Son
las doce de la noche, me voy a la cama luego de haber visto el mensaje del
gobernador sobre el IVA, haber escuchado cientos de analistas, y leído miles de
artículos relacionados. Tranquilo y
convencido por toda la información circulada, de que todo va a estar bien y que
lo mejor está por venir. Prendí una vela
dedicada a San Miguel Arcángel, apagué todas las luces y me recosté en mi
lujoso catre. Con la tranquilidad del que se siente
protegido y descansa en paz confiado en un futuro brillante, cerré mis ojos
buscando el oasis nocturno.
No
bien pasaron diez minutos, cuando sentí el peso de otra persona entrar en mi
cama. En posición fetal percibo una mano
dura rodearme hasta restringir mis movimientos (en tal posición no fue lo único duro que aprecié). No podía moverme, abrir los ojos y mucho
menos gritar por ayuda. Totalmente
inmovilizado, lo único que podía percibir era el calor de una saliva
desbordarse por mis oídos hasta el cuello.
Con una voz de ultratumba (no tan cómica como la de Sábado Gigante)
comenzó este ente misterioso a cuestionarme:
- ¿De verdad has creído
toda esa bazofia? ¿Realmente no ves nada
insidioso en todas esas falacias? ¡Qué inocente resultaste ser! ¡Qué prosaico me saliste! Siempre pensé que, por tus capacidades
eruditas eras capaz de ver más allá de las apariencias. Déjame decirte algo, holgazán intelectual…
Cabe
señalar que inmediatamente después de estas palabras, supe que el fornido y
bien dotado espectro no podía provenir de la vela encendida apenas unos minutos
atrás. Según pronunciaba palabras la
peste al azufre infernal aumentaba. Y
continuó diciéndome:
- Escúchame bien, lego
de tercera, el IVA como sistema de recaudo fiscal no está en tela de
juicio. Si bien es cierto que puede
tener altas y bajas, ha funcionado en más de 150 países. Tampoco está en duda el IVU, ese por el que
ustedes los puertorripendejos, marcharon suplicando que se los impusieran. Las contribuciones sobre ingresos de ninguna
manera constituyen el problema principal de la economía. ¿Sabes tú, ignorante empedernido, cual es el
verdadero problema de la crisis fiscal criolla?
Por
un momento pensé para que me preguntaba tantas cosas esa ánima malhumorada, si
me tenía completamente secuestrado. El
putrefacto aliento me llegaba hasta el cerebro.
A duras penas logré hacer un gesto de negación con la cabeza. A lo que ni corto ni perezoso contesto el
espíritu transgresor:
- Permíteme ilustrarte,
indocto habitual. No importa el impuesto
que establezca el gobierno, cualquier gobierno, si no se atiende la raíz del
problema, el resultado siempre será el mismo.
Lo único que obtendrán es una economía cada vez más sumida en la
depresión hasta el punto de no retorno. Ese
problema, omnipresente en toda la historia boricua, es como la trinidad. Es uno dividido en tres. La primera ramificación es la incompetencia
de la entidad recaudadora. El
Departamento de Hacienda se ha mostrado incapaz a través de los años de hacer
valer las leyes del fisco. Ante la
impotencia frente a la evasión, se ensaña contra los trabajadores
contribuyentes. En la actualidad, todo
el que trabaja y cobra “por debajo de la mesa” logra evadir su sistema de
contribuciones sobre ingresos. Todos los
evasores que no rinden planillas se burlan de todos los eruditos financieros
sobre-remunerados (aunque hayan quebrado
bancos locales). Con el IVU fue la
misma historia. Prometieron recaudar el
80 porciento de lo gravado. Las cifras
oficiales colocan el recaudo cerca del 60%, lo que nos dice que en realidad
anda por los bajos 40 porciento de captación.
Para completar, a causa de la permanente actitud de indiferencia de este
pueblo, y mientras marchan por causas hueras, les van a subir el IVU a
16%. ¡Bueno que se jodan!
En
este punto sentí que comenzaba yo a sudar frio.
Sentía además, que mis ojos se brotaban.
Mientras más hablaba el fantasma, más me apretaba con sus fuertes y
corpulentos brazos. “No sé por qué no se aleja un poco”, pensé. A estas instancias, el aliento demoníaco no
era lo único que sentía que me llegaba hasta el alma. Mientras tanto, el continuaba con su monologo:
- La segunda
ramificación del problema eterno en las finanzas nativas, es la deuda con los bonistas. El gobierno pretende, sin más
consideraciones, utilizar el dinero obtenido por el mecanismo que sea, para
pagarle a los inversionistas millonarios extranjeros. No importa si es siete, diez, dieciséis, o
veinte porciento, todo va parar a los bolsillos ultramarinos. Según las cifras oficiales, el 16% del
presupuesto del país está destinado al pago de dicha deuda. Esto implica que alrededor de $4,552 millones
desaparecen instantáneamente. Este
renglón supera por mucho al presupuesto asignado a las dependencias principales
del país. Entretanto, los políticos
locales hacen cualquier cosa para cumplir con los acreedores. No les importa, a ninguno, sacrificar la
salud, la educación, la seguridad de la gente.
Ni hablar de los mediocres servicios que les ofrecen con altos costos
para obtenerlos. La prioridad de los
gobernantes siempre son los tenedores de bonos, las grandes empresas y los
inversionistas políticos. Siempre con
las miras puestas en seguir incrementando la deuda, para obtener el flujo de
efectivo para sus estafas. Aprueban
medidas de austeridad que hunden la ciudadanía en la pobreza, en la precariedad
y los conducen por el camino de la miseria.
Empero, no se atreven a trastocar las ganancias de los grandes intereses,
y mucho menos los incentivos contributivos a las megatiendas. Cifra que ronda los $1,500 millones de dólares,
sin que pueda corroborarse, mucho menos asegurar que los requisitos y propósitos
de los mismos se cumplan.
La
respiración me fallaba. Me faltaba el
aire. Los movimientos eran en vano. La impotencia me invadía (contrario a mi opresor, del cual sentía toda su potencia). La parálisis corporal era total. Encima de todo, tenía que aguantar la
diatriba de la sombra maligna:
- Peor es la parálisis
electoral que padecen ustedes, y que es la raíz de la última parte de la nociva
trinidad. Salen como ovejas ciegas,
autómatas e ignorantes, cada cuatro años a prestar su voto a los mismos
imbéciles. Aunque no distingo quien lo
es más, votantes o candidatos. Víctimas
de la cacofonía de los políticos, siguen el sonido cual ratas a la flauta. A su vez victimarios de su propia
irracionalidad. Con ánimo férvido eligen
a los verdugos de su propia condena.
Luego estos politiqueros se reparten entre ellos, cual albaceas de
nuestros bienes, la millonaria parte del presupuesto que sobra luego de servir
a la deuda. Se llenan los bolsillos como
chiquillos bajo piñata de cumpleaños. Se
roban los clavos de la cruz, y se los venden al propio mesías. Sin mencionar que lo poco que queda para el
bienestar del pueblo, se pierde por la mala administración y el despilfarro de
estos oportunistas. El fanatismo arropa
sus mentes y no logran ver lo que estos usureros hacen a sus espaldas. Se juntan, conspiran y actúan ocultos en las
oscuras noches, para desmedrar las arcas públicas. Viven en una eterna connivencia donde no
importan los ideales. Roban para ellos,
para sus amigos, para sus familiares, para sus allegados, para sus partidarios,
para sus contribuyentes políticos, para sus vecinos, para sus círculos
sociales. Inmolando a todo un país,
dejando los números en rojos. Los
condenan a un sistema de educación mediocre, a un sistema de salud paupérrimo,
a una tasa de desempleo en alza, a la inseguridad e inestabilidad de una
calidad de vida en detrimento constante.
Los puertorriqueños no son víctimas, son cómplices de su larga y eterna
amargura.
Al
fin me sentí libre. Lentamente fui
recuperando la movilidad, la respiración y la razón. A los pocos minutos, bañado en sudor, saliva
del espectro y no se en que otras sustancias, me levanté (aunque comencé a extrañar al misterioso acompañante). Encendí todas las luces de la casa y apague
la vela que había puesto al supuesto guardián de mis noches. Me senté en la azotea de mi casa todavía con
mis ojos furtivos. Poco a poco recordaba,
palabra por palabra, lo que me dijo al oído aquel musculoso mensajero. Comencé a entender tantas cosas. Entendí que no importa cuál sea el sistema
fiscal de recaudo, está destinado al fracaso.
No porque no funcione o no sea bueno.
Tampoco por que sea la mejor o peor alternativa. Es crónica de un fracaso anunciado a causa de
la ineptitud imperante, la impunidad que reina, la incapacidad, la ignorancia,
la torpeza, la falta de actitud y aptitud que domina la clase política de este
país.
Pero más aún, por la indiferencia,
la apatía, el letargo intelectual, y el enajenamiento sistemático al que nos
someten los medios de comunicación y de desinformación masiva. Porque mientras se le va la vida al país
entero, estos cómplices de la confusión, nos entretienen con su circo mediático
y sus primeras planas insustanciales.
Todos hacen ecos del hipnotismo general que padecemos. Todo es casusa y efecto. Si no despertamos de ese sueño, y no
entendemos de una vez y por todas que entre tanta baba y saliva que nos hablan,
lo que existe en realidad es un adoctrinamiento para el consentimiento. Sensaciones con las que quedé yo, luego de la
platónica visita.
¡Levántate
y anda!