Durante este tiempo de cuarentena, que
ya entró en su segundo ciclo, he podido tomar espacios para reflexionar. Entre las necedades que han pasado por mi
mente en esos minutos menos lucidos, aparecen pasatiempos que he
postergado. Asignaturas pendientes que
siempre he deseado realizar, pero que por alguna razón quedan sobre el
tintero. Razones de peso, como la falta
de tiempo, el exceso de trabajo; el poco interés, la desidia y la pereza, son
algunos de los obstáculos que evitan que las realice. Y aunque debo confesar que, a más de
cincuenta días en confinamiento, no he comenzado ninguna de ellas, espero algún
día retomarlas. La pregunta obligada que
me haría cualquier persona sensata sería, ¿Por qué no las he realizado en todo
este tiempo de distanciamiento social?
La respuesta es muy sencilla y multifactorial. En primer lugar, yo he vivido siempre en
aislamiento y en segregación social, lo que por eliminación descarta ese planteamiento;
segundo, la expansión intelectual no me alcanza para tanto; tercero, el
encierro que antes era voluntario, pero se hizo obligatorio por orden
ejecutiva, ha traído a mi escenario las causas perfectas para aislarme, la
depresión y los desórdenes mentales y emocionales.
Cabe señalar que no todos concebimos
el tiempo con el mismo concepto.Estarán
los que continúan sumergidos en sus rutinas diarias, trasladadas desde oficinas
hasta sus hogares; estarán los que han visto su jornada duplicada o triplicada
por la práctica de roles simultáneos, haciendo las veces de trabajadores desde
casa, padres, madres, maestros y maestras de sus demandantes hijos (lo que no necesariamente implica educación).También estarán los que, confrontando
problemas de adaptación a estas nuevas formas de vida, habrán experimentado
síntomas psicológicamente diagnosticables.Yo, por mi parte, solo he sido víctima de mis propios fantasmas;
incapacidades mentales y mis ya hartos conocidos, malos hábitos y pobres
costumbres.Pienso que algún asiduo lector
podrá identificarse conmigo, por lo que comparto aquí algunas de esas
actividades que, hasta el sol de hoy, no he concretado pero que no pierdo la fe
(tiene mi permiso para insertar aquí la
onomatopeya de la risa) de algún día verlas consumadas.¡Que las disfruten!
20 Actividades postergadas por falta
de tiempo:
1.Completar
un rompecabezas
2.Aprender
a bailar
3.Escribir
un cuento
4.Tomar
cursos por internet
5.Ejercitarme
6.Dejar
los vicios de alcohol y medicamentos expirados
7.Desarrollar
un poema
8.Meditar
9.Escuchar
buena música
10. Visitar a mi madre
11.Practicar otro idioma
12.Cocinar o aprender a usar el microondas
13.Relaciones amorosas de encuentros cercanos
14.Bajar de peso (a uno medicamente saludable)
15.Ver algún documental
16.Realizar un dibujo (quizás tomar clases primero)
17.Componer una canción
18.Leer un libro
19.Compartir más con los niños
20.Re-descubrir mi yo interior (el primero que descubrí no me agradó)
Son
tantas cosas sin realizar, que el tiempo no me alcanza para escribirlas
todas.Pero he dejado las dos más
trascendentales y prioritarias para la ñapa.Quizás en otra entrega pueda continuar enumerando mi agenda inconclusa.
21.Mejorar la higiene personal
22.Limpiar mi casa (al menos descartar los viejos periódicos y las botellas con aroma a
ron añejo)
En una de las entregas recientes de este boletín hice
referencia a algunos reportajes y entrevistas que tuve el gusto de redactar
jugando con la estructura o exigiéndome nuevas maneras de cómo conseguir la
información, y de igual manera cómo contar lo narrado. A continuación, comparto
uno de esos escritos. Este se titula Entre poetas, cuenteros y menciones… hasta
donde se pudo, y en el mismo eché mano del recurso del diálogo (que está en formato de italic o bastardilla). Eso me permitió
intercalar de manera más fluida las reflexiones de las diferentes personalidades
que me concedieron unos minutos. En cambio, mis comentarios, a modo de breves
soliloquios, fueron intercalados entre uno y otro de los diálogos. Comencé esa tarea cuando concluyó una entrega de
premios en el Ateneo Puertorriqueño. Esto ocurrió en noviembre de 2005 y al mes
siguiente fue publicado en el periódico Diálogo de la Universidad de Puerto
Rico. Aunque por diferencias entre el diseñador (que trabajaba por servicios
profesionales) y la gerencia del medio, el reportaje salió distorsionado e
incompleto. Sin embargo, por ser un escrito que tiene como base el proceso
creativo aún conserva su valor y se deja leer. Y aún más cuando los
entrevistados fueron l@s poetas Rosa Vanessa Otero, Etnairis Ribera y Mario
Antonio Rosa, el músico y compositor Javier de la Torre (que fue galardonado
por una obra basada en la poesía de Zoé Jiménez Corretjer), el dramaturgo
Carlos Canales, y l@s narradores Antonio Aguado Charneco y María Gisela Rosado. Es decir, que 15 años después usted puede acceder a la versión íntegra, sin
distorsión alguna. Vale destacar que algunos de los manuscritos mencionados
fueron publicados posteriormente por el tesón de los propios escritores en
diferentes editoriales.
ENTRE POETAS, CUENTEROS Y MENCIONES... HASTA DONDE SE
PUDO
Había esperado el último aplauso para comenzar a abordar, con grabadora en
mano, a la mayor cantidad de ellos. Se comenzaban a desparramar como manada sin
control cuando dijeron que en el primer piso había vinos y picaderas para
agasajarlos. Había que actuar pronto, si quería obtener comentarios de varios
de ellos para redactar esta nota.
Haciendo malabares entre los que se felicitaban llegué hasta Rosa Vanessa
Otero.
-Háblame del poemario premiado, "Encarnaciones".
-"Encarnaciones viene siendo la segunda parte o un desarrollo del
poemario que fue premiado en el 2000, que se titula "La vocal en
cinta"; por tal motivo espero publicarlos juntos, porque forman, de algún
modo, una unidad. "La vocal encinta" era un esfuerzo para acercarme
la palabra como cosa sagrada, y desde ese absoluto me acercaba a ella. En
"Encarnaciones" se da una fractura de aquel concepto original porque
me enfrento al fracaso de aquellos intentos, pero creando del fracaso una
cierta belleza...
-Que es la encarnación del poema.
-Correcto. Se titula "Encarnaciones" porque vivía todo en
carne viva, en aquel momento a nivel personal, pero también porque los poemas
desean de un modo ser criaturas, ser cosas vivas que surgen de un intento
anterior. El resultado son esas "encarnaciones" porque no les puedo
llamar personas. No son seres pero está mi carne en ellos.
Precisamente cuando decía eso, el padre de Rosa Vanessa le llevó un
platito con los diversos "piscolabis" disponibles. Le agradecí a la
poeta sus comentarios, y bajé las escaleras para cazar otras entrevistas. No
terminaba de pisar el último escalón cuando me topé con el compositor Javier de
la Torre. De la Torre se ha destacado en el panorama musical del País. Compone
óperas, musicaliza piezas literarias, enseñó en el Departamento de Música de la
Universidad de Puerto Rico, en fin, que cuando nos cruzamos ya le tenía la
grabadora en "on" cerca.
-Recibes este premio por "Poemanaciones", composición que está basada
en el poemario de Zoé Jiménez Corretjer.
-Realmente la escribí para la presentación del poemario de Zoé, amiga
mía del alma desde que estábamos en intermedia. Lo que hice fue que escogí
nueve de los poemas que más me impactaron, y que más posibilidades musicales
les vi, y los musicalicé con cuarteto de cuerdas. Me acuerdo que contratamos al
cuarteto Quintón y la estrenamos en aquel momento, y después se tocó una
segunda vez cuando fue seleccionada para el Festival Casals del 95. Ya entonces
la reedité para adecuarla a las circunstancias del festival.
Cuando le mencioné que yo había sido su estudiante en un curso del Departamento
de música su rostro se puso sombrío. No lo culpo, fui de los que nunca pudo
identificar si era un “Do” o un “Si” la nota que marcaba en el piano. Me di
cuenta de que ya era hora de buscar otro entrevistado.
A ver “Encarnaciones”... “Poemanaciones”, ya me intrigaba lo próximo que
me iba a encontrar... ¿cuentonaciones?... jmm. Y llegué a la sala donde todos
degustaban sus copas de vinos, ingerían frutas... pastelillitos, y en una
esquina de aquel salón rodeado de anaqueles de libros vi a Carlos Canales. Este
dramaturgo había ganado una mención honorífica, pero no en teatro, sino en
cuento. La pieza "La esquina caliente"...
-¿Es difícil pasar de la dramaturgia a la narración?
-Pienso que no, por lo menos en mi caso. Yo siempre quise escribir
cuentos, antes que teatro, pero la mayoría de los cuentos salían en diálogos. Y
cuando conocí al dramaturgo Francisco Arriví y le expliqué lo que sucedía, me
dijo que yo no era narrador sino dramaturgo. Fue entonces cuando comencé a
escribir teatro.
-Y sin embargo, la mención que acabas de recibir es por un cuento.
-Sí. Siempre me quedé con esa pendiente, la de hacer cuentos. Me creí
eso que me dijo Arriví. Aunque en realidad, esa pieza "La esquina
caliente" era un monólogo que convertí en cuento. Trata de un joven que
está en una esquina. Él baila salsa; dice verdades, se desdobla. Yo me crié en
un barrio, que ahora veo como fuente de material literario. Había empezado a
escribir esas historias del barrio, y ahí estaban fluyendo cuando resolví el
problema que era el lenguaje; entonces comencé a escribir los cuentos como
ellos, la gente de la esquina, me los contarían. La gente en el barrio te habla
con refranes, te habla con salsa y hasta con plenas adaptadas.
Nos despedimos sin que le hubiera preguntado si el barrio del que
hablaba pertenecía a Cataño. Eso de “La esquina caliente” me trajo a la memoria
mi patria chica.
Cuando llegué a Mario Antonio Rosa, éste había tenido la gentileza de guardarme
una copa de vino. A Mario Antonio se le otorgó una mención de honor por su
poemario "Duelo de la transparencia". Mientras degustaba el vino
tinto le pregunté acerca del proceso creativo.
-El proceso creativo, por lo menos en mi caso comienza con la idea de un
título. Proceso que implica observación, pero no la observación usando el
planteamiento racional, sino la observación interior del tema, de lo que se va
a escribir, y entonces es que fluye todo. Recuerda que es el poeta el que logra
un acercamiento mayor a la espiritualidad aunque no la busque.
-Pero hay poetas y hay poetas...
-Claro, pero tú puedes ser un poeta de lo terrenal y, sin embargo, esa
contemplación terráquea es espiritual porque intenta alcanzar un todo. Carlos Esteban,
yo pienso al poeta como un caminante de la espiritualidad; ya sea desde la
poesía de la denuncia o desde la poesía amorosa. Por más carnal que sea,
siempre aflora la espiritualidad.
Esas palabras, espiritualidad por un lado... y el sabor de la última gota de
vino... me recordaron tiempos en los que bebía, aún niño, pequeños sorbos de
vino ''divino'' en lugares tan sacros y escondidos como un confesionario...
pero Antonio Aguado Charneco devolvió mi pensamiento al Ateneo.
Cuentista, novelista, hasta inventor de juegos, este arecibeño recibió de manos
del licenciado Morales Coll un certificado que lo acreditaba como mención de
honor en el género de ensayo. De ese momento hablamos.
-Antonio, cuando recibiste tu "premio" hiciste unas manifestaciones
que le dieron un toque de humor al evento.
-¡Qué bueno que lo veas así! Cuando me tocó hablar tuve que hacer
alusión a un individuo que se denominaba como el Tío Nobel -imagino que tus referencias
no llegan a tanto-. Él tenía un espacio televisivo infantil, y en ese programa
hacía competencias entre los niños, y había ganadores. Entonces para no
desanimar a los que no ganaban les decía "los casi ganadores del Tío
Nobel". A eso fue a lo que hice referencia porque ya es la tercera ocasión
que participo en ensayo literario; declaran vacantes los premios y obtengo un
único diploma de honor o mención honorífica. Y entonces me pareció hacer
hincapié en ese detalle. ¡Qué chévere que todo el mundo lo encontrara
divertido!
Aguado Charneco había recibido la mención este año por su ensayo "Los
biblos dentro de los libros", en el 2000 por "Los paquetes de
Paco", y en 1998 con "Anacahuita". Espero que en la próxima
edición tenga más suerte.
En las escalinatas de salida no pierdo la oportunidad
de conversar con María Gisela Rosado. Autora de cuentos como "Una taza de
café cargado, por favor", “La gorda” y otros que han sido publicados en
periódicos y revistas, María Gisela también recibió una mención de honor. El cuento
seleccionado se titula "Las
sonrisas de las arañas", un texto en el que integra al Caribe con
elementos de Puerto Rico, Cuba y Haití.
-Es una historia sobre una pareja de puertorriqueños, ambos profesores
universitarios. Ella planifica seguirlo a un congreso que se va a presentar en
Cuba, para ver si allí, en otro ambiente, se da una relación sentimental entre
ellos. El, por su parte, fue quien le puso la información de que había ese
congreso, pero realmente el responsable de que llegaran a Cuba es un haitiano
brujo. Así que hasta la magia y la brujería están en el cuento.
-Tú has competido en otros certámenes... cómo comparas esta edición con las
pasadas.
-Me ha asombrado la cantidad de premios desiertos que quedaron en esta
ocasión. Yo sé que el Ateneo vela por la calidad... Pero al ser cada dos o tres
años, por lo menos deberían considerar dar un segundo y tercer premio, porque
dan un premio y las menciones. Es una crítica constructiva que hago, porque
ante tanto talento, tal vez esas menciones puedan ser premios. Como se daban
antes, segundo y tercer premio de literatura.
Casi no puedo despedirme de Rosado porque me aborda Etnairis Rivera. La autora
de poemarios como "Pachamama Takin" o "Intervenidos"
recibió también mención de honor por "Los pájaros del trópico". Me
explicaba que ese poemario, en realidad, conformaba un capítulo de su libro,
aún inédito, "Los pájaros de la diosa". Hasta aquí fue que pude
grabar.
________________________________
Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor. Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX. Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones. Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras. Fue parte del colectivo El Sótano 00931. Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.
Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano. Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos). Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural. Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.
No
sé a cuantos de ustedes les pase lo mismo, pero para mí son sensaciones
noveles. Me refiero a la desesperación
de salir corriendo de estas cuatro paredes.
Tantos y tantos años padeciendo esta agorafobia, que temo ahora, a causa
de esta cuarentena, haber rebasado el punto de no retorno: la locura
perpetua. Digo que esta sensación es
nueva para mí porque, de ordinario, estaba seguro de estar sumergido ya, en ese
abismo.
El
síntoma más notable de esta enajenación, es el deseo incontrolable de escapar
para hacer las cosas que antes podía hacer y no hacía. Hablo de las rutinas de cualquier persona
común. Ir al supermercado a comprar toda
clase de productos dañinos, tanto para mí como para el medio ambiente; hacer
una fila kilométrica solo para hablar bazofia con algún extraño que poco le
importan mis problemas personales y a mí los suyos; ir a una oficina de
gobierno a recibir algún servicio mediocre, aun cuando voy a pagar los
servicios esenciales; entrar a un centro comercial a comprar productos
genéricos que no necesito, pero que son para lo único que alcanza el salario
infrahumano que devengo. ¿Cuantos
estarán en situación similar a la mía?
Extrañando las horas muertas en tapones, la contaminación del aire con
sus efectos en los ojos, boca y nariz; escuchar las palabras poderosas de algún pastor o pastora recomendando realizar cosas que a todas luces ellos mismos no
viven, pero aun así inducen a dejarles el diez por ciento de la pobreza que
cargo en mi bolsillo.
El
segundo síntoma es el más leve de todos, pero el más frecuente. Es el impulso de salir a hacer cosas que
nunca he podido hacer, pero ahora daría cualquiera de mis múltiples vidas por
experimentarlas. Cenar en restaurantes
finos y caros algunas comidas exóticas; viajar en yates y aviones, vacacionando
y experimentando el mundo; paseos en helicópteros brindando con botellas de
vinos de más de mil dólares; estadías en hoteles cinco estrellas con todo
incluido; en fin, un estilo de vida normal y típico de un Carrión Tercero. Lo que trae a la memoria un fragmento de
algún poema… "El Gobierno y El Banco Popular son un de un buitre las dos alas".
El
tercer síntoma es el peor de todos. Es
algo más que un impulso, es un arraigado reflejo, una idea sembrada en la mente;
un condicionamiento o adoctrinamiento que parece tener el mismo efecto de la
flauta. No parece ser de temporada, más
bien heredado de generaciones pasadas. Incita
a realizar las mismas nimiedades de siempre una vez devueltos los derechos a la
libertad y al libre movimiento. Volver a
la mediocre vida de antes sin consideraciones ni contemplaciones. Salir a la calle con las mismas actitudes,
costumbres y comportamientos que nos llevaron a padecer esta pandemia sin
previo aviso. No sé si es un pensamiento
intelectualmente valido, pero anhelo engolfarme en la enajenación de lo
evidente, ignorar la burda realidad y dejarme consumir por la desidia y el desapego.
¿Por
qué ha de importarme ahora lo que nunca me ha importado? ¿Por qué ha de afectarme la desvergüenza de
los políticos y el desgobierno históricamente instaurado? ¿Por qué ha de
sorprenderme la apatía y la inconcusa indiferencia de nuestros
gobernantes? En momentos donde las
circunstancias parecen exigir el resurgir de un liderazgo, valentía y dirección
de primer orden, los políticos locales se sumergen en la fatuidad de su perenne
comportamiento. Moralmente desvalidos,
les validamos sus expresiones abellacadas en televisión nacional. Así las cosas, toleramos todos los síntomas y
desarrollamos anticuerpos para sobrellevar el verdadero síndrome de
inmunodeficiencia moral: la corrupción gubernamental. Ya estamos tan acostumbrados que no sufrimos ninguno
de sus efectos en la sociedad. Vagamos asintomáticos
hasta que tales injusticias tocan la puerta de nuestro espacio personal.
Mientras
tanto, y luego de las fatídicas 4,645 muertes por el abandono tras los
huracanes, la tierra continúa temblando dejando a cada vez más puertorriqueños sin
hogar ni techo seguro. La pandemia nos
arropa sigilosamente sin que podamos confiar en los datos estadísticos, mucho
menos en la respuesta del actual gobierno; las ayudas económicas no llegan a
los verdaderos necesitados, ni las federales y mucho menos las locales; las
instituciones gubernamentales colapsaron ante el expolio de los mediocres
dirigentes; el hambre se extiende como tsunami ante la negativa de la
gobernadora de llevar alimentos a los niños y familias sin recursos, abandonándolos
a su suerte. Según mi diagnóstico, todo
lo anterior es un cuadro clínico de desahucio.
Nos han confinado en nuestras propias casas a morir a causa de esta
eutanasia pseudodemocrática.
Nos
han vacunado para no sentir las afrentas de los testaferros de los grandes
intereses. El descaro es tal, que la Secretaria
que se gana 100 mil dólares americanos al año, pide paciencia durante la
emergencia a los desempleados sin ingresos; se auto infringen fraudes
cibernéticos al gobierno con tal de medrar a costa de nuestros ya escasos
recursos; el nepotismo es demasiado evidente como para que la prensa y sus
periodistas pierdan tiempo investigando; se pierde en la burocracia la
intentona de robarse el dinero de las pruebas.
La junta de control ficticia (JCF) protesta los salarios de la plebe y
las pensiones de los ancianos, pero no habla ni dice nada sobre los sueldos
pornográficos de los políticos, asesores, consultores, de los propios miembros
del ente y de todos sus allegados e hijos talentosos; y nosotros… (al menos yo) víctima de la coma
inducida cada cuatrienio.
No
se vislumbra cura alguna a corto plazo para tan tétrico cuadro. Las probabilidades de vida digna son mínimas. La recuperación moral está contraindicada,
combatida por el fanatismo político. Las
piaras se reagrupan y no dan paso a la panacea colectiva. Lo que sí se avecina con ritmo acelerado, es
una cancelación de las próximas elecciones y una extensión unilateral del
gobierno de turno; al estilo “republiqueta de tercer mundo”, como siempre estos
personeros han llamado a los países hermanos.
Con la poca fe que me caracteriza… espero equivocarme. Esperemos todos que la prescripción más
efectiva llegue por fin este próximo noviembre; y como gotas de suero sanador, sirvan
esas papeletas para liberarnos de esta muerte cerebral.
Cuando
el fraile dominico Yamil Samalot OP, se dirigió a los presentes sintetizó el
sentir general de quienes escucharon atentamente a la teóloga uruguaya Maria
Cristina Robaina stj. Por espacio de dos horas Robaina interactuó con la
audiencia en una conferencia titulada La
profecía del diálogo, germen de comunidades nuevas.
“A la
verdad que ha sido un banquete de teología narrativa. Ella como buena Teresiana
que es, nos ha hecho meternos en las profundidades de lo que es la misma vida de
Dios, que es la vida de comunión, que es la vida de amor, que es la vida de
unidad. Con estos mensajes del Evangelii Gaudium que María Cristina ha
compartido esta noche nos da a entender que nuestro primer anuncio es la
amistad entre nosotros y que en la medida que en nuestras comunidades vivamos
la comunión el mundo va a creer. Esas son las palabras de Jesucristo”, así lo
manifestó Samalot, quien fungía como Director del Centro de Estudios de los
Dominicos del Caribe (CEDOC) en aquel momento.
Ante
la relevancia de tal conversatorio, que sucedió el 3 de septiembre de 2014 en
el Aula Magna fr. Félix Struik, O.P. en la mencionada Escuela de Teología de la Universidad
Central de Bayamón, comparto algunas de las reflexiones que María Cristina
Robaina stj obsequió esa noche. La teóloga uruguaya había sido invitada al País
por la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Puerto Rico que efectuaba para
esos días su asamblea anual.
*****
María
Cristina Robaina: "El tema que me sugirieron es el de la Profecía del diálogo
como germen de las comunidades nuevas, esta convicción está vinculada a La Conferencia Latinoamericana de
Religiosos (LACLAR), que es desde donde yo quisiera compartir
especialmente. La Conferencia LACLAR tiene como horizonte inspirador en este
periodo 2012-2015, este lema: “Escuchemos
a Dios donde la vida clama”.
Hago
el planteamiento, desde la convicción profunda que tenemos, como religiosos y
religiosas, que es en el diálogo y en la escucha donde se da el terreno fecundo
para el surgimiento de esas comunidades nuevas que estamos necesitando ser y
vivir.
Pensando
en este encuentro me estaba acordando de la Era de los dinosaurios. Bueno, en
aquella Era, en la mesozoica, los dinosaurios parecían que se comían el mundo,
que ellos dominarían, que serían el futuro de la vida. Sin embargo, los
estudios paleontológicos han encontrado que antepasados de los marsupiales
-esos pequeños roedorcitos con sangre caliente que eran el comienzo de lo que
hoy son los mamíferos- andaban entre las patas de los dinosaurios viendo cómo
hacían para que los dinosaurios no los aplastaran. Y si hubiéramos visto aquella
escena de hace 80 millones de años seguramente hubiéramos apostado que la vida
continuaría con los dinosaurios gigantes, por su poder y potencia, su capacidad
ofensiva y defensiva que los hacía aptos para dominar el planeta. Y resulta que
aquellos otros chiquititos que andaban medio escondidos, medio correteando,
medio viendo cómo sobrevivir, desde una debilidad biológica real, esos fueron
los que dieron continuidad a la vida. Así nosotros tenemos muchas maneras de
entrar en la realidad que tanto nos confronta. Quizás tengamos que atender a
donde están los marsupiales, donde está esa debilidad vital que, sin embargo,
tiene la potencialidad y el futuro dentro de sí.
Se
habla de cambio axial, sin embargo si le ponemos nombre a esa experiencia
interior que vivimos, personalmente y como comunidades, como pueblos,
verdaderamente lo que estamos viviendo es una transformación, una metamorfosis.
Hay
una imagen semejante que es muy expresiva, en esas cuatro formas de este mismo
ser vivo: el huevo, la larva, la crisálida y la mariposa. Si no hubiéramos
observado el proceso de transformación, sería difícil asociarlas. No será que
vamos a tener que empezar a identificar entre nosotros y nosotras, larvas,
crisálidas que parecen que estuvieran muertas, que están ahí quietitas,
encerradas en una cáscara dura y parece que eso es algo vivo. Y un día se
produce aquel milagro de que la crisálida se rompe y sale volando una mariposa. Realidad y transformación. Aquí la primera pregunta es: ¿con qué mirada vamos a
entrar en esa realidad?
En
primer lugar, quizás necesitamos la toma de conciencia de que entramos en un Misterio. Que lo que llamamos realidad con tanta naturalidad y con tanta insistencia y la
aplicamos a tantas cosas es un Misterio, y más Misterio si es una realidad que
está en permanente transformación, y más Misterio si la realidad tiene
componentes tan diversos como nosotros y nosotras, que vivimos de manera
asincrónica esas transformaciones. Por lo tanto se hace muy difícil poder
catalogar y decidir éste por acá y éste por allá y otro por allá. Como que la
realidad nos pide una entrada humilde, una entrada de quien está aprendiendo,
con esa conciencia además sistémica de un mundo complejo en que todo se conecta
con todo.
Raimon
Pannikar que tiene un libro último que se titula “La puerta estrecha del conocimiento”, cuando
se refiere a la puerta estrecha del conocimiento está hablando de la que
menciona Jesús: “Pocos son los que entrareis por ella”. Y Pannikar nos dice que
para acceder a la realidad, para conocerla, para poder entrar en ella
necesitamos tres llaves: razón, fe y sensibilidad.
La
razón solo nos ofrece una serie de explicaciones. La fe nos traslada a algo que
trasciende lo que nuestra pobre razón llega a poder captar, pero además
necesitamos de la sensibilidad. Dicho de otra manera, sólo la persona
integrada, desde su sensibilidad, desde la racionalidad y desde la fe, y
pudiendo integrar dentro de sí misma esas diversas miradas o experiencias de lo
real, sólo así logramos ese ‘click’ que abre la puerta, que es la puerta de la
sabiduría. Es el verdadero contacto íntimo con lo real que no siempre es
expresable pero ciertamente experimentable.
Ya no es ‘lo real’, es nuestra
capacidad de poder tener empatía, sintonizar, tocar algo de lo que el otro
percibe, y de lo que podemos construir juntos y juntas. Esa es la Profecía del diálogo que genera comunión,
que genera comunidades nuevas.
Pero el tema es: ¿Qué estamos y
no estamos dispuestos a ver y no ver de la realidad? Percibimos lo que queremos
percibir y no percibimos lo que rechazamos. Hay un Misterio allí en la
percepción de lo real. Vemos y no vemos. Bueno, podemos preguntarnos: ¿Qué
tiendo a ver en la realidad? ¿Solamente los dinosaurios o solamente los
marsupiales? Y en ese ejercicio, cómo me
siento ante lo que veo y, simultáneamente, qué dejo de ver.
De hecho, así, como tocando
nuestro corazón y situándonos en esa transformación de lo real uno mira en
perspectiva su propia vida, y somos otra persona pero también somos la misma. En determinados momentos las cosas se ven así, de esta manera por acá. Pero
resulta que hoy somos conscientes de tantas experiencias y realidades humanas y
humanizadoras que están más allá de
nuestra compresión y de nuestras instituciones y que hablan al corazón del
hombre y de la mujer; que conmueven el corazón de la gente, que movilizan a las
personas. En esa extrema diversidad del Espíritu está la imagen y semejanza de
Dios en lo humano; en esa diversidad en todo. Tan compleja, tan a veces difícil
de vivir y de convivir; ahí es donde tenemos la puerta de la sabiduría, y ahí
es donde tenemos que ver esta invitación:
Dejarnos fecundar por
la diversidad del Espíritu, nos supera.
Y ahí hay una palabra que El
Señor está pronunciando:
Para
poder entrar en la realidad con sabiduría necesitamos una conversión profunda
en dos claves: personal y pastoral. Y Aparecida (texto
final de la V Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano y del
Caribe, celebrado en Aparecida, Brasil, del 13 al 31 de mayo de 2007) las
describe, pero sobre todo también nos pide entrar sin excusas, entrar
decididamente con todas las fuerzas en los procesos constantes de renovación
misionera y abandonar estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de
la fe. Por lo tanto, previamente, entrar sin excusas y decididamente en la
realidad con otra mirada, con otra actitud, con otra disposición en la macro realidad
y en la micro realidad de mis diálogos con los cercanos, con aquellos con los
que convivo, con los que comparto, con los que proyecto, con los que evalúo,
con los que analizo.
Escuchar
La Palabra, esa actitud de escucha, esa actitud de escuchar a Dios donde La Vida
clama me abre el corazón para escuchar los susurros de La Palabra en medio de
esas realidades humanas, ante las cuales me quedo en actitud contemplativa,
mirando en profundidad, entrando en ellas por la puerta de la sabiduría. No
solamente por lo que entiende mi razón, sino por lo que intuye mi corazón y lo
que me revela la fe de aquella situación. Entonces sí que estamos en la Profecía del diálogo porque estamos
viviendo la Profunda Escucha que es, no solamente la premisa de Diálogo sino el
elemento constitutivo para que se genere La Comunión.
Hoy, (el
Papa) Francisco habla mucho de la Escucha y habla mucho de la Cultura del Encuentro. Es que el diálogo está bastante desprestigiado, porque a veces llamamos diálogo
a cualquier cosa. Uno tiene que percibir hasta qué punto esa instancia en que
yo digo “dialogamos”, en que yo nombro “dialogamos”, genera, produce un
encuentro; conmueve, transforma, es una Experiencia de Comunión. Este es el ícono
con el que LACLAR nos invita en este periodo, en este tiempo: a entrar en la
comunidad de Betania como comunidad.
Betania
nos ofrece una riquísima experiencia de comunidad. Comunidad de amor, corazón
de humanidad. Pero también entendamos que nuestras comunidades tienen algunos
personajes más. ¿Cuántos personajes hay acá? Jesús, Marta, María y Lázaro.
Bueno, resulta que nuestras comunidades son además de todo esto (‘Casa de Encuentro,
Comunidad de Amor, Corazón de Humanidad’), como toda relación humana, nuestras
comunidades también son lugares de conflicto. Y el desafío es la Escucha del
conflicto, a ver por dónde viene la cosa. Antes de empezar a defenderse y decir
‘porque tú, porque yo, porque él’, captar qué es lo que está sucediendo…
Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor
le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la
propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la
luz del Evangelio.
Evangelii Gaudium, 20
Y a
veces la periferia está dentro de casa, la periferia está en la casa del
vecino, la periferia está… Porque reconozcamos, estos personajes los vemos como
separados pero también nos habitan a cada uno de nosotros y de nosotras. El
conflicto también nace dentro de nosotros. Jesús es también Presencia en
nuestro corazón. Marta y María, Lázaro, son modos de Ser, modos de estar. Son
sentimientos, son realidades: Lázaro la fragilidad ¿verdad?; Marta y María, la
literatura las ha situado a veces de una manera contrapuesta, sin embargo son
actitudes, protagonistas interiores que nos habitan; no solamente a nivel
externo sino interno. Todas y todos somos causa de conflicto para otros. Ahí
está donde se nos pide que pongamos nuestra energía en sumar y salir hacia las
periferias de lo humano. Y salir de la propia comodidad…
¿Por qué Jesús podía
convivir con Judas? Porque veía en él un hijo de Dios confundido, en el que se
había opacado la comunicación con el Padre; la experiencia de la bondad del
Padre. Era Jesús, el Maestro, que vive en nuestras comunidades, que acompaña y
que nos sigue enseñando si lo dejamos, si escuchamos, si escuchamos el susurro
de La Palabra de Dios en las palabras del otro que me genera conflicto porque
sé que es un hijo a quien el Padre ama entrañablemente; desde ahí puede nacer
la Profecía de la comunión, sino son
palabras huecas.
Aprender
a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, aprender a sufrir en un abrazo
con Jesús crucificado cuando recibimos agresiones injustas e ingratitudes y dar
el paso al perdón.
Redescubrir el gusto de estar juntos –muy bien las redes, las nuevas tecnologías de la
información y comunicación, la dirección espiritual por Skype, todo muy bien-
pero qué lindo que estemos acá juntos, que compartamos, que celebremos, que nos
lloremos juntos, que nos enojemos, que celebremos los cumpleaños, que compartamos
incluso los mosquitos estos que nos andan picando…
Y
otra vez, así en la inspiración de esta comunidad de Betania, que es una
inspiración de La Palabra de Dios, teniendo en cuenta todas estas dimensiones
que nos habitan y habitan nuestros vínculos interpersonales.
Una
manera de conocer la calidad de nuestros vínculos es si conocemos cuáles son
algunas de las heridas de nuestros hermanos y hermanas que consideramos
compañeros de camino, compañeras de camino. Si alguna vez les hemos escuchado
de corazón, porque el corazón habla en eso que les duele, se escapa en los
intersticios de las comunicaciones, los gestos. Es importante tener presente cómo
sentimos, cómo actuamos, cómo reaccionamos ante las heridas de nuestros
hermanos, porque a veces las heridas de nuestros hermanos ponen en carne viva
las propias… No es sólo que nos canse escucharlos, es que a veces no queremos
escuchar porque no queremos acordarnos que a mí me pasó tal cosa… Por eso acá la pregunta correlativa es qué
hacemos con nuestras propias heridas, nuestras experiencias de vida; vamos a
ponerles nombre. Las heridas que van siendo glorificadas y resucitadas como las
de Jesús. Las heridas de las que viene nuestra crucifixión y nuestra muerte,
pero de las que renace la Gloria, la Resurrección y la Vida.
De lo
que se trata es de vivir los vínculos que tenemos, esos mismos espacios de
comunidad, desde una dimensión de profundidad, de contemplación, de escucha; de
esa ascética, de ese acoger al otro… Lo importante es que le pidamos al Señor
la Gracia de descubrir todos los marsupiales, los marsupialitos que andan por
ahí entre nosotros; que no nos dejemos impresionar por los dinosaurios…
Lo importante es que
descubramos lo mucho que el Señor hace entre nosotros, y que nosotros lo
estamos haciendo para humanizar la vida y para que de verdad nuestras vidas
sean una profecía viviente; que eso es nuestra comunión, la Primera Profecía. La Profecía imprescindible que como cristianos tenemos que anunciar al mundo,
que es posible amarnos y que es posible ser hijos de un mismo Padre".
Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor. Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX. Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones. Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras. Fue parte del colectivo El Sótano 00931. Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.
Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano. Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos). Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural. Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.