viernes, 7 de marzo de 2014

En las letras, desde Puerto Rico: sucesos recientes en el panorama.


por Carlos Esteban Cana

Durante la noche más reciente de la serie Micrófono Abierto, coordinado por el escritor y gestor cultural José E. Muratti-Toro, participaron los poetas y creadores Jeanette Cabrera Molinelli, José Ernesto Delgado, Carmen Sánchez, Carlos Lester y Melisa Madre Tierra, entre otros. Esto ocurrió el pasado 5 de marzo, en el restaurante Casa Emilio en Hato Rey.  Notificamos además que a partir del mes de Abril, esta serie de recitales se efectuará el primer miércoles de cada mes.
En el mundo de la blogósfera, y en el transcurso de esta semana la bitácora Confesiones, del narrador Angelo Negrón Falcón, compartió con su audiencia la reseña del más reciente concierto del Orfeón San Juan Bautista, así como la última presentación del libro del escritor Daniel Nina, Seis cuentos de amor (breves) y uno del recuerdo. Es importante destacar además que Negrón Falcón fue entrevistado en la pasada edición de nuestro boletín para la sección sabatina Página 0.  Esa entrega, en la que se confirma que el autor publicará una novela y un libro de cuentos durante el 2014, llevó por título: Angelo Negrón Falcón o la aventura de ser un autodidacta narrativo.
Angelo Negrón y Antonio Aguado Charneco












Por otro lado, a través de la agencia Servicios de Prensa Cultural, nos llega la información de que el documental, Doña Inés María Mendoza: La Palabra como Destino, de la cineasta Caridad Sorondo, ha sido nominado a los Premios Platino del Cine Iberoamericano, 2014, en la categoría de Mejor Película Documental.  Su nominación se dio dentro de una convocatoria en la que participaron una treintena de países y cerca de 700 películas y documentales. En buena hora para el equipo de profesionales en Producciones Entrenos.
En el panorama editorial tenemos que Ediciones Aguadulce, fundada por la autora Cindy Jiménez-Vera, presentará el próximo miércoles 12 de marzo, sus nuevos títulos en formato artesanal: el más reciente libro de la narradora Anuchka Ramos Ruiz, titulado Autopsia, y el poemario Burlesca, de la escritora Iris Alejandra Maldonado. El evento se efectuará en la Librería Libros AC Barra & Bistro, en San Juan. Por lo anterior, ambas autoras concedieron entrevistas para Breves en la cartografía cultural y En las letras, desde Puerto Rico. Invitamos a nuestros lectores a que estén atentos a la próxima publicación de las mismas.
Y no queremos finalizar sin dejar de recomendar los siguientes artículos que están a la vuelta de la esquina y que llegarán a ustedes a través de la publicación caribeña El Post Antillano: Otoniel Guevara o los poetas necesarios para la vidapara el pueblo; y A modo de adelanto en mi servicio cultural, puedo decir como Borges. También les sugerimos los siguientes reportajes publicados en la red internacional Global VoicesLlamado urgente para México y el mundo: Bordando por la paz en Nueva York, y Toñita’s documenta la resistencia de la comunidad puertorriqueña en Nueva York.
Sin más, y por ahora, se despide este servidor, Carlos Esteban Cana, deseándoles a todos y a todas, buen fin de semana y valiosas lecturas.

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

domingo, 2 de marzo de 2014

Mitología boricua

por  Caronte Campos Elíseos


En el principio, aproximadamente 666 años A.C. (Antes de la Crisis), existía en estas tierras una raza nativa.  Esta raza vivía en comunión con su medio ambiente, aprovechando sus recursos sin afectar su balance natural.  Estaban organizados de manera primitiva, pero muy avanzados para su época.  Esta civilización tenía su propia cultura, identidad y orden social bien establecidos.  También practicaban su propia religión.  Una religión politeísta, basada en el culto a varios dioses poderosos.  Cada una de estas deidades eran representativas del poderío de la naturaleza.  Así, de su dios primordial, Yocahú, el protector de todos, surgen los dioses mayores.  Atabey, la madre tierra; Yayá, dios del sol y de la luz; Marohi diosa de la luna y de la oscuridad; Juracán, dios del viento y las tempestades, y al cual temían profundamente.  A su vez, de esto dioses nacieron los dioses menores.  Algunos de ellos muy significativos por su relación con el entorno y estilos de vida.  Tal es el caso de Boinayel y Casibú, dioses de la lluvia y del cielo respectivamente.

No pasó mucho tiempo cuando, durante el año 459 A.C. (Antes de la Crisis), arribara del otro lado del mundo, una raza dirigida y acompañada por su único dios, omnipotente y omnipresente.  Este encuentro, que a través de los siglos ha sido tergiversado por múltiples razones y factores, provocó un choque de culturas y una épica guerra entre dioses.  La cruenta batalla dejó su huella histórica marcada con sangre, abusos, crueldades y torturas.  Tal choque finalmente culminó con un ingente genocidio indígena.  En el proceso, los conquistadores cristianos sometieron a sus doctrinas cuasi-religiosas otra raza según ellos inferior.  Así fue el caso de los negros africanos, los cuales fueron esclavizados e importados hacia la nueva tierra conquistada para trabajos forzosos.  Sin lugar a dudas, el dios de los blancos navegantes y su monoteísta religión habían triunfado sobre el panteón nativo, condenándolos a sobrevivir eternamente en los anales de la historia.

Pasados los años, y con un disimulado sincretismo religioso, el dios único del viejo mundo emergió como la deidad oficial de la región adoptada por la nueva raza surgida de aquel violento encuentro.  Sistemáticamente, se implementó un proceso de adoctrinamiento con el fin de "salvar las almas" de los recién descubiertos herejes.  Para entonces, ya la población aceptaba como "ser superior" a su máximo representante en la tierra, el romano entronizado.  Mientras, los dioses originarios permanecieron siempre acompañando y protegiendo su pueblo desde los clandestinos cultos y con imponente presencia. El calor del sol diario, la oscura y tenebrosa noche alumbrada solo por la luna, y la furia de los vientos huracanados, eran evidencia de su desesperada tranquilidad.  Hasta que un día, impaciente y sediento de venganza, intervino el fuerte y prepotente dios del mar.  Dirigió hasta las cercanías, con sus bravías e incesantes olas, a la marina de guerra de un recién nacido estado. 

Para sorpresa de los colonos, el ejército invasor estaba protegido bajo el manto de una poderosa deidad.  Una de las tantas figuras surgidas por el cisma del cristianismo europeo.  Al parecer, facciones desprendidas procedente del poderoso dios católico, tenían las mismas capacidades y fortalezas de desarrollo que su fuente original.  Esto sumergió nuevamente al hombre, allá para el año 54 A.C. (¿recuerdan las siglas?) en una nueva guerra y en un nuevo conflicto divino.  Al tercer día y en menos de lo que canta un gallo (tres veces), la isla tenía una nueva dominación colonial.  Luego de semejante exorcismo, los representantes de los reyes católicos fueron condenados y expulsados del nuevo reino.  Mientras tanto, los representantes de los intereses de la nueva metrópoli, se aseguraban de esparcir e instaurar su Doctrina Monroe.  En poco tiempo, los fieles locales comenzaron a adorar a su máximo representante, el iluminado presidente.  Los dogmas dictados por este, son obedecidos por los feligreses boricuas, cual ovejas que siguen a su amo.

Para el año 22 A.C., surgen de la oscuridad y las profundidades, espíritus malignos que se oponen al nuevo culto.  Comienzan a poseer las almas y las mentes de las rebeldes ovejas negras.  Impulsados por tales demonios se oponen a la autoridad del celestial imperio.  Los posesos separatistas son tildados por el canon americano de comunistas, fascistas y falsos profetas.  Ante el auge y poder que muestran los no conversos, su eminencia ultramarina se propone expulsarlos de la colonia.  Comienza una cacería de brujas para atrapar los demonios opositores.  La nueva cruzada provoca división entre la ciudadanía.  Creyentes y no creyentes del orden anglosajón, enfrascados en una "Jihad criolla".
   
Para el año 4 A.C., en un intento para lograr el arrepentimiento de los pecadores y detener la herejía libertadora, la santa sede norteamericana permite que el pueblo puertorriqueño elija por voluntad propia un pastor y dirigente.  Dos años más tarde, el reverendo testaferro de los intereses metropolitanos comienza un sínodo multisectorial para una utópica reconciliación y convergencia de pensamientos.  Reunidos todos los intelectuales políticos del país en asamblea constituyente, comienzan los trabajos para un nuevo evangelio.  Dos años más tarde, la escritura sagrada recibe la aprobación y consentimiento del concilio congresional. 

En este instante considero pertinente realizar una analogía de tiempo y espacio, para que el lector pueda hacer una relación de los años y sus respectivos acontecimientos.  Para el año 0 D.C. (Durante la Crisis), es decir, para el año 1952 de nuestra era, el elegido le da el beso de Judas a la nación puertorriqueña.  Ese año presenta, por unas cuantas monedas, su máximo proyecto en comunión con el endiosado de la Casa Blanca.  Un ardid para provocar la unión de las tres diferentes tendencias, la trinidad de los ideales políticos de la época.  Así, haciendo galas de su bendita influencia sobre la mayoría de la feligresía, anuncia el nuevo "Commonwealth of Puerto Rico".  Los fieles a la hegemonía gringa celebran al escuchar con fe renovada: "Habemus Constitution".  La treta no logra el arrepentimiento esperado de las sectas radicales de liberación.  Razón por la cual la inquisición presidencial continuó su ardua tarea de castigar a los apóstatas nacionalistas. 
  
Aunque el arzobispado muñocista se extendió por casi 16 años, hasta el año 12 D.C (Durante de la Crisis) su influencia se perpetuó en los corazones de sus adoradores hasta los tiempos modernos.  La dominación del papado continental era tan marcada, que sin importar las tendencias de los regentes locales de turno, el sometimiento a sus doctrinas y las pleitesías rendidas eran onerosas.  La idolatría hacia la divinidad capitalista no se limitaba a las ofrendas y diezmos reclamados por esta.  Bajo las sobras del Conde de Ponce, también se fomentaba la inmolación de los bienes públicos para agradar las extranjeras divinidades.  En adición, ya para el año 26 D.C., y bajo el manto sagrado del dios, mitad hombre y mitad equino, se ofrecían sacrificios humanos en el llamado cerro de los mártires.  Tiempos difíciles para los parroquianos que fueron sometidos a fuertes torturas y martirios.  Brindaban en ofrenda todos sus recursos y riquezas, a cambio de los bacanales y de las mal llamadas transferencias celestiales.

Pero aun así, ni siquiera el poder omnipresente del olimpo yanqui pudo evitar que se cumpliera la profecía.  Los años de espera por la redención del pueblo elegido al fin terminaban.  De las masas surgió un nuevo líder.  Un semidiós todopoderoso que los guiaría con fuerza y firmeza camino al paraíso.  Finalmente, apareció el esperado mesías.  El salvador que los conduciría a la unión permanente que tanto anhelaban.  Mientras ese momento tan esperado llegaba, los parroquianos se contentaban con todas las bendiciones que recibían.  Las actuaciones mesiánicas del elegido, llenaban a la gente miserable de esperanza.  Había abundancia, los siempre pobres no carecían de nada, al menos de lo básico para vivir.  Todos veían los frutos de su trabajo reproducirse por doquier.  Desapareció del ojo público el hambre, la sed, la escasez.  El país se llenaba de obras con cualidades épicas, erigidas por su eminencia reverentísima. 

La inmensa mayoría centraba su vida en el baile, botella y baraja.  Cegados por la abundancia material, no se percataron de la realidad ante sus ojos, el diablo se viste de ángel de luz.  Así las cosas, cuando el hechizo terminó, solo quedaba miseria, deuda, y sobre todo, grandes y costosas edificaciones.  Estos monumentos sirven como templos de alabanza y recordación a la figura mesiánica del rosellato y los demonios azulados.  Mientras estos seres malignos consumían todo a su paso, surgió una fuerza femenina opositora.  No tardó mucho cuando la furia roja se transformó en la primera diosa en recibir el culto popular. 

Todas las esperanzas estaban puestas sobre su fuerza positiva y en sus promesas de un futuro brillante para todos.  Si bien es cierto que en ocasiones parecía estar del lado de los marginados, la "Afrodita" contemporánea siempre estaba distraída.  Resultó ser una subyugada del alcance omnipotente del ungido de Washington.  Siempre más pendiente a sus cultos y rituales, en los cuales exigía se reverenciara su belleza y su mística apariencia.  Tal era su hedonismo, que al mezclarse con los plebeyos, si alguno osaba en tener algún contacto físico, aunque fuera con sus vestiduras, hacía uso de un purificador de almas.  Amen, de sus largas fiestas, bodas y divorcios con seres humanos comunes que luego de ser utilizados y consumidos, eran abandonados a su suerte.

Aprovechando la desesperanza y el deseo de cambios genuinos de la incauta población, llega desde el más allá un revolucionario.  Se hace llamar Jesucristo hombre.  Un dios nativo, nacido de gente común con descendía boricua.  Todos lo aclamaban y los medios noticiosos lo seguían.  Era el único que no estaba bajo la dominación del altísimo presidencial.  Luego de recibir las ofrendas, las dádivas, y los incontables fondos monetarios, el dios ponceño (uno de los tantos) desapareció sin dejar rastros.  De este no quedó libro sagrado, culto, ritual u obras.  Ni hablar de milagros ni de promesas de liberación.  Se cree que fue encerrado junto a otros falsos profetas y los demonios corruptos en el Tártaro. 

Después de tantas decepciones teológicas, el pueblo piensa que está maldito.  Que están poseídos por alguna especie de plaga o peste sobrenatural.  Comienzan a creer que es el castigo por tanto sacrilegio e infidelidad hacia la dominación del ídolo foráneo.  Todos comienzan a sentir que una extraña enfermedad los arropa.  Hacen marcas en las puertas de sus casas para evitar el contagio.  Piensan que es culpa del malévolo ser al que nombran con temor, "El Alacrán".  Venenoso, astuto, logra que los ciudadanos marchen en peregrinación solicitando de su parte castigos y torturas impositivas.  El temor se apodera de las multitudes que comienzan a padecer la hambruna, la pereza y la dependencia.  Incluso, cerró todos templos donde los marginados pecadores recibían las migajas misericordiosas.  Su connivencia con las fuerzas malignas del lado oscuro norteamericano, provocó la muerte del profeta del machete, representante de la teología de la liberación.

Inducidos por la incapacidad mental que los arropa y por la metástasis del síndrome de los colonizados, los fariseos acuden a un médico brujo.  Este curandero neoliberal, acepta la encomienda de expulsar los supuestos demonios de tales enfermedades.  No sin antes advertir a los deprimidos creyentes, que los remedios para su estado comatoso pudieran requerir de una especie de amarga pócima.  Durante el proceso de eutanasia, son miles los dejados atrás, y solo los elegidos recibían las bendiciones promovidas por el famoso curandero.  De las alturas recibía el maná en millones, con el que alimentaba a sus amigos y más allegados acólitos.  A raíz de ese esquema, la desesperanza, el agnosticismo y el ateísmo, comienzan a dominar los corazones del pueblo.  Se va perdiendo la fe en las instituciones, en los santos parlamentarios y en los pseudo dioses oportunistas. 

Es tan evidente la frustración e indiferencia en la cofradía puertorriqueña, que para el año 60 D.C. (Durante la Crisis), comienza el culto al dios de la ineptitud.  Una criatura acéfala que actúa por instinto más que por la razón.  Todo lo que mira, toca o señala, es destruido.  La crisis está en su máxima expresión.  El éxodo hacia otras tierras es masivo.  La bestia ha marcado a toda la población con los estigmas de la pobreza.  Todos discuten, cuestionan y especulan sobre el génesis de esta Sodoma moderna.  La isla estrella ha dejado de ser el edén, y se ha tornado en un verdadero infierno. Los demonios del gabinete infernal persiguen, hostigan y castigan a todo incauto ciudadano que pretende hacer el bien.  Mientras, todos aquellos que cometen y/o profesan los pecados capitales, ilegales y/o antisociales, son premiados por el engendro del fuego.  A su vez, la zafia divinidad responde a los designios de los todopoderosos de la calle amurallada.  Haciendo las veces de testaferro y recaudador de impuestos para ofrecer tesoros a sus majestades, quienes infunden el terror con su hambre insaciable de riquezas.

Todo este conflicto providencial ha condenado a la congregación boricua a la enajenación eterna.  A vivir adorando los dioses del alpha y omega, esperando ver cumplir sus promesas.  Viviendo perpetuamente de la fe y la esperanza en la llegada del verdadero salvador.  Divididos en tribus, sectas, religiones, clanes y partidos.  Sufriendo el castigo perpetuo de no tener el valor ni la capacidad mental y emocional, para elegir un buen pastor que los libere del yugo desigual y los guíe a la tierra prometida.



¡Levántate y anda!

viernes, 21 de febrero de 2014

Epicedios de Javier Febo Santiago

Por Angelo Negrón

     Me encanta la poesía a manera de puerta por la que puedes entrar o salir con daños o beneficios internos. Por eso, debo llamar a las letras de Javier Febo como Poesía Eficaz, no sólo por lo transgresora, enérgica y valiente, sino también, por su penetrante autoridad. Lejos de toda retórica puedo decir que en ella no sobra ni falta nada, o sea su poesía estrictamente es. Lo que me lleva a preguntarme: ¿La poesía total existe? Epicedios es poesía multiforme que evoca tanto alucinación como realidad. En otras palabras: La inspiración que engendra Febo puede dictarse como un recurso natural al hambre por las buenas letras…

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Epicedios esta disponible para lectura gratuita en el siguiente link: ISSUU

martes, 18 de febrero de 2014

Así es el amor

por  Caronte Campos Elíseos



Quiero contarles lo que me sucedió el 14 de febrero.  Si, el día de San Valentín. Mejor dicho, el día del amor y la amistad.  Así lo han bautizado los gurús de los mercados y los dioses de la mercadotecnia, para lucrarse de los sentimientos de unos y pretensiones de otros.  Pues bien, recibí una invitación de mi amada (deben recordarla por sus escapadas luego de apasionadas noches y su desapego cultural), para un tipo de cena importante y especial.  Por la fecha y la huera celebración supuse que era para hablar de dos temas relevantes para ambos.  El ingente amor que nos une, o de mi pasatiempo favorito... coleccionar viejos periódicos para leerlos luego. Personalmente esperaba que no fuera sobre esto ultimo.  Es un tema que nos ha traído controversias en pasadas ocasiones.

Decidí presentarme de manera diferente para sorprenderla.  Paula se ha quejado mucho sobre mi apariencia.  Por tal motivo, me bañé con mi perfume favorito, Otelo. Así cuando estuviera frente a ella, no tendría aroma de flores blancas y amarillas de funeraria abandonada.  Llegué casi puntual al sitio del encuentro, solo dos horas de retraso.  Es un lugar donde hacen unas fabulosas exquisiteces.  Un pequeño restaurante a la orilla del mar, donde solíamos comer y observar juntos el horizonte cada mediodía.  Al entrar noté que mi bella dama no había llegado.  Pedí al mesero, el que siempre nos ha brindado sus atenciones, una mesa para dos.  Observo tranquilo.  Nada ha cambiado con los años.  El gordo mesonero, las dos escuelas que sirven de fondo y el pesado aire cargado de sustancias energizantes provenientes de alguna planta termoeléctrica cercana.  


Al fin llega mi reina amada.  Deslumbrante como siempre.  Le hago una señal, y llega hasta nuestra mesa.  Ordeno unas bebidas para ambos, las de siempre.  Me dice que no tiene mucho tiempo.  Dice que lo que tiene que informarme es muy delicado. Quiere que lo coja suave y que no pierda la calma.  Trato de ser cordial y que no se sienta presionada.  Le digo que ya lo se todo.  Sé que hay disturbios en Venezuela, que los bonos obtuvieron una triple degradación, que el gobernador y su equipo son una bola de incompetentes.  También estoy enterado que  el gobierno está en bancarrota y la deuda es más grande que la de Detroit.  

Me interrumpe y me dice que no es nada de eso de lo que quiere hablar.  Por eso la amo tanto, ella sabe que esas cosas me desajustan mental y emocionalmente.  No quiere que tenga una de mis perennes crisis.  Le comento que ya estoy enterado de la muerte de Luis Raul, del aumento en los peajes, y de la planilla anual única.  Tengo conocimiento del próximo aumento en la luz, el agua y el desempleo (no en el pago, si no en la cantidad de desempleados).  Sé además, del “chatarrazo” a los bancos locales, de la condena de Pablo, la degradación del Sagrado Corazón y de la enorme evasión del IVU luego de cobrado a los incautos consumidores.  También estoy enterado sobre la propuesta para ofrecer incentivos a los que huyen del país emigrando hacia Estados Unidos; y de las penalidades, recargos, multas e impuestos para los que se quedan aquí "chupandose la" crisis.   

Algo llorosa me pide que me detenga.  Que la deje hablar de una vez.  Nunca me ha gustado verla así, tan sentimental.  Le digo que no se preocupe, que estoy al tanto de la pederastia católica y de los crecientes casos de maltrato a menores de edad.  Hiere la sensibilidad el maltrato institucional en las escuelas del país, el paupérrimo sistema de salud, y los mediocres servicios públicos.  Sin mencionar las medidas impositivas, el secuestro de los derechos adquiridos de los trabajadores, la aniquilación de la clase media y la eutanasia del retiro de los educadores.  Amén de la destrucción sistemática de los bienes públicos, la entrega de la administración de los activos del pueblo y el mal manejo del sistema de "justicia".


¡Cállate! me grita desesperada la damisela. Algo molesta me dice que no tiene tiempo para sandeces.  Acto seguido me dice que próximamente contraerá matrimonio.  Eso era lo que tenia que decirme.  Para eso me citó a tan romántico encuentro.  Después de un rato en estado catatónico y recuperado del "shock" que causó en mi la noticia, le reclamo poseso de la ira.  Siempre me habló de su gamofobia, a lo cual yo nunca le di importancia.  Prefería tenerla conmigo libre y voluntariamente.  De ocasiones, sin presiones ni compromisos.  Esa era su condición para nuestro amor.  Ahora entiendo que solo se escudaba en su condición para mantenerme al margen, a raya.  Se entrega, ante los ojos de un juez o de algún dios, a otro hombre.

Me dice con gran sentimiento, que ella tiene ciertas necesidades.  Quiere un hombre normal, sano, cuerdo, profesional y con futuro.  Necesita a alguien que le brinde seguridad y estabilidad, tanto emocional como financiera.  Para ser honesto, comprendo que yo no soy ese tipo de compañero.  No puedo llenar los zapatos de su príncipe azul.  Antes de retirarme fulminantemente, le expreso mi sentimiento.  Le digo que espero que ese señor perfecto que hoy le ha ganado su corazón, algún día la ame tanto como yo.  Me dice que me siente un breve momento.  Quiere que conozca al susodicho.  Realiza una llamada, y entonces algo apesadumbrada y ya casi sin aire, me pide que tenga calma y me relaje.  Cree que es mejor que lo conozca antes de irme, antes hacer una de mis locuras o disparates.  "Así es el amor", me susurra con voz tenue y entrecortada.  


Asombrado me dio un escalofrío al ver parado al lado de mi mesa y tomar de la mano a la que hasta ese momento era mi Perséfone, a mi amigo, el doctor. Siento que no puedo moverme.  La impresión fue enorme y la sorpresa monumental (quería sorprenderla y el sorprendido fui yo).  Solo alcance a decirle al desarmado captor, que con sus flechas ha conquistado el corazón de mi princesa, que únicamente espero recibir de sus manos, su carta de renuncia.  Rápidamente coloca un papel sobre la mesa.  Disimulando el vahído y mi pena, lo miro de reojo.  Pude notar que el papelito que suscribe el traidor arquero, es la nota que me da acceso a mis propulsores de bienestar pasajero.  Me levanté de mi silla, miré a los ojos a la que ahora se ha convertido en mi eterna Helena, y me despedí para siempre.  Salí del lujoso restaurante a toda prisa, no sin antes recoger de la mesa mi pasaje a otros mundos.      


¡Levántate y anda!

lunes, 17 de febrero de 2014

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Homenaje a Julia (Segunda Parte)

por Carlos Esteban Cana

Cómo vio Angelamaría Dávila a Julia de Burgos


Continuamos nuestra celebración por el centenario de la escritora Julia de Burgos, y en esta ocasión compartimos con ustedes un tributo singular que recibió nuestra poeta en 1977.  Y es que ese año, otra gigante de las letras boricuas, Angelamaría Dávila, incluye en su legendario libro Animal fiero y tierno, un poema para Julia titulado, Homenaje 



Homenaje

Julia, yo vi tu claridad
y vi el abismo insondable de tu entraña.
Vi tus oscuras vísceras con estrellas dormidas.
Vi cómo deshojabas el misterio
para quedarte a solas
con pistilos y estambres luminosos,
enjugando los pétalos con lágrimas.
Yo vi con cuánto asombro adolorido
te enfrentabas al mundo.
Yo vi cómo el silencio
no pudo amordazar tu lengua transparente;
lo silenciaste a golpe limpio de ola
poblándolo de células palabras,
vi cómo las palabras
son agua y son torrente por tu boca.
Julia,
como viviste para la claridad, te fuiste desvivida;
tal vez yo pueda ser un mucho tu pariente,
sobrina, nieta, hija, hermana, compañera
por la vena de sangre, río luz que se expande
saltando por el tiempo;
de tu tumba a mi oído
de tu vida quebrada hasta mis pájaros
de tu oído silente hasta mi canción titubeante
de tus alas cortadas hasta mis cicatrices
de tus flores al viento como estrellas
desde nuestro dolor,
hay mucho espacio mudo de fronteras continuas
hay mucha sombra y mucha canción rota;
hay mucha historia.

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.