por Carlos Esteban Cana
Francisco Font y
La belleza bruta
A mi entender, con el paso del tiempo La belleza bruta de Francisco Font
Acevedo se ha convertido en un libro de culto; fascinó a los lectores de
inmediato desde que fue publicada por primera vez en el año 2008, por la
desaparecida editorial Tal cual. Luego ha llegado a los lectores a través de
las ediciones de Aventis, proyecto editorial del también escritor Jorge David
Capiello. Y volviendo al punto inicial, con La
belleza bruta ha sucedido lo que ocurre con ciertos libros: la impresión de
que estamos ante una obra notable, de excelencia. Tal como ha sucedido con
libros como: Cada vez te despides mejor,
de José Pepe Laboy; Vindicación del miedo,
de Camilo Santiago Morales; Ya vienen a
buscarme, de José Manuel Solá; Animal
fiero y tierno, de Angelamaría Dávila; Concierto
de metal para un recuerdo y otras orgías de soledad, de Manuel Ramos Otero;
La sílaba en la piel, de José María
Lima; En cuerpo de camisa, de Luis
Rafael Sánchez. Y precisamente sobre este libro ha escrito Luis Rafael: “ … situándose más allá del cuento y la novela, La belleza bruta configura un magno
universo narrativo, poblado por personajes azarosos y sexualidades tan plurales
como flexibles, que sacude al lector con el concurso de su prosa astuta,
incendiaria, deslumbrante”.
Francisco Font Acevedo ya había entrado
con pie derecho en la literatura puertorriqueña con su colección de cuentos Caleidoscopio (2004), que mereció
elogios de escritores y editores como Mario Cancel Sepúlveda y Carlos Roberto
Gómez Beras. En el 2005 fue incluido en la antología de microcuentos y
aforismos Edición Mínima, coeditado por El Sótano 00932 y Publicaciones
Gaviota. De junio de 2007 a abril de
2010 hizo disponible sus ensayos y crónicas a través del blog Legión miope. Y en el 2016 publicó su
novela La troupe Samsonite. En el
2018 Font Acevedo se unió al artista Rafael Trelles (con quien había trabajado
anteriormente) en el proyecto de arte, literatura e historia en el espacio
urbano que llevó por nombre Santurce,
libro mural, auspiciado por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico,
la Fundación de las Humanidades y la Fundación Francisco Carvajal. Cuando le
piden datos biográficos a este enigmático escritor boricua suele destacar sobre
su persona: “Subsiste como corrector legal. Hace lo que le
toca: camina, usa transporte público, trabaja y compra en los supermercados. Sus afectos cotidianos son minimalistas: un cargado maletín Samsonite, dos
hijos, un gato, ella. Procura que su morada sea en el barrio Santurce, ombligo
de la ciudad capital de Puerto Rico. Lee lo que quiere y escribe lo que puede;
fuma con plena fe en sus ancestros. Vive, pese a la precariedad de su país,
agradecido del mar y los almendros”. Con este preámbulo compartimos de nuestros
archivos unas reflexiones de Francisco Font Acevedo sobre su libro La belleza bruta.
En La belleza bruta, El
proceso creativo
Francisco Font Acevedo:
“El libro tuvo su ritmo. Lo había comenzado a escribir, algunos de los textos,
poco antes de la publicación de Caleidoscopio.
Luego la escritura no demoró demasiado pero el proceso editorial es otra
historia; es bastante accidentado. Y creo que en parte fue afortunado que se diera de esa forma porque me dio
la oportunidad, entonces, de revisar el texto y de pulirlo lo más que pude. Así
que esos traspiés los convertí en ventaja. Y también porque no tenía prisa en
cuanto a la publicación”.
“El título vino por
accidente. Tenía otro título el manuscrito. Elidio La Torre me sugirió este. Yo
creo que fue afortunado que todo el proyecto sucediera así. Yo lo pensaba más
bien en términos estructurales, y ha sido interesante el enfoque, las lecturas,
que se le ha dado al libro sobre el tema de la sexualidad y la violencia que
son temas que vienen a posteriori; sobre todo ciertas personas se sorprenden con esto. Pero yo no lo
pensé como que esto es un texto que va a tratar, necesariamente, de la
violencia y en combinación de la belleza. Yo creo que algunos lectores
deslindan un tema que es oportuno, pero yo no lo veo de esa manera. Lo que sí
vi fue como una estructura, una estructura que combinaba elementos de novelleta con cuento en un universo
mayor”.
La ciudad en La belleza
bruta
Francisco Font Acevedo:
“Yo creo que ahí está la clave, en ese sentido yo aprecio más eso a estos otros
temas que son satélites. Yo creo que de ahí derivan, pues entre los personajes
y las situaciones que se cuentan está ahí trazada la ciudad. De hecho, el título original tenía que ver con la ciudad. La ciudad
como un espacio de descolocación. Yo creo que también tiene que ver con las
subjetividades que, más o menos, están representadas en esos personajes. Son
subjetividades que tienen y que están, son como “ciudadanos insanos”, para usar
el término de (Juan) Duchesne, personajes que están como fuera de lugar. Y
siempre están huyendo, siempre están buscando un lugar y el lugar es ese
desplazamiento mismo dentro de la ciudad. Y definitivamente así es como yo me
concibo, como un escritor esencialmente nómada, en ese sentido. O sea, no me
interesa cristalizar una poética fija, sino siempre en movimiento. Y los
personajes un poco representan eso. Pero fíjate, la queja que yo tengo es que
estos personajes están angustiados. Todos están de alguna manera desgarrados. Y, por lo tanto, creo que se puede ver la ciudad desde ese otro paradigma,
desde esa angustia existencial”.
Relación con la música, parte del proceso creativo
Francisco Font Acevedo: “Yo creo que la música me da muchas estructuras. Obviamente estructuras muy abstractas, pero que las incorporo a mi manera, las
traduzco en palabras. Desde el rock, la salsa, la música clásica, pues me sirven
como un agente catalítico creativo. Y de alguna manera lo incorporo. No
necesariamente hablando de eso directamente, pero sí digamos en el trabajo con
los ritmos y los silencios”.
La crónica como herramienta
Francisco Font: “Yo creo que es material aprovechable en la ficción. Ese
elemento de crónica, y no creo que eso sea privativo ni de ese libro ni de lo que
se hace en Puerto Rico; es también hablar de unos espacios literarios que a
veces pasan desapercibidos. A mí me pareció oportuno por la historia de Pepe
Xerox y de este coleccionista cínico y fetichista. Así que ¿por qué no? Además, que conozco algo de los individuos,
así que era un poco tirar un guiño hacia ellos”.
La referencia directo a lo puertorriqueño sin sonar localista.
Francisco Font Acevedo: “Yo creo que fue un proceso, que sí, que hubo un
miedo a eso; algo que también les sucede a los escritores coetáneos, por
resistencia a cierto modelo de escritura dominante en los 80’s que se inclinó entonces a relocalizar
sus textos. Creo que eso no es necesario. Yo creo que hay que legitimar el
espacio puertorriqueño como un espacio literario, y por eso, ¿por qué no? Además
de que eso no deriva necesariamente en la calidad del texto y si va a funcionar
o no va a funcionar. Pero es una manera de legitimar ese espacio. Es mi
espacio, tú sabes, yo no lo cambio. Estoy ahí, así que porqué no darle esa densidad literaria”.
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Carlos Esteban Cana – Comunicador y escritor. Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño. Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX. Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones. Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras. Fue parte del colectivo El Sótano 00931. Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.
Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano. Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos). Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural. Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.
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