por Carlos Esteban Cana
Servicios de Prensa Cultural
En esta segunda parte, que publicamos en el hogar
cibernético del editor Caronte Campos Eliseos, la Poeta viaja con este servidor
a las diferentes instancias que marcan sus libros. Un catálogo marcado
insondablemente por el contacto entre naturaleza y existencia; singularizado,
sin duda, por su abarcadora visión orgánica y su esencia poética, femenina.
Con ustedes, una voz esencial de la poesía
contemporánea: Elizabeth Cazessús,
Carlos
Esteban Cana: Pasemos revista cronológica sobre otros libros de tu catálogo.
Comencemos con Ritual y canto, título que se nutre de esos
elementos que has ido incorporando a tu propuesta. Ritual y canto fue
tu primer libro publicado, en 1994.
Elizabeth
Cazessús: Si, Ritual y Canto fue mi primer libro
publicado, mas tenía otro que se habían quedado atrás, inédito, como 20 apuntes
antes de dormir que me rechazó la editorial, del ICBC. Esta carpeta de poesía
me hizo zarpar, tomar el camino hacia el ritual, es mi hijo preferido porque
implicó iniciar la búsqueda por las rutas inexploradas de mi misma y de la
tradición mexicana. Reconocer el viaje como una aventura a lo desconocido.
Enfrentarme a los elementos rituales y a la naturaleza, conocer la tierra como
un gran templo sagrado. Tener una visión del mundo y del universo. Y
hacerme fiel a la cosmogonía de nuestros
ancestros. Emprendí el camino rojo.
CEC: Al
año siguiente publicaste 20 apuntes antes de dormir, un libro que
de entrada parece un guiño espontáneo y contestatario a cierta poesía amorosa
de tradición latinoamericana… Esos apuntes… ¿Cómo se produjeron? ¿En la duerme vela? ¿En
medio del insomnio? ¿Por qué 20? ¿Cuáles son los motivos para puntualizar en
ellos?
EC: El poema es un cuerpo entero, si no
lo es, es porque busca que tú lo seas… 20 APUNTES ANTES DE DORMIR, fue primeramente publicado en
la antología de poesía de los premios de Anita Pompa de Trujillo, 1994, le
dieron mención honorífica. Este nace de un conflicto, fue mi primer libro
escrito en la juventud, y estaba inédito antes de publicar RITUAL Y CANTO. Había
dejado de escribir por muchas razones en una etapa adolescente y quemado mis
primeros poemas (yo les llamé poemas larvarios). Estos 20 apuntes, se salvaron
de esta quema, porque vivían adentro de mí. Este libro se gestó durante el sueño,
eran textos que me hacían despertar de madrugada con líneas fijas y con una voz
obsesiva que me hacían levantarme a escribir. Eran líneas que me avasallaban en medio de la noche y el
silencio de madrugada. Es el poemario que más rechazos de publicación ha
tenido, incluso mío, incluyendo la mención honorifica, una anécdota
completamente absurda. Antes de Ritual y Canto, no era mi pretensión publicar.
Y más que nada porque no alcanzaba a entender ese fenómeno de la escritura de
la sombra. Soy parte de lo que llaman la “Generación del Umbral”, y lo explica
muy bien Ana Clavel, en uno de sus ensayos del libro: “A la sombra de los deseos
en Flor”. Tampoco sé cómo una llega a pertenecer a cierta generación por lo que
escribe, se expresa y tiembla; un hallazgo para mí, pero que reúne ese carácter
al que pertenezco, y lo entendí en este ensayo.
CEC: En ese libro incluyes, a modo de brújula para el
lector, unas reflexiones de José Antonio Becerra, que al final resultó
revelador hasta para la propia poeta.
EC: Ese epígrafe que le puse de José Antonio Becerra, cuando
al fin lo publique, me dio la explicación: “El sueño, esa historia sin armas,
esa voluntad que es parte de los labios, ese pacto con el corazón más breve a
la locura”.
Había un pacto con la escritura que yo rechazaba, y no
entendía. Poco a poco dejé que la tinta fluyera sin ponerle tantas objeciones,
o quizá esa voz se intensificó para dar luz a esa fuerza. Para mí eran solo
apuntes, no poemas, y fueron veinte porque me fueron dictados. Quizá puedas
relacionarlos con 20 poemas de amor y una canción desesperada; más bien
serian “veinte apuntes desesperados con luz de madrugada”. Para entonces, había
leído a autores latinoamericanos y revivía esa tradición a través de las
canciones y las revoluciones latinoamericanas, con dolor y rebeldía ante la
injusticia social, quizá por eso encuentres ese guiño contestatario y a la vez
amoroso.
CEC: ¿Cómo vez a la distancia, con esa visión que el paso
ineludible del tiempo otorga, tus 20 apuntes antes de dormir?
EC: Ese es un texto, ahora que lo puedo ver a lo lejos, que
lo sigo amando. La voz que encuentro en
los 20 apuntes: es la de la voz socavada, la de la volcadura interna, la
de la auto-represión de los sexos, la de la sombra. En ese tiempo vivía una
confrontación frente a la imposición del mundo, el postcolonialismo aberrante y
la falta de libertad de una cultura racial y sexista. Fue un poemario a cuenta
gotas…
CEC: Déjame citar unos versos contundentes de los 20
apuntes antes de dormir:
La luna
enardece tormentas/herida de luz/ árbol talado de mi pecho/ el silencio se
anida en su veta ciega/augurio de sal….
CEC: Mujer de
sal, del 2000, en cierta forma dialoga con Huella en el agua, del cual
hemos hablado. ¿Son libros que el lector los pueda tomar como complementarios o
son propuestas digamos, antagónicas?
EC: Huella en el agua viene después de Mujer de Sal, y quizá como un
derivado de un encuentro meditado con la sal y el mar, pero con otra intensión.
Mujer de sal pertenece a los libros de los rituales, como Ritual y
canto, Sartal de la memoria, (inédito). Mujer de sal es un
ejercicio más de geometría escénica, el antropomorfismo de la Diosa de la Sal,
la búsqueda y la inmersión a la cosmogonía ritual.
La experiencia de Huella en el Agua, fue una
experiencia mística en relación a la naturaleza del agua. Hay una obra musical
de media hora hecha para este poemario, y lo presenté con orquesta de cámara,
en vivo. La poesía es un viaje por las honduras y la sutileza del espíritu de
la sangre marina, por las inmediaciones del ser a través de sensaciones y
emociones que atraviesan lo desconocido de uno mismo.
CEC: Tengo que repetir esas últimas palabras porque quiero
apropiarme de ellas, de lo que comunican, de su sentido… “La poesía (en Huella
en el Agua) es un viaje por las honduras y la sutileza del espíritu de la
sangre marina”… Y sigues, “por las inmediaciones del ser a través de
sensaciones y emociones que atraviesan lo desconocido de uno mismo”…
Es difícil
continuar después de tales impresiones, pero sigamos. Más adelante, en el 2006
viajas a los linderos oníricos y estructurales en Casa del sueño… Que ocurrió
en la vida de la autora durante esa etapa que dio un cauce algo diferente a su
obra.
EC: Aquí hubo un impasse del 2000 al 2006, deje de publicar
pero no dejaba de escribir; afiancé mi vida personal y profesional. Sin embargo,
con Casa del Sueño, el erotismo llegó con sus mareas y mi vida empezó a
fluir, los sueños dejaron de ser pesadillas, hubo una liberación de imágenes,
ritmo y sensualidad. Era el cuerpo de palabras, la poeta que había en mí aceptándose
en plenitud, con más elementos artísticos asimilados en la escritura. Desde Huella
en el Agua yo sentí este cambio, en mis textos estaba la danza de las olas,
la música, la lectura apasionada,
enarbolados por la tinta de un sol en el horizonte.
Algo que me parece bueno aclarar con esta pregunta, es
que una de mis intenciones era hacer cuatro primeros libros de los cuatro
elementos, como parte de los rituales de la vida. Ritual y canto, era
para mí un canto a la Tierra madre, luego tengo el de la sal, que se apropió de
mí antes que el del agua; y del aire que sigue inédito. El del fuego aún no lo
escribo.
CEC: Me da la
impresión que los últimos dos libros que publicas durante la pasada década,
permitieron que tu poesía -que se había difundido mediante tu participación en
eventos internacionales- fuera más conocida en el hemisferio. Lo menciono
porque compañeros escritores de diversas latitudes latinoamericanas, en varias
ocasiones han compartido conmigo sus impresiones acerca de Razones de la
dama infiel (2008) y No es mentira este paraíso (2009). Obras que evidentemente
no dejan indiferente a quien se acerca a sus páginas.
EC: Tienes razón, mis
últimos libros han viajado por distintas latitudes. Pero una sigue sin saber
que destino tendrán los libros. La poesía es
la creación, el poema es lo escrito, la poética es la búsqueda… Al primer encuentro
internacional que participé fue el de MUJERES POETAS EN EL PAIS DE LAS NUBES, y
tuve el gusto de conocer poetas entusiastas y promotoras de encuentros en sus
países.
Después de Oaxaca, visité Puerto Rico, luego Cuba y
Chile… Así fui saliendo de mi país; otro de los sueños inesperados para mi
vida. A Oaxaca, llegué con Mujer de Sal, a otra tierra de salinas y mar
y raíces profundas y costas hermosas; por siempre será la tierra mágica por
excelencia, y una puerta al mundo para mi vida.
** Lea la
primera parte de la entrevista a Elizabeth Cazessus en: Confesiones **
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Carlos
Esteban Cana – Comunicador y escritor. Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió
en el pueblo costero de Cataño. Fundador
de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó
la última década de creación literaria boricua en el siglo XX. Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña
como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional
del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de
Escritores De-Generaciones. Su periodismo
cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey,
CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras. Fue parte del colectivo El Sótano 00931. Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto
a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la
Hidra.
Su periodismo cultural es reproducido
en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía
cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las
letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates:
buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla
Negra y en periódicos como El Post Antillano.
Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología
poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos). Actualmente reside en la ciudad de
Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural. Para Carlos Esteban Cana profesar creación y
cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.