jueves, 21 de febrero de 2013

En las letras, desde Puerto Rico (Serie Libros encontrados en la espesura) Néstor Barreto hace breves comentarios sobre su libro, Sí

por Carlos Esteban Cana

Desde hace dos años o un poco más, el escritor Néstor Barreto ha puesto en segundo plano su obra creativa para dedicarse de lleno a su labor como editor de la Colección Maravilla. Sello Editorial que durante el 2011 dio a luz pública interesantes títulos de Elizam Escobar, Chiara Merino, Neysa Jordán y Angel Luis Méndez.  El mismo Barreto publicó, La actual fantasía de nosotr@s y otros poemas, libro en el que pulveriza entendidos superficiales sobre conceptos que suenan cacofónicos en la retórica diaria y mediática que escuchamos cada día.  Ese poemario, junto al de, Segunda Naturaleza, de Alberto Prieto, y Canto al hermetismo, de Carlos López Dzur, además de la importante re-edición de, La otra puerta, de Esteban Valdéz, representaron a la Colección Maravilla  en mi selección entre lo publicado en el género poético ese año.

Yo he tenido la fortuna de conversar con Néstor, el poeta, acerca de sus nuevos horizontes creativos en varias ocasiones. Lo singular de su propuesta tiene surco propio. No he visto otro catálogo creativo similar.  En pocos artistas he visto esa visión de novedad y ruptura.  Por todo lo anterior quiero compartir en la bitácora de Caronte Campos Elíseos, unas breves reflexiones de Néstor Barreto en torno a uno de sus libros más emblemáticos: Sí.  Impresiones además que permiten al lector vislumbrar cierta poética de un autor que trasciende definiciones y términos simplistas, que transita constantemente en territorios sinuosos.

Nestor Barreto: es como una rueda de ocho rayas, posiblemente son ocho libros fundidos. Cada uno de esos libros son iniciativas definidas, las define el propio cuaderno en el que fueron compuestas y tiene ocho secciones.  La metáfora dominante en es la espesura, el matorral.  Yo le llamo la asimetría atrópica o también le digo anatropía, y su animal emblemático, totémico es el ruiseñor.”

“El ruiseñor no tiene canto propio, de hecho el ruiseñor se llama Poliglotas Orpheus que quiere decir que el copia los sonidos de los animales que le rodean. Él habla todos los idiomas porque es políglota, y es Orfeo que es el dios de la música. Y esa atmósfera del Poliglotas Orpheus es la que domina en .  No hay simetría, es totalmente asimétrico.  El sentido se deshilacha en el ruedo, el ruedo del sentido. Siempre atareado en trabajar esa frontera donde parece que hay una lógica, pero que esa lógica es radicalmente anárquica.”

“Yo venía con unas ideas que he estado trabajando. Son reflexiones sobre varios conceptos. El primero es la espesura, estructura conceptual que he trabajado en ; experiencia estética de la lectura de mi poesía, que es una bien densa y bien tupida.  Son capas encima de capas, donde el sentido se pierde.  Y entonces hice una analogía entre esa experiencia de leer y la experiencia visual que más me atrae, que es la experiencia del matorral, de la maleza, el matorral, la espesura. ¿Por qué?  Porque la espesura es asimétrica, es simultánea, es plural, es bien diversa; es irracional, y, a la vez, tiene orden porque está ahí y no tenía alternativa.  Las cosas van, caprichosamente cogen para un lado, y se mueren y viven.  Esa misma simultaneidad es la metáfora constructiva que quiero comunicar; es como una percepción de la pluralidad y lo diverso.  Esa es la espesura”.

“Y dentro de la espesura tengo la invisibilidad.  Las cosas son invisibles aunque están ahí, pero como hay tantas cosas hay que buscarlas.  Hay que tener un ojo. Hay que distinguir, discriminar, y sacar; eliminar cosas para poder ver algo dentro de ellas o, sino, estarías viendo el todo.  Entonces cuando estás viendo todas las formas, se invisibilizan algunas para ver la visibilidad de la espesura”.

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