domingo, 13 de abril de 2014

El colapso del mundo

por  Caronte Campos Elíseos



Siguiendo los consejos de un amigo de la infancia, Von  Willebrand, decidí retirarme para hacer una sabática.  Me había recomendado una región al centro de Rumania, donde hay hermosos castillos perfectos para el retiro.  Al llegar al lugar noté que estaba prácticamente deshabitado.  Solo un pobre y longevo hombre encontré en las cercanías.  Este me dijo que ese lugar había sido olvidado por dios, y que había llegado al final de la historia.  También me comentó que en ese sitio despoblado ya no queda rastro de vida ni gota alguna de sangre.  En pocas palabras me dijo: "Aquí ya no existe la humanidad".  Siempre me ha parecido curioso que el ser humano invente toda clase de historias para escenificar el fin del mundo.  Cuentos, leyendas, relatos, armagedones y hasta apocalipsis, forman parte del imaginario colectivo sobre el final del mundo.  “Hollywood”, los Mayas, la ciencia, las religiones, y  alguno que otro necrófilo (como lo soy yo), tienen sus versiones personales sobre el tema.  Para mí (que no acostumbro ser muy realista), la realidad es que el mundo, así como lo conocemos, está en las postrimerías de su existencia.  Ciertamente, en esta coyuntura histórica ya existen muchos mundos personales o individuales que, de alguna manera u otra, se han derrumbado o han terminado. 

Mientras caminaba por el desolado camino, llegué a un hotel de antigua apariencia.  No habiendo anfitrión en la recepción, procedí a instalarme y acomodarme.  Justo a tiempo porque ya caía la noche, y aunque en el lugar no había energía eléctrica, encontré varias velas (rojas y blancas).  Aprovechando el silencio perturbador, la soledad y la luz de las velas, pude meditar en lo dicho por el solitario hombre.  Si echamos una mirada a los recientes acontecimientos confirmaríamos la expresión anterior sobre el final de la humanidad.  Esto es más que evidente si consideramos y evaluamos cada suceso con sus respectivos efectos.  Incluso, al analizar todo el espectro internacional, hallaríamos un patrón poco alentador para la raza humana.  Guerras, crisis financieras, quiebras nacionales, contaminación, violaciones de derechos humanos, racismo, discrimen, xenofobia, negación de derechos civiles, choques diplomáticos, carreras armamentistas, luchas fronterizas, sanciones económicas, divisiones políticas, sistemas de castas, temblores, tsunamis, simulacros desalentadores, y toda suerte de enfrentamiento de todos contra todos.


Mientras busco por las habitaciones algo de comida, las voces en mi cabeza comienzan a molestarme.  Se limitan a decirme que me vaya de ese hermoso lugar, porque puede resultar peligroso.  Me retiro a cenar en una mesa grande y decido ignorar las malévolas voces.  De esta manera evito que mi desorden neurótico aflore en esta noche especial.  Gracias a alguna fuerza sobrenatural, aunque no encontré agua potable, encontré varias botellas de un suculento vino  tinto.  Regreso a la habitación que estaba disponible, la 666, antes de quedar completamente a oscuras.  En medio de la penumbra y luego de vaciar las botellas del preciado líquido rojo, vuelve mi mente a coquetear con la idea del fin de la humanidad. 

Para evitar que mi depresión inconsciente se agudice, limito mi análisis al ámbito tropical de la isla asociada.  Y es que pareciera que el final de la humanidad tuviera su génesis en la isla estrella.  Mientras la mayoría de los pueblos del mundo han ido despertando del hipnotismo globalizado que los ha mantenido subordinados al sistema imperante del capital, el boricua continua ofuscado con el sueño americano.  Las revueltas, las protestas, las huelgas, las revoluciones alrededor del mundo, son indicios de liberación mental.  No obstante, los puertorriqueños no logran romper las cadenas de la dependencia federal.  Es obvio que el sometimiento sistemático a las estrategias neoliberales ha rendido frutos.  La idiosincrasia hospitalaria y amigable de la que hacían galas los boricuas ya es historia.  Se ha apoderado de nuestra identidad, la indiferencia, el egoísmo, la apatía, la ambición, la pereza, la dependencia y la enajenación.  Vivimos, cada uno en su zona cómoda, esperando que todo se resuelva por arte de magia.  Mirando la televisión a ver si transmiten la solución a todos nuestros dilemas culturales, económicos y sociales. 

Mientras este tétrico panorama pasa por mi mente, escucho unos fuertes golpes en la puerta principal.  Caminando a oscuras por los pasillos, me dispongo a abrir.  Es el hombre misterioso del pueblo.  Me dice que me asegure de cerrar muy bien las puertas y ventanas del motel.  Quiero hacerle algunas preguntas, como por ejemplo, ¿porque todo el lugar está a oscuras? ¿Porque no hay más nadie en la ciudad?  Sin mediar más palabras da media vuelta y se retira.  Vuelvo a la habitación, no sin antes cerrar todo como indicara el siniestro personaje.  Enseguida pienso que este hombre vive en su propio mundo.  Tal como lo hace cada puertorriqueño y puertorriqueña.  El individualismo arraigado en cada corazón de los boricuas los ha llevado a vivir en solitario.  Es decir, a ninguno le importa nada en lo absoluto que no sea de carácter personal.  Cada uno vive encerrado en su propio mundo, en su propia burbuja.  Totalmente indiferentes y aislados de las situaciones y realidades que afectan al universo de los habitantes en la isla. 

Esto se ve reflejado en el comportamiento y en el pensamiento individual de cada uno.  Todos viven ensimismados en sus propias realidades.  Las mismas que han sido fomentadas sistemáticamente por los gobiernos, los gobernantes y sus respectivas políticas.  Tanto a nivel ultramarino como a nivel local.  Ya a ninguno le importa lo que afecta al hermano, al vecino, ni a ningún otro conciudadano.  Se vive sin entender que lo que golpea cada mundo personal, es lo mismo que embiste y estremece el macro de la sociedad puertorriqueña.  La época de bonanza financiera, de vanguardia económica y tecnológica, de ser pioneros y ejemplo para el resto del Caribe y las Américas, está en el pasado y en el olvido.  Actualmente las supuestas ventajas que nos brindaba el estar asociados a la mayor potencia económica y militar del orbe, han quedado desenmascaradas.  Vivimos un extremo deterioro de la calidad de vida, y eso es una realidad generalizada.             

Escucho un ruido en las afueras del castillo. Con temor me asomo por una ventana.  En medio de la oscuridad atenuada solo por la luz de la luna, solo pude ver al velador del pueblo caminando en las cercanías y una bandada de murciélagos revoloteando cerca de los árboles.  Escena que me parece simbólica de la relación entre bonistas, políticos y trabajadores locales.  Los altos costos para poder llevar una "vida digna mínima", a la que suponemos todos tenemos "derechos", han provocado la decadencia social actual.  Todo provocado por las casas acreditadoras que le han impuesto a los mediocres políticos toda una gama de exigencias, so pretexto de préstamos y clasificaciones inventadas para expoliar las arcas públicas.  Con la excusa de conseguir capacidad de venta para los bonos emitidos, implementan acciones que actúan en detrimento de la población en general.  Al final de la jornada y luego de los cargos por servicios, intereses pagados, comisiones onerosas, estipendios usureros, contratos banales, costos operativos y la tasa de corrupción, lo percibido para los programas sociales es exiguo.  Mientras tanto, las medidas impositivas gravan hasta el sudor de las frentes para sustentar el esquema del mercado y el incremento artificial de la deuda.

Como reacción en cadena, los servicios de las agencias públicas, o sea, del pueblo, se encarecen.  La luz (que dicen bajará para el 2019); el agua (supuestamente potable según los estándares manipulados de la EPA); la transportación publica (con su retrasos en rutas por horas); los peajes (con sus carreteras privatizadas y caracterizadas, sumado a las vías atestadas sin planificación), son ejemplos de cómo el invento de los términos economía e inflación rinden sus frutos a los supuestos inversionistas sin aversión al riesgo.  Los mal llamados grandes intereses (mega-tiendas, farmacéuticas, súper cadenas comerciales), los empresarios y hombres de negocios, también tienen su turno en este juego financiero.  Utilizan su poder pecuniario para manipular voluntades políticas débiles.  Con su sistemita de comprar conciencias, se aprovechan de las exenciones contributivas, de los programas de reducción de gastos operativos (reembolso de nóminas, descuentos en costos de energía y acueductos) y de las ventajas que les ofrecen el actual derecho laboral, para    abusar impunemente de la fuerza trabajadora local.  Este escenario transcurre ante la pasividad de los puertorriqueños, que son los que lo sostienen con su jornada de trabajo diaria y su aportación al estado.  Al menos los que se cuentan en la tasa de participación laboral, que actualmente ronda le cuarenta y un porciento (41%), es decir, 1.2 millones de personas de las 2,880,000 en edad productiva.   

Siento que me sube la presión por tan cruel realidad.  Pienso salir a comprar algún medicamento que me ayude a dormir y a alejar estos duros pensamientos.  De paso, pienso, compro algo decente para tomar.  Al abrir la puerta, me llevo el susto de mi vida.  El caballero misterioso estaba ahí, parado en la puerta.  Me entrega unas pastillas (no habían de las azules) y una botella de la aquella bebida extraña.  Me dice que no hay nada cercano a donde ir.  Todavía espantado, le doy las gracias y vuelvo a cerrar la puerta, esta vez con el cerrojo.  Este panorama de negocios cerrados me recuerda la avalancha de quiebras, de negocios y personales, que causó la crisis boricua.  Como efecto dominó se disparó la tasa de desempleo, que alcanza el 15% (178,000 personas), al menos los que están registrados en el Departamento del "Trabajo".  Esto deja la carga del país en los hombros de apenas, 1,005,000 puertorriqueños que actualmente trabajan.  Todo este tétrico escenario ha ocasionado la erosión de la estabilidad social y la perdida de la moral nacional.  La criminalidad ya no se detiene ni siquiera ante los más indefensos e inocentes niños o ancianos.  El ejército se ha consagrado como la única salida de la pobreza para los sectores más desventajados.  Y ni hablar del narcotráfico, la trata de personas, y la venta ilegal de armas.  Estos sectores son los únicos que ofrecen empleo con remuneraciones altas, rápidas, y libre de impuestos.  Claro está, resultado de las actuaciones de los sectores económicos aventajados, que solo buscan el incremento de capitales en detrimento de las condiciones de empleo y de vida de sus empleados, que en su inmensa mayoría son a tiempo parcial.  Razones de sobra para el ingente aumento de la emigración de profesionales y la fuga de capital humano y pensante hacia más y mejores oportunidades.

El sistema educativo del país funciona como centro de adoctrinamiento.  El gobierno enseña a los más jovencitos lo que les conviene a los políticos.  Asegurando de esta forma, que los adultos piensen, crean y consientan lo que a su sistema le conviene y favorece.  Los estudiantes que no se aclimatan a este proceso, la ciencia les inventa condiciones mentales atípicas.  Autismo, déficit de atención e hiperactividad son solo algunas de estas.  Los etiquetan como locos o inadaptados, los medican y los registran en el programa federal Título I, para separarlos de la llamada corriente regular, y así evitar que afecten el adoctrinamiento en masa.  La instrucción es absurdamente mediocre y hasta los maestros y su retiro han sido vapuleados por el canibalismo neoliberal.  Estas tendencias neoliberales son las que, diseminadas por los vampiros financieros, han eliminado del vocabulario local la solidaridad, la justicia y la igualdad.  Los únicos que están vacunados contra la crisis económica y fiscal en este país son los jueces.  Ciertamente por lo que a todas luces fue una muestra más de las deficiencias de los estatutos vigentes.  Poniendo a los interesados en un caso judicial a decidir sobre el mismo.  De esta manera salvaron los togados su retiro "digno y seguro".  Mientras, el retiro de los educadores pende de un fallo de estos, que son los mismos que justificaron con la emergencia nacional, los despidos de más de 8,000 personas.

Despierto algo mareado y atolondrado.  Solo recuerdo que tomé los medicamentos del frasco que ahora está vacío.  Me siento débil y confundido.  Me dispongo a salir a desayunar.  El reloj marca casi las 11 de la mañana.  Al salir encuentro justo en la entrada una bandeja de comida.  Solamente contenía un pedazo de pan (algo viejo por cierto) y otra botella de la bebida autóctona del lugar.  Incluía una nota que decía que no iba a encontrar mucho más si salía.  Supuse que era del único ser que he visto desde mi llegada.  Mientras comía el suculento festín, pensaba en cuanta gente en nuestra isla tiene menos de lo que yo estaba saboreando en ese instante.  La pobreza, el hambre, la desesperación y la impotencia se han apoderado de los hogares boricuas.  El efecto en la salud mental y emocional de la población es inconmensurable.  Para colmo de males, la crisis afecta hasta el propio sistema de salud pública.  Los servicios y las atenciones a los medico indigentes son paupérrimos.  Los hospitales privados se niegan a recibir a los portadores de la tarjetita del gobierno.  La respuesta del estado, secundando por los sistemas de comunicación y los medios de información masiva, es bombardearnos con politiquerías y pendejerías partidistas.  Los estudios televisivos se han convertido en circos mediáticos.  Nos entretienen con espectáculos de la vampi, maripily, y ni hablar de la rosa de Guadalupe.  Desviando la atención hacia temas en apariencia apremiantes, como lo es la contaminación del agua y el aire, pero que se utilizan como subterfugios para evadir responsabilidades por la situación endémica del país.

Me falta el aire y siento que me asfixio.  El reloj marca las tres de la tarde.  Salgo a caminar para despejar mi mente.  Diviso una especie de capilla religiosa (eso intuyo por la cruz en el domo).  Recuerdo las cosas que he leído sobre el nuevo papa de la iglesia.  Entro con actitud sigilosa.  No hay un alma en el templo.  Veo al apocado hombre que me ha atendido todo este tiempo, frente a la mesa revestida de blanco que está sobre las escalinatas.  Con temor le pregunto desde la distancia, ¿quién es?; ¿cuál es su nombre?; ¿su edad?; ¿por qué no hay nadie más en el poblado?  Me contesta a través del sistema de sonido con una voz de ultratumba, que me vaya tan pronto como pueda.  Ni corto ni perezoso, abandono el templo sagrado invadido por el miedo.  Después de todo, nunca he sido un hombre de  mucha fe.  Llego al hotel a toda prisa.  Cierro todo cuanto puedo, hasta con los viejos muebles intento obstruir el paso por las puertas.  Primera vez que entro a una iglesia y tengo está espantosa experiencia.  Me tranquilizo pensando que no se compara lo sucedido con las experiencias de las víctimas de los sacerdotes pedófilos.  Ellos sí fueron al edificio sagrado llenos de fe y esperanzas, con deseos de servir, y se encontraron con que los representantes de dios en la tierra, les hicieron vivir un infierno.  Todo ese maltrato institucional que hoy quiere esconderse detrás del derecho canónico.  Maltrato que muchos religiosos quieren solapar negándose a cooperar con las autoridades civiles.  Hasta cierto punto es entendible, porque para estos testaferros del cielo la única justicia, es la justicia divina.

Toda esta demagogia nos perpetúa en la crisis económica ya decenal.  Vivimos sin entender lo que es obvio que sucede en nuestras propias narices.  Nos vale madre el déficit estructural y el descalabro fiscal.  Al final del día, pensamos, eso les toca a los mediocres políticos que escogemos cada cuatro años.  Estamos encadenados y condenados a ser siempre las víctimas de nuestra propia negligencia y dejadez.  Padecemos la Locura que no se cura.  Sumidos en nuestra propia estupidez, siguiendo el juego de los dueños del mundo.  Sin percatarnos que lo que ha colapsado son nuestros mundos individuales y colectivos.  El mundo de los profesionales con maestrías y doctorados sin empleo; el de los maestros y su retiro amenazado; el de los niños maltratados; el de los empleados a tiempo parcial con salario mínimo; el de los hogares sin sustento diario; el de las cientos de personas que han perdido sus hogares; el mundo de los que no tienen lo necesario para llevar una vida digna; el de los marginados por el sistema; el de los pobres; el de los que viven en la miseria; el de los discriminados por cualquier motivo; el mundo de los ancianos en soledad; el de los enfermos abandonados por el sistema; el de los presos y adictos sin un proceso decente de rehabilitación.  El mundo que todos conocemos como Puerto Rico, que lo han saqueado y continúan saqueando desde hace más de 500 años.  Esos son los mundos colapsados gracias a que nos hacemos de la vista larga ante la constante involución social que padecemos. 

Frustrado el propósito del viaje por los mismos pensamientos desmoralizantes de siempre, decido regresar a mi dulce hogar (muy parecido a este hospedaje).  Recojo todas mis pocas pertenencias y me dispongo a salir por la parte de atrás, para no ser visto por el siniestro personaje del templo.  Al abrir la puerta encuentro una nota escrita en un papel por el tiempo amarillento.  Escrita con una especie de tinta roja, leía lo siguiente: "Von Willebrand es el verdadero responsable de la hemorragia que sufrimos y la desolación que vivimos".  Enseguida recuerdo que fue él mismo el que me recomendó que viniera a este lugar.  No tengo la menor idea del propósito de su invitación.  Al momento doy un salto y me llevo otro susto de mayor magnitud, cuando siento una mano fría en mi hombro.  Abro mis ojos llenos de asombro.  Acto seguido escucho la macabra voz nuevamente que me dice: "¡Caballero, caballero, despierte!  Su vuelo a Rumania ha despegado.  Usted ha perdido su avión... y su avión se ha perdido".


¡Levántate y anda!

miércoles, 2 de abril de 2014

En la apertura del Sexto Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico

Servicios de Prensa Cultural

Palabras de Vilma Reyes, Presidenta del Comité Organizador

Declaramos abierto este Sexto Festival de Poesía en Puerto Rico. Somos un movimiento genuino que aspira a integrar a todo nuestro país antillano, caribeño, en el ejercicio poético. Una vez más le presentamos este festival, dedicado a la mujer-río, nuestra Julia de Burgos, producto de un esfuerzo voluntario del comité organizador y nuestros colaboradores, gestores de cultura, reflejando indiscutiblemente el espíritu valeroso de nuestro pueblo, para nuestro pueblo.

Al unirnos en el reconocimiento del centenario de Julia de Burgos, honramos a la poeta, a la poesía, y el valor de una mujer que representa los más altos principios de lucha. Julia vive en nosotros. Una vez más, universidades, escuelas, alcaldías, centros culturales, asilos e instituciones comunitarias, alzan sus manos y ponen un pie al frente para la realización de un evento que nos une, nos forma y nos edifica, en calidad humana, sensibilidad,virtud, belleza y libertad. Una vez más somos Hispanoamérica. Somos el mundo. Somos Puerto Rico. El futuro es más poesía.

Es nuestro concepto seguir desarrollando la difusión y enseñanza de este gran género literario a través de nuestro País, integrando un buen número de talleres en el sistema escolar público y privado, e instituciones comunitarias. Internacionalmente, seguimos integrados a la red de festivales de América. Estamos incluso proyectando un Gobierno Soberano de Poesía, el cual incluirá embajadas poéticas de todos los países de Hispanoamérica que nos ayudarán en la difusión e intercambio, y reforzará nuestros lazos internacionales.


En este proceso de celebración del festival ya se han acercado importantes instituciones con el objetivo de unirse a nuestra celebración en carácter permanente.

Este sacrificio honroso de miembros poetas y no poetas, amantes del concepto, está rindiendo el fruto deseado de forma impresionante y convincente. Informo en adición la entrega de un extenso informe a la División de Donativos legislativos, proyecto que aspira a la financiación básica de este festival y delcual pedimos el respaldo masivo y activo para el logro del mismo. Seguimos en la línea de construir este precedente comoprincipio a la necesidad cultural de establecer la poesía de formaorganizada en la diáspora puertorriqueña, en nuestra idiosincrasia que sea reclamada mediante la herramienta del pueblo mismo.

No quiero despedirme sin agradecer una vez más a la Universidad Interamericana y todas las otras instituciones por su aportación abnegada en el concurso de nuestro festival, a los invitados internacionales nuestro abrazo, hospitalidad y amistad.¡ Y que viva Julia, que viva la poesía, y que viva Puerto Rico!

Muchas Gracias.

jueves, 20 de marzo de 2014

Poder de cambio (aniversario)

por Angel L. Parrilla


Hace exactamente un año, escribía sobre la ascensión al poder del nuevo Papa de la iglesia católica.  En ese momento fue elegido para dirigir el Vaticano, el primer pontífice latinoamericano.  Un hecho que motivó en mi ciertas reflexiones sobre el estado de la iglesia en esa coyuntura histórica, y sobre su futuro cargado de incertidumbre.  Pocos estuvieron de acuerdo, y muchos criticaron y fustigaron el escrito.  En el mismo hacía mención de lo que a mi entender, necesita la institución para retomar el verdadero camino y recobrar su credibilidad perdida.  Cambios en las condiciones que viven sus sacerdotes, basadas en toda suerte de votos; un rol más participativo de la mujer en la celebración de los ritos; y la cooperación necesaria con las autoridades en los casos de abusos contra menores alrededor del mundo; fueron las áreas que enumeré como prioridades para el nuevo papado.  Concluyendo en aquel entonces, que el poder de cambio de su figura para establecer el nuevo camino de la iglesia, iba a depender en gran medida de sus acciones afirmativas en esa dirección.

Pues bien, en el aniversario del nuevo pastor me parece pertinente evaluar sus posturas.  La realidad es que su comportamiento, decisiones y actuaciones publicas han resultado simpáticas para la inmensa mayoría.  Pero como en todos los ámbitos de la vida del hombre, no se puede complacer a todos.  Son muchos, incluso desde el interior del propio clero, los que lo han catalogado como el anticristo.  Esto por el hecho de lo controversial que ha resultado ver al nuevo entronizado, comportarse de forma diferente a sus antecesores.  Ciertamente, lo atípico de sus actos, pueden resultar en innumerables interpretaciones.  Partiendo de esa premisa, cada persona llegará a sus propias conclusiones al evaluarlas de manera personal.  En mi caso particular, no puedo verlas de manera individual o separadas.  Pienso que debo mirar todo el espectro de su conducta dentro del marco histórico.  


Al igual que Paco, no pretendo aspirar a que todos comulguen con mi opinión vertida en estas letras.  Cada cristiano, católico, romano y apostólico, tiene la oportunidad de ponderarlo según sus propias expectativas.  No cabe duda de que Francisco, con su santa candidez, ha impactado al mundo.  Desde su comienzo y hasta el sol de hoy, el papa se ha caracterizado por actuar con sencillez y humildad, en especial cuando se trata de interactuar con personas.  Más allá de su petición de rezos por una buena gestión, el uso de sus propios zapatos, el cambio en la indumentaria, y otras cosas relativamente estéticas, lo cierto es que ha tocado varios corazones y a mostrado tener los pies sobre la tierra.  

Mucho se ha resaltado la forma en que viaja para poder estar accesible para los fieles, sus llamadas a sus antiguos amigos y amigas, lo económico del menú que consume, entre otras bondades con las que sorprende a sus allegados.  Estas cosas han sido las que le han ganado la imagen de ser un gran partidario y defensor de las causas justas, de los pobres y desprotegidos.  Ya en asuntos más complicados de atender, el papa ha tomado iniciativas poco esperadas por los más escépticos, por tratarse de temas muy delicados sobre la administración vaticana.  Tal es el caso de la reforma de la curia.  Un consejo compuesto por cardenales para asesorar a Francisco sobre asuntos administrativos.  De este comité asesor surgió la propuesta para investigar y reformar la gestión del banco del Vaticano, el mismo que había estado envuelto en serios señalamientos sobre el manejo de sus fondos.  También puede incluirse el sínodo convocado el pasado año para discutir temas relacionados a la familia contemporánea, y la exhortación apostólica que trata sobre su visión de evangelización en el mundo actual.


Evidentemente sus primeras gestiones oficiales lo colocan como un pastor muy cercano a su feligresía y la esperanza de una pronta reivindicación de la iglesia "perseguida".  Pero cabe preguntarse con toda suspicacia, si solamente es una estrategia publicitaria o un mero truco mediático para mejorar su imagen desgastada.  Se necesita mucho más que bondadosos gestos aislados.  Aunque cierto es que se dirige con el ejemplo más que con palabras, es imperativo una ruta clara y contundente, amén de que sea definitoria para el resto de los componentes institucionales.  Aunque un reinado papal puede durar varios lustros, me parece que si bien Francisco quiere hacer alguna diferencia, debe apresurarse si quiere dejar algún legado importante.  A fin de cuentas, el futuro es incierto para todo ser humano.  

Las áreas de oportunidad, las posibilidades de crecimiento, y/o las necesidades de cambios son vastas.  No espero que las soluciones y resoluciones caigan como maná del cielo.  Pero al final del dia, todos esperan que la iglesia de Cristo sea de una vez, como El Salvador la concibió en su momento.  Después de haber leído su exhortación a una nueva evangelización, se que su corazón está colmado de buenas intenciones.  Pero como dice un viejo proverbio, "de buenas intenciones están construidas las paredes del infierno".  No se puede quedar en obras que se solo se recuerden al momento de su eventual beatificación.  El momento de sentar las pautas y marcar la diferencia, no solo en nacionalidad, sino en ejecutorias, es ahora.  Ciertos detalles le ganaran adeptos, credibilidad y fuerza moral.  Pienso que debe identificarlos con premura, por que también el diablo se esconde en los pequeños detalles.


La pandemia interna de pedofilia es visceralmente su mayor reto.  No solo por lo arraigado que se encuentra en sus adentros, si no por la presión social, ética y moral que supone la decisión de cooperar con las autoridades terrenales.  No en vano fueron las palabras de su fundador cuando dijo: "al Cesar lo que es del Cesar".  Dejando estipulado, según ciertas interpretaciones de la misma iglesia, que se debe someter el hombre al orden terrenal establecido.  Al traer la famosa frase al tiempo contemporáneo, me parece que todos debemos cumplir con nuestros deberes y responsabilidades sociales, sin distinción de personas, posiciones y jerarquía social, política y/o religiosa.  Por tanto, es meritorio que la iglesia comience a cumplir con su inherente deber institucional de servir al bienestar colectivo de las sociedades en donde se desenvuelven sus representantes.

Es imperativo para el mundo, para la humanidad en si misma, que es la religión más numerosa del orbe, al menos de las cristianas, comience a caminar los senderos de la verdad y la vida.Corresponde a su líder máximo dirigir su rebaño hasta la tierra prometida de la justicia, la igualdad y la hermandad.  Reconozco, y así lo admiro, que ha iniciado con el pie derecho su gesta.  También reconozco que es una ardua tarea la conversión de mentes y pensamientos, más que la de almas.  Igualmente recibo con esperanza las nuevas iniciativas, por pequeñas que parezcan.  Roma no se construyó en un día... pero se construyó conquistando.    

Su poder de cambio y convocatoria, serán sus mayores talentos, dones y sus mejores aliados para cumplir con el verdadero Plan Divino.  A un año de su entronización, me parece que es tiempo de separar el trigo de la cizaña



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Angel L. Parrilla López - Nació en Rio Piedras.  Natural de Cataño, del Barrio Amelia, donde cursó toda su vida escolar.  Tiene un Bachillerato en Recursos Humanos, y una Maestría en Gerencia.  Por más de 20 años, fungió como Servidor en la comunidad, y asesor del Grupo de Jovenes Parroquial.

viernes, 7 de marzo de 2014

En las letras, desde Puerto Rico: sucesos recientes en el panorama.


por Carlos Esteban Cana

Durante la noche más reciente de la serie Micrófono Abierto, coordinado por el escritor y gestor cultural José E. Muratti-Toro, participaron los poetas y creadores Jeanette Cabrera Molinelli, José Ernesto Delgado, Carmen Sánchez, Carlos Lester y Melisa Madre Tierra, entre otros. Esto ocurrió el pasado 5 de marzo, en el restaurante Casa Emilio en Hato Rey.  Notificamos además que a partir del mes de Abril, esta serie de recitales se efectuará el primer miércoles de cada mes.
En el mundo de la blogósfera, y en el transcurso de esta semana la bitácora Confesiones, del narrador Angelo Negrón Falcón, compartió con su audiencia la reseña del más reciente concierto del Orfeón San Juan Bautista, así como la última presentación del libro del escritor Daniel Nina, Seis cuentos de amor (breves) y uno del recuerdo. Es importante destacar además que Negrón Falcón fue entrevistado en la pasada edición de nuestro boletín para la sección sabatina Página 0.  Esa entrega, en la que se confirma que el autor publicará una novela y un libro de cuentos durante el 2014, llevó por título: Angelo Negrón Falcón o la aventura de ser un autodidacta narrativo.
Angelo Negrón y Antonio Aguado Charneco












Por otro lado, a través de la agencia Servicios de Prensa Cultural, nos llega la información de que el documental, Doña Inés María Mendoza: La Palabra como Destino, de la cineasta Caridad Sorondo, ha sido nominado a los Premios Platino del Cine Iberoamericano, 2014, en la categoría de Mejor Película Documental.  Su nominación se dio dentro de una convocatoria en la que participaron una treintena de países y cerca de 700 películas y documentales. En buena hora para el equipo de profesionales en Producciones Entrenos.
En el panorama editorial tenemos que Ediciones Aguadulce, fundada por la autora Cindy Jiménez-Vera, presentará el próximo miércoles 12 de marzo, sus nuevos títulos en formato artesanal: el más reciente libro de la narradora Anuchka Ramos Ruiz, titulado Autopsia, y el poemario Burlesca, de la escritora Iris Alejandra Maldonado. El evento se efectuará en la Librería Libros AC Barra & Bistro, en San Juan. Por lo anterior, ambas autoras concedieron entrevistas para Breves en la cartografía cultural y En las letras, desde Puerto Rico. Invitamos a nuestros lectores a que estén atentos a la próxima publicación de las mismas.
Y no queremos finalizar sin dejar de recomendar los siguientes artículos que están a la vuelta de la esquina y que llegarán a ustedes a través de la publicación caribeña El Post Antillano: Otoniel Guevara o los poetas necesarios para la vidapara el pueblo; y A modo de adelanto en mi servicio cultural, puedo decir como Borges. También les sugerimos los siguientes reportajes publicados en la red internacional Global VoicesLlamado urgente para México y el mundo: Bordando por la paz en Nueva York, y Toñita’s documenta la resistencia de la comunidad puertorriqueña en Nueva York.
Sin más, y por ahora, se despide este servidor, Carlos Esteban Cana, deseándoles a todos y a todas, buen fin de semana y valiosas lecturas.

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Carlos Esteban CanaComunicador y escritor.  Nació en Bayamón, Puerto Rico, pero se crió en el pueblo costero de Cataño.  Fundador de la revista y colectivo TALLER LITERARIO, publicación alternativa que marcó la última década de creación literaria boricua en el siglo XX.  Ha trabajado en el Instituto de Cultura Puertorriqueña como Coordinador Editorial, Director de Prensa para la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico y como Coordinador de Medios para el Encuentro de Escritores De-Generaciones.  Su periodismo cultural ha sido publicado en periódicos y publicaciones como Dialogo, Cayey, CulturA, El Nuevo Día, y Resonancias, entre otras.  Fue parte del colectivo El Sótano 00931.  Colaboro con el poeta Julio Cesar Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado y Loretta Collins, en la antología Los Rostros de la Hidra.

Su periodismo cultural es reproducido en diversos espacios y bitácoras cibernéticas, con columnas como: Breves en la cartografía cultural; Aquí allá y en todas partes; Crónicas urbanas y el boletín En las letras, desde Puerto Rico, en bitácoras como Confesiones, Sólo Disparates: buscando la luz al final del túnel, Panaceas y placebos, Boreales, Revista Isla Negra y en periódicos como El Post Antillano.  Tiene tres libros publicados: Universos (micro-cuentos); Testamento (antología poética; una selección de 46 cuadernos) y Catarsis de maletas (cuentos).  Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y desarrolla la plataforma multi-mediática Servicios de Prensa Cultural.  Para Carlos Esteban Cana profesar creación y cultura es como recibir oxígeno; vehículos que le permiten ejercer su libertad.

domingo, 2 de marzo de 2014

Mitología boricua

por  Caronte Campos Elíseos


En el principio, aproximadamente 666 años A.C. (Antes de la Crisis), existía en estas tierras una raza nativa.  Esta raza vivía en comunión con su medio ambiente, aprovechando sus recursos sin afectar su balance natural.  Estaban organizados de manera primitiva, pero muy avanzados para su época.  Esta civilización tenía su propia cultura, identidad y orden social bien establecidos.  También practicaban su propia religión.  Una religión politeísta, basada en el culto a varios dioses poderosos.  Cada una de estas deidades eran representativas del poderío de la naturaleza.  Así, de su dios primordial, Yocahú, el protector de todos, surgen los dioses mayores.  Atabey, la madre tierra; Yayá, dios del sol y de la luz; Marohi diosa de la luna y de la oscuridad; Juracán, dios del viento y las tempestades, y al cual temían profundamente.  A su vez, de esto dioses nacieron los dioses menores.  Algunos de ellos muy significativos por su relación con el entorno y estilos de vida.  Tal es el caso de Boinayel y Casibú, dioses de la lluvia y del cielo respectivamente.

No pasó mucho tiempo cuando, durante el año 459 A.C. (Antes de la Crisis), arribara del otro lado del mundo, una raza dirigida y acompañada por su único dios, omnipotente y omnipresente.  Este encuentro, que a través de los siglos ha sido tergiversado por múltiples razones y factores, provocó un choque de culturas y una épica guerra entre dioses.  La cruenta batalla dejó su huella histórica marcada con sangre, abusos, crueldades y torturas.  Tal choque finalmente culminó con un ingente genocidio indígena.  En el proceso, los conquistadores cristianos sometieron a sus doctrinas cuasi-religiosas otra raza según ellos inferior.  Así fue el caso de los negros africanos, los cuales fueron esclavizados e importados hacia la nueva tierra conquistada para trabajos forzosos.  Sin lugar a dudas, el dios de los blancos navegantes y su monoteísta religión habían triunfado sobre el panteón nativo, condenándolos a sobrevivir eternamente en los anales de la historia.

Pasados los años, y con un disimulado sincretismo religioso, el dios único del viejo mundo emergió como la deidad oficial de la región adoptada por la nueva raza surgida de aquel violento encuentro.  Sistemáticamente, se implementó un proceso de adoctrinamiento con el fin de "salvar las almas" de los recién descubiertos herejes.  Para entonces, ya la población aceptaba como "ser superior" a su máximo representante en la tierra, el romano entronizado.  Mientras, los dioses originarios permanecieron siempre acompañando y protegiendo su pueblo desde los clandestinos cultos y con imponente presencia. El calor del sol diario, la oscura y tenebrosa noche alumbrada solo por la luna, y la furia de los vientos huracanados, eran evidencia de su desesperada tranquilidad.  Hasta que un día, impaciente y sediento de venganza, intervino el fuerte y prepotente dios del mar.  Dirigió hasta las cercanías, con sus bravías e incesantes olas, a la marina de guerra de un recién nacido estado. 

Para sorpresa de los colonos, el ejército invasor estaba protegido bajo el manto de una poderosa deidad.  Una de las tantas figuras surgidas por el cisma del cristianismo europeo.  Al parecer, facciones desprendidas procedente del poderoso dios católico, tenían las mismas capacidades y fortalezas de desarrollo que su fuente original.  Esto sumergió nuevamente al hombre, allá para el año 54 A.C. (¿recuerdan las siglas?) en una nueva guerra y en un nuevo conflicto divino.  Al tercer día y en menos de lo que canta un gallo (tres veces), la isla tenía una nueva dominación colonial.  Luego de semejante exorcismo, los representantes de los reyes católicos fueron condenados y expulsados del nuevo reino.  Mientras tanto, los representantes de los intereses de la nueva metrópoli, se aseguraban de esparcir e instaurar su Doctrina Monroe.  En poco tiempo, los fieles locales comenzaron a adorar a su máximo representante, el iluminado presidente.  Los dogmas dictados por este, son obedecidos por los feligreses boricuas, cual ovejas que siguen a su amo.

Para el año 22 A.C., surgen de la oscuridad y las profundidades, espíritus malignos que se oponen al nuevo culto.  Comienzan a poseer las almas y las mentes de las rebeldes ovejas negras.  Impulsados por tales demonios se oponen a la autoridad del celestial imperio.  Los posesos separatistas son tildados por el canon americano de comunistas, fascistas y falsos profetas.  Ante el auge y poder que muestran los no conversos, su eminencia ultramarina se propone expulsarlos de la colonia.  Comienza una cacería de brujas para atrapar los demonios opositores.  La nueva cruzada provoca división entre la ciudadanía.  Creyentes y no creyentes del orden anglosajón, enfrascados en una "Jihad criolla".
   
Para el año 4 A.C., en un intento para lograr el arrepentimiento de los pecadores y detener la herejía libertadora, la santa sede norteamericana permite que el pueblo puertorriqueño elija por voluntad propia un pastor y dirigente.  Dos años más tarde, el reverendo testaferro de los intereses metropolitanos comienza un sínodo multisectorial para una utópica reconciliación y convergencia de pensamientos.  Reunidos todos los intelectuales políticos del país en asamblea constituyente, comienzan los trabajos para un nuevo evangelio.  Dos años más tarde, la escritura sagrada recibe la aprobación y consentimiento del concilio congresional. 

En este instante considero pertinente realizar una analogía de tiempo y espacio, para que el lector pueda hacer una relación de los años y sus respectivos acontecimientos.  Para el año 0 D.C. (Durante la Crisis), es decir, para el año 1952 de nuestra era, el elegido le da el beso de Judas a la nación puertorriqueña.  Ese año presenta, por unas cuantas monedas, su máximo proyecto en comunión con el endiosado de la Casa Blanca.  Un ardid para provocar la unión de las tres diferentes tendencias, la trinidad de los ideales políticos de la época.  Así, haciendo galas de su bendita influencia sobre la mayoría de la feligresía, anuncia el nuevo "Commonwealth of Puerto Rico".  Los fieles a la hegemonía gringa celebran al escuchar con fe renovada: "Habemus Constitution".  La treta no logra el arrepentimiento esperado de las sectas radicales de liberación.  Razón por la cual la inquisición presidencial continuó su ardua tarea de castigar a los apóstatas nacionalistas. 
  
Aunque el arzobispado muñocista se extendió por casi 16 años, hasta el año 12 D.C (Durante de la Crisis) su influencia se perpetuó en los corazones de sus adoradores hasta los tiempos modernos.  La dominación del papado continental era tan marcada, que sin importar las tendencias de los regentes locales de turno, el sometimiento a sus doctrinas y las pleitesías rendidas eran onerosas.  La idolatría hacia la divinidad capitalista no se limitaba a las ofrendas y diezmos reclamados por esta.  Bajo las sobras del Conde de Ponce, también se fomentaba la inmolación de los bienes públicos para agradar las extranjeras divinidades.  En adición, ya para el año 26 D.C., y bajo el manto sagrado del dios, mitad hombre y mitad equino, se ofrecían sacrificios humanos en el llamado cerro de los mártires.  Tiempos difíciles para los parroquianos que fueron sometidos a fuertes torturas y martirios.  Brindaban en ofrenda todos sus recursos y riquezas, a cambio de los bacanales y de las mal llamadas transferencias celestiales.

Pero aun así, ni siquiera el poder omnipresente del olimpo yanqui pudo evitar que se cumpliera la profecía.  Los años de espera por la redención del pueblo elegido al fin terminaban.  De las masas surgió un nuevo líder.  Un semidiós todopoderoso que los guiaría con fuerza y firmeza camino al paraíso.  Finalmente, apareció el esperado mesías.  El salvador que los conduciría a la unión permanente que tanto anhelaban.  Mientras ese momento tan esperado llegaba, los parroquianos se contentaban con todas las bendiciones que recibían.  Las actuaciones mesiánicas del elegido, llenaban a la gente miserable de esperanza.  Había abundancia, los siempre pobres no carecían de nada, al menos de lo básico para vivir.  Todos veían los frutos de su trabajo reproducirse por doquier.  Desapareció del ojo público el hambre, la sed, la escasez.  El país se llenaba de obras con cualidades épicas, erigidas por su eminencia reverentísima. 

La inmensa mayoría centraba su vida en el baile, botella y baraja.  Cegados por la abundancia material, no se percataron de la realidad ante sus ojos, el diablo se viste de ángel de luz.  Así las cosas, cuando el hechizo terminó, solo quedaba miseria, deuda, y sobre todo, grandes y costosas edificaciones.  Estos monumentos sirven como templos de alabanza y recordación a la figura mesiánica del rosellato y los demonios azulados.  Mientras estos seres malignos consumían todo a su paso, surgió una fuerza femenina opositora.  No tardó mucho cuando la furia roja se transformó en la primera diosa en recibir el culto popular. 

Todas las esperanzas estaban puestas sobre su fuerza positiva y en sus promesas de un futuro brillante para todos.  Si bien es cierto que en ocasiones parecía estar del lado de los marginados, la "Afrodita" contemporánea siempre estaba distraída.  Resultó ser una subyugada del alcance omnipotente del ungido de Washington.  Siempre más pendiente a sus cultos y rituales, en los cuales exigía se reverenciara su belleza y su mística apariencia.  Tal era su hedonismo, que al mezclarse con los plebeyos, si alguno osaba en tener algún contacto físico, aunque fuera con sus vestiduras, hacía uso de un purificador de almas.  Amen, de sus largas fiestas, bodas y divorcios con seres humanos comunes que luego de ser utilizados y consumidos, eran abandonados a su suerte.

Aprovechando la desesperanza y el deseo de cambios genuinos de la incauta población, llega desde el más allá un revolucionario.  Se hace llamar Jesucristo hombre.  Un dios nativo, nacido de gente común con descendía boricua.  Todos lo aclamaban y los medios noticiosos lo seguían.  Era el único que no estaba bajo la dominación del altísimo presidencial.  Luego de recibir las ofrendas, las dádivas, y los incontables fondos monetarios, el dios ponceño (uno de los tantos) desapareció sin dejar rastros.  De este no quedó libro sagrado, culto, ritual u obras.  Ni hablar de milagros ni de promesas de liberación.  Se cree que fue encerrado junto a otros falsos profetas y los demonios corruptos en el Tártaro. 

Después de tantas decepciones teológicas, el pueblo piensa que está maldito.  Que están poseídos por alguna especie de plaga o peste sobrenatural.  Comienzan a creer que es el castigo por tanto sacrilegio e infidelidad hacia la dominación del ídolo foráneo.  Todos comienzan a sentir que una extraña enfermedad los arropa.  Hacen marcas en las puertas de sus casas para evitar el contagio.  Piensan que es culpa del malévolo ser al que nombran con temor, "El Alacrán".  Venenoso, astuto, logra que los ciudadanos marchen en peregrinación solicitando de su parte castigos y torturas impositivas.  El temor se apodera de las multitudes que comienzan a padecer la hambruna, la pereza y la dependencia.  Incluso, cerró todos templos donde los marginados pecadores recibían las migajas misericordiosas.  Su connivencia con las fuerzas malignas del lado oscuro norteamericano, provocó la muerte del profeta del machete, representante de la teología de la liberación.

Inducidos por la incapacidad mental que los arropa y por la metástasis del síndrome de los colonizados, los fariseos acuden a un médico brujo.  Este curandero neoliberal, acepta la encomienda de expulsar los supuestos demonios de tales enfermedades.  No sin antes advertir a los deprimidos creyentes, que los remedios para su estado comatoso pudieran requerir de una especie de amarga pócima.  Durante el proceso de eutanasia, son miles los dejados atrás, y solo los elegidos recibían las bendiciones promovidas por el famoso curandero.  De las alturas recibía el maná en millones, con el que alimentaba a sus amigos y más allegados acólitos.  A raíz de ese esquema, la desesperanza, el agnosticismo y el ateísmo, comienzan a dominar los corazones del pueblo.  Se va perdiendo la fe en las instituciones, en los santos parlamentarios y en los pseudo dioses oportunistas. 

Es tan evidente la frustración e indiferencia en la cofradía puertorriqueña, que para el año 60 D.C. (Durante la Crisis), comienza el culto al dios de la ineptitud.  Una criatura acéfala que actúa por instinto más que por la razón.  Todo lo que mira, toca o señala, es destruido.  La crisis está en su máxima expresión.  El éxodo hacia otras tierras es masivo.  La bestia ha marcado a toda la población con los estigmas de la pobreza.  Todos discuten, cuestionan y especulan sobre el génesis de esta Sodoma moderna.  La isla estrella ha dejado de ser el edén, y se ha tornado en un verdadero infierno. Los demonios del gabinete infernal persiguen, hostigan y castigan a todo incauto ciudadano que pretende hacer el bien.  Mientras, todos aquellos que cometen y/o profesan los pecados capitales, ilegales y/o antisociales, son premiados por el engendro del fuego.  A su vez, la zafia divinidad responde a los designios de los todopoderosos de la calle amurallada.  Haciendo las veces de testaferro y recaudador de impuestos para ofrecer tesoros a sus majestades, quienes infunden el terror con su hambre insaciable de riquezas.

Todo este conflicto providencial ha condenado a la congregación boricua a la enajenación eterna.  A vivir adorando los dioses del alpha y omega, esperando ver cumplir sus promesas.  Viviendo perpetuamente de la fe y la esperanza en la llegada del verdadero salvador.  Divididos en tribus, sectas, religiones, clanes y partidos.  Sufriendo el castigo perpetuo de no tener el valor ni la capacidad mental y emocional, para elegir un buen pastor que los libere del yugo desigual y los guíe a la tierra prometida.



¡Levántate y anda!