Aprovechando
los días que tengo de lucidez pasajera, y la poca cordura que la situación del
país permite, he terminado de leer (por fin), Testamento. Este es el libro
más reciente de mi autor favorito (y colaborador permanente de
este espacio), Carlos Esteban Cana. Lo recibí como obsequio a la salida de mi
última estancia terapéutica. El libro
contiene una selección de una centena de poemas, escogidos de toda su obra
contenida en 29 cuadernos. Siempre es
bueno hacer un paréntesis entre toda la bazofia que se lee a diario, para dar
lectura a algo refrescante. En ese
sentido, esas letras me han servido como panacea apalabrada en medio de todas las calamidades
cotidianas. Por tal motivo, y con ánimo
de esparcir una muestra del arte poético del autor, quiero compartir con
ustedes, nuestros fieles lectores, cinco de los poemas que se han convertido en
mis favoritos. Uno por cada una de las
secciones que componen el poemario. Claro
está, lo recomendable es que cada cual tenga la oportunidad de obtenerlo y así
seleccionar su propio “top five”.
Parte
I
Agradezco
Reflexiones
“post-mortem”
de un
joven Werther posmoderno
Agradezco
las manos impunes de mis asesinos
porque
ellas me libraron de mi eventual suicidio.
No
sé qué razón tenían para lastimarme con tanta crueldad,
pero
me quitaron el suplicio de vivir respirando tu olvido,
por
eso, que no es poco, benditas sean las manos
de
mis propios asesinos.
Parte
II
No
quiero escapar como Janis
No
quiero escapar como Janis
ni
seguir los pasos de Morrison
¿acaso
estas veintisiete palabras conjuran
el amplio deseo del suplicio?
Parte
III
El
dolor y la soledad
El
dolor y la soledad han sido fieles,
tras
la partida no hay día que se resguarden,
ni
calor intenso ni lluvia frenética y desproporcionada
que
les anime a tomar alguna licencia
por
vacaciones o enfermedad.
Incluso
ahora mientras tecleo aquí están
asegurándose
el tono irreverente de mis versos,
fruto
insolente de su consejo mordaz,
yo,
por mi parte, no doy más
ruego
indulgencia si este poema deja
cierto
sabor a decepción y desconcierto.
Parte
IV
Cuando
algún fortuito lector
Carlos Esteban Cana |
Por los
días en que serás ausencia
con mi
verso canto tu belleza
cual si
fuera arrullo musical;
rio
caudaloso tras la cascada.
Por los
días que no estarás presente
el aura
violeta que te habita describo
utilizando
la lira virtuosa y celebro tu presencia.
Y
cuando ambos cenizas seamos,
tu y
yo, antes alfa, después omega,
por
mandato inexorable y celestial,
no
serás un fantasma del pasado
pues
algún ser fortuito leerá
tu
hermosura eterna en el poema.
Parte
V
Día
Cuatro
Estos
tirabuzones me están despedazando
pero
una voz dice que no podrán
destruirme
y prevaleceré.
La
luz del día acaricia mi rostro
a
pesar del hoy que me agobia;
ondas,
truenos, rayos,
uno
a uno van cayendo muy cerca
muy
cerca de mi cuerpo...
Cierro
los ojos, ignoro el ruido
Y
soy libre: construí el éxtasis.
Tenga
en consideración, usted que me lee, que estos cinco poemas los escogí según mis
propios criterios (que son algo
disfuncionales). Tal vez cada uno
podrá encontrar en las letras de Testamento,
alguna poesía con la cual pueda identificarse o establecer alguna relación con
hechos, eventos o situaciones en sus propias vidas. De lo que estoy completamente seguro es que al menos, como yo, encontraran una
frase que se convierta en parte esencial de su filosofía de vida...
¡Qué
importa el dolor cuando hay certeza!
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