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lunes, 18 de abril de 2016

En las letras, desde Puerto Rico: (Serie Conversaciones fragmentadas)

El impacto brutal del psicoanálisis: conversación con Alfredo Carrasquillo-Ramírez (2da parte) 

por Carlos Esteban Cana

Alfredo Carrasquillo-Ramírez lleva 25 años ejerciendo el psicoanálisis en Puerto Rico. Como pocos ha impulsado de diversas maneras su difusión, ya sea a través de la docencia, ofreciendo conferencias o participando de los propios medios de comunicación. Por la importancia de su presencia en el panorama cultural boricua y por mi particular interés por el método fundado por Freud, he seguido la trayectoria de Carrasquillo. A través de los años este psicoanalista ha colaborado con académicos como Ramón Daubón, Silvia Álvarez Curbelo y Pedro Reina Pérez, entre otros. Algunos de los libros o antologías en los que ha participado como coautor son los siguientes: Periodismo y democracia (2000); Ética y retórica en la comunicación política (2001); Capital social (2002); Entre el crimen y el castigo: Seguridad ciudadana y control democrático en América Latina y el Caribe (2003); y Ciudadanía Activa: Diálogos sobre iniciativas ciudadanas para el fortalecimiento democrático en las Américas (2009).

A continuación presentamos la segunda parte de esta edición de “En las letras, desde Puerto Rico” dedicada al pensamiento de Alfredo Carrasquillo como parte de la serie Conversaciones fragmentadas. Agradecemos además al editor Caronte Campos Elíseos por reproducir la misma en su blog Buscando la luz al final del túnel.  En estas reflexiones Carrasquillo nos habla de la razón que le mueve a identificarse con la llamada Escuela Lacaniana. También examina el impacto que ha tenido el psicoanálisis en la cultura global durante los últimos dos siglos.

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Alfredo Carrasquillo-Ramírez:  Yo privilegio la Escuela Lacaniana porque es en la que yo me formé. Y de todas las que he estudiado me parece que tiene una propuesta sólida, más rigurosa, y la que más ha avanzado… pero ahí estoy yo prejuiciado en el sentido que es desde donde estoy inserto.  Sin embargo creo que el psicoanálisis en todas sus tradiciones ha tenido un impacto brutal en la cultura del último siglo.  Es decir, pensemos en el surrealismo, en todas las vanguardias de comienzo de siglo, en el cine, en Hitchcock, es decir, la cultura del siglo XX –incluso la cultura del siglo XXI- de muchas maneras no hubiesen sido posible como fueron sino es por el psicoanálisis.  No es posible plantear muchas de esas cosas sin esa contribución. Uno puede decir, la tradición Lacaniana es mucho más solida que la tradición norteamericana del psicoanálisis, de la psicología del yo.  Pero bueno, gracias al psicoanálisis norteamericano tenemos a Woody Allen y su cine.  Es decir, tiene su impacto de distintas maneras, lo que pasa es que yo creo que la riqueza de la Escuela Lacaniana y de la tradición francesa es que comunica con más disciplinas. El psicoanálisis francés es un retorno a Freud, el psicoanálisis Lacaniano es un retorno a Freud desde la lingüística estructural, en diálogo con la filosofía, en diálogo con la semiología, en diálogo con un montón de disciplinas. Lacan vivía en un momento de gran vitalidad cultural en la que había un diálogo con Levi Strauss, con Albert Camus, con los surrealistas, con los existencialistas por supuesto; la gente estudiaba a Hegel, a Alexandre Kojeve, también a Heidegger. Un momento importantísimo y en ese momento hay muchas intertextualidades con un montón de otras cosas que se estaban haciendo y pensando lo que le da una riqueza muy particular. Tal vez las primeras generaciones de psicoanalistas, posfreudianos estuvieron en el mundo anglosajón.  Ese mundo anglosajón uno podría decir que nunca entendió a Freud del todo. Hay como ciertas limitaciones culturales para entender el psicoanálisis.  Tal vez los países de origen más católico que protestante pudieron entender mucho mejor el psicoanálisis y lo que traía.  En la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, ¿qué lugares son de mucha vitalidad psicoanalítica? Francia y Argentina y obviamente hay mucha diversidad de psicoanalistas –sobre todo los psicoanalistas de la escuela francesa y Lacaniana van a cobrar una fuerza grandísima.  Y se han hecho un montón de contribuciones en otros sitios; sobre todo en los países latinoamericanos, hispanoparlantes y francófonos es tal vez donde esto ha cobrado una fuerza mayor.

Añadiría a lo que te menciono que Francia sigue siendo un lugar importante pero la capital del psicoanálisis es Argentina. En Argentina dicen que hasta los taxistas son psicoanalistas.  Está muy presente en su cine, en la literatura, en la cultura en general del argentino, yo dudo que tú encuentres un argentino que no reconozca la conciencia del inconsciente.  A la mitad de los puertorriqueños o más, les preguntas del inconsciente y a lo mejor lo que están pensando es en una cosa así media subterránea; por más que sea un concepto de la cultura general.  En la medicina en Argentina, un médico no descarta la dimensión inconsciente a la hora de pensar la clínica que trabaja.  Culturalmente tiene una presencia por todos lados.  La tiene.  Hay otros países donde esto empieza a tomar fuerza.  Colombia es un país donde el psicoanálisis tiene mucha vitalidad.  España es un país donde tiene mucha vitalidad. Francia la sigue teniendo. Yo diría que son los países… En Estados Unidos el psicoanálisis está más de capa caída en su práctica clínica pero hay un resurgimiento del psicoanálisis y también en Canadá que llega no desde la clínica sino desde los estudios culturales, de la literatura, de la teoría política y va entonces entrando al mundo de la clínica.  Así que yo vislumbro que en los próximos 10 o 20 años vamos a ver una mayor vitalidad o presencia del psicoanálisis nuevamente en Estados Unidos. En la medida en que los modelos médicos, psiquiátricos y psicológicos fracasan o siguen fracasando, el psicoanálisis vuelve aparecer como una alternativa que propone otra vía para manejar el malestar humano, el dolor de los seres humanos, y de esa manera va aparecer como una respuesta diferenciada.
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La primera parte de esta edición de En las letras, desde Puerto Rico dedicada al pensamiento del psicoanalista Alfredo Carrasquillo-Ramírez está disponible en el blog  Confesiones.


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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Aquí, allá y en todas partes: Reflexiones sobre la creación literaria

por Carlos Esteban Cana

Durante el mes de junio tuve el privilegio de ser parte de un panel auspiciado por el PEN CLUB de Puerto Rico en Plaza de la Cultura en Hato Rey. El mismo gravitaba en torno al tema de El escritor ante la palabra, y también participaron los creadores Stefan Antonmattei, Yolanda Arroyo Pizarro e Irma Rivera Colón. El propósito de los organizadores que los autores, a raíz de su experiencia en varios géneros literarios, ofrecieran su perspectiva. Coordinó el encuentro la novelista María Zamparelli y moderó la velada la escritora Dalia Stella González. El evento contó con la presencia de José Muratti, quien recientemente anunció que por compromisos académicos renunciaba a la presidencia del PEN después de haber dejado una estela de actividades culturales, talleres y publicaciones. También logró que el próximo año Puerto Rico sea la sede de 82do Congreso del PEN Internacional.

Como “Aquí, allá y en todas partes”, columna exclusiva para la bitácora del editor Caronte Campos Eliseos,  focaliza sobre diversos aspectos del proceso creativo, comparto fragmentos de una conversación que se dio entre la novelista Dalia Stella González y este servidor.

Dalia Stella González: ¿Qué es para ti la palabra y cómo te acercas a ella?

Carlos Esteban Cana: Neruda hablaba de que los conquistadores habían arrasado con todo… pero que a la misma vez habían dejado todo en las palabras… Sin duda, es una relación endémica, diría yo, la que tengo con la palabra. No imagino mi vida sin ella. En Psicoanálisis hay quien dice que la protagonista del proceso terapéutico de sanación es la palabra. Yo he sido sanado de múltiples maneras a través de la palabra.

Dalia Stella: Por un lado Poe ha dicho que: “Nuestro mundo es un mundo de palabras”. (E.A. Poe, Al Aaraaf)  y el español Enrique Vila-Matas (Premio Rómulo Gallegos) expresó que: «no puede existir ya buena literatura si en ésta no hay implícita de fondo una reflexión que cuestione incluso la posibilidad o la noción misma de la literatura».  Dos puntos ejes respecto a la palabra. Por un lado la confianza, por otro, la desconfianza en la capacidad expresiva del lenguaje. ¿Qué opinas sobre esto?

Carlos Esteban: Entiendo que hay una relación simbiótica entre la certidumbre y la desconfianza… La relación del sujeto escritural con respecto a su capacidad expresiva mediante el lenguaje es dinámica. Como el péndulo ese ‘apalabrador’ se mueve entre ambos polos, pues el propio sujeto es un ser en continuo proceso de individuación dirían los jungianos…

Dalia Stella: ¿Con quién hablaste de literatura por primera vez?

Carlos Esteban: Hay dos personas que identifico como agentes catalíticos, por un lado un tío ebanista que hasta el sol de hoy es un apasionado por la lectura, un verdadero autodidacta; por otro lado, una prima cantante de ópera con notoriedad en su época, durante los 60’s y 70’s. Ambos me expusieron de una forma u otra al vasto universo de las letras.

Dalia Stella: Exploraste mucho sobre un género que remarca el poder de la palabra y el sentido atrapado en ellas. ¿Qué puedes abundarnos?

Carlos Esteban: Ese poder de la palabra es pleno a la hora de hacer aprehensión de la realidad, bajo el prisma personal; una realidad que, sin embargo, nunca es estática. En ocasiones puede parecer sinuosa, inaprensible como la brisa, la bruma o el agua… Pero eso no parece quitarle norte al creador que busca hacer alquimia de sus emociones y experiencias con la belleza.

Dalia Stella: Los griegos introdujeron el término colosal, lo inconmensurable, lo que no tiene dimensión humana…

Una de las teorías del arte es que los objetos en la realidad no suelen tener una dimensión extraordinaria, sino que el artista decide el elemento que va a resaltar. Por ejemplo Van Gogh destacaba el color, Boticcelli la línea, mi padre remarca el volumen para magnificar el objeto. Por eso él dice que una manzana colosal es más manzana que la manzana real de la vida cotidiana. ¿Cuál crees que es tu aporte como artista de la palabra para exaltar la realidad?

Carlos Esteban: Esta pregunta me remite a lo que se dice con respecto a la narrativa: no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta. Quizás esa inconmensurabilidad a la que hacías referencia al principio puede sondearse –digámoslo así-, más con la poesía… Pero volviendo a los ejemplos de los pintores no veo otra cosa que diversos métodos para esa exaltación de la realidad… En mi caso tendría entonces que pensar esta pregunta desde el género que me ocupe a la hora de acercarme a la página en blanco. La experiencia es distinta cuando trabajo cuento, poesía, microcuento, ensayo, o novela… La materia prima utilizada –en este caso el género literario- impone su propia respuesta, que siempre va aromatizada con la emoción de turno a flor de piel.

Dalia Stella: ¿En qué género te sientes más cómodo?

Carlos Esteban: Depende de lo que quiera comunicar en el momento… En ocasiones lo que fluye armoniza en poesía, en otras instancias en cuento o microcuento. Lo mismo puedo decir del ensayo y la novela. Por eso puedo entender cuando ciertos creadores manifiestan que son incomprendidos. Es difícil ser artista en una sociedad que aspira a tener resultados inmediatos y visibles… cuando en muchos casos el proceder del artista y del humanista es un trabajo en profundidad…

Dalia Stella: ¿Crees que hay un denominador común en el modo de acercarte a tus lectores, irrespectivo del género que trabajes?

Carlos Esteban: Quizás ese ‘denominador común’ que me permite acercarme al lector sea la aspiración de hacerme entender… No olvides que mi formación primaria es el ámbito de las comunicaciones.

Dalia Stella: ¿Cuáles son tus preferencias literarias? ¿Cómo estas han influido o influyen en tu palabra?

Carlos Esteban: Las preferencias literarias cambian con el tiempo. Si en un principio, siendo niño, me cautivaba leyendo las historias de la Biblia (la historia de José, Salomón, los salmos) y los cuentos en Selecciones del Reader’s Digest, o las aventuras del Quijote en una edición para niños o la Vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne. Después vinieron Tolstoy, Quiroga, Laguerre, Borges… y Neruda, Ángel González, José Hierro, los cuentistas puertorriqueños, Maupassant, Philip K. Dick… En fin, la lista es larga. Y sin lugar a dudas en la etapa primaria de este caminar, en el cual uno no deja de ser aprendiz, esas preferencias se sentían más. Es decir, que se podrían percolar, hacerse más evidente. Pero con el paso del tiempo emergen los rasgos que dan perfil a la voz propia, al estilo personal de cada escritor.

Dalia Stella: ¿Qué nuevos proyectos tienes?

Carlos Esteban: Pronto se publicará mi libro de cuentos, Catarsis de maletas. Por otro lado, esta educación continua que me agencio con mi periodismo cultural ha dejado como resultado muchas páginas. Sé que con el tiempo vendrán los libros que se nombrarán con el nombre de mis columnas: “En las letras, desde Puerto Rico”, “Breves en la cartografía cultural”, “Aquí, allá y en todas partes”, “Crónicas urbanas”, “En crítica de libros”… Por supuesto que también tengo mis cuadernos poéticos y dos novelas en curso… Así que necesitaría una sabática de años para poder organizar todo ese trabajo como quiero…

Dalia Stella: Si tuvieras que elegir tres palabras con las cuales definir tu obra, ¿cuáles serían?


Carlos Esteban: Diría que esas tres palabras son ‘Intento’ ‘Ser’ y ‘Humano’ con todo la gradación que implican cada una de ellas, en una dirección u otra…

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

lunes, 13 de julio de 2015

En las letras, desde Puerto Rico: (Serie Reseñas) Dos libros, un autor: Héctor Torriente

por Carlos Esteban Cana

Recientemente el autor de Pichón y mime careto presentó en la biblioteca de la Escuela de Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico, dos valiosos libros de su catálogo: uno de poesía titulado Estaciones de abordaje y su conocida colección de cuentos El Sindicalista que vuelve a estar disponible para los amantes de la narrativa corta.

A continuación comparto con ustedes algunas impresiones acerca de estos nuevos libros.


Foto cortesía de Angelo Negrón
En Héctor Torriente encontramos un escritor que no se conforma en transitar los mismos horizontes… Conoce la tradición que le precede, y por esa conciencia tanto sus ensayos comunicológicos como sus poesías y cuentos van hilvanándose hacia linderos en los que prevalece la innovación gracias a esa cultura que le sirve de base. Pero esa innovación no es forzada ni se da estridente. Hay que saber mirar a este poeta, quizás empedernido con la bohemia o con el amor sinuoso que transmuta y no se detiene mientras la canción puesta en la vellonera corresponde a diversas situaciones que se dan en “Estaciones del abordaje”, el poemario que nos ocupa hoy.

En cuanto a los cuentos que Héctor Torriente el narrador comparte en “El sindicalista”, esa actitud de vanguardia  transita deliberadamente hacia un entorno  a distancia de la urbe (o desplazada por la misma): el barrio… En la barriada el escritor atraviesa contornos, dinámicas y personajes, mediante un buen uso de narrativa contemporánea;  pasajes en los que fluye un lenguaje espontáneo salpicado por una interesante expresión coloquial… Es por eso que este segundo libro que nos ocupa y que llevó –en principio- el subtítulo de “y otros cuentos de barricada”, comparte con “Septiembre” de Elidio la Torre Lagares, “Falsas crónicas del Sur” de Ana Lydia Vega, y “Lajas” de Aravind Enrique Adyanthaya, ese buen sabor –nombrémoslo de esa forma- que deja una excelente colección de cuentos realizada en clave boricua; conjunto que, tras la última página, deja al lector con un atisbo del perfil, la textura espiritual, de todo un pueblo o una región. Y ese es el caso de “El Sindicalista” con respecto a la zona suroriental de este Archipiélago  nuestro del Caribe y, particularmente, Yabucoa, pueblo en el que Héctor Torriente creció.

Foto cortesía de Angelo Negrón

A los lectores interesados en adquirir ambos libros pueden contactar al propio autor a través de la red social facebook, en el espacio que lleva su nombre: Héctor Torriente. Tambien a través de Amazon en la siguiente dirección electrónica: 



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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

jueves, 17 de abril de 2014

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Reseñas, novelas 2013

por Carlos Esteban Cana




Título: Temporadas
164 Páginas
Edición de Autor


La primera novela en tweets o mensajería corta ha sido creada por un puertorriqueño: Stefan Antonmattei. Su título ‘Temporadas’, y actualmente circula en nuestras principales librerías. Una sorpresa del mismo autor que hace dos años ingresó al circuito editorial con ‘Erótica’, aquel libro de poemas lúdicos y seductores, que contaba además con una desconcertante y poderosa sección de narrativa.

En ‘Temporadas’, sin embargo, Antonmattei se sirve del formato que ha potencializado la red social twitter, mensajes cortos que no exceden de los 140 caracteres, para desarrollar su novela. Una trama que se manifiesta en 7 capítulos que cubre un periplo temporal de 50 años.

En estas páginas el personaje principal, un hombre de 50 años, relata la historia desde el yo, es decir, en primera persona, con una forma a veces sinuosa, inaprensible, para hablar de sí mismo. Aunque, por otro lado, su relación con otros personajes pone de relieve lo que no confiesa. Lo anterior se ejemplifica en la particular y entrañable relación del narrador con su madre.

De lectura amena, divertida, ‘Temporadas’ no deja de lado, incluso, situaciones sociales complejas como el racismo, el abandono, ni tampoco deja de soslayo la enfermedad. Como telón de fondo y río soterrado corre paralela esa relación de encuentro y desencuentro entre un hombre y una mujer. Habría que preguntarse, eso sí, qué tal funcionaría esta novela sin su introducción. Me parece que para comprender las 164 páginas de ‘Temporadas’, es necesaria, imprescindible, la misma.

En el panorama literario boricua, la obra de Stefan Antonmattei –cincelada durante años- es una buena noticia. No tan solo por el cuidado con el que ha hecho alquimia de su poesía, cuentística, y ahora su narrativa de largo aliento, sino también porque ofrece con novedad, con algo de liviandad, temas recurrentes en la historia de la literatura universal.


Temporadas, una novela en 140 Tweets, narra la vida de un hombre que vivió en Alabama, Nueva York y Puerto Rico.

Disponible en: Librería Mágica, Librería Isla, La Tertulia en Rio Piedras, La Tertulia en el Viejo San Juan, Poet’s Passage en el Viejo San Juan, Librería AC en Santurce.

Amazon: Pulse aquí


Título: No me quieras
154 Páginas
Edición de Autor

Mientras leía las primeras páginas de No me quieras encontraba ecos... Ecos que remiten a escritores del pasado y el presente de Borikén: desde un Enrique Laguerre hasta un Carlos Vázquez Cruz. Y paulatinamente esa impresión se fue bifurcando hacia correspondencias de otras latitudes, entonces la voz de Consuelo, protagonista y relatora, sintonizaba con lo emitido por personajes de Odette Casamayor, solo que lo narrado aquí va, en muchos momentos, a un ritmo menos vertiginoso, quizás más cercano a la cadencia del bolero.

Al principio de la novela encontramos a Consuelo en un hospital en el que lleva trece horas, tras un intento de suicidio. Como lectores llegamos a la escena con Sergio, pareja de Consuelo e interlocutor silente durante las próximas once horas. Tiempo que estructura la novela; una que se construye no desde la oralidad, sino desde la memoria.

En No me quieras esa memoria se activa por el peligro que representa la posibilidad de fragmentación. Ese es el marco que instala, o donde se ubica, esta serie de relatos familiares que emite Consuelo. Cuentos que trazan además, no tan solo el perfil psicológico y anímico de la protagonista, sino el de toda una sociedad en la que lo masculino ocupa un espacio signado por la ausencia y la violencia.

Todo eso reciben los lectores en No me quieras de Anuchka Ramos Ruiz, novela que tiene su fortaleza cuando la voz narrativa entra en primer plano y ofrece detalles. Por lo anterior, son las páginas en las que, por ejemplo, un conflicto bélico salta del pasado en una mente lesionada, o cuando los golpes masculinos laceran un cuerpo femenino, los pasajes en los que la escritora exhibe un dominio total del oficio.

La historia de Consuelo y las mujeres de su familia metaforiza, de una forma u otra, la historia de muchas familias puertorriqueñas. Aun cuando No me quieras se puede leer de una sentada, esta novela nos permite, además, reflexionar sobre temas importantes para nuestra convivencia.


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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.