna pero solapada guerra civil.  Estos personeros de los intereses propios o extranjeros, postergan los intereses y el bien común para llenar sus cuentas, sus bolsillos y sus barrigas.  Por tal motivo es más conveniente y más productivo para esta elite, entretenernos con espectáculos y epopeyas míticas, con el fin de hipnotizar nuestro entendimiento y apartarnos de la cruel realidad.  Realidad evidente en toda nuestra cotidianidad.  Los seguimos como ratas al flautista, con los ojos vendados sin distinguir qué vivimos de las migajas que dejan caer de su mesa.  Mientras para ellos todo es lujo, excentricidades y manjares, para nosotros es impuestos, dificultades, vicisitudes y necesidades.  Con flautas somníferas  nos conducen por el lento camino a la demencia y a la miseria (literalmente hablando, al menos en mi persona).

Emprendido el viaje hace poco más de un siglo por ese camino truculento, han enterrado, capa sobre capa, nuestra memoria colectiva.  No hemos podido recuperarla porque han disipado la huella histórica que dejaron en el camino los verdaderos patriotas que lucharon para que no nos sucediera lo que tanto profetizaron.  Han institucionalizado la perfidia y la tergiversación del pasado, provocando el desapego y la indiferencia nacional (por eso tenemos tres interpretaciones sobre lo mismo).  Han confundido nuestras mentes en una maraña de mentiras que con el tiempo se han vuelto realidad en nuestro subconsciente.  Nos han lavado el cerebro para borrar todo rastro de nuestra identidad e idiosincrasia.  Nos han adoctrinado sistemáticamente para rechazar la verdad y asumir quimeras imposibles.  Nos han inducido a adoptar modelos extranjeros fracasados.  Nos mantienen en un inmovilismo conveniente sólo para ellos, porque al final de la jornada definitoria, dos de sus congregaciones están destinadas a desparecer.  Nos han creados problemas y enfermedades mentales que nos mantienen adictos a sustancias enloquecedoras (eso lo digo yo).   

Al final del día, no importa en cual facción nos encontremos afiliados, TODOS sufrimos las mismas consecuencias por igual.  Hasta que no resurja en nosotros un verdadero compromiso con nuestras próximas generaciones de entender e interpretar correctamente nuestro pasado y rescatar nuestro presente, no podremos cimentar, capa sobre capa, un futuro sólido y seguro.  Sin una genuina responsabilidad social, nunca experimentaremos la unidad y prosperidad que como pueblo, nos han negado.

¡Levántate y anda!

viernes, 19 de julio de 2013

Elegía por la muerte de una soledad

Recorrieron naufragios,
cada vez más profundos
en sus cuerpos sus brazos.

Miguel Hernández




Aquí al final de mi camino
en el calor del encuentro con el amado
erotizada me despido  de doña soledad
ante su deseada muerte sin redención.

Le rindo tributo tan solo a sus silencios
a sus noches de escribidurías guerrilleras
a su tiempo de furtivos sudores urbanos
así como mi oficio de encender almas
y verlas danzar entre los cuerpos anónimos
versifico el réquiem de un libro de sombras.

Lloro a los minutos perdidos
a esos bocetos que no llegaron a contarse
a las noches sin entrega
o a la autoentrega entre sábanas de papel.

Así como Miguel, 
tampoco perdono a la vida desatenta,
siquiera perdono a la tierra ni a la nada
tan sólo redimo a la muerte enamorada.

En mis manos construyo un  huracán
de fuego, integridad y gritos estridentes
para que despierte a mi isla soledad
y no ahogue a los iluminados, los niños,
mucho menos a los poetas.

Quiero escarbar calendarios con mis sueños,
quiero apartar la tierra parte a parte,
como cantó el poeta de Orihuela
a quien dejaron morir de rabia y  abandonos.

Recojo silencios en la escarcha
así como poemas libres, libertos
también los libidinosos;
mi amad@ va pescando peces plateados
para versificarme con ellos y llenarnos de piel.

Hoy enterramos a la maldita soledad
al desamor en puerto vecino
a la incomprensión de las manos
así como la amordazada envidia
junto al carnaval de los zombis sociales
que no hay cabida para el hedor ni las supuraciones
todos estos  irán al Hades que es olvido.

Las puertas de la luz llegaron para los elegidos
ese orgasmo eterno, el cuerpo del delito
la complicidad de la ternura ha triunfado
descanse en paz la oscura soledad.

del poemario El Cuerpo del Delito
(Ed. Diosa Blanca, Venezuela, 2009)

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Ana María Fuster Lavín - Escritora, editora, correctora, redactora de textos escolares y corresponsal de prensa cultural.Ha obtenido diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Libros publicados: Verdades caprichosas (First Book Pub., 2002), cuentos, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005), novela cuentada, premio del PEN Club de Puerto Rico. El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2006), poemario, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Leyendas de misterio (Ed. Alfaguara infantil, 2006), cuentos infantiles. Bocetos de una ciudad silente (Ed. Isla Negra, 2007); El cuerpo del delito (Ed. Diosa Blanca, 2009), poemario. El Eróscopo: daños colaterales de la poesía (Ed. Isla Negra, 2010), poemario. Tras la sombra de la Luna (Ed. Casa de los Poetas, 2011), poemario. Recientemente publicó su primera novela (In)somnio (Ed. Isla Negra, 2012) que va por su segunda edición.

miércoles, 17 de julio de 2013

Vindicación del Miedo de Camilo E. Santiago Morales



El estimado colega y amigo Antonio Aguado Charneco, maestro de letras, me hizo un regalo espectacular. Se trata del libro Vindicación del Miedo de Camilo E, Santiago Morales. He disfrutado este libro a plenitud y creo firmemente que debe estar en toda biblioteca, en especial si eres fanático de Quiroga, pues las letras de Camilo, tal como las de Horacio, te mantienen al hilo de la expectación.  Su dominio del cuento me recuerda también al mismo Aguado Charneco, sus letras siempre carcomiéndote por dentro con su sagacidad.
Comencé a leerlo en una mañana y no pude detenerme, miedo tras miedo buscaba una salida, algo que me obligara a dejar para luego algo de lectura y sucedió. Tuve que ir al dentista con mis hijas. Entre limpieza de dientes y el ponerle lo que la especialista llamó  “gomitas” y  que harán que separe una muela de otra para luego colocarle un gancho expansor en el paladar  para ampliarle la mordida ya que tiene mucho problemas de espacio, me ofusqué y dejé el libro atrás. 
Al llegar a casa busqué el libro en el auto y al no encontrarlo recordé dejarlo en la silla de la oficina de la dentista pediátrica. Ya era la tarde de un sábado, la oficina estaba cerrada y tuve que esperar al lunes para tratar de recobrarlo. El domingo no pude dejar de pensar en cuentos como El muro, El gusano maestro y Formica homofobia, partes de este magnífico libro al que sólo me faltaban dos relatos para terminar de leer. La nena tenía cita nuevamente con la dentista, para removerle las gomitas y tomarle las medidas al otro día. Ese lunes siguiente mi esposa la llevaría, así que le pedí que preguntase por el libro con la esperanza de recobrarlo. Así fue, lo recobró. Me dijo que la reacción de la secretaria de la dentista fue algo chistosa, pues cuando se lo devolvió le explicó que al ver la portada, y el título del libro, no se atrevió ni a abrirlo.  Y es que la portada también está muy bien lograda, obra de Otto Rapp un pintor de Baja Austria radicado en Canadá y a  quien han apodado como “El Místico”. En verdad mirar la portada causa consternación.
Terminé el libro y me quedé con esa sensación que deben sentir los que acaban de bajarse de una montaña rusa cuando a pesar de todo el terror que sintieron allá arriba, quieren regresar a la fila para encaramarse y retar a sus miedos nuevamente. De hecho, al abrir el libro y leer lo que Camilo nos ofrece dentro puedo concluir asegurándoles que es esa clase de miedo que se convierte en pánico y que estaré a la espera de más material de este escritor, mientras,  volveré a leer Vindicación del miedo, después de todo: Como nos explica Antonio Aguado Charneco en la introducción de este libro: “ Camilo nos transporta a otras dimensiones de la realidad…de una realidad que, constantemente, redefine sus propios parámetros y ensancha sus linderos” .


Libro disponible en : Libreria Norberto Gonzalez
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Angelo Negrón (New Jersey: Junio 15 1969 a Enero 1970 - Puerto Rico: enero 1970 al presente). Definitivamente puertorriqueño. Sus cuentos han sido publicados en la revista y colectivo Taller Literario y en Revista Púrpura. Tiene varios libros inéditos de relatos a los que le ha dado por título: Montaña Recuerdo, Entre el edén y la escoria, Sueños mojados, Confesiones y Causa y efecto. Además una novela de próxima publicación titulada: Ojos furtivos. Mantiene el Blog: Confesiones

domingo, 14 de julio de 2013

Oscuridad permanente

por  Caronte Campos Elíseos


Luego de retirar las tormenteras, soltar todas las amarras para proteger la terraza, y después de colocar nuevamente todos los objetos que podrían servir como proyectiles aéreos por los vientos, me dediqué a consumir todo lo que compré compulsivamente para la fallida tormenta.  La tormenta no fue lo único que falló.  Como era de esperarse, también  falló el sistema eléctrico del país.  Mientras tomaba toda esa cerveza y todas las demás provisiones alcohólicas que guardaba para el posible cautiverio (provocado por la ley seca), pensaba como era posible que después de tantos avances científicos y tantos equipos sofisticados, no puedan darnos una proyección más certera que la que ofrecen en caso de estos fenómenos atmosféricos.

Mientras los boricuas nos hemos pasado varias semanas distraídos con algunos problemillas causados por la lluvia constante y alguno que otro causado por gobierno y su singular forma de manejar ciertos asuntos, en especial el Departamento de Hacienda con su "delay" con los reintegros... el mundo real (me refiero al que está más allá de nuestro propio mundo insular) convulsionaba y estallaban en diferente países protestas populares.  Cuando digo populares me refiero a que son protestas que cuentan con el apoyo de  gran parte de la población.  Aclaro esto por si algún militante del corazón del rollo de alguna de las tribus políticas locales está leyendo.  No vaya a ser que dentro de nuestra locura tropical piensen que sus respectivos partidos tienen algún capitulo internacional. 

Ejemplo de estos movimientos masivos de  protestas contra algún gobierno y en contra de sus acciones, lo es Brasil.  Los brasileños comenzaron una serie de protestas por un aumento estipulado por el gobierno en el costo del transporte público.  Este aumento de diez centavos (si, está leyendo bien, diez centavos) provocó que millones de personas se lanzaran a las calles a denunciar el abuso gubernamental.  El asunto fue subiendo de tono cuando los manifestantes decidieron aprovechar la coyuntura histórica para dejar saber su malestar por otra serie de políticas económicas que afectaban sus bolsillos.  La jornada se intensificó cuando después de incluir su exigencia de detener la corrupción, y su mandato de mayor inversión en salud y educación, los manifestantes pusieron sus miras hacia el gasto de dinero público en la celebración de la Copa Confederaciones de Futbol.  Las protestas se trasladaron a los estadios donde se jugaba dicho torneo e incluso pedían un alto   en la inversión para este tipo de eventos. 

Otro país que vive momentos similares desde el mes de mayo lo es, Turquía.  El fuerte movimiento antigubernamental en las calles turcas tiene su origen en la decisión del gobierno de demoler un parque ubicado en la plaza de Estambul, para construir en su lugar un centro comercial.  A casi dos meses de comenzada la ola de protestas, las cifras alcanzan los seis muertos, 8 mil de heridos, y cientos de arrestados en las calles.  Amén de la brutal represión policial que vive el país. 


Ciertamente tengo que incluir a Egipto, y las manifestaciones en la Plaza Tahrir, en El Cairo.  Aparte de ser las más violentas y las más concurridas, estas eran para pedir cambios en el gobierno y la renuncia de sus dirigentes.  No podemos olvidar que durante la "Primavera Árabe", este país vivió momentos similares al tener que dimitir su entonces presidente, Hosni Mubarak.  Luego de este evento es seleccionado en elecciones libres, Mohamed Morsi, a quien en días recientes le propinaran un golpe de estado.  En la actualidad la división entre los opositores y los seguidores de Morsi, podría desembocar en una guerra civil.

Más allá de entrar en los méritos de estos movimientos, el factor común entre estos eventos, es decir, las masas actuando colectivamente para el bien general,  es lo que me parece muy curioso.  Claro, luego de haber consumido tanto alcohol, gracias al simulacro de tormenta, absolutamente todo me parece curioso, y hasta cierto punto, gracioso.  De hecho, risa es lo que me provoca cuando recuerdo que mientras todo esto sucedía a través del globo, las redes sociales nativas se desbordaban en señalar y criticar duramente la vida de los residentes de los caseríos públicos.  Es una conducta y una costumbre generalizada en la isla que no se limita al tiempo de fenómenos atmosféricos, atribuir a los habitantes de los residenciales, responsabilidad de casi todos los problemas que aquejan a la clase media y trabajadora del país.  O al menos acusarlos de ser la principal carga de los asalariados, al estos últimos tener que costear todos los servicios, programas de asistencia económica, nutricional, salud, y subsidios en general (agua, luz, teléfono).  Esto sin mencionar las ayudas para renta, celulares, y no me extrañaría que hasta para cable televisión.  Más aún, tienen el estigma de ser la claque del país, de ser los más vagos y tienen el sello que simboliza la pereza en su mayor expresión. 

El movimiento social criollo se conglomeró en los "Status Updates" de Facebook y en los 140 caracteres de Twitter.  De ordinario, yo deambulo por esas vías y generalmente son espacios apacibles.  Pero con los vientos de tormenta recientes se transformaron en  campos de empalamiento para aquellos que viven del sistema.  Al menos esa fue mi interpretación sobre los hechos.  Por tal motivo quiero dejar aquí consignadas mi percepción y mi punto de vista sobre este asunto.  

(Nota: Con tan alto porcentaje de alcohol en mi sangre, y con la mezcla de los medicamentos junto con mi andropausia, es posible que mi punto de vista esté alterado y mi percepción no esté en su sano juicio)  

Este tema de los beneficiarios de los programas sociales es un tanto complicado porque desata pasiones, deseos reprimidos y toca la fibra más íntima de cada puertorriqueño individualmente.  Cada uno lo ve y lo analiza según su realidad o sus fantasías secretas.  No se puede negar tampoco que genera división entre los que se aventuran a opinar sobre el mismo.  Tan es así que existe multiplicidad de epítetos para referirse a esta clase social, baja o pobre, como se quiera llamar.  Desde parásitos hasta vividores, desde vagos hasta irresponsables, la lista de calificativos es casi interminable.  No voy a expresar en forma alguna si estoy de acuerdo o no con esta práctica, ya que conozco muchas buenas personas que allí residen.  Al final del día, lo menos que debe importarle a usted es mi tonta opinión, ya que es de nula importancia y carece de relevancia para la vida de otros (incluso la mía propia).  Lo que sí debe importarle es formularse su propio  pensamiento con todos los elementos de juicio.  De todas formas, sin importar cual posición usted asuma, nunca existirá un consenso general.

Recientemente leía una columna de un conocido comentarista sobre este asunto de las ayudas económicas.  En la misma este individuo realizaba una comparativa estrictamente numérica sobre lo que representa para una familia acogerse a dichos programas o buscar un empleo donde genere algún tipo de compensación monetaria.  De más está decir, que en el "bottom line" para una familia con una composición de tres personas, es mucho más conveniente, en dólares y centavos, recibir las ayudas gubernamentales, que buscar un empleo a tiempo completo con el salario mínimo federal.  Cabe mencionar que estas personas, en efecto, sí buscan un empleo informal fuera de nómina alguna, para evitar de esta manera perder las ayudas que reciben.  Así se desprende del análisis, donde el ingreso generado por esta familia a través del trabajo honesto, solo terminaría en números rojos cada fin de mes.   Dado lo anterior, se ejemplifica como se les dificultaría a estas personas cubrir sus necesidades básicas para vivir.  El título de esta columna (¿Somos un pueblo de vagos?) generó una ola de críticas ya que para algunos, ponía en tela de juicio el perfil del trabajador boricua.  El autor concluye su columna con la suposición de que el sistema está diseñado para mantener sumidos en la miseria estas personas a modo de fomentar la dependencia y disminuir las oportunidades de superación para este grupo.  Como participante de algunos de estos programas (incluyendo el de los Hogares Crea), doy fe de que en efecto, las ventajas de recibir todos esos vales sobre el caos que genera el pertenecer a un ambiente de trabajo estresante, es un incentivo para no abandonarlos jamás.

Usted puede estar de acuerdo o no con la conclusión del mencionado escrito, pero lo que sí es evidente y no se puede negar, es que puso a flor de piel el verdadero sentir de gran parte de la clase trabajadora.  Con todas las críticas y las respuestas que se expresaron a través de varios medios, quedaron evidenciadas las condiciones en que se encuentra la clase media del país.  Una clase media abusada, cansada, y devastada por el peso de cargar un país de ricos acumulando capital y de un gobierno que pasó de ser uno paternalista a convertirse en una entidad indiferente al sentir de sus constituyentes.  Son estas dos instituciones, con sus prácticas capitalistas y sus impuestos surreales, respectivamente, las que han inducido al enfrentamiento y al desprecio entre las dos clases inferiores.  Por eso no es de extrañarse que la parte de la población que participa de lleno en el mundo laboral, arremeta con extrema impiedad contra la parte de la población que "le ha seguido el juego" al sistema. 


Es notable que la estrategia de polarizar la atención y la opinión pública hacia temas irrelevantes e insignificantes, en lugar de que se enfoquen en el verdadero origen del caos imperante, funciona de manera absurda, como un reloj (al menos en este servidor).  El caso más reciente y más evidente sobre este desapego entre clases, fueron las manifestaciones a través de las redes sociales tan pronto se activó el aviso de tormenta tropical.  Los perfiles y los "tweets" no hacían otra cosa más que hacer referencia a la buena vida y llena de lujos que se dan estos indigentes, a costa de los contribuyentes.  Todo permeaba ira, coraje, odio, y por qué no, hasta envidia (al menos en mi persona).  Pero el que conozca y entienda un poco de como es el funcionamiento del gobierno y como este maneja sus arcas, sabe que la inmensa mayoría de todas las ayudas dirigidas a los participantes de todos esos programas, no salen necesariamente del bolsillo de los trabajadores.  Al menos NO de la forma y manera que ellos piensan.

Dando un mirada a "grosso modo" a los números disponibles en la  página virtual del Banco Gubernamental de Fomento, los cuales son provistos por la Junta de Planificación (tomándolos por fe, ya que sabemos que el gobierno practica la manipulación de sus propios números y estadísticas), podremos entender de donde provienen los fondos en discusión.  Ahí podremos ver las cantidades de las transferencias económicas que el gobierno federal realiza para sostener los programas sociales del Estado Libre Asociado.  No voy a discutir en esta ocasión dichas transferencias y sus orígenes, porque eso es harina de otro costal.  Lo que quiero traer a su atención (otra vez la costumbre de hablar  conmigo mismo) es lo que se esconde detrás de esta cortina de humo que nos han levantado ante nuestros ojos, y que solo nos permite ver lo que ciertos grupos de interés quieren que veamos.  Pero es un secreto a voces que la cantidad ($$ en millones $$) de dichas transferencias dependen intrínsecamente de la cantidad de personas participantes y beneficiarias.  Es decir, mientras más dependientes empedernidos, más dinero recibe el Estado y más dinero pueden desviar los funcionarios con su corrupción insaciable.  Es así de simple.  Suma por un lado y resta por el otro.   Nosotros, por cosa del plan divino,  estamos en el lado de la substracción.         


Nos adoctrinan para evitar que nos contagiemos con la pandemia  de dignidad que resumí someramente al inicio, y que en estos momentos arropa a los países antes mencionados, y a muchos otros que están mucho más cercanos a nuestra zona.  Mientras esos pueblos se levantan y alzan su voz de protesta en reclamo de lo que les pertenece y en contra de los abusos de sus respectivos gobiernos, exigiendo transparencia en el manejo de sus riquezas, nosotros les seguimos el juego a las autoridades de culpar al vecino  (yo tengo unos bastante molestos).  Mientras estos ciudadanos toman conciencia sobre lo que merecen de sus gobernantes, y sobre las razones por las que delegaron en ellos sus poderes para dirigir su vida colectiva, a nosotros se nos va la vida buscando y señalando falsos positivos.

La ceguera es tal, que ni siquiera podemos ver más allá de lo evidente.  Nos sentamos a desdeñar a nuestros hermanos puertorriqueños sin entrar en los méritos de sus razones individuales.  Hacemos generalizaciones sin considerar que la realidad de cada hogar puede ser distinta a la percepción que tenemos y que nos han inculcado.  Al fin y al cabo, esto más fácil que aceptar el hecho de que han estado "Sembrando ideas" en nosotros.  Nadie, ninguno de nosotros quiere salir de su zona cómoda.  Nadie está dispuesto a salir y tomar las calles en reclamo de un trato justo para todos, en reclamo de verdadera igualdad, y no la igualdad que quieren las autoridades que creamos.  Nos quedamos mirando, sin inmutarnos, las mil y una forma en que el Estado nos usa y nos abusa. 

Es nuestro gobierno y son nuestros líderes (me incluyo en esta última falacia cuando digo nuestros, para no quedar fuera de grupo) los que nos tienen y nos mantienen en esta situación perenne.  La corrupción, el pillaje, el tumbe rampante que reina dentro de la institución principal de  nuestra civilización (esto es una hipérbole) es lo que nos lleva rumbo a la miseria (si no es que ya llegamos).  Los honorables piratas saquean todo a su paso sin ningún tipo de consideración ética o moral.  Son estos corsarios los que con su instaurado nepotismo, dando los empleos a batatas políticas por encima de candidatos bien preparados académicamente, con sus emisiones de bonos para sus bolsillos, los de sus colegas y allegados, con sus salarios estrambóticos, con sus contratos pornográficos (recuerde que nosotros somos los de abajo) para sus amigotes, y con su mala administración y derroche de fondos públicos, son ellos y solamente ellos los que nos llevan a la banca rota y nos la echan en la cara.  En adición a todo lo anterior y por si fuera poco, nos imponen nuevos impuestos y arbitrios para, sistemáticamente, despojarnos de nuestros ya empobrecidos ingresos.


La ineptitud de estos seres elegidos es de tal magnitud, que no se dignan en ofrecernos calidad en los servicios básicos.  Tan es así, que hasta el fantasma de la tormenta Chantal dejó la mitad de la isla en una oscuridad casi incomprensible.  Nos hacen pensar que los pobres somos los que nos robamos la luz, sin embargo es a los altos funcionarios los primeros que se les encuentran “pillos” en sus hogares.  A parte de la gran cantidad de energía que se desperdicia por el exceso de producción innecesaria, la cual también paga la clase trabajadora.  No solamente nos desvalijan de nuestros bienes, sino que no hacen su trabajo.  La criminalidad campea por su respeto, la seguridad es mínima, el desempleo sube como la espuma, la educación y la salud son de quinta.  Mucho peor que en las "Repúblicas Bananeras" o "Republiquetas" como les hemos llamado históricamente a nuestros países hermanos despectivamente (hoy estos países nos dejan el tercer mundo solo para nosotros).  Solo se limitan a llenar sus cuentas bancarias, a lucir sus mejores galas y a pagar los favores políticos que dejan sus costosas campañas para cada una de las candidaturas.  Se olvidan de su verdadero llamado, les vale madre la confianza depositada en ellos al ser seleccionados como dignatarios (esto es una broma) y representantes de los deseos genuinos de superación de todo un pueblo. 

Todo esto en el marco de la legalidad.  Es por esto que siempre reclamo que nos merecemos un "Nuevo Estado de Derecho", que elimine y erradique para siempre todo este oportunismo.  Créalo o no, amigo lector (cuando estoy ebrio todos son mis amigos) esto es un sistema diseñado para, en arroz y habichuelas, chuparnos el vivir (por favor, no lo asocie con lo pornográfico).

Mientras tanto, vivimos una guerra civil fabricada en nuestras mentes por estos burócratas, disparando de la baqueta contra los que creemos son nuestros enemigos.  Sin embargo, cada cuatro años salimos como ovejas ciegas de un rebaño mal cuidado, al matadero electoral.  Allí, a través del voto volvemos a poner nuestra confianza, nuestra fe y nuestras esperanzas de un mejor mañana para nosotros y nuestros hijos (en algún momento los tendré) en las manos de estos tipejos, que son el verdadero cáncer de nuestra sociedad.  Somos nosotros los que hacemos plausibles su piratería y aceptamos a cambio sus  supuestas dádivas o migajas (como los dos días sin pagar IVU en los efectos y materiales con fines Educativos).


Solamente cuando abramos los ojos al mundo real, encontraremos la luz al final del túnel que nos sacará de esta oscuridad permanente.  Oscuridad que no nos deja ver como otros pueblos tienen la valentía y el coraje que nos falta a nosotros para tomar las riendas de nuestro destino colectivo.  Oscuridad que no permite que identifiquemos los verdaderos causantes de nuestra patética realidad, y nos tiene viviendo dando golpes a ciegas.  Oscuridad que nos mantiene paralizados e inmóviles por miedo a dar pasos en falso.  Sigamos el camino de esos pueblos rebeldes, que  encuentran su orgullo nacional y defienden su patrimonio.  Al final de la lucha... la luz también brillará para nosotros.

¡Levántate y anda!     

(Otra Nota: Pido disculpas anticipadas por los errores, horrores y/o disparates que pueda usted encontrar en estas líneas. Recuerde que ha sido el enorme estado de embriaguez y la fuerte resaca los que han dirigido mis palabras)