sábado, 28 de marzo de 2020

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Libros importantes: Francisco Font Acevedo reflexiona sobre su libro La belleza bruta

por Carlos Esteban Cana

Francisco Font y La belleza bruta

A mi entender, con el paso del tiempo La belleza bruta de Francisco Font Acevedo se ha convertido en un libro de culto; fascinó a los lectores de inmediato desde que fue publicada por primera vez en el año 2008, por la desaparecida editorial Tal cual.  Luego ha llegado a los lectores a través de las ediciones de Aventis, proyecto editorial del también escritor Jorge David Capiello.  Y volviendo al punto inicial, con La belleza bruta ha sucedido lo que ocurre con ciertos libros: la impresión de que estamos ante una obra notable, de excelencia.  Tal como ha sucedido con libros como: Cada vez te despides mejor, de José Pepe Laboy; Vindicación del miedo, de Camilo Santiago Morales; Ya vienen a buscarme, de José Manuel Solá; Animal fiero y tierno, de Angelamaría Dávila; Concierto de metal para un recuerdo y otras orgías de soledad, de Manuel Ramos Otero; La sílaba en la piel, de José María Lima; En cuerpo de camisa, de Luis Rafael Sánchez.  Y precisamente sobre este libro ha escrito Luis Rafael: “… situándose más allá del cuento y la novela, La belleza bruta configura un magno universo narrativo, poblado por personajes azarosos y sexualidades tan plurales como flexibles, que sacude al lector con el concurso de su prosa astuta, incendiaria, deslumbrante”.

Francisco Font Acevedo ya había entrado con pie derecho en la literatura puertorriqueña con su colección de cuentos Caleidoscopio (2004), que mereció elogios de escritores y editores como Mario Cancel Sepúlveda y Carlos Roberto Gómez Beras.  En el 2005 fue incluido en la antología de microcuentos y aforismos Edición Mínima, coeditado por El Sótano 00932 y Publicaciones Gaviota.  De junio de 2007 a abril de 2010 hizo disponible sus ensayos y crónicas a través del blog Legión miope.  Y en el 2016 publicó su novela La troupe Samsonite. En el 2018 Font Acevedo se unió al artista Rafael Trelles (con quien había trabajado anteriormente) en el proyecto de arte, literatura e historia en el espacio urbano que llevó por nombre Santurce, libro mural, auspiciado por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, la Fundación de las Humanidades y la Fundación Francisco Carvajal.  Cuando le piden datos biográficos a este enigmático escritor boricua suele destacar sobre su persona: “Subsiste como corrector legal.  Hace lo que le toca: camina, usa transporte público, trabaja y compra en los supermercados.  Sus afectos cotidianos son minimalistas: un cargado maletín Samsonite, dos hijos, un gato, ella.  Procura que su morada sea en el barrio Santurce, ombligo de la ciudad capital de Puerto Rico.  Lee lo que quiere y escribe lo que puede; fuma con plena fe en sus ancestros.  Vive, pese a la precariedad de su país, agradecido del mar y los almendros”. Con este preámbulo compartimos de nuestros archivos unas reflexiones de Francisco Font Acevedo sobre su libro La belleza bruta.

En La belleza bruta, El proceso creativo

Francisco Font Acevedo: “El libro tuvo su ritmo. Lo había comenzado a escribir, algunos de los textos, poco antes de la publicación de Caleidoscopio. Luego la escritura no demoró demasiado pero el proceso editorial es otra historia; es bastante accidentado.  Y creo que en parte fue afortunado que se diera de esa forma porque me dio la oportunidad, entonces, de revisar el texto y de pulirlo lo más que pude. Así que esos traspiés los convertí en ventaja. Y también porque no tenía prisa en cuanto a la publicación”.

“El título vino por accidente. Tenía otro título el manuscrito.  Elidio La Torre me sugirió este. Yo creo que fue afortunado que todo el proyecto sucediera así.  Yo lo pensaba más bien en términos estructurales, y ha sido interesante el enfoque, las lecturas, que se le ha dado al libro sobre el tema de la sexualidad y la violencia que son temas que vienen a posteriori; sobre todo ciertas personas se sorprenden con esto.  Pero yo no lo pensé como que esto es un texto que va a tratar, necesariamente, de la violencia y en combinación de la belleza.  Yo creo que algunos lectores deslindan un tema que es oportuno, pero yo no lo veo de esa manera. Lo que sí vi fue como una estructura, una estructura que combinaba elementos de novelleta con cuento en un universo mayor”.

La ciudad en La belleza bruta

Francisco Font Acevedo: “Yo creo que ahí está la clave, en ese sentido yo aprecio más eso a estos otros temas que son satélites. Yo creo que de ahí derivan, pues entre los personajes y las situaciones que se cuentan está ahí trazada la ciudad. De hecho, el título original tenía que ver con la ciudad. La ciudad como un espacio de descolocación.  Yo creo que también tiene que ver con las subjetividades que, más o menos, están representadas en esos personajes.  Son subjetividades que tienen y que están, son como “ciudadanos insanos”, para usar el término de (Juan) Duchesne, personajes que están como fuera de lugar.  Y siempre están huyendo, siempre están buscando un lugar y el lugar es ese desplazamiento mismo dentro de la ciudad. Y definitivamente así es como yo me concibo, como un escritor esencialmente nómada, en ese sentido. O sea, no me interesa cristalizar una poética fija, sino siempre en movimiento.  Y los personajes un poco representan eso.  Pero fíjate, la queja que yo tengo es que estos personajes están angustiados. Todos están de alguna manera desgarrados.  Y, por lo tanto, creo que se puede ver la ciudad desde ese otro paradigma, desde esa angustia existencial”.

Relación con la música, parte del proceso creativo

Francisco Font Acevedo: “Yo creo que la música me da muchas estructuras.  Obviamente estructuras muy abstractas, pero que las incorporo a mi manera, las traduzco en palabras. Desde el rock, la salsa, la música clásica, pues me sirven como un agente catalítico creativo. Y de alguna manera lo incorporo.  No necesariamente hablando de eso directamente, pero sí digamos en el trabajo con los ritmos y los silencios”.

La crónica como herramienta

Francisco Font: “Yo creo que es material aprovechable en la ficción. Ese elemento de crónica, y no creo que eso sea privativo ni de ese libro ni de lo que se hace en Puerto Rico; es también hablar de unos espacios literarios que a veces pasan desapercibidos.  A mí me pareció oportuno por la historia de Pepe Xerox y de este coleccionista cínico y fetichista. Así que ¿por qué no?  Además, que conozco algo de los individuos, así que era un poco tirar un guiño hacia ellos”.

La referencia directo a lo puertorriqueño sin sonar localista.


Francisco Font Acevedo: “Yo creo que fue un proceso, que sí, que hubo un miedo a eso; algo que también les sucede a los escritores coetáneos, por resistencia a cierto modelo de escritura dominante en los 80’s que se inclinó entonces a relocalizar sus textos.  Creo que eso no es necesario. Yo creo que hay que legitimar el espacio puertorriqueño como un espacio literario, y por eso, ¿por qué no?  Además de que eso no deriva necesariamente en la calidad del texto y si va a funcionar o no va a funcionar. Pero es una manera de legitimar ese espacio.  Es mi espacio, tú sabes, yo no lo cambio.  Estoy ahí, así que porqué no darle esa densidad literaria”.
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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

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