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lunes, 30 de marzo de 2020

En las letras, desde Puerto Rico: Profeta, mago y chamán, la presencia necesaria del escritor Eric Landrón en el mundo de las letras

por Carlos Esteban Cana 


Eric Landrón es uno de los poetas y gestores culturales más importantes de Puerto Rico y el Caribe.  Con el paso del tiempo ha sido nombrado como El Juglar del Pueblo o El Poeta de la Bondad, por su consecuente presencia a la hora de acompañar al pueblo boricua en sus luchas por preservar los derechos humanos más fundamentales en el archipiélago nacional. Desde la militancia pacífica para obtener el cese de bombardeos en Vieques hasta la excarcelación de los presos políticos, el reclamo de justicia y compasión hacia las personas víctimas del SIDA o los reclamos porque se audite la ilegítima deuda de Puerto Rico, Landrón ha estado en primera fila para alzar su voz, como pocos lo hacen, en defensa de los más vulnerables.  Esa misión autoimpuesta le ha llevado a declamar a viva voz, desde una carroza auspiciada por la organización ecologista Sierra Club, sus poemas en defensa del ambiente ante millones de personas en la Quinta Avenida de Nueva York durante el Desfile Puertorriqueño, incluso ha hecho lo propio en las instalaciones de las Naciones Unidas.  Entre sus libros más importantes se encuentran Pupilazos (1978), Huracanazos o Hugomanías (1989), Piropazos (1991), Delirio y esperanza (1994), Entre la vida y el aliento (1997)  y Vía crucis y redención del calvo (2006), que incluye una introducción del escritor chileno, Antonio Skármeta. Landrón también ha sido columnista para periódicos como El Diario y The San Juan Star.  

En el panorama cultural se le reconoce como pionero en modalidades estéticas vanguardistas y poéticas como los Pintuversos (en el que funde la poesía con la pintura) y el Fotopoema (en el que sus versos y metáforas están al servicio de la fotografía), de ahí su serie Poemas de Pandora que se inspiró en la película Avatar, de James Cameron.  De igual manera, Landrón ha sido promotor incansable a la hora de unir la poesía con la música, lo que ha dado como resultado su consecuente colaboración con músicos como Tito Auger, Andy Montañez, el grupo de folclor Tepeu, Ivania Zayas, Alí Tapia, Raulo, Carlos Esteban Fonseca, y el grupo Los perros de Pavlov , de ahí sus diversos conciertos/recitales como Bohemia Roquera y Románticos en un siglo equivocado.  En años recientes ha trabajado estrechamente con Danny Rivera, la Voz Nacional de Puerto Rico, en el libro y proyecto artístico Chávez de sol y de lluvia que lo ha llevado a viajar varios países. También ha formado parte de la bohemia poética Laro y sus amigos junto a Luis Antonio Rodríguez, quien en junio de 2019 dictó una conferencia en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos sobre el humor en la obra lírica de Landrón como un verdadero Poeta Juglar del siglo XXI.  Por tal valiosa trayectoria, con el paso de los años, este servidor también ha tenido la oportunidad de entrevistar a Eric Landrón para algunos medios.  Y en tales conversaciones debo reconocer que algunas de sus respuestas me parecieron drásticas, pero hoy día, con todo lo que está sucediendo a nivel global y nacional, tienen otro tono, el tono de profecías casi cumplidas:

En agosto del 2012, Landrón manifestaba: “Los poemas de Pandora son parte de algo mayor, que le hemos puesto por nombre Attabeira, que en taíno significa ‘Madre Tierra’. Se trata de un movimiento que une a cristianos, científicos, ambientalistas y humanistas.  Ya no basta con sembrar un árbol. Es urgente cambiar de estilo de vida. Los pronósticos dicen que si no lo hacemos, para el 2050 las condiciones climáticas en la tierra serán muy difíciles. Se habla del aumento del calentamiento global, de huracanes nunca antes vistos, ya es un hecho que el agua será escasa en muchos lugares y hasta especies completas de animales podrían desaparecer.  Nos urge, como dije, un cambio de conciencia”.

En esa misma entrevista añadió: “Lo que estamos haciendo hoy con el ambiente repercutirá mañana en las generaciones futuras.  Si somos creyentes en lo que hacía, por ejemplo, un ambientalista como San Francisco de Asís, que no era otra cosa que promover valores de respeto hacia el prójimo, no nos queda otra alternativa.  Hay que llevar esa praxis del amor hasta las últimas consecuencias.  El planeta no aguanta que lo sigamos explotando por codicia.  O somos mejores seres humanos o morimos”.

Más adelante, en noviembre de 2014, expresaba: “Aparte de esa sobrevivencia física estamos hablando de la sobrevivencia del alma, de lo humano, del humanismo.  Rodolfo Llinás, el famoso neurólogo colombiano, está diciendo que vivir desde la virtualidad atrofia el cerebro.  Pilotear un avión desde una computadora, hacer el amor desde un teléfono inteligente como ya se está haciendo, atrofia el cerebro en dos aspectos.  El primero, elimina el instinto de supervivencia porque todo te es dado y ese instinto es el móvil de la evolución humana. Y peor aún, atrofia la capacidad de sentir: tú te desconectas de la vida, de la empatía, del altruismo, porque si tú te quedas de 12 a 15 horas en un mundo virtual fijo, oye, dejas de sentir”.

Y sobre el valor de los artistas, puntualizó: “Los artistas somos los custodios de los sentimientos.  Nosotros somos los antropólogos del sentido común. Somos los profetas, somos los magos, somos los chamanes.  Ahora más que nunca el artista tiene que estar en la calle, tiene que salirse del libro, la poesía tiene que fusionarse con otros medios para llegar a más gente”.


Y en este punto, estimado lector, quiero culminar esta edición de “En las letras, desde Puerto Rico” en el blog de Caronte Campos Eliseos, incluyendo como colofón el enlace a un reportaje que realicé sobre el Poeta de la bondad para Hoy en las Noticias de Radio Universidad de Puerto Rico. En el mismo escucharán a Eric Landrón declamar una poesía suya en un evento de Amnistía Internacional en contra de la pena de muerte.  Le acompaña en la guitarra, Tito Auger, cantando Solo le pido a Dios, himno global y latinoamericano que compuso el argentino León Gieco en 1978.  Que lo disfruten.


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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.


Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como ConfesionesSólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

sábado, 28 de marzo de 2020

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Libros importantes: Francisco Font Acevedo reflexiona sobre su libro La belleza bruta

por Carlos Esteban Cana

Francisco Font y La belleza bruta

A mi entender, con el paso del tiempo La belleza bruta de Francisco Font Acevedo se ha convertido en un libro de culto; fascinó a los lectores de inmediato desde que fue publicada por primera vez en el año 2008, por la desaparecida editorial Tal cual.  Luego ha llegado a los lectores a través de las ediciones de Aventis, proyecto editorial del también escritor Jorge David Capiello.  Y volviendo al punto inicial, con La belleza bruta ha sucedido lo que ocurre con ciertos libros: la impresión de que estamos ante una obra notable, de excelencia.  Tal como ha sucedido con libros como: Cada vez te despides mejor, de José Pepe Laboy; Vindicación del miedo, de Camilo Santiago Morales; Ya vienen a buscarme, de José Manuel Solá; Animal fiero y tierno, de Angelamaría Dávila; Concierto de metal para un recuerdo y otras orgías de soledad, de Manuel Ramos Otero; La sílaba en la piel, de José María Lima; En cuerpo de camisa, de Luis Rafael Sánchez.  Y precisamente sobre este libro ha escrito Luis Rafael: “… situándose más allá del cuento y la novela, La belleza bruta configura un magno universo narrativo, poblado por personajes azarosos y sexualidades tan plurales como flexibles, que sacude al lector con el concurso de su prosa astuta, incendiaria, deslumbrante”.

Francisco Font Acevedo ya había entrado con pie derecho en la literatura puertorriqueña con su colección de cuentos Caleidoscopio (2004), que mereció elogios de escritores y editores como Mario Cancel Sepúlveda y Carlos Roberto Gómez Beras.  En el 2005 fue incluido en la antología de microcuentos y aforismos Edición Mínima, coeditado por El Sótano 00932 y Publicaciones Gaviota.  De junio de 2007 a abril de 2010 hizo disponible sus ensayos y crónicas a través del blog Legión miope.  Y en el 2016 publicó su novela La troupe Samsonite. En el 2018 Font Acevedo se unió al artista Rafael Trelles (con quien había trabajado anteriormente) en el proyecto de arte, literatura e historia en el espacio urbano que llevó por nombre Santurce, libro mural, auspiciado por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, la Fundación de las Humanidades y la Fundación Francisco Carvajal.  Cuando le piden datos biográficos a este enigmático escritor boricua suele destacar sobre su persona: “Subsiste como corrector legal.  Hace lo que le toca: camina, usa transporte público, trabaja y compra en los supermercados.  Sus afectos cotidianos son minimalistas: un cargado maletín Samsonite, dos hijos, un gato, ella.  Procura que su morada sea en el barrio Santurce, ombligo de la ciudad capital de Puerto Rico.  Lee lo que quiere y escribe lo que puede; fuma con plena fe en sus ancestros.  Vive, pese a la precariedad de su país, agradecido del mar y los almendros”. Con este preámbulo compartimos de nuestros archivos unas reflexiones de Francisco Font Acevedo sobre su libro La belleza bruta.

En La belleza bruta, El proceso creativo

Francisco Font Acevedo: “El libro tuvo su ritmo. Lo había comenzado a escribir, algunos de los textos, poco antes de la publicación de Caleidoscopio. Luego la escritura no demoró demasiado pero el proceso editorial es otra historia; es bastante accidentado.  Y creo que en parte fue afortunado que se diera de esa forma porque me dio la oportunidad, entonces, de revisar el texto y de pulirlo lo más que pude. Así que esos traspiés los convertí en ventaja. Y también porque no tenía prisa en cuanto a la publicación”.

“El título vino por accidente. Tenía otro título el manuscrito.  Elidio La Torre me sugirió este. Yo creo que fue afortunado que todo el proyecto sucediera así.  Yo lo pensaba más bien en términos estructurales, y ha sido interesante el enfoque, las lecturas, que se le ha dado al libro sobre el tema de la sexualidad y la violencia que son temas que vienen a posteriori; sobre todo ciertas personas se sorprenden con esto.  Pero yo no lo pensé como que esto es un texto que va a tratar, necesariamente, de la violencia y en combinación de la belleza.  Yo creo que algunos lectores deslindan un tema que es oportuno, pero yo no lo veo de esa manera. Lo que sí vi fue como una estructura, una estructura que combinaba elementos de novelleta con cuento en un universo mayor”.

La ciudad en La belleza bruta

Francisco Font Acevedo: “Yo creo que ahí está la clave, en ese sentido yo aprecio más eso a estos otros temas que son satélites. Yo creo que de ahí derivan, pues entre los personajes y las situaciones que se cuentan está ahí trazada la ciudad. De hecho, el título original tenía que ver con la ciudad. La ciudad como un espacio de descolocación.  Yo creo que también tiene que ver con las subjetividades que, más o menos, están representadas en esos personajes.  Son subjetividades que tienen y que están, son como “ciudadanos insanos”, para usar el término de (Juan) Duchesne, personajes que están como fuera de lugar.  Y siempre están huyendo, siempre están buscando un lugar y el lugar es ese desplazamiento mismo dentro de la ciudad. Y definitivamente así es como yo me concibo, como un escritor esencialmente nómada, en ese sentido. O sea, no me interesa cristalizar una poética fija, sino siempre en movimiento.  Y los personajes un poco representan eso.  Pero fíjate, la queja que yo tengo es que estos personajes están angustiados. Todos están de alguna manera desgarrados.  Y, por lo tanto, creo que se puede ver la ciudad desde ese otro paradigma, desde esa angustia existencial”.

Relación con la música, parte del proceso creativo

Francisco Font Acevedo: “Yo creo que la música me da muchas estructuras.  Obviamente estructuras muy abstractas, pero que las incorporo a mi manera, las traduzco en palabras. Desde el rock, la salsa, la música clásica, pues me sirven como un agente catalítico creativo. Y de alguna manera lo incorporo.  No necesariamente hablando de eso directamente, pero sí digamos en el trabajo con los ritmos y los silencios”.

La crónica como herramienta

Francisco Font: “Yo creo que es material aprovechable en la ficción. Ese elemento de crónica, y no creo que eso sea privativo ni de ese libro ni de lo que se hace en Puerto Rico; es también hablar de unos espacios literarios que a veces pasan desapercibidos.  A mí me pareció oportuno por la historia de Pepe Xerox y de este coleccionista cínico y fetichista. Así que ¿por qué no?  Además, que conozco algo de los individuos, así que era un poco tirar un guiño hacia ellos”.

La referencia directo a lo puertorriqueño sin sonar localista.


Francisco Font Acevedo: “Yo creo que fue un proceso, que sí, que hubo un miedo a eso; algo que también les sucede a los escritores coetáneos, por resistencia a cierto modelo de escritura dominante en los 80’s que se inclinó entonces a relocalizar sus textos.  Creo que eso no es necesario. Yo creo que hay que legitimar el espacio puertorriqueño como un espacio literario, y por eso, ¿por qué no?  Además de que eso no deriva necesariamente en la calidad del texto y si va a funcionar o no va a funcionar. Pero es una manera de legitimar ese espacio.  Es mi espacio, tú sabes, yo no lo cambio.  Estoy ahí, así que porqué no darle esa densidad literaria”.
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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

martes, 3 de mayo de 2016

Aquí, allá y en todas partes: De roquero a escritor

La trayectoria del escritor Raúl Aguiar

por Carlos Esteban Cana

Conocí al escritor cubano Raúl Aguiar cuando presentó Qubit, una antología de la ciencia ficción latinoamericana más reciente que compiló para la editorial Casa Las Américas. Esto sucedió en octubre de 2014 en la librería La Tertulia de Río Piedras, y fue posible gracias al Congreso de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica del Caribe Hispano que se efectuaba en la Universidad de Puerto Rico.

Comparto esta valiosa conversación en Aquí, allá y en todas partes, porque en varias instancias Raúl reflexiona acerca del proceso creativo. Al desempeñarse como profesor de técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso” y ofrecer cursos que van desde el adecuado manejo de la sintaxis y la armonía en la frase, hasta el lugar de la metáfora dentro del aparato narrativo, era natural que tales temas fueran parte de nuestro conversatorio.

Carlos Esteban Cana ¿Qué le movió, como creador, acercarse a la ciencia ficción?

Raúl Aguiar: Las lecturas que hice del género desde muy niño. En Cuba tenemos una característica muy particular, es que nosotros tuvimos una gran influencia de la literatura soviética y de los países socialistas en el género de ciencia ficción y eso generó que nos gustara la ciencia ficción dura, la ciencia ficción tecnológica, que tiene más que ver con la física, con la astronomía.

Carlos Esteban: Recuerdas algunos títulos de esa época…

Raúl: “La nebulosa de Andrómeda” de Iván Efremov, algunas cosas del polaco Stanilaw Lem, las obras de los hermanos Strugatsky. O sea, eran libros que se producían en la Unión Soviética. Se editaban en español y llegaban con mucha profusión a Cuba.
Nosotros en Cuba tuvimos hasta la edad de oro de la ciencia ficción: Bradbury, Isaac Asimov, pero, por ejemplo, todo lo que se filmó en película en los años sesenta no llegó a nosotros. O sea, nosotros tuvimos que esperar casi 20 años para ver por primera vez Odisea 2001, o ver La naranja mecánica o El planeta de los simios, que están basadas en novelas importantes. En nosotros hubo como ese bache de información y que sin embargo la suplimos con toda esta narrativa soviética. Yo hablé sobre eso un poco esta mañana en la Universidad, de la influencia que tuvieron los escritores soviéticos en los escritores cubanos de mi época.

Carlos Esteban: Y has explorado solo el género de ciencia ficción…

Raúl: Aunque parezca mentira he estado muy ligado a movimiento de ciencia ficción y fantasía cubano, pero yo lo que he publicado hasta ahora puede considerarse realismo. He escrito tres novelas realistas.

Carlos Esteban: La primera lleva por título “La hora fantasma de cada cual”.

Raúl: Era más bien una novela sobre las problemáticas juveniles que había en Cuba, en la que describía situaciones que en la literatura anterior no se habían tocado.

Carlos Esteban: ¿En qué año la publicaste?

Raúl: La publiqué en el año 1994, pero fue un Premio David (patrocinado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba) en el 89. Debía de haberse publicado en el año 90 pero es que precisamente ese fue el año de la caída del bloque socialista, de la gran crisis del papel. Entonces hubo un bache editorial en Cuba y por eso sale cuatro o cinco años después. Es una novela sobre esta subcultura juvenil, que son los aficionados a la música rock. Nosotros le llamamos los roqueros, los ‘frikis’.

Carlos Esteban: Y tú, ¿fuiste ‘friki’?

Raúl: Sí, claro que sí. La época mía fue la época del rock duro, Led Zepellin… La novela es un poco la descripción de todo este submundo de los jóvenes roqueros cubanos, que es un tema bastante interesante y que no se había tratado antes.

Carlos Esteban: Esto en un lugar como Cuba donde imperan, por supuesto, los ritmos caribeños.

Raúl: Sí, claro, es por eso. En aquella época yo recuerdo: o eras roquero o eras salsero.

Carlos Esteban:  Y la segunda novela se titula Mata (Premio Pinos Nuevos 1994) que fue publicada además en Francia en una edición bilingüe, español-francés que obtuvo un premio en traducción…

Raúl: Es una novela corta. Tiene un hilo de conexión con la primera porque participa un personaje de la primera novela, un personaje que era roquero también; que era poeta, mulato, pero de pronto tiene un problema en su escuela, lo expulsan. Entra al servicio militar y era el momento de la guerra de Angola, donde Cuba tuvo una participación especial. Y entonces son las peripecias de este poeta-roquero en la guerra, en una emboscada que le hacen y cómo intenta sobrevivir.

Carlos Esteban: Y qué te interesaba hacer… ¿Cuál era tu tesis?

Raúl: Lo que más me interesaba hacer era cómo se formaba un héroe; esa era la tesis. Cómo cualquier persona, cómo este personaje que siendo un sencillo roquero-poeta puede llegar a convertirse en un héroe. Pero todo esto con una mirada un poco diferente a la mirada que se tenía en Cuba de la guerra, que es una mirada más bien triunfalista; una mirada heroica, que voy a la guerra de verdad.

Carlos Esteban: Y la tercera novela, La estrella boca arriba (que estuvo publicada en Amazon)…

Raúl: Retomo otra vez el tema de los roqueros. Es una novela mucho más ambiciosa, más experimental…

Carlos Esteban: Eso significa que el rock es importante para ti, el tema apasiona…

Raúl: Yo incluso escribía con la música de rock de fondo, y si era en inglés no me molestaba…

Carlos Esteban: Y después de estas novelas es que regresas a la ciencia ficción.

Raúl: Siempre me mantuve en contacto pero como que no publicaba sobre ese género, y ahora estoy empezando a publicar cosas de ciencia ficción. Tengo dos novelas ya, porque el género siempre me gustó mucho…

Carlos Esteban: Y dentro de la narrativa es el género de la novela el que te llama…

Raúl: Sí, la novela más que el cuento, aunque tengo varios cuentos que han sido publicados en antologías.

Carlos Esteban: ¿Y por qué la novela?

Raúl: Porque me permite desarrollar la psicología y las evoluciones de los personajes, mucho más cuando son novelas sobre jóvenes que están aprendiendo las cosas elementales de la vida, de la sexualidad, de la interacción social y son temas muy riesgosos. Yo escribiendo ciencia ficción soy bastante realista también. O sea me gusta escribir cosas que a lo mejor las personas se confunden y no lo ven como ciencia ficción, sino que lo ven como algo raro, entre dos aguas. No se sabe muy bien si es realismo o ciencia ficción. Me la paso cambiando en esa frontera. Joss (escritor cubano premiado de ciencia ficción) dice que él es un escritor de ciencia ficción que escribe a veces realismo, y que yo soy un escritor de realismo que escribo a veces ciencia ficción. Pero bueno, participamos de las mismas cosas, y es bien interesante lo que él escribe.

Carlos Esteban: En qué momento del día fluyes para crear...

Raúl: Mi mejor hora para escribir es cuando me acabo de levantar y me he tomado dos tazas de café y todavía está amaneciendo. O sea, cuando no tengo trabajo, cuando no tengo otras cosas que hacer. Ahora, desde que tengo un niño pequeño, es mucho más difícil escribir, pero es mi hora de más energía. Me levanto y ya, me pongo a escribir, porque a la tarde me pongo más… Cojo la tarde para vivir, para leer otras cosas, o para informarme para escribir artículos…

Carlos Esteban: Y eres también profesor de jóvenes escritores en el Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”.

Raúl: Sí, es un centro auspiciado por el Ministerio de Cultura. Somos tres profesores y nos repartimos las clases. Hacemos tres unidades fundamentales. La primera unidad que es recordar todas aquellas cositas de redacción, que a veces uno se olvida cuando comienza a escribir; lo que tiene que ver con puntuación, adjetivo, gerundio, sintaxis, todas esas cosas. Yo doy una sobre sintaxis, armonía en la frase, doy también la metáfora dentro de la narrativa, los lugares comunes, las frases hechas y cómo evitarlas; cómo rejuvenecerlas y ponerlas otra vez en circulación.
Después damos todo lo que tiene que ver con la narración, con la redacción de una historia, de un cuento. Entonces vemos los puntos de vista, espacial, temporal. Vemos también lo que tiene que ver con la descripción, personajes, diálogo, construcción de personajes.
La última unidad es para técnicas narrativas específicas. No le llamamos ‘Curso de escritura creativa’, le llamamos ‘Técnicas narrativas’. Y terminamos conversando acerca del monólogo interior, también de la técnica de la caja china, los vasos comunicantes, los diálogos telescópicos…

Carlos Esteban: ¿Cuánto tiempo dura el curso?

Raúl: Casi un año y es totalmente gratuito para los estudiantes. No solamente damos clases para los estudiantes de la capital sino para todo el país. En vacaciones lanzamos la convocatoria, ellos mandan tres cuentos. Hacemos un comité de selección, aceptamos los mejores aspirantes y salen muy bien. Llevamos 15 años haciendo esto, y hemos graduado cerca de 700. No quiere decir que hemos hecho 700 escritores.

Carlos Esteban: Eso te iba preguntar, acá tenemos el debate sobre si el escritor nace o se hace.

Raúl: Nosotros pensamos que son las dos cosas. El escritor nace y se hace también. Nosotros no fabricamos a escritores. Tomamos gente que ya tiene el talento innato y le ayudamos a desarrollar las técnicas, las armas: cómo ser más intenso, cómo pueden llegar mejor al lector. Cada uno viene con sus propios estilos, sus propias maneras de ver el mundo. Nosotros no imponemos ninguna manera de escribir.  

Carlos Esteban: ¿Qué me puedes decir acerca del tema de los derechos de autor en Cuba?

Raúl: En Cuba la mayoría de los escritores guardamos los derechos de nuestras obras. Una vez publicada, al cabo de uno o dos años, las editoriales no se quedan con los derechos, sino que regresan a manos del autor. Nosotros no tenemos el sistema este de representantes, sí hay una agencia que nos representa pero no es oneroso en el sentido de que se lleven tus derechos y los vendan. Eso regresa siempre al autor.

Carlos Esteban: Has sido traducido al francés, ¿me puedes hablar brevemente de tu estilo?

Raúl: Soy un poco difícil de traducir, porque siempre experimento con el lenguaje; uso un lenguaje mito-poético; es un poco más trabajoso.
Yo lo que estoy viendo es que muchas editoriales están buscando literatura de mercado, de lectura fácil. Hay que escribir con un lenguaje de tipo neutral, lo más natural posible y como los cubanos no estamos presionados por el mercado tenemos el privilegio de poder experimentar un poco con la lengua, con el lenguaje.

Carlos Esteban: ¿Qué nueva obra te ocupa en estos momentos?

Raúl: Aunque estoy en la etapa de recoger información quiero hacer una novela que vaya por toda la historia de Cuba. La excusa es un muchacho que va con Juan Ponce de León en busca de la fuente de la juventud y este muchacho es el que descubre la fuente. Pero él se queda en Cuba y envejece, no es la eterna juventud, aunque él envejece un año cada 25 años. Por lo tanto ya han pasado 500 años y él ha podido vivir toda la historia de Cuba. Ha sido –como dice Borges- todos los hombres en un solo hombre. Ha sido cobarde, héroe, valiente, traidor, ha sido todo. Y eso me permitiría hacer una novela bastante ambiciosa. Por eso vine a Puerto Rico pensando un poco en empaparme de toda esa primera parte de Juan Ponce de León, su segundo viaje a Florida, el intento de colonia que intentó hacer ahí. Todo eso.
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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

lunes, 18 de abril de 2016

En las letras, desde Puerto Rico: (Serie Conversaciones fragmentadas)

El impacto brutal del psicoanálisis: conversación con Alfredo Carrasquillo-Ramírez (2da parte) 

por Carlos Esteban Cana

Alfredo Carrasquillo-Ramírez lleva 25 años ejerciendo el psicoanálisis en Puerto Rico. Como pocos ha impulsado de diversas maneras su difusión, ya sea a través de la docencia, ofreciendo conferencias o participando de los propios medios de comunicación. Por la importancia de su presencia en el panorama cultural boricua y por mi particular interés por el método fundado por Freud, he seguido la trayectoria de Carrasquillo. A través de los años este psicoanalista ha colaborado con académicos como Ramón Daubón, Silvia Álvarez Curbelo y Pedro Reina Pérez, entre otros. Algunos de los libros o antologías en los que ha participado como coautor son los siguientes: Periodismo y democracia (2000); Ética y retórica en la comunicación política (2001); Capital social (2002); Entre el crimen y el castigo: Seguridad ciudadana y control democrático en América Latina y el Caribe (2003); y Ciudadanía Activa: Diálogos sobre iniciativas ciudadanas para el fortalecimiento democrático en las Américas (2009).

A continuación presentamos la segunda parte de esta edición de “En las letras, desde Puerto Rico” dedicada al pensamiento de Alfredo Carrasquillo como parte de la serie Conversaciones fragmentadas. Agradecemos además al editor Caronte Campos Elíseos por reproducir la misma en su blog Buscando la luz al final del túnel.  En estas reflexiones Carrasquillo nos habla de la razón que le mueve a identificarse con la llamada Escuela Lacaniana. También examina el impacto que ha tenido el psicoanálisis en la cultura global durante los últimos dos siglos.

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Alfredo Carrasquillo-Ramírez:  Yo privilegio la Escuela Lacaniana porque es en la que yo me formé. Y de todas las que he estudiado me parece que tiene una propuesta sólida, más rigurosa, y la que más ha avanzado… pero ahí estoy yo prejuiciado en el sentido que es desde donde estoy inserto.  Sin embargo creo que el psicoanálisis en todas sus tradiciones ha tenido un impacto brutal en la cultura del último siglo.  Es decir, pensemos en el surrealismo, en todas las vanguardias de comienzo de siglo, en el cine, en Hitchcock, es decir, la cultura del siglo XX –incluso la cultura del siglo XXI- de muchas maneras no hubiesen sido posible como fueron sino es por el psicoanálisis.  No es posible plantear muchas de esas cosas sin esa contribución. Uno puede decir, la tradición Lacaniana es mucho más solida que la tradición norteamericana del psicoanálisis, de la psicología del yo.  Pero bueno, gracias al psicoanálisis norteamericano tenemos a Woody Allen y su cine.  Es decir, tiene su impacto de distintas maneras, lo que pasa es que yo creo que la riqueza de la Escuela Lacaniana y de la tradición francesa es que comunica con más disciplinas. El psicoanálisis francés es un retorno a Freud, el psicoanálisis Lacaniano es un retorno a Freud desde la lingüística estructural, en diálogo con la filosofía, en diálogo con la semiología, en diálogo con un montón de disciplinas. Lacan vivía en un momento de gran vitalidad cultural en la que había un diálogo con Levi Strauss, con Albert Camus, con los surrealistas, con los existencialistas por supuesto; la gente estudiaba a Hegel, a Alexandre Kojeve, también a Heidegger. Un momento importantísimo y en ese momento hay muchas intertextualidades con un montón de otras cosas que se estaban haciendo y pensando lo que le da una riqueza muy particular. Tal vez las primeras generaciones de psicoanalistas, posfreudianos estuvieron en el mundo anglosajón.  Ese mundo anglosajón uno podría decir que nunca entendió a Freud del todo. Hay como ciertas limitaciones culturales para entender el psicoanálisis.  Tal vez los países de origen más católico que protestante pudieron entender mucho mejor el psicoanálisis y lo que traía.  En la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, ¿qué lugares son de mucha vitalidad psicoanalítica? Francia y Argentina y obviamente hay mucha diversidad de psicoanalistas –sobre todo los psicoanalistas de la escuela francesa y Lacaniana van a cobrar una fuerza grandísima.  Y se han hecho un montón de contribuciones en otros sitios; sobre todo en los países latinoamericanos, hispanoparlantes y francófonos es tal vez donde esto ha cobrado una fuerza mayor.

Añadiría a lo que te menciono que Francia sigue siendo un lugar importante pero la capital del psicoanálisis es Argentina. En Argentina dicen que hasta los taxistas son psicoanalistas.  Está muy presente en su cine, en la literatura, en la cultura en general del argentino, yo dudo que tú encuentres un argentino que no reconozca la conciencia del inconsciente.  A la mitad de los puertorriqueños o más, les preguntas del inconsciente y a lo mejor lo que están pensando es en una cosa así media subterránea; por más que sea un concepto de la cultura general.  En la medicina en Argentina, un médico no descarta la dimensión inconsciente a la hora de pensar la clínica que trabaja.  Culturalmente tiene una presencia por todos lados.  La tiene.  Hay otros países donde esto empieza a tomar fuerza.  Colombia es un país donde el psicoanálisis tiene mucha vitalidad.  España es un país donde tiene mucha vitalidad. Francia la sigue teniendo. Yo diría que son los países… En Estados Unidos el psicoanálisis está más de capa caída en su práctica clínica pero hay un resurgimiento del psicoanálisis y también en Canadá que llega no desde la clínica sino desde los estudios culturales, de la literatura, de la teoría política y va entonces entrando al mundo de la clínica.  Así que yo vislumbro que en los próximos 10 o 20 años vamos a ver una mayor vitalidad o presencia del psicoanálisis nuevamente en Estados Unidos. En la medida en que los modelos médicos, psiquiátricos y psicológicos fracasan o siguen fracasando, el psicoanálisis vuelve aparecer como una alternativa que propone otra vía para manejar el malestar humano, el dolor de los seres humanos, y de esa manera va aparecer como una respuesta diferenciada.
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La primera parte de esta edición de En las letras, desde Puerto Rico dedicada al pensamiento del psicoanalista Alfredo Carrasquillo-Ramírez está disponible en el blog  Confesiones.


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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Aquí, allá y en todas partes: Karla Coreas... Reflexiones

por Carlos Esteban Cana

Ahora que está por comenzar el Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York 2015 (inicia el 11 de noviembre), uno de los eventos literarios más importantes que ocurren en la Gran Manzana, publicaremos una serie de artículos en diferentes medios acerca de este acontecimiento cultural que en esta edición une a escritores de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela. 

En “Aquí, allá y en todas partes”, colaboración exclusiva para “Buscando la luz al final del túnel” del amigo editor Caronte Campos Eliseos, hoy compartimos reflexiones de Karla Coreas, fundadora y gestora de este valioso festival. En esta ocasión focalizamos de manera particular en su libro “Tarde en Manhattan”, que fue publicado originalmente en el 2008 y que tuvo una segunda edición en el 2012.  En este intercambio Coreas nos habla de su poemario y el proceso creativo que fluyó mientras el mismo tomaba forma, lo que me remitió también a la obra de otro escritor establecido en la Ciudad de Nueva York, me refiero al poeta boricua Luis Antonio Rodríguez LARO y su colección narrativa “Cuentos del ir y venir”. En ambos escritores, lo itinerante, el tren y lo vertiginoso tienen espacio en sus respectivos proyectos apalabrados.

Traducida al portugués, al italiano, al hebreo y al inglés, Karla Coreas tiene un segundo libro titulado “Como dos perfectos extraños”, publicado en el 2014. A continuación se incluye además una muestra de la obra poética de esta escritora y editora salvadoreña que impulsa con alto vuelo su gestión cultural en la Ciudad de Nueva York. 


De forest Hills a Jamaica

En el tren E:

36 ojos me hurgaron el alma o yo la de ellos.
Nos contamos la vida entre cada estación.
Dos ojos azabaches me hurgaron el pecho.

¿Qué buscarían allí?

Estaba cansado del reggae -
de pretender ser rasta -
de vivir en Jamaica (la impostora).

Esquivó la mirada cada vez que le pregunté
por qué tanta pesadumbre.

No quiso responder.
Fue más fácil huir,
salió del tren casi corriendo,
fue en busca de consuelo en alguna cerveza extranjera
o corría a los brazos de una hispana
estoy segura, estoy segura
mis preguntas ahora lo atormentan
mientras se hunde en el licor.

La segunda edición de Tarde en Manhattan está agotada. Contiene una selección de toda la poesía que venía escribiendo desde hacía muchos años, principalmente en Nueva York. Yo escribo cuando viajo, más que todo en ese transitar de trenes. Para la época vivía en Long Island y trabajaba en New York. Todos los días tomaba tren de Long Island Railroad, entonces ahí te daba tiempo de escribir, de leer más o de tomar notas… Siempre me encontré escribiendo donde el poema me asaltara. Yo no tengo un lugar particular como para decir ‘aquí yo escribo’, o yo agarro la computadora. Mis poemas no los escribo en la computadora, los escribo a mano. Tomo notas, o en algunos casos me envío un text message

Cuando el dramaturgo y escritor peruano Walter Ventosilla lee lo poco que leyó dijo: “Hay que hacer un libro”, y yo hice la selección. Todo estuvo bajo mi cuidado. Recuerdo que cuando empecé a seleccionar los poemas me di cuenta que quería una estructura. Por eso “Tarde en Manhattan” está estructurado de tal manera que tiene cuatro partes. El grupo de poemas reunía ciertas cosas que podían encajar no como capítulos sino como estaciones. Entonces utilicé el juego ambiguo de las estaciones del tiempo por ese movimiento de andar para aquí y allá. Hablo de tiempos, de muchos tiempos… Desde otoño, invierno, primavera, verano; los días de la semana, los meses; todo encajaba con las estaciones. Como en este poema:

En la noches de marzo

A media noche
donde la tristeza muestra su asfixia
y el poema oculta su jadeo
recuerdo el garfio de tus ojos
y la orfandad de sus mentiras
el sabor de las cartas
mezclada con el abrazo de promesas
en esas noches de marzo
te llamo en silencio
con la dulzura de un sarcófago
y la amabilidad de una muerta.

A veces estoy en algún sitio y tengo algunas imágenes, algunas cosas que me llegan o incluso las recito en voz alta. Yo sola me digo algún verso, alguna estrofa que quiero construir y si no tomo lápiz y papel en ese momento se pierde; se pierde porque ya luego es mentira. Muchas veces dejo ir versos porque viene algo diferente o mejor, porque lo puedo escuchar. Yo soy una persona que aprende escuchando. Soy más auditiva, y por eso tengo que leer en voz alta para escucharme. Con solo ver el texto no me llega, no lo asimilo igual. Escucho para que se me quede, me tengo que escuchar a mí misma y mis vivencias. De esa manera logré hacer el libro…

La escritora Karla Coreas con la poeta
Juana Ramos
Tarde en Manhattan

Entre la 33 y la 7a Avenida
el viento de acero y su alborada sacuden mis pestañas
La yerba seca pisoteada por las sombras
es una danza macabra al compás de las estrellas
El escarnio de esta ciudad y su charco de licores
desvía el vuelo de los pájaros
La luz de su pecho no encuentra una flama
y los minutos de una sonrisa se van al resumidero
Un farol sacude la arena de mis ojos
ambos nos reconocemos solos y vacíos
y la poeta sin darse cuenta muerde los cristales
de infinitos escaparates
no sabe si afianzarse a la gélida mirada del farol
o a la ternura engañosa de la medianoche.
De algo estoy segura
entre el farol y mi presencia
ambos inspiramos lástima.

Creo que mi poesía, mis poemas, específicamente esto que estamos mencionando, no sé si un hombre tenga la ternura o dulzura que trato de poner a los versos a la hora de, por ejemplo, explorar el dolor. No sé si un hombre puede armarlas de tal manera que se presenten así…

Vestida de negro

Una mujer vestida de negro con su paz ficticia
de llagas escondidas seduce el cigarrillo de las angustias
su táctica depresiva de absurda ternura
me convoca al pedestal de hielo
y raspando los agujeros negros de mi vida
recuerdo que aún sigo viva
esperando esa carta absurda de poesía
que alivie el dolor del corazón y el cerebro
entre el papel y ese espacio que hay en el mismo centro
donde coloco nombres que nadie más podrá decir

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.