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sábado, 11 de julio de 2015

En Crítica de libros: La ciudad en mi estómago

de Hoy en las noticias

Cuando un autor combina lo real con lo fantástico se crea un mundo sin sentido que aunque la lógica quiera combatirlo por absurdo, logra convencerse de esta nueva realidad sucumbida en sus páginas.  Este es el caso del libro "La ciudad en mi estómago" del autor Luis Francisco Cintrón Morales.  Reseñado por Carlos Esteban Cana.





























jueves, 19 de febrero de 2015

La ciudad en mi estómago de Luis Francisco Cintrón Morales

Por Miranda Merced
Escritora, antóloga y profesora


"El libro La ciudad en mi estómago, del escritor Luis Francisco Cintrón Morales, nos presenta una colección de textos donde se reúnen los elementos necesarios para ubicar la obra en la literatura fantástica. El autor logra combinar lo fantástico con lo real, creando un tercer mundo que aún cuando la lógica quisiera protestarlo por absurdo, logra convencer al lector de una nueva realidad por la que ambulará desde el primero hasta el último de los cuentos. Cintrón utiliza con destreza la adjetivación. Con este recurso construye una atmósfera de tensión que mantiene al lector a la expectativa de lo que sucederá al concluir el relato. La sangre, que adquiere un rol protagónico en varias ocasiones, se convierte en una herramienta eficaz para provocar emociones extremas en quien lee. La extensión de los textos contribuye también a mantener el interés del lector. La brevedad de los mismos permite que sean leídos, como se dice coloquialmente: de una sentada. De uno se pasa al otro y al otro, hasta que terminamos la lectura del libro casi sin percatarnos. Independientemente de la brevedad de los textos, el autor logra manejar la anticipación con total dominio. Esta misma destreza la encontramos en sus finales sorpresivamente impredecibles. Luego de la lectura de esta obra, nos atrevemos a asegurar que La ciudad en mi estómago se convertirá en uno de los mejores ejemplos de la literatura fantástica puertorriqueña".

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Luis Francisco Cintrón Morales nació en San Juan, Puerto Rico en el 1976.  En diciembre de 2013, publicó su primer poemario "Microgramas de sol" bajo el sello editorial de la Casa de los Poetas. Además ha publicado poemas y cuentos en blogs y revistas electrónicas como Corpus Litterarum (Puerto Rico), Palabras Diversas (España), Inopia (Puerto Rico), Monolito y Factum (México). Participó en el 6to Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico. Es parte de la Antología de Casa de los Poetas 2014 con el tema de “Fronteras” (Puerto Rico), de la Antología de Diversidad Literaria 2014 “Versos en el aire” (España), Antología de microrelatos de Diversidad Literaria 2014 “Microterrores” (España) y de la Antología “Palestina Poemas VIII-MPI y Poetas y Poemas con Palestina” (2014) por la Biblioteca de las Grandes Naciones. Colaboró con columnas deportivas para el periódico electrónico El Post Antillano. Colabora con columnas de opinión social en el blog “Atramentum/Voces Subversivas”.

sábado, 1 de noviembre de 2014

La espía de plata


Desde hacía mucho tiempo había asesinado su ego. Abrazaba su niña interna dando un nuevo comienzo a su vida y su sangre plateada se purificaba con cada noche de meditación.  En los escasos momentos de soledad física, mientras trenzaba sus hebras caramelizadas, observaba en el espejo su intensidad, su valor amoral y dominio subterráneo. Practicaba la diversidad de acentos, sonreía como domadora del ilusionismo y mantenía su cuerpo tonificado, como isla hecha con fardos de juncos, para así no perder su poder de convencimiento.  Lograba arrancar los poros de sus víctimas con un clima tan fresco como el de las sombras de las montañas. No había secreto que pudiera evitar el soborno de sus abultados labios rosados y su figura de jardín de arrecifes.

Fue un lunes grisáceo cuando supo que ya no le quedaban muchas huellas a su marcha. El último trazo del comandante, durante el pasado domingo de copas y hundimientos, le había dejado un olor a lluvia ácida. De manera hábil, entre acciones y recesos, el comandante había logrado sonsacar la confianza con que ella hundía sus manos en medio de los pechos masculinos y cuando la agarró por las muñecas, la agitó hasta pegar su boca a la suya, inhaló su miedo y la rigidez del cuero que amarraba las mentiras que curtían la presencia.  Al caminar bajo el gris de aquel lunes solo recordaba cuando él sonrió, cuando frotó su largo bigote senil y encendió el segundo cigarro de la noche mientras daba sorbos al vaso con vodka destilada nueve veces obsequiada por ella. Recordó cuando la hizo montar nuevamente hasta arrebatarle toda el agua y sal del cuerpo; el comandante la devoraba de adentro hacia afuera introduciendo su lengua de parásito crustáceo por cada orificio y colindancia plateada.

Sabía que había perdido el juego y que toda la información confidencial que había extraído de viajes por tantas ciudades cónicas, la convertirían en un mar con brillo nocturno y en una humillación por parte de los vencidos. 


Ese lunes, cuando pretendía abordar un taxi montarse en un avión una vez más y escapar desde la esquina donde se paraba una mujer que sanaba con poemas a enfermos, como fantasma de tierra, apareció un joven uniformado sin estrellas.  Este le susurro su nombre al oído.  La haló por el brazo derecho y la desapareció en un instante, por un callejón, entre las nubes de gas que salían desde la acera.  Muda pero atenta, en vías de reconocimiento, vio el sudor pausado y perturbado del hombre.  Lo recordó: agente David, ejército naranja, hotel en las colinas de Chile, misión: localización del telescopio y planos del “Hovercraft Nuclear Mateo”… ¡Puta!  y  fue cuando ella sintió una corriente de viento gélido entremeterse por las costillas. Miró hacia abajo, observó su sangre plateada huir del puñal del joven uniformado. Cayó al suelo luego de que su espalda no lograra adherirse a las paredes de ladrillo mordido. Casi no podía respirar y su corazón luchaba por asomarse. Observó como el joven aseguraba que ella perdiera hasta la última pretensión de memoria histórica. De súbito, como una fiebre viral, escuchó tres zumbidos mortales y vio unas siluetas oscuras que se alejaban…El joven uniformado volvió a tenderse sobre ella y ambos fueron confidencias.  



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Luis Francisco Cintrón Morales - Nació en San Juan, Puerto Rico en el 1976.  En diciembre del 2013, publicó su primer poemario de micropoesía "Microgramas de sol" bajo el sello editorial de la Casa de los Poetas. Además ha publicado poemas y cuentos en las revistas electrónicas Corpus Litterarum (Puerto Rico), Monolito (Mexico) y Factum (Mexico). Participó en el 6to Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico. Es parte de la Antología de Casa de los Poetas 2014 con el tema de “Fronteras” (Puerto Rico) y de la Antología de Diversidad Literaria 2014 “Versos en el aire” (España). Escribe columnas deportivas para el periódico electrónico El Post Antillano.