miércoles, 27 de marzo de 2013

Persistencia peligrosa

por  Caronte Campos Elíseos


En la esta última semana se dio la más reciente intentona por parte de la Fiscalía Federal en Puerto Rico, para aplicar la pena de muerte a un convicto.  Esto, a pesar que desde el año 1952, la Constitución del Estado Libre Asociado, claramente la prohíbe.  Vale mencionar que dicha Constitución, fue revisada por el propio Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, antes de su eventual aprobación y aplicación.  Por tal motivo, es evidente que la misma está supeditada a la voluntad y prerrogativa de los congresistas de turno.  Más allá de este hecho histórico, en el año 1994, Washington aprobó una ley sobre la pena de muerte para ciertos delitos, y de paso, incluyeron a Puerto Rico como territorio para la aplicación de dicho estatuto.  Cabe señalar, que el juicio bajo esta nueva norma se celebra en la isla, pero la ejecución del reo, se realizaría en su territorio continental.  Me imagino (con la poca imaginación que tengo) que esto es así de esa manera, para tratar de llevar el falso mensaje de que se respeta la “voluntad del pueblo”, expresada en su ley suprema.

A esta fecha, la Fiscalía Federal ha tenido cerca de cinco intentos para materializar que un jurado compuesto por puertorriqueños, dé el visto bueno para asesinar a uno de los suyos.  En adición, tienen en turno aproximadamente cinco casos para solicitar el fatal veredicto.  Esto demuestra un total desprecio a la idiosincrasia boricua y a la identidad cultural de este pueblo, que ha luchado por los pasados cien años para poder mantenerla viva (o al menos moribunda).  Claro está, esta misma agencia federal está compuesta por muchos nativos que han asumido roles de protagonismo en estos casos, y sirven de testaferros para los intereses foráneos.  Estos personajes han renunciado a todo su linaje y herencia criolla, para asumir los rasgos y características de una sociedad ultramarina, que lejos de ser la más civilizada, es una de las más violentas y retrogradas de nuestros tiempos.

Estos seres siniestros, utilizan como arma para lograr sus fines, la vulnerabilidad de la ciudadanía, causada por el detrimento social que padece.  Apelando a sentimentalismos y a la susceptibilidad de sentirse inseguros e indignados por la feroz criminalidad que vivimos, hacen un llamado a los doce elegidos para que dejen caer todo el peso de la ley, sobre el ya declarado culpable ciudadano.  Esta solicitud viene acompañada de expresiones que invocan a un sentido de urgencia, para poner un alto a la impunidad de los malhechores que no tienen ningún tipo de compasión al momento de ejecutar sus fechorías.  Haciendo referencia a la alta incidencia criminal y a la creciente tasa de asesinatos en la isla, se valen de artilugios demagógicos para hacer brotar en los doce, el sentido de responsabilidad por los futuros sucesos violentos, en caso de que estos no otorguen al Estado, una licencia para ajusticiar con la muerte al sentenciado.   

Todo esto en un ambiente donde permea la desesperación por parte de fiscalía, que ya ha visto derrotada su maligna y cruel intención.  Este anacronismo de las autoridades federales, de presentar la práctica de ejecutar una persona antisocial, como un antídoto que sanearía una sociedad tísica, ha sembrado en las mentes aún colonizadas de algunos sectores de la población, la creencia de que la pena capital es la única alternativa viable y disponible a esos efectos.  Ciertamente, el pueblo puertorriqueño vive una desolación emocional dada las condiciones de inseguridad actuales.  Realidad que la Corte Federal del Distrito, ha logrado manipular para impulsar sus truculentos fines en la isla.  Esto último se ve reflejado en las votaciones finales en cada una de las deliberaciones del jurado, donde en el juicio más reciente, la muerte letal solo recibió un voto en contra, lo que resulta indicativo de que el  poder imperial se acerca  de manera acelerada a su objetivo final.  A juzgar por el promedio en los números de casos presentados y los que faltan por someter, sumado a los resultados en los votos de los jurados anteriores, el próximo candidato a caminar por el corredor de la muerte ya tiene nombre y apellido.

A este punto, los expertos coinciden en que no existe evidencia que compruebe que la pena de muerte tenga mayores efectos en la prevención  de la  criminalidad, más allá de aniquilar a un ser humano.  Por el contrario, en los países donde aún existe esta medida funesta, los índices de conductas antisociales son altísimos, esto incluye la nación norteamericana.  Nación donde todavía, treinta y dos de sus cincuenta estados, acepta esta pena en su ordenamiento jurídico, siendo el único país en todo el continente americano que aun consiente este sistema.  De hecho, según Amnistía Internacional, de los 198 países del mundo, 157 ya la han abolido, legalmente o en la práctica.  Demás está decir que lo que está sucediendo en la isla con este tema, va en dirección opuesta a la corriente internacional, que ya sea por convicción o por presiones de algunas organizaciones no gubernamentales, se mueve hacia la implementación de medidas más civilizadas.  Amén de los notorios casos de hombres que han estado en ese oscuro sendero y luego se comprueba su inocencia.  A saber cuántos no han tenido esa fortuna.

Este es un tema que genera pasiones, emotivo por  demás, y sobre el cual existen múltiples opiniones.  No cabe duda que el pueblo está cansado de sufrir las penurias de una economía subterránea, que hace lo indecible por mantener su crecimiento.  Eso incluye las ejecuciones indiscriminadas contra cualquiera que se interponga en sus objetivos, sin importar los daños a terceros, que por lo general son víctimas inocentes.  Pero antes de caer en la aquiescencia de que el Estado se convierta en el verdugo, de iure, de sus propios ciudadanos, es necesario pensar y analizar si ese es el Estado de Derecho que queremos.  Hay que recordar que ya las autoridades poseen, a través de sus agencias de seguridad, los mecanismos para perpetrar y encubrir asesinatos en masa.  Dudo mucho que un pueblo sensato quiera abrir la puerta para otra “acta patriótica”, donde la prerrogativa de asesinar sumariamente a un sospechoso se otorgue, a una figura mediocre con apariencia presidencial solo por intereses políticos y económicos.

La oposición ha menguado, la desesperación va in crescendo.  Incluso la iglesia, que hasta hace unas semanas marchaba en defensa de la familia, ha brillado por su ausencia y ha rendido sus armas en la defensa de la vida (puede ser porque este temas toca la fibra más íntima de esa institución).  El gobierno colonial se muestra impotente, sin poderes para defender su injerencia, si alguna, en la vida de los suyos.  No podemos olvidar, que son precisamente las autoridades, las que han fallado en su misión de brindarnos seguridad, y son ellos  los responsables de crear las condiciones para que cada día sean menos los que recurran a esos estilos de vida. 

Podemos enviar a la horca, a la hoguera, a la silla eléctrica, o utilizar cualquier mecanismo disponible para eliminar estos elementos de la sociedad que no aportan nada positivo, y que por el contrario, atentan contra el bienestar común de todos.  Pero hasta que no entendamos que es un proyecto de país, (el cual hemos olvidado y abandonado), detener la producción de individuos sin apego social, tomando acciones afirmativas y vanguardistas de cara al futuro.  Para esto necesitamos un Nuevo Estado de Derecho, sin intervención extranjera que nos endilgue prácticas y costumbres que más allá de edificar, lo que logran es destruir nuestra identidad y lacerar nuestra sensibilidad humana.  Es de todos conocido que en esta tierra colonial gobiernan las autoridades federales, no es necesario que continúen con su Persistencia Peligrosa, de querer marcar territorio con sangre, mucho menos con la nuestra.

¡Levántate y anda!



viernes, 22 de marzo de 2013

Nuevo Estado de Derecho

por Caronte Campos Elíseos    




Agradezco la invitación de la colega en estos linderos del ciberespacio, Sherly Rivera, para discutir un tema que es un tanto desagradable, y el cual apenas entiendo.  Se trata del tema de las leyes en Puerto Rico.  De ordinario, esta discusión solo encuentra espacio en las Escuelas de Derechos, los Tribunales, El Capitolio y en La Fortaleza.  Difícilmente en una cafetería, barras, clubes nocturnos o en una barbería (que son los lugares que frecuento), ni siquiera en alguna Plaza Pública del país,  se escuche alguna conversación que gire en torno al origen de las leyes que rigen toda nuestra vida.  Por lo regular en los chinchorros solo se oye a varios comensales dialogar, cerveza en mano, la última noticia sobre cómo se aplican esos estatutos casi desconocidos.  Según mi matemática, q sigue siendo tan buena como cuando cursaba el tercer grado, en Puerto Rico se deben haber aprobado aproximadamente, 15,500 leyes desde el año 1952.  De las cuales, lo más probable no conozcamos ni una millonésima parte.  Debo admitir que pertenezco a esa singular minoría que no las conoce, ni se interesa en conocer.

Me parece que es un t
ópico exclusivo de la clase letrada nacional.  O al menos, eso es lo que el sistema educativo del país, nos ha empotrado a través de sus métodos de enseñanza.  Debe ser por eso que, mientras los jóvenes cursan la escuela preparatoria para la Universidad, sólo les interesa la ley sobre el cumplimiento de la mayoría de edad, para poder conducir y tomar alcohol.

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miércoles, 20 de marzo de 2013

Aquí, allá y en todas partes: el poder de la poesía, el poder de la palabra


por: Carlos Esteban Cana


El 21 de marzo es el Día Mundial de la Poesía.  Esta efeméride cultural y global fue establecida por la UNESCO en 1999.  El propósito fundamental es apoyar el arte del verso y la metáfora, fortalecer la tradición de recitales, así como promover su enseñanza y presencia en los medios de comunicación masiva.  Se pretende además, que sea una ocasión para que los poetas puedan establecer un enriquecedor dialogo con otras manifestaciones artísticas. 

Como muestra de lo que pienso acerca del esencial género poético –que como aprendiz me acerco cotidianamente con mis propios borradores- quiero compartir en el espacio cibernético del escritor y editor, Caronte Campos Elíseos, una pieza titulada, La palabra, del poeta español León Felipe.


La Palabra

Pero ¿qué están hablando esos poetas ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de modista:
que si desceñida o apretada…
que si la túnica o que si la casaca
¡Basta ya!  La palabra es un ladrillo. ¿Me oísteis?
¿Me ha oído usted, Señor Arcipestre?
Un ladrillo.  El ladrillo para levantar la Torre… y la Torre
tiene que ser alta… alta… alta…
hasta que no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no queda más que un ladrillo solo,
el ultimo ladrillo… la última palabra,
para tirárselo a Dios
con la fuerza de la blasfemia o la plegaria…
y romperle la frente… A ver si dentro de su cráneo
está la Luz… o está la Nada.

León Felipe en
El ciervo
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Carlos Esteban Cana – Escritor y comunicador puertorriqueño.  Ha cultivado el cuento, el micro-cuento, y la poesía.  Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos.  Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países.  Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Ángelo Negrón, reproducen su boletín “En las letras, desde Puerto Rico”.  Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna “Breves en la cartografía cultural”.  En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores.  Otros dos libros aparecerán durante el presente semestre.  El primero titulado “Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia”, ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento.  “Testamento” es el segundo de los libros mencionados, poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: “Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete”. Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico. 

domingo, 17 de marzo de 2013

Poder de Cambio

por Ángel L. Parrilla

Haciendo un paréntesis en el drama eclesiástico de la reciente elección del nuevo Papa, quisiera hacer una reflexión personal, sobre lo que debería significar dicho evento.  Entre la euforia de algunos que celebran de forma muy emotiva, y de otros que dentro de su escepticismo, no dan validez a esa figura, el día de hoy la iglesia tiene un nuevo dirigente.  Pero, ¿qué efecto debería tener la selección del primer Papa Latinoamericano en nuestras vidas?  En mi opinión muy personal, pienso que eso va a depender de las ejecutorias del nuevo Pontífice, tanto en el entorno clerical, como en el laicado. 

A lo largo de mi vida como cristiano practicante, conocí muchos seminaristas, monjas, y sacerdotes.  También fui testigo de muchas actitudes, comportamientos, y situaciones que en aquel momento, si bien no eran cónsonas con la vida cristiana, yo no las entendía en su fondo.  Al sol de hoy, puedo entender muchas de ellas, y explicar otras.  Aunque la inmensa mayorías de ellas no tienen justificación. 

Ciertamente, y no debe ser un secreto para nadie, gran parte de los hombres que ofician misas en la actualidad, no están del todo de acuerdo, o al menos conforme, con muchos de los dogmas que se ven en la “obligación” de seguir y respetar.  Esto, si quieren cumplir con el llamado que dicen, El Señor les puso en su corazón.  Puedo asegurar que esto lo he escuchado de los propios internos, en secreto de confesión.  Este llamado a seguir una vida de caridad y servicio a los demás, aunque esto signifique dejar su país natal y su núcleo familiar.  Estos mismos dogmas, a mi entender, son los que han erosionado la capacidad de la iglesia de atraer nuevos seminaristas y nuevos candidatos a las filas de reclutamiento sacerdotal.  El reto, en ese sentido, es reevaluar las políticas, normas y reglamentos que rigen la vida hierática.  Incentivar los predicadores ya ordenados para evitar la deserción y la fuga de capital humano, y de cierta manera, hacer atractiva para los nuevos prospectos, la vida dedicada al clero.
    
El nuevo pontífice tiene ante sí, una iglesia envuelta en la vorágine de acusaciones, señalamientos, y críticas, ocasionadas por el comportamiento anti-cristiano de algunos de sus representantes.  No cabe duda, que la situación amerita un análisis exhaustivo por parte de la curia, si se quiere, para encontrar las causas y/o motivaciones para tales comportamientos, y a su vez, las posibles soluciones para los mismos.  La ya desgastada imagen de la iglesia romana, quizás no aguante unos cuantos lustros más, antes de que la realidad de los tiempos la obligue a tomar medidas drásticas para menguar el éxodo de feligreses (no necesariamente hacia otras religiones).  Las medidas afirmativas que se tomen en los próximos años serán de vital importancia para reconstruir la fe de sus fieles seguidores, rescatar el respeto de las demás facciones del cristianismo, y tal vez cambiar la perspectiva de muchos no creyentes.  Es precisamente, la aparente inacción de la alta jerarquía, la que ha socavado la credibilidad de la iglesia de Cristo.  A tal grado que la ha llevado a perder su fuerza ética y moral en cierto temas de interés social.

A grosso modo, estas son dos de las áreas en las que el Papa Francisco, tendrá que invertir esfuerzo y energía de su ya longeva vida, si es que en realidad quiere obtener resultados diferentes a los hasta ahora obtenidos por el tradicionalismo católico.  Es imposible, y hasta ilógico, pensar que se puede traer a la iglesia, con sus dos mil años de doctrina y tradición, por los pelos hasta la actualidad de nuestros días.  No se puede esperar más de lo que realmente pueden dar, ni crear falsas expectativas en cuanto a cambios radicales y resultados expeditos.  Por el contrario, la “santa sede”, peca por demonizar todo lo que se le anteponga.  Solo resta esperar, que el recién entronizado Papa, utilice su poder (político, económico, dogmático) para dar inicio a los tiempos de verdaderos cambios.

El poder de la figura Papal, el cual considero, no viene a través de una regla dictada por otros, sino gracias a la gran influencia que este ejerce sobre una gran parte de la población global,  tiene la responsabilidad de responder a las necesidades de su feligresía y a las de toda la humanidad.  Y debe ejercerse con un enfoque holístico y no polarizado en el pasado.  Así lo hizo su fundador, al elegir a un judío, pescador y pecador, para erigir Su Iglesia. 

Por mi parte no espero mucho, he perdido la fe en ese sistema doctrinal.  Pienso que un buen comienzo pudiera ser, transparencia y cooperación en los casos de violaciones de ley y de derechos en las iglesias alrededor del mundo, en especial en casos donde hay menores envueltos.  Cambios dirigidos a la participación más activa de la mujer en las celebraciones y trabajos eclesiásticos, son necesarios para ambos entornos.  Amén de las modificaciones a la vida que deben llevar los sacerdotes y predicadores, la cual dista mucho con los de la vida romana contemporánea.  La lista de deseos internacionales es extensa.  Los reclamos globales son aún más.  Las acciones deben ser terrenales y humanizadas, no esperar señales providenciales para entonces, y solo entonces, actuar conforme a las enseñanzas del Cordero.   

El poder de cambio necesita voluntad, necesita determinación y valentía para comenzar una revolución hacia nuevos modelos, nuevos estilos y nuevas visiones.  Es el momento de hacerlo, de darle un principio a tan ardua tarea.  Es imperativo, no solo para los católicos creyentes, sino para todo el pueblo de Dios.

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Angel L. Parrilla López - Nació en Rio Piedras.  Natural de Cataño, del Barrio Amelia, donde cursó toda su vida escolar.  Tiene un Bachillerato en Recursos Humanos, y una Maestría en Gerencia.  Por más de 20 años, fungió como Servidor en la comunidad, y asesor del Grupo de Jovenes Parroquial.

martes, 12 de marzo de 2013

Quince maneras de arruinar un país

por  Caronte Campos Elíseos


Entre los disparates que regularmente dan vuelta en mi mente diariamente, en esos momentos de relajación y esparcimiento personal, surgen ideas noveles sobre ciertos temas que para nosotros son totalmente ajenos.  Digo nosotros, refiriéndome a la clase puertorriqueña local, y un poco, a los que están en la diáspora.  Entre esos absurdos, comparto con ustedes las quince formas que tiene un gobierno de arruinar un país, con o sin la cooperación de sus naturales. 

Dado que estos puntos pueden resultar desconocidos para muchos, usted puede realizar su propia búsqueda, a manera de intentar identificar algunos lugares donde estos se hayan materializado.  Disculpen el hecho de que no les ofrezca más datos sobre los mismos, es que carezco de referencia cercanas a nuestros lares. 

15 maneras de arruinar un país

  1. Imponer un sistema legislativo compuesto por dos cámaras. Una compuesta por senadores, y otra, por       representantes. Aún en contra de la voluntad y deseo expresado por voto mayoritario de la ciudadanía, de Una sola Cámara
  2. Fomentar la dependencia del pueblo con aparentes ayudas económicas.
  3. Limitar y desalentar el esparcimiento de la cultura, las artes, y los talentos.
  4. Truncar los sueños de superación, consintiendo la deserción escolar y el ocio. 
  5. Cercenar las capacidades del Sistema Educativo, haciéndolo totalmente estéril. 
  6. Inventar una historia ficticia y difundirla como leyenda urbana hasta hacerla realidad en las mentes de todos y todas, incluso en las propias.
  7. Encarecer y privatizar la educación universitaria de manera que se proyecte inaccesible. 
  8. Promover el desempleo como  catalizador de las fuerzas armadas de otra nación.
  9. Ralentízar la forma en que se ofrecen los servicios primordiales, y la manera en que se atienden las necesidades básicas de la población. 
  10. Entregar la salud del pueblo a manos de empresas aseguradoras, que solo les preocupe su salud financiera y asegurar sus propios intereses. 
  11. Utilizar los cuerpos de seguridad para evitar cualquier manifestación en contra de la gestión gubernamental.
  12. Regalar, Vender, Alquilar y/o Privatizar parte de los bienes nacionales. 
  13. Minimizar las áreas y oportunidades de desarrollo físico y mental.
  14. Imponer a los ciudadanos toda la carga económica del país, incluyendo la de la clase alta. 
  15. Votar cada cuatro años por los arquitectos de ese andamiaje, sin otras consideraciones, que no sea el fanatismo político o religioso.

Esto es solo una muestra de la bazofia que muchas veces se me ocurre.  Nada interesante, pero al menos puede darnos una perspectiva de lo que, quizás esté sucediendo en otros países.  Espero que nunca nos toque vivir ninguno de los escenarios mencionados. Sería triste para mi saber que, los disparates que tengo en la mente son nuestra realidad.


¡Levántate y anda!