por Caronte Campos Elíseos
Para mi sorpresa, después de aquella experiencia del tercer tipo con aquel ente viril y su diatriba en contra del IVA, el protagonismo del impuesto en la opinión pública, ha disminuido. No hemos de extrañarnos, si es harto conocido que somos un pueblo de memoria corta (al menos yo si lo soy), lo que en tiempos modernos se ha diagnosticado como Alzheimer Nacional. Históricamente nos han ofuscado con toda suerte de patrañas mediáticas para distraernos de todo tema relevante y vital. El estatus políticos, la ciudadanía americana, el español y el inglés como segundo idioma, los días feriados y más recientemente el chinkungunya, son solo algunas de las artimañas del sistema para polarizar nuestra atención.
Para mi sorpresa, después de aquella experiencia del tercer tipo con aquel ente viril y su diatriba en contra del IVA, el protagonismo del impuesto en la opinión pública, ha disminuido. No hemos de extrañarnos, si es harto conocido que somos un pueblo de memoria corta (al menos yo si lo soy), lo que en tiempos modernos se ha diagnosticado como Alzheimer Nacional. Históricamente nos han ofuscado con toda suerte de patrañas mediáticas para distraernos de todo tema relevante y vital. El estatus políticos, la ciudadanía americana, el español y el inglés como segundo idioma, los días feriados y más recientemente el chinkungunya, son solo algunas de las artimañas del sistema para polarizar nuestra atención.

Mientras
estos emisarios realizaban sus actuaciones, malabares y representaciones ante
las cámaras, los legisladores nuestros hacían lo que mejor saben hacer…
embaucarnos. Tras bastidores, sucedían
varias cosas de importancia. Entre
ellas, el “deadline” que otorgaron a la Autoridad de Energía Eléctrica para que
emita un pago millonario a sus acreedores.
Claro, a falta de una discusión seria sobre el desacreditado IVA, no
existen los fondos ni las fuentes de recaudos para emitir el súper pago a los
bonistas. Como secuela de ese evento, la
casa acreditadora Fitch Ratings, degradó, por enésima vez los bonos de Puerto
Rico. Simultáneamente, los políticos
poco creativos que tenemos traen a la mesa de discusión un aumento al costo de
la energía eléctrica. Al parecer se les
olvidó, al igual que a nosotros (al menos
a mi), que ya nos habían subido el costo de energía con la crudita que
entró en vigor tan reciente como el 16 de marzo. Y todavía la oficial de restructuración de la
agencia, Lisa Donahue, con su humilde salario de $9 millones no logra acciones
afirmativas hacia una corporación más costo-efectiva.

Mientras
sigamos patrocinando los espectáculos que nos envuelven y engatusan con sus
actos de magia, donde lo único que desaparece son los dineros del pueblo; mientras
sigamos hipnotizados por los malabares y juegos con nuestra educación e
instrucción pública; mientras sigamos dejando que lancen cuchillos a nuestros sueños;
mientras dejemos a merced de estos domadores y cantores épicos, nuestra
conciencia y voluntad nacional, jamás saldremos de las gradas para convertirnos
en protagonistas de nuestro futuro brillante.
Tenemos que despertar, levantarnos y tomar en serio las riendas de
nuestra vida colectiva para de una vez salir de esta tragicomedia que
vivimos. Aunque eso no obsta de que podamos
entretenernos con algunos de esos payasos y bufones mediocres.