viernes, 2 de enero de 2015

Año nuevo, misma vida

por  Caronte Campos Elíseos


Recibimos otro año, como siempre llenos de esperanzas.  Yo, como no tengo fe ni en mí mismo, mucho menos en el resto de la humanidad.  Por tal motivo no puedo dejarme llevar por las emociones de estas fechas festivas.  Debido a mi parálisis cerebral en ciertos temas, no dejo de pensar siempre en lo peor.  Y es que, mientras unos se ahogan en comida, nadan en alcohol, danzan hasta el cansancio, cantan villancicos agudos y venden sus almas al diablo para tener el “cash flow” para gastar en demasía, yo sigo escuchando en mi cabeza el arpa funeraria de nuestra propia masacre. 

Entre Santa Claus y sus venados, la noche buena, el nacimiento del supuesto mesías y salvador (que no pudo salvarse así mismo); la despedida de año con sus malos recuerdos, la llegada del nuevo año con sus nuevas ilusiones y los reyes magos con sus obsequios sinceros, el país entero está en la misma sintonía de celebración.  Empero, en lo que soy fiel creyente, es que existe una realidad paralela en la que se entretejen toda suerte de trucos y tretas en contra del pueblo.  Los autores de estas maquinaciones son los mismos políticos por los que votamos cada cuatro años.  Los mismos que en iluminadas caravanas, regalan dulces y balones plásticos a todos los incautos en su camino.  Esta misma poliarquía es la responsable de que, desde el propio principio de año comencemos con un aumento en algunos peajes del país, la puesta en efecto de un impuesto a la gasolina, menos seguridad pública, más desempleo y más pobreza.

Después de las fiestas, de las felicitaciones, de los besos y abrazos, volvemos a nuestra cotidianidad.  Esa que nos hace ignorar nuestro triste presente.  Esa que nos mantiene atados sin expectativas reales de futuro.  Esa vida rutinaria que nos priva de poder identificar los personeros que medran a costa de nuestro porvenir.  Esos que nos hipnotizan con  baile, botella y baraja, mientras ejecutan su connivencia para lucrarse de nuestro desdén.  Hasta que no cambiemos nuestro talante electoral por una forma sesuda de elegir nuestros representantes, seguiremos celebrando navidad tras navidad, año nuevo tras año nuevo, la misma vida sin paz ni prosperidad.


¡Levántate y anda!   


No hay comentarios:

Publicar un comentario