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miércoles, 8 de abril de 2020

¡Al Hermano por adopción y fervor, Luis Pérez!

por Eric Landrón

Brindo por un ser inagotable, solar y conmovedor,
Hombre de bien y de una sola pieza entrañable,
Padre fuera de serie como el que más,
Esposo cabal y campeador,
Compañero puntual y amable
en las buenas, en las malas y en las peores.

Brindo por un titán de lo cotidiano,
Generoso a la carta de los demás
en cuya sonrisa a vuelta redonda y carrusel
(apacible, acogedora y relampagueante)
el dolor era menos dolor,
y el afán menos afán.

Brindo por el ser infaltable y leal,
que prestaba su oído al implicado semejante
sin libreta de cobros ni sobregiros de intereses
solo para escucharte a la buena de la ternura y el respeto
y darte una palmadita de alegría en el hombro de tu alma
y en alma de tu hombro.

Brindo por el humorista ágil, juguetón e inteligente,
El de la sonrisa trueno y cómplice,
El que aprendió a nunca quejar,
El valiente entre los valientes,
El soldado de fila para el siempre estar.

Brindo por un patriota amurallado del día a día,
que como el Cid de las leyendas
o el Xavier de los Xs Men
cabalgaba en una silla de ruedas
desafiando sinsabores como un superhéroe 
que a diferencia del Profesor Xs
(cuyo dominio liberaba su poderosa mente)
Luis Pérez, desataba su corazón vencedor y puro,
Su mayor poder, mimo y reciedumbre de influjo.

Brindo hermanos y hermanas que aquí dolemos
hasta los huesos
por este Boricua en mayúscula
que hoy regresa al dominio de los luceros,
Por haber dado luminiscencia en la vida a manos llenas,
Por habernos tocado y retocado
con la eternidad de su halo de luz, imbatible y recio,
¡Dínamo, amoroso, coautor e indomable!


Que viva, viva y viva, Luis Pérez,
Amado hermano, hermano amado,
Siempre en nosotros
como nosotros en sus Siempre.


¡In Memoriam... a tres meses de su trascendencia!  Al amigo, hermano y gran ser humano, Luis Pérez, con el cual tuvimos el privilegio de coincidir en este plano, y aspiramos a coincidir en el próximo; dedicamos este pequeño espacio y humilde homenaje.  Vayan para él y para su familia siempre, nuestros respetos.
Caronte Campos Elíseos

jueves, 2 de abril de 2020

No me rendiré

por Eric Landrón 

No me rendiré


No me rendiré, Boricua, no me rendiré,
Aunque el viento se deshilache en jirones de vacíos,
Aunque al pájaro, ¡nuestro pájaro!
le estropeen el canto, el vuelo y el pico,
Aunque la mar, ¡nuestra mar! se deshaga en agua y sal.


No me rendiré, Boricua, no me rendiré,
Aunque el mundo florezca de espinas y bandidos,
Aunque el horizonte de nuestro destino
extravié su camino en un descuido,
Aunque declaren a la esperanza delincuente en fuga.


No me rendiré Boricua, no me rendiré,
Aunque tiemble la tierra amada bajo los pies de mi estirpe y alma,
Aunque los virus de los desánimos a los empeños cuarteen,
Aunque me golpeen con sarna y saña,
Aunque el día se depile tras el olvido,
Aunque la muerte amiga
asalte a mi corazón como enemiga
en este instante de todos los instantes.


No me rendiré Boricua, no me rendiré,
No me rendiré, Boricua, no me rendiré,
No me rendiré Boricua
ni porque me rinda…!


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Eric Landrón - El poeta puertorriqueño Eric Landrón nació el 14 diciembre de 1953, en San Juan, Puerto Rico. Hizo un bachillerato en Ciencias Sociales y Sociología en la Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras. Se desempeñó como coordinador jefe del Programa Promoción Cultural del Sistema de Bibliotecas del Recinto Río Piedras. Entre sus libros más destacados de poemas se encuentran: "Pupilazos" (1978) y "Huracanazos o Hugomanías" (1989), inspirado en el Huracán Hugo. También en el 1991 y 1994, Landrón escribió "Piropazos" y "Delirio y Esperanza", respectivamente. Los versos de ésta última publicación motivaron el espectáculo teatral "El amor en los tiempos del Sida", presentado en diferentes teatros de la Isla. Asimismo, su propuesta de unir el humor y la poesía como un medio novel para la prevención del SIDA, fue acogida con éxito en el Congreso Mundial del SIDA, celebrado en Japón, en el 1994. En 1997, publicó "Entre la Vida y el Aliento", donde se rindió un tributo a las víctimas de la explosión de Río Piedras. Además, en 1999 escribió "En Pie de Lucha y Canto", cuaderno de poemas dedicado a los puertorriqueños encarcelados en los Estados Unidos. El libro fue prologado por el profesor universitario, Luis Nieves Falcón. En el 2000 surge "Vieques, De Isla Niña a Mujer Isla" y "Pintuversos del Caribe Indio" (2000), sólo por mencionar algunos. Sus obras más recientes se titulan "Vía Crucis y Redención del Calvo" (cuyo prólogo fue escrito por Skármeta) y Chávez de sol y de lluvia (2014), junto al cantante y escritor Danny Rivera.

lunes, 30 de marzo de 2020

En las letras, desde Puerto Rico: Profeta, mago y chamán, la presencia necesaria del escritor Eric Landrón en el mundo de las letras

por Carlos Esteban Cana 


Eric Landrón es uno de los poetas y gestores culturales más importantes de Puerto Rico y el Caribe.  Con el paso del tiempo ha sido nombrado como El Juglar del Pueblo o El Poeta de la Bondad, por su consecuente presencia a la hora de acompañar al pueblo boricua en sus luchas por preservar los derechos humanos más fundamentales en el archipiélago nacional. Desde la militancia pacífica para obtener el cese de bombardeos en Vieques hasta la excarcelación de los presos políticos, el reclamo de justicia y compasión hacia las personas víctimas del SIDA o los reclamos porque se audite la ilegítima deuda de Puerto Rico, Landrón ha estado en primera fila para alzar su voz, como pocos lo hacen, en defensa de los más vulnerables.  Esa misión autoimpuesta le ha llevado a declamar a viva voz, desde una carroza auspiciada por la organización ecologista Sierra Club, sus poemas en defensa del ambiente ante millones de personas en la Quinta Avenida de Nueva York durante el Desfile Puertorriqueño, incluso ha hecho lo propio en las instalaciones de las Naciones Unidas.  Entre sus libros más importantes se encuentran Pupilazos (1978), Huracanazos o Hugomanías (1989), Piropazos (1991), Delirio y esperanza (1994), Entre la vida y el aliento (1997)  y Vía crucis y redención del calvo (2006), que incluye una introducción del escritor chileno, Antonio Skármeta. Landrón también ha sido columnista para periódicos como El Diario y The San Juan Star.  

En el panorama cultural se le reconoce como pionero en modalidades estéticas vanguardistas y poéticas como los Pintuversos (en el que funde la poesía con la pintura) y el Fotopoema (en el que sus versos y metáforas están al servicio de la fotografía), de ahí su serie Poemas de Pandora que se inspiró en la película Avatar, de James Cameron.  De igual manera, Landrón ha sido promotor incansable a la hora de unir la poesía con la música, lo que ha dado como resultado su consecuente colaboración con músicos como Tito Auger, Andy Montañez, el grupo de folclor Tepeu, Ivania Zayas, Alí Tapia, Raulo, Carlos Esteban Fonseca, y el grupo Los perros de Pavlov , de ahí sus diversos conciertos/recitales como Bohemia Roquera y Románticos en un siglo equivocado.  En años recientes ha trabajado estrechamente con Danny Rivera, la Voz Nacional de Puerto Rico, en el libro y proyecto artístico Chávez de sol y de lluvia que lo ha llevado a viajar varios países. También ha formado parte de la bohemia poética Laro y sus amigos junto a Luis Antonio Rodríguez, quien en junio de 2019 dictó una conferencia en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos sobre el humor en la obra lírica de Landrón como un verdadero Poeta Juglar del siglo XXI.  Por tal valiosa trayectoria, con el paso de los años, este servidor también ha tenido la oportunidad de entrevistar a Eric Landrón para algunos medios.  Y en tales conversaciones debo reconocer que algunas de sus respuestas me parecieron drásticas, pero hoy día, con todo lo que está sucediendo a nivel global y nacional, tienen otro tono, el tono de profecías casi cumplidas:

En agosto del 2012, Landrón manifestaba: “Los poemas de Pandora son parte de algo mayor, que le hemos puesto por nombre Attabeira, que en taíno significa ‘Madre Tierra’. Se trata de un movimiento que une a cristianos, científicos, ambientalistas y humanistas.  Ya no basta con sembrar un árbol. Es urgente cambiar de estilo de vida. Los pronósticos dicen que si no lo hacemos, para el 2050 las condiciones climáticas en la tierra serán muy difíciles. Se habla del aumento del calentamiento global, de huracanes nunca antes vistos, ya es un hecho que el agua será escasa en muchos lugares y hasta especies completas de animales podrían desaparecer.  Nos urge, como dije, un cambio de conciencia”.

En esa misma entrevista añadió: “Lo que estamos haciendo hoy con el ambiente repercutirá mañana en las generaciones futuras.  Si somos creyentes en lo que hacía, por ejemplo, un ambientalista como San Francisco de Asís, que no era otra cosa que promover valores de respeto hacia el prójimo, no nos queda otra alternativa.  Hay que llevar esa praxis del amor hasta las últimas consecuencias.  El planeta no aguanta que lo sigamos explotando por codicia.  O somos mejores seres humanos o morimos”.

Más adelante, en noviembre de 2014, expresaba: “Aparte de esa sobrevivencia física estamos hablando de la sobrevivencia del alma, de lo humano, del humanismo.  Rodolfo Llinás, el famoso neurólogo colombiano, está diciendo que vivir desde la virtualidad atrofia el cerebro.  Pilotear un avión desde una computadora, hacer el amor desde un teléfono inteligente como ya se está haciendo, atrofia el cerebro en dos aspectos.  El primero, elimina el instinto de supervivencia porque todo te es dado y ese instinto es el móvil de la evolución humana. Y peor aún, atrofia la capacidad de sentir: tú te desconectas de la vida, de la empatía, del altruismo, porque si tú te quedas de 12 a 15 horas en un mundo virtual fijo, oye, dejas de sentir”.

Y sobre el valor de los artistas, puntualizó: “Los artistas somos los custodios de los sentimientos.  Nosotros somos los antropólogos del sentido común. Somos los profetas, somos los magos, somos los chamanes.  Ahora más que nunca el artista tiene que estar en la calle, tiene que salirse del libro, la poesía tiene que fusionarse con otros medios para llegar a más gente”.


Y en este punto, estimado lector, quiero culminar esta edición de “En las letras, desde Puerto Rico” en el blog de Caronte Campos Eliseos, incluyendo como colofón el enlace a un reportaje que realicé sobre el Poeta de la bondad para Hoy en las Noticias de Radio Universidad de Puerto Rico. En el mismo escucharán a Eric Landrón declamar una poesía suya en un evento de Amnistía Internacional en contra de la pena de muerte.  Le acompaña en la guitarra, Tito Auger, cantando Solo le pido a Dios, himno global y latinoamericano que compuso el argentino León Gieco en 1978.  Que lo disfruten.


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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.


Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como ConfesionesSólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Aquí, allá y en todas partes: Karla Coreas... Reflexiones

por Carlos Esteban Cana

Ahora que está por comenzar el Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York 2015 (inicia el 11 de noviembre), uno de los eventos literarios más importantes que ocurren en la Gran Manzana, publicaremos una serie de artículos en diferentes medios acerca de este acontecimiento cultural que en esta edición une a escritores de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela. 

En “Aquí, allá y en todas partes”, colaboración exclusiva para “Buscando la luz al final del túnel” del amigo editor Caronte Campos Eliseos, hoy compartimos reflexiones de Karla Coreas, fundadora y gestora de este valioso festival. En esta ocasión focalizamos de manera particular en su libro “Tarde en Manhattan”, que fue publicado originalmente en el 2008 y que tuvo una segunda edición en el 2012.  En este intercambio Coreas nos habla de su poemario y el proceso creativo que fluyó mientras el mismo tomaba forma, lo que me remitió también a la obra de otro escritor establecido en la Ciudad de Nueva York, me refiero al poeta boricua Luis Antonio Rodríguez LARO y su colección narrativa “Cuentos del ir y venir”. En ambos escritores, lo itinerante, el tren y lo vertiginoso tienen espacio en sus respectivos proyectos apalabrados.

Traducida al portugués, al italiano, al hebreo y al inglés, Karla Coreas tiene un segundo libro titulado “Como dos perfectos extraños”, publicado en el 2014. A continuación se incluye además una muestra de la obra poética de esta escritora y editora salvadoreña que impulsa con alto vuelo su gestión cultural en la Ciudad de Nueva York. 


De forest Hills a Jamaica

En el tren E:

36 ojos me hurgaron el alma o yo la de ellos.
Nos contamos la vida entre cada estación.
Dos ojos azabaches me hurgaron el pecho.

¿Qué buscarían allí?

Estaba cansado del reggae -
de pretender ser rasta -
de vivir en Jamaica (la impostora).

Esquivó la mirada cada vez que le pregunté
por qué tanta pesadumbre.

No quiso responder.
Fue más fácil huir,
salió del tren casi corriendo,
fue en busca de consuelo en alguna cerveza extranjera
o corría a los brazos de una hispana
estoy segura, estoy segura
mis preguntas ahora lo atormentan
mientras se hunde en el licor.

La segunda edición de Tarde en Manhattan está agotada. Contiene una selección de toda la poesía que venía escribiendo desde hacía muchos años, principalmente en Nueva York. Yo escribo cuando viajo, más que todo en ese transitar de trenes. Para la época vivía en Long Island y trabajaba en New York. Todos los días tomaba tren de Long Island Railroad, entonces ahí te daba tiempo de escribir, de leer más o de tomar notas… Siempre me encontré escribiendo donde el poema me asaltara. Yo no tengo un lugar particular como para decir ‘aquí yo escribo’, o yo agarro la computadora. Mis poemas no los escribo en la computadora, los escribo a mano. Tomo notas, o en algunos casos me envío un text message

Cuando el dramaturgo y escritor peruano Walter Ventosilla lee lo poco que leyó dijo: “Hay que hacer un libro”, y yo hice la selección. Todo estuvo bajo mi cuidado. Recuerdo que cuando empecé a seleccionar los poemas me di cuenta que quería una estructura. Por eso “Tarde en Manhattan” está estructurado de tal manera que tiene cuatro partes. El grupo de poemas reunía ciertas cosas que podían encajar no como capítulos sino como estaciones. Entonces utilicé el juego ambiguo de las estaciones del tiempo por ese movimiento de andar para aquí y allá. Hablo de tiempos, de muchos tiempos… Desde otoño, invierno, primavera, verano; los días de la semana, los meses; todo encajaba con las estaciones. Como en este poema:

En la noches de marzo

A media noche
donde la tristeza muestra su asfixia
y el poema oculta su jadeo
recuerdo el garfio de tus ojos
y la orfandad de sus mentiras
el sabor de las cartas
mezclada con el abrazo de promesas
en esas noches de marzo
te llamo en silencio
con la dulzura de un sarcófago
y la amabilidad de una muerta.

A veces estoy en algún sitio y tengo algunas imágenes, algunas cosas que me llegan o incluso las recito en voz alta. Yo sola me digo algún verso, alguna estrofa que quiero construir y si no tomo lápiz y papel en ese momento se pierde; se pierde porque ya luego es mentira. Muchas veces dejo ir versos porque viene algo diferente o mejor, porque lo puedo escuchar. Yo soy una persona que aprende escuchando. Soy más auditiva, y por eso tengo que leer en voz alta para escucharme. Con solo ver el texto no me llega, no lo asimilo igual. Escucho para que se me quede, me tengo que escuchar a mí misma y mis vivencias. De esa manera logré hacer el libro…

La escritora Karla Coreas con la poeta
Juana Ramos
Tarde en Manhattan

Entre la 33 y la 7a Avenida
el viento de acero y su alborada sacuden mis pestañas
La yerba seca pisoteada por las sombras
es una danza macabra al compás de las estrellas
El escarnio de esta ciudad y su charco de licores
desvía el vuelo de los pájaros
La luz de su pecho no encuentra una flama
y los minutos de una sonrisa se van al resumidero
Un farol sacude la arena de mis ojos
ambos nos reconocemos solos y vacíos
y la poeta sin darse cuenta muerde los cristales
de infinitos escaparates
no sabe si afianzarse a la gélida mirada del farol
o a la ternura engañosa de la medianoche.
De algo estoy segura
entre el farol y mi presencia
ambos inspiramos lástima.

Creo que mi poesía, mis poemas, específicamente esto que estamos mencionando, no sé si un hombre tenga la ternura o dulzura que trato de poner a los versos a la hora de, por ejemplo, explorar el dolor. No sé si un hombre puede armarlas de tal manera que se presenten así…

Vestida de negro

Una mujer vestida de negro con su paz ficticia
de llagas escondidas seduce el cigarrillo de las angustias
su táctica depresiva de absurda ternura
me convoca al pedestal de hielo
y raspando los agujeros negros de mi vida
recuerdo que aún sigo viva
esperando esa carta absurda de poesía
que alivie el dolor del corazón y el cerebro
entre el papel y ese espacio que hay en el mismo centro
donde coloco nombres que nadie más podrá decir

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

lunes, 13 de julio de 2015

En las letras, desde Puerto Rico: (Serie Reseñas) Dos libros, un autor: Héctor Torriente

por Carlos Esteban Cana

Recientemente el autor de Pichón y mime careto presentó en la biblioteca de la Escuela de Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico, dos valiosos libros de su catálogo: uno de poesía titulado Estaciones de abordaje y su conocida colección de cuentos El Sindicalista que vuelve a estar disponible para los amantes de la narrativa corta.

A continuación comparto con ustedes algunas impresiones acerca de estos nuevos libros.


Foto cortesía de Angelo Negrón
En Héctor Torriente encontramos un escritor que no se conforma en transitar los mismos horizontes… Conoce la tradición que le precede, y por esa conciencia tanto sus ensayos comunicológicos como sus poesías y cuentos van hilvanándose hacia linderos en los que prevalece la innovación gracias a esa cultura que le sirve de base. Pero esa innovación no es forzada ni se da estridente. Hay que saber mirar a este poeta, quizás empedernido con la bohemia o con el amor sinuoso que transmuta y no se detiene mientras la canción puesta en la vellonera corresponde a diversas situaciones que se dan en “Estaciones del abordaje”, el poemario que nos ocupa hoy.

En cuanto a los cuentos que Héctor Torriente el narrador comparte en “El sindicalista”, esa actitud de vanguardia  transita deliberadamente hacia un entorno  a distancia de la urbe (o desplazada por la misma): el barrio… En la barriada el escritor atraviesa contornos, dinámicas y personajes, mediante un buen uso de narrativa contemporánea;  pasajes en los que fluye un lenguaje espontáneo salpicado por una interesante expresión coloquial… Es por eso que este segundo libro que nos ocupa y que llevó –en principio- el subtítulo de “y otros cuentos de barricada”, comparte con “Septiembre” de Elidio la Torre Lagares, “Falsas crónicas del Sur” de Ana Lydia Vega, y “Lajas” de Aravind Enrique Adyanthaya, ese buen sabor –nombrémoslo de esa forma- que deja una excelente colección de cuentos realizada en clave boricua; conjunto que, tras la última página, deja al lector con un atisbo del perfil, la textura espiritual, de todo un pueblo o una región. Y ese es el caso de “El Sindicalista” con respecto a la zona suroriental de este Archipiélago  nuestro del Caribe y, particularmente, Yabucoa, pueblo en el que Héctor Torriente creció.

Foto cortesía de Angelo Negrón

A los lectores interesados en adquirir ambos libros pueden contactar al propio autor a través de la red social facebook, en el espacio que lleva su nombre: Héctor Torriente. Tambien a través de Amazon en la siguiente dirección electrónica: 



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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

lunes, 8 de junio de 2015

En las letras, desde Puerto Rico: “La respiración del silencio”: el buen camino de Astrid Lander (Segunda parte)

por Carlos Esteban Cana

Si algún lugar del planeta ha recibido con los brazos abiertos la presencia y obra de Astrid Lander, ese lugar -ese Archipiélago en nuestro caso- ha sido Puerto Rico. Sus visitas siempre han dejado surcos de intercambio con sus colegas boricuas, entre l@s que se encuentran Mairym Cruz Bernal, Mayda Colón, Stefan Antonmattei, Yolanda Arroyo Pizarro, Walberto Vázquez, Zulma Oliveras y Kattia Chico.

Sus visitas a diversos eventos culturales han sido la situación de turno para continuar con interesantes conversaciones. En las mismas despunta siempre la noción cabal del oficio, la búsqueda incansable de la belleza, y el sentido de solidaridad. Y es que Astrid siempre nos ha dejado, a quienes habitamos estas costas caribeñas, lecciones de sensibilidad e introspección, esas columnas esenciales que permiten oxigenar el Ser.

Sirva esta parte final de nuestra tertulia de turno para que, de un modo u otro, sean ustedes, estimados lectores de “Buscando luz al final del túnel”, partícipes de lo anterior. 

No queremos concluir sin agradecer al editor de este espacio, Caronte Campos Eliseos, la publicación de esta entrevista. De igual manera extendemos el agradecimiento al escritor Angelo Negrón por reproducir la primera parte. Y, de manera especial, a la escritora venezolana Astrid Lander por permitirme continuar indagando en su universo creativo.

Ahora le dejamos a la poeta la palabra. 

“La respiración del silencio”: el buen camino de Astrid Lander (Segunda parte)

Carlos Esteban Cana: Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o dolorosas... ¿Qué piensas al respecto?
Astrid Lander: Cada vivencia que vive el ser humano es válida para ser susceptible de escribirla. Porque se trata del alma, de lo que nos iguala, lo que nos une como ser humano. Se trata de apuntar y dar con ello. 

Carlos Esteban: Otros esgrimen la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños, abona para la creación ¿Será valioso ese universo onírico para crear?...
Astrid Lander: Es un clásico nutrirse de los sueños, de las fantasías para crear, lo surrealista de aprovechar el inconsciente. Usarlo, sí, como delirio, como necesidad expresiva, como imágenes poderosas, enriquecedoras, como significantes de lo que se escribe. 

Carlos Esteban: ¿Hay algo que no te gusta o disfrutas del oficio, de ser creadora?
Astrid Lander: Cuando termino de escribir el libro, por mi parte ya está listo, pero hay que salir a buscar cómo publicarlo, diligencia que no me gusta para nada.

Carlos Esteban: Prefieres escribir o crear todas las semanas o tienes periodos voluntarios de silencio artístico...
Astrid Lander: Es mi hábito escribir diariamente en horas matutinas, así sea como ejercicio, como calentamiento. Es una necesidad, cuando no escribo, siento que me falta algo, ese algo se cubre al leer o escribir.

Carlos Esteban: Otros teóricos del proceso creativo, o incluso artistas, manifiestan que el creador es un medio, una especie de antena o médium por el que desemboca la creación. ¿Concurres con esa idea?
Astrid Lander: El escritor ha de dar la palabra necesaria. La poesía que acomete y repone a la palabra en su valor de composición del mundo, de recitación del espíritu de la humanidad. Hallar la entonación que permita enfocar la pureza de ser humanos a un sentir que nos amplíe y englobe. Con fe en el sorpresivo detalle de la transparencia y la reconfirmación de que el amor sí tiene cabida para celebrar la vida. Ahí es donde marca su latido la poesía redentora, la que alivia, la que recuerda la felicidad en medio de la tristeza. 

Carlos Esteban: Astrid, ¿a qué aspiras con tu arte?
Astrid Lander: A que para cada quien haya un poema que le aguarde, para que le responda, le pertenezca. A eso aspiro, a que un poema mío le sea adjudicado a alguien.

Carlos Esteban: Cuáles han sido los libros más significativos, esas obras –de cualquier disciplina- que ocupan un lugar de privilegio en tu biblioteca...
Astrid Lander: Hay todo un repertorio de obras artísticas que me estimulan, es difícil enumerar por aquello de ceñir, mas puedo nombrarte los poemas de Borges, las pinturas de Dalí, la música de la Flauta Mágica de Mozart, hay tantas maravillas del arte, de la escritura. Ah, y me deleitan los diccionarios. 

Carlos Esteban: A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un libro de nuestra autoría... ¿Cuál de tus libros o cuadernos propios merece tal aprecio?
Astrid Lander: El aprecio es al poemario Buen Camino, el cual le agradezco a los amigos escritores puertorriqueños que haya salido a luz, a ti, a Mairym Cruz Bernal, a Mayda Colón, a Stefan Antomattei, a quienes estaban en el taller de Mairym y me escucharon leer unos poemas que escribí mientras recorrí el Camino de Santiago y fueron ustedes quienes me dijeron que allí había un libro para publicarlo. La sonrisa que siempre les saco cuando les leo el ‘poema del caballo’, como lo llaman, eso se los agradezco. Y ahora ya ves, ese poemario está traducido al gallego, al portugués, (está publicada una edición trilingüe), también traducido al catalán y alemán, y son traducciones hechas por poetas que generosamente, por propia iniciativa me han dado ese regalo. 

Carlos Esteban: En una sociedad tecnológicamente globalizada con redes cibernéticas y teléfonos inteligentes y espacios en la Web como Youtube... ¿Crees que tales ‘herramientas’ colocan en ventaja de exposición a los autores actuales?... En tu caso, esos recursos, han sido útiles...
Astrid Lander: Claro, son utilísimos en cuanto a la comunicación instantánea con el mundo y eso es vital para un escritor porque no puede estar ajeno a lo que sucede afuera y apoyo la multimedia para la creación, mas que no se te vaya de la mano, que siempre prevalezca lo unplugged, que no se pierda la naturalidad, la intimidad. 

Carlos Esteban: ¿Cuál, entiendes, es el mayor reto que tiene de cara un autor en el futuro?
Astrid Lander: La lectura de poesía: La cuestión es atraer hacia la lectura, que comprueben la potencialidad de la poesía, el conocimiento sensible que se halla en la matriz de la poesía; la sabiduría concentrada en la experiencia de un verso, de un poema, de un poemario. Es apreciar los poemas que te ofrecen una lección de vida, porque leer un poema es catalítico de los sentimientos, es un animado abrazo poético ante tanto fuego cruzado. El mayor reto está en que cada una de las personas asuma que lo que se halla en los buenos libros es una manera de revivir el mundo y sentir la palabra armónica que ausculta y transforma a bien. 

Carlos Esteban: Y para finalizar, Astrid... ¿Qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos artísticos pernocta actualmente la creadora que eres?
Astrid Lander: Siempre ha de haber un proyecto que te mantenga vital. Ahora mismo quiero plantearme sacar una antología de mi poesía, reunir los poemas que he escrito desde que me inicié, los poemas que me satisfacen y visualizar así los que expresan mi voz. En eso ando. A la par puliendo poemas inéditos. Y sigo con mis talleres, ya me tocó la hora de orientar a las nuevas generaciones acerca del oficio de la escritura literaria. 

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.